REHABILITAR LA POLÍTICA

Leer al final del mismo las opiniones de Francisco

DECLARACIÓN DE LA COMISIÓN SOCIAL DEL EPISCOPADO

Francia

(17 de febrero de 1999)

Traduce y transcribe Juan Manuel Díaz Sánchez

Instituto Social “León XIII”

Madrid, octubre de 2000

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REHABILITAR LA POLÍTICA

Declaración de la Comisión Social del Episcopado

(17 de febrero de 1999)

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I. UNA VISIÓN LÚCIDA ACERCA DE LA REALIDAD POLÍTICA

I. La política devaluada

Una impresión de impotencia

Un alejamiento de los centros de decisión

Los "negocios"...

II. La finalidad de la política

Llevar a cabo la convivencia

Pretender alcanzar el bien común

Controlar la violencia

Valorar la labor política

III. La luz de la fe cristiana ofrece

... un sentido

... unas referencias

- La primacía de la dignidad de la persona.

- La atención particular prestada al pobre.

- El poder concebido como un servicio, no como una dominación.

- El respeto al adversario.

- La apertura al universalismo.

- El reparto y el destino universal de los bienes.

... una esperanza.

CAPÍTULO II. VIVIR JUNTOS LA DEMOCRACIA

Una democracia amenazada de anemia.

Las exigencias de la democracia: La democracia necesita virtud. Precisa una ética.

Comportamientos e instituciones democráticas.

El aprendizaje de la democracia.

- La vida familiar.

- la escuela.

- la juventud.

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- la vida asociativa.

- los medios de comunicación.

La enseñanza de la Iglesia sobre la democracia

- la importancia de los cuerpos intermedios.

- el principio de subsidiariedad.

- el reconocimiento del pluralismo.

CAPÍTULO III. EUROPA Y LA MUNDIALIZACIÓN, NUEVAS DIMENSIONES

I. Europa, una aventura que llevar a cabo

Un bello logro

Definir los objetivos del mañana

Construir la paz en el mundo

Vivir una cierta idea del hombre

Conservar la apertura al mundo

II. La mundialización, un desafío para la democracia

Una fatalidad aparente

... que apela a un control colectivo

Desafíos a la altura de la humanidad

- Desafío político

- Desafío cultural

- Desafío moral

Llamamiento

COMISIONE SOCIALE DE L`ÉPISCOPAT [FRANCE].

Réhabiliter la politique.

Ed. Centurion/Cerf/Mame, 1999. [23 mars 1999].

Tb.: DOCUMENTATION CATHOLIQUE

2202 (18 avril 1999) 368-374.

Juan Manuel Díaz Sánchez.- Instituto Social “León XIII”.- Madrid, octubre de 2000.

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REHABILITAR LA POLÍTICA

Declaración de la Comisión Social del Episcopado1

INTRODUCCIÓN

1. La Comisión Social de Obispos de Francia desea presentar una visión política renovada y

suscitar, en este sentido, nuevos comportamientos. Se propone ayudar a reconocer nuevas

urgencias. En efecto, la llegada del euro y la construcción europea, la invasión de la mundialización

económica, financiera y mediática, la amplitud de las innovaciones tecnológicas y las alteraciones

que todo ello implica interpelan a la conciencia universal, a los responsables políticos ya cada

ciudadano.

2. Solidarios del género humano, los cristianos y las cristianas no pueden hacer caso omiso de las

realidades de este mundo envuelto en una mutación rápida y sin precedentes en todos los ámbitos.

Participan, con todos, en la construcción continua del futuro de su ciudad, su región, su nación,

Europa, la comunidad de naciones y la humanidad al completo. En Francia, vivimos en una sociedad

laica. Esta situación no implica en ningún caso que la dimensión religiosa y la dimensión ética se

encuentren alejadas del espacio público. Los católicos participan, al igual que el resto de los

ciudadanos, en los debates políticos. Resulta legítimo que tomen la palabra para defender sus

propias convicciones cristianas, respetando las de los demás.

3. La política es una obra colectiva, permanente, una gran aventura humana. Cada vez tiene

dimensiones nuevas y más extensas. Concierne tanto a la vida cotidiana como al destino de la

humanidad en todos los niveles. La imagen que tiene en nuestra sociedad ha de ser revalorizada. Se

trata de una actividad noble y difícil. Los hombres y las mujeres que se comprometan a ello, así

como todos aquellos y aquellas que deseen contribuir a lograr la "convivencia", merecen todo

nuestro apoyo.

CAPÍTULO I. UNA VISIÓN LÚCIDA ACERCA DE LA REALIDAD POLÍTICA

I. La política devaluada

4. El sentido de lo político tiende a embotarse y a degradarse. Señalemos algunos síntomas de este

mal.

Una impresión de impotencia

La opinión pública tiene la sensación de que los gobernantes sucesivos son incapaces de resolver

los grandes problemas actuales y diseñar un futuro: se multiplican las medidas y las ayudas

públicas, pero el desempleo no retrocede apenas y las pobrezas se acentúan. La criminalidad y la

1 Texto de la Secretaría General del Episcopado, hecho público el 23 de marzo y publicado por Éditions

Centurion/Cerf/Mame.

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delincuencia aumentan en determinados barrios de numerosas ciudades. Engendran nuevos

miedos.

Las desigualdades sociales se endurecen y provocan estallidos territoriales. De esta forma, el

vínculo social y la cohesión social se ven amenazados. Además, los hombres y las mujeres

comprometidos en política suelen mostrarse incapaces de llevar a cabo reformas profundas y

necesarias, de prever el futuro. Sus decisiones se adoptan a corto plazo, a menudo bajo una

perspectiva electoralista. Por su parte, un gran número de personas se queja de la superabundancia

de leyes y reglas. Pero en cuanto ocurre un incidente o un imprevisto, reclaman que se legisle e

intentan designar culpables. Es posible que esperen demasiado de la acción política y no perciban

adecuadamente los límites. La gestión de los negocios urbanos es una labor cada vez más

intrincada debido a la complejidad creciente de los problemas, de su interdependencia y de la

rapidez con que se producen los cambios técnicos, lo que dificulta la marcha atrás y la reflexión

necesarias.

Un alejamiento de los centros de decisión

5. Los centros de decisión parecen alejarse y perderse en el anonimato, mientras que los márgenes

de iniciativa van acortando. