"Un referente en el plano de la ética y la literatura"
Pacho O' Donell, el uruguayo Rosencof y varios
escritores dominicanos tuvieron palabras gratas sobre el
autor argentino; el discurso de Saramago en 2004
Sábado 30 de abril de 2011 | 15:51 (actualizado a
las 19:30)
"Lúcido y dramático", fueron algunos de los calificativos
que utilizó el Premio Nobel portugués José Samarago para
referirse a su amigo Ernesto Sábato, en el marco de un
emotivo homenaje que se le ofreció al escritor durante el
Congreso Internacional de la Lengua que tuvo lugar en la
ciudad de Rosario en 2004.
El aplauso interminable de la multitud congregada ese 20
de noviembre en el Teatro El Círculo marcó el inicio del
tributo y de un ritual, que el autor de "Sobre héroes y
tumbas" repetiría varias veces en la siguiente hora:
quitarse los anteojos, secarse las lágrimas y tomar fuerte
de la mano a su mujer, Elvira González Fraga.
En aquella oportunidad, Saramago ofreció un conmovedor
discurso en el que recordó su "iniciación" en el universo
narrativo de Sábato, hacia el final de la década del 50,
cuando solía reunirse con un grupo de amigos "para hablar de
libros en voz alta y de política en voz baja".
"Por un extraño fenómeno acústico, el día que oí
pronunciar ese nombre, entonces desconocido para mí, asocié
las tres rápidas sílabas que lo componían a una súbita
puñalada. `El túnel` fue publicado en 1948 pero yo no lo
había leído. Fue un inolvidable compañero de mesa de café
quien me proporcionó la lectura de la novela", recordó el
escritor portugués, fallecido el 18 de junio del año pasado.
"Enseguida comprendí hasta qué punto había sido exacta la
asociación de ideas que me llevó de un apellido a un puñal:
el puñal Sábato, después de clavado, no se retiraba de la
herida, permanecía allí, moviéndose por sí mismo despacio,
para que la sangre no dejase de correr y la deseada cicatriz
no acabara siendo nada más que un sueño imposible",
describió Saramago.
El autor de "El Evangelio según Jesucristo" aseguró que
las sucesivas lecturas de su colega confirmaron que se
hallaba "frente a un autor trágico y eminentemente lúcido
que, además de ser capaz de abrir caminos por los corredores
laberínticos del espíritu de los lectores, no les consentía,
ni siquiera durante un instante, que desviasen los ojos de
la esquina más oscura del ser".
Rosencof, lo recuerda. El escritor uruguayo
Mauricio Rosencof afirmó hoy que su colega argentino Ernesto
Sábato, fallecido hoy a los 99 años, le recordaba al poeta
uruguayo Mario Benedetti "por el compromiso de la alta
literatura y la solidaridad".
Benedetti, de quien Rosencof fue amigo y colaborador, es
considerado uno de los mejores escritores uruguayos de todos
los tiempos, fue autor de más de 80 libros y murió en mayo
de 2009. "Nos dejó un personaje emblemático no solo para la
literatura argentina sino para la lengua hispana. Se fue un
grande", dijo Rosencof.
El escritor uruguayo destacó el "compromiso de vida
constante" de Sábato con la defensa de los derechos humanos
y la "formidable batalla" que dio como presidente de la
Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (Conadep),
de Argentina. Sábato "será un referente para siempre tanto
en el plano de la ética como de la literatura", agregó
Rosencof, que estuvo preso en duras condiciones durante la
dictadura que gobernó en Uruguay entre 1973 y 1985 por su
lucha como guerrillero Tupamaro.
También en Dominicana. Varios escritores de
República Dominicana lamentaron la muerte hoy del escritor
argentino Ernesto Sábato, "un gran luchador por los derechos
humanos y las libertades públicas". El escritor y periodista
dominicano José Mármol afirmó hoy que Sábato representa una
de las más sobresalientes figuras de las letras
latinoamericanas, tanto desde el punto de vista de la
ficción como desde su visión crítica de la literatura misma.
"Tuvo el privilegio de formar parte del alumnado
argentino del gran maestro dominicano Pedro Henríquez Ureña,
hecho del cual el propio Sábato se sintió, siempre, muy
orgulloso", dijo el autor local. Mármol, asimismo, emitió
sus consideraciones en torno al hecho de que a Sábato nunca
se le otorgó Premio Nobel de Literatura, al considerar que
ese y cualquier otro premio no determinan la calidad de una
obra.
