“Seguramente habrá cambios, pero ahora todo parece poco”
Por Augusto Assía
La bloguera opositora cubana habló con Clarín sobre las consecuencias de la visita papal.
Charla en La Habana. La bloguera Yoani Sánchez ayer estuvo con Clarín y charló sobre Cuba.
La Habana. Especial Para Clarín - 01/04/12
El primer intento por entrevistar a Yoani Sánchez se frustra porque los teléfonos están cortados. El segundo, dos día después, tampoco es posible porque la policía le impide salir de casa y nunca llega a la cita acordada. Finalmente, tres días después de la marcha del Papa, la disidente y activista Yoani Sánchez atiende a Clarín en su casa de la Habana. El castrismo la considera una “terrorista mediática” pero en el exterior es la voz más conocida y contundente de la oposición. La filóloga habanera es el nombre más conocido de un grupo de disidentes que utiliza las redes sociales para dar a conocer al mundo la realidad más mundana de la isla.
¿Durante 3 días los ojos del mundo han estado en Cuba y ahora? La visita del Papa más allá de las fotos y las homilías, vino acompañada de tres días de profunda represión: detenciones, teléfonos cortados, arrestos domiciliarios… y ahora va a ser difícil volver al punto original. El gobierno cierra el puño y luego quiere abrirlo pero ya las cosas no son como antes. La operación, conocida popularmente como “voto de silencio”, ha sido un ensayo general para el Día X, o sea la muerte de Fidel Castro, de Raúl o cualquier movilización opositora. La visita del Papa deja una sociedad traumatizada por un excesivo despliegue policial y militar que está engrasado para arremeter con más fuerza si ocurre cualquier cosa.
¿Qué balance hace de la visita? La Iglesia ha ganado espacios públicos (como pasó con Juan Pablo II) y seguramente se le permitirán abrir seminarios, transmitir misas, procesiones en la calle… Por otra parte, el gobierno presenta la visita de Benedicto XVI como un éxito y un aval internacional a las reformas de Raúl Castro. Pero la oposición es la gran olvidada. Yo espero que el Papa haga, en algún momento, alguna referencia a la ola represiva. Mi pregunta es ¿si la Iglesia gana estos espacios que va a ceder a cambio? El gobierno le permite espacios políticos y educativos a cambio de dejar de lado al sector más crítico con la isla.
Algunos sectores, incluso dentro de la Iglesia, reprochan que Benedicto XVI vino a hacer “su” política y no Política en general Seguramente habrá cambios a largo plazo, pero ahora todo parece muy poco. El problema es la vida humana que no se mide en eras o milenios. Pero lo único visible hasta ahora es que el Viernes Santo será feriado y eso me parece muy poco.
¿Qué cifras maneja sobre la represión durante la visita del Papa Benedicto XVI? Es difícil sacar un número porque nos han cortado los medios para transmitirnos información. Son entre 400 y 500 los detenidos. Mis amigos desaparecían cuando salían a comprar cigarros o a pasear. Pero lo más llamativo es que la represión no se limitó a los círculos de siempre (activistas, periodistas, disidentes….) esta vez se amplió e incluyó fotógrafos, informáticos, editores, productores musicales… Ya no sólo temen al opositor puro sino a todos aquellos que generan opinión. Y eso envía una señal de temor. Una de las características de la represión civil del ‘raulismo’ es que no deja huellas visuales. El que te ataca va vestido de civil, se hace pasar por pueblo enardecido o por personal sanitario.
¿Entiende usted que las reformas en Cuba son
sólo económicas y no políticas como sostienen
muchos analistas desde el exterior? Es lo que
pretende el gobierno, pero no va a salir bien
porque cada espacio económico tiene un costo
político. Por ejemplo: la telefonía celular. En
marzo de 2008 se permitió que los cubanos
pudiéramos tener un móvil. ¿Y qué ha pasado
cuatro años después? que los activistas y
disidentes usan la telefonía móvil para criticar
e intercambiar opiniones. Si Raúl Castro lo
hubiera imaginado no hubiera abierto la
telefonía móvil. Cada pequeña burbuja económica
que se abre se convierte en un caballo de Troya
político. Cualquier que consigue algo de dinero,
lo primero que hace es comprarse una antena
parabólica para no digerir la papilla
informativa de los medios oficiales, así es
posible ver que se golpea a disidentes, que se
reprime.
PUBLICADO POR YOANI SANCHEZ , la famosa
opositora cubana, en su blog mundialmente conocido Generación Y http://www.desdecuba.com/generaciony/
En aquel enero de 1998, al finalizar la misa de Juan Pablo II en la Plaza de la
Revolución, un viento fresco recorrió la amplísima explanada. Mi hijo iba
sentado sobre los hombros de su padre y la brisa le arremolinó la cabellera. El
Papa ya había terminado la homilía, pero aún así retomó el micrófono y dedicó
varias palabras en latín a aquella juguetona racha que nos despeinaba a todos. “Spiritus
spirat ubi vult et vult Cubam” sentenció. Regresamos a casa un rato
después, apretujados entre miles de personas vestidas de blanco y amarillo.
Desde entonces, tengo la sensación de que el vendaval no ha parado de batir
sobre nosotros, de que aquella ráfaga ha pasado a recorrer la Isla, a sacudir
todas nuestras vidas.
Todavía Benedicto XVI no ha llegado a Cuba y ya parte de ese torbellino nos está
agitando. Entre los fieles católicos se percibe júbilo por la visita papal y
expectativas de que ésta contribuya a ampliar el papel de la Iglesia en nuestra
sociedad. Para quienes tuvieron que mantener los crucifijos escondidos durante
décadas por temor al ateísmo radical, resulta un alivio la paulatina eliminación
de la intolerancia religiosa. Que ya se logren transmitir misas por la
televisión oficial y se permitan procesiones en las calles portando la imagen de
la virgen de la Caridad, les parece a muchos suficiente terreno ganado. Sin
embargo, a cada minuto alcanzado por la jerarquía eclesial en los medios masivos
y a cada palabra intercambiada en la mesa de negociación con el gobierno, le ha
correspondido también su porción de pérdida y de descalabro. Porque, no nos
engañemos, la clandestinidad de las catacumbas es más coherente con el discurso
de Cristo que la cómoda cercanía al trono.
A menos de 24 horas de que el Papa llegue a Cuba, ya el guión de su estancia
entre nosotros está escrito y no precisamente por la comitiva del Vaticano. El
gobierno raulista ha emprendido una “limpieza ideológica” para evitar que
activistas, disidentes, opositores, periodistas independientes, bloggers
alternativos y otros inconformes lleguen hasta las plazas donde Su Santidad
hablará. Amenazas de no salir de casa, operativos desproporcionados, arrestos,
teléfonos cortados, gente deportada desde el Oriente del país para impedirle
estar en la Plaza Antonio Maceo el próximo lunes. Una razzia de intransigencia
que recuerda aquellos tiempos de escapularios arrancados y sotanas escupidas por
los fanáticos hijos de una revolución que se declaró materialista y dialéctica.
Es cierto que ya no se persiguen los rosarios, pero se continúan acosando las
opiniones. Ahora, tener un cuadro con el Sagrado Corazón de Jesús no le cuesta
el puesto de trabajo a nadie, pero creer que una Cuba libre es posible le hará
sufrir la estigmatización y el calvario. Ya podemos rezar en voz alta, pero
criticar al gobierno sigue siendo pecado, blasfemia.
En las manos y en la voz de Benedicto XVI queda ahora la elección de si se deja
secuestrar la visita por las intenciones de un partido que sigue teniendo como
doctrina el marxismo leninismo. En sus ojos está la capacidad de darse cuenta
que entre los fieles reunidos en las plazas faltan numerosas ovejas del rebaño
cubano que han sido impedidas de llegar hasta las cercanías de su báculo. En sus
oídos está la decisión de escuchar otras voces más allá de las oficiales o de
las estrictamente pastorales. Con esa sabiduría milenaria que la Iglesia evoca
ante cada obstáculo, el Papa debe saber que en esta visita se decide parte de la
presencia y de la influencia de la fe católica en el futuro nacional. En sus
manos, en su voz, en sus oídos, queda entonces el confirmarnos que comprende lo
trascendental del momento.
Quizás ocurra que un viento juguetón se escape del control, se burle de la
policía política e irrumpa sobre la multitud. Un brisa libre en un país
amordazado que lleve hasta los mismísimos tímpanos papales esas vibraciones,
esas frases que sólo podemos susurrar en voz baja.
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