"El caso de Sábato, como el de (Jorge Luis) Borges y el
de (Julio) Cortázar, para solo citar autores argentinos, lo
deja en clara evidencia, y me haría a ese propósito la
pregunta del escritor dominicano fallecido, Enriquillo
Sánchez, quien decía: '¿Cuándo otorgarán el Borges a Jorge
Luis Nobel?'", expresó Mármol. En ese sentido, dijo que él
también se preguntaría: "¿Cuándo otorgarán el Sábato a
Ernesto Nobel?".
Mientras, el joven escritor no vidente dominicano Edgar
Reyes reveló que desde niño su madre le leía la obra de
Sábato "Sobre héroes y tumbas", y que después conoció "El
túnel" en el que, sostiene, se percibe el "pesimismo
filosófico" del autor argentino.
"En 'Sobre héroes y tumbas' Sábato consagra un segmento
de esa larga novela en el que toma la figura de los ciegos
para aludir a lo siniestro, a lo tenebroso, atribuyendo que
los ciegos son parte de una especie de logia subterránea y
secreta que conspira contra el mundo", explicó Reyes.
"Ese libro", aseguró, "es una ficción realmente sórdida,
con muchos elementos de miseria humana, de paranoia, un
texto verdaderamente aterrador y a la vez escalofriante".
Reyes lamentó la muerte de Sábato y dijo que además de su
"extraordinaria obra" literaria sobresalió por estar al lado
de las causas más justas en Argentina, "por estar junto a
los pobres, a los que sufren injusticias".
Valiente, para Pacho O'Donell. El escritor e
historiador Mario `Pacho` O`Donnell recordó hoy al escritor
Ernesto Sabato, fallecido esta madrugada a los 99 años, como
un hombre valiente", y destacó su actuación al frente de la
Comisión Nacional sobre la Desaparición de Presonas (Conadep).
"Sábato fue un hombre polémico: fue criticado por un
amplio sector de la izquierda, por ser presidente de la
Juventud Comunista y en un momento renunció y comenzó a
denunciar las atrocidades del stalinismo. Y también fue muy
criticado por un sector de la derecha, porque tuvo una
actitud muy valiente cuando presidió la Conadep, que es la
base de todos los juicios que se han hecho y que se siguen
haciendo contra los asesinos de la dictadura", dijo el
escritor.
"Sábato incorpora a la literatura la psicología y el
lenguaje cotidiano del hombre medio de Buenos Aires, su
personaje tiene una carnadura absolutamente real y
reconocible, y esto incluso generó toda una corriente de
imitadores", señaló O'Donnell.
Palabras oficiales. El secretario de Cultura de la
Nación, Jorge Coscia, dijo que sintió mucha pena "al
enterarse de la muerte de Ernesto Sábato, y recordó al
escritor como un hombre escéptico con mayúscula".
Tristeza" fue la palabra elegida por el funcionario para
describir su sentir, quien además recordó a Sábato no sólo
como un gran escritor, un pensador. Es parte de todo un
período muy amplio de la Argentina". "Su muerte es una gran
pérdida para todo el pueblo argentino", añadió el ministerio
de Educación que dirige Alberto Sileoni.
Sábato fue un gran escéptico de la Argentina, y digo
escéptico con mayúscula, porque el escepticismo es una
manera de pensar. Un país como el nuestro ha dado lugar al
escepticismo durante períodos muy amplios, con la
particularidad de que Sábato, formando parte de un
pensamiento establecido, fue el primero en levantar la vista
y descubrir otra realidad", señaló Coscia.
En declaraciones televisivas, Coscia subrayó las palabras
que pronunció Sábato durante la caída del peronismo, del
cual era muy crítico: "que estaba descubriendo la tristeza
de los humildes". "A partir de ahí hubo un Sabato que abrió
su corazón y que comenzó a ver de otro modo una realidad
social y política", resumió el titular de la cartera de
Cultura.
El Ministerio de Educación de la Nación resaltó hoy el
"aporte que hizo a la democracia" el escritor Ernesto Sabato,
además de su obra literaria y ensayística. "Su muerte es una
gran pérdida para todo el pueblo argentino", añadió el
ministerio que dirige Alberto Sileoni.
El director de la Biblioteca Nacional, Horacio González,
lamentó la muerte del escritor Ernesto Sabato y rescató el
valor humanístico de su obra. González recordó su
trayectoria y valoró su tarea en la Conadep, a comienzos de
la restauración de la democracia en 1983.
Expresó que Sabato estaba "en silencio hace mucho tiempo,
sabíamos que estaba preso de una enfermedad muy grave; su
palabra dejo de escucharse hace diez años en la Argentina".
"Recuerdo sus últimas intervenciones en programas
televisivos; era una voz en aquellos años indudablemente de
una alta tradición humanística", señaló el funcionario.
Agregó que sus orígenes "habían sido la izquierda
reformista universitaria" y que "sus primeros contactos con
la vida cultural habían sido a través de la ciencia y la
física". "Pero desde temprano Sabato se dedicó a pensar una
suerte de resurgimiento humanista en un universo transitado
por una revolución técnica que evidentemente no lo
convencía, puesto que parecía que dejaba desamparado al
hombre creador, espiritual, al escritor, a la comunidad
misma, que siempre dejaba como un lugar donde se alojaba
cierto misticismo", continuó.
González memoró que "sus orígenes tienen que ver con el
positivismo científico, se fue apartado progresivamente de
él en busca de lo que alguna vez denominó los dioses, los
dioses de la creación, los dioses de la reparación de la
vida herida por la sociedad contemporánea, las grandes
ciudades de cemento". "Recuerdo que en "El escritor y sus
fantasmas" era el hombre y la maquinariam, y fueron lecturas
que los jóvenes de los 60 hacíamos con interés", evocó el
escritor.
"Era, de algún modo, la búsqueda de soluciones político
colectivas con una humanidad que parecía descentrada de los
objetivos morales, intelectuales", agregó.
Agencias Télam y DyN
Con reclusas, de visita en una cárcel.
Los medios del mundo se hacen eco de
la noticia de la muerte del autor
Los principales diarios
internacionales reflejaron en sus
portada el dolor por la ida de Sabato
Sábado 30 de abril de 2011 |
09:58 (actualizado a las 18:26)
La muerte de Ernesto Sabato acaparó
la atención de varios medios de todo el
mundo. "Muere Ernesto Sabato", tituló el
periódico
El País , de España. "El autor de El
túnel ha muerto en su casa a los 99 años
de edad", explicó el medio ibérico que
destacó su perfil de hombre "atormentado
y horrorizado" que presidió la Comisión
Nacional sobre la Desaparición de
Personas (Conadep).
"Sabato, que iba a ser objeto de un
homenaje en la
Feria del Libro de Buenos Aires ,
padecía una bronquitis que no pudo
superar, según anunció su compañera
Elvira González Fraga", afirmó el diario
que explica que este descendiente de
padre italiano y madre albanesa, "está
considerado como uno de los grandes de
la literatura latinoamericana no solo
por sus novelas, incluida Abaddón el
exterminador, sino también por su amplia
obra ensayística sobre la condición
humana".
En tanto, el también diario español
El Mundo, afirmó que Sábato, "fue el
último superviviente de los escritores
con mayúscula de la literatura
argentina". "Debido a su ceguera, el
autor se había visto obligado en los
últimos años a abandonar la lectura y la
escritura, y a llenar su tiempo con la
pintura y otras aficiones que practicaba
en su vivienda", indicó el matutino.
También El Mundo destaca el
reconocimiento internacional que le
llegó en 1961 con 'Sobre héroes y
tumbas' y la consagración en 1974 con 'Abaddón
el exterminador', que completan la
trilogía iniciada con 'El túnel' (1948),
adaptada al cine en 2006.
El Observador , de Uruguay, escribió
que Sábato fue "un laureado escritor,
quien según sus propias palabras
descendió a los infiernos para
investigar los crímenes cometidos por la
última dictadura en Argentina, falleció
este sábado a causa de una bronquitis.
Tenía 99 años".
En tanto,
La Voz de Galicia , de España,
indicó que el escritor argentino fue el
último superviviente de los escritores
con mayúscula de la literatura argentina
y no sólo fue reconocido por su oficio
de escritor, sino que además presidió en
1984 la Comisión Nacional sobre
Desaparición de Personas (Conadep).
El diario chileno
La Tercera , explicó que debido a su
ceguera, el autor se había visto
obligado en los últimos años a abandonar
la lectura y la escritura, y a llenar su
tiempo con la pintura y otras aficiones
que practicaba en su vivienda.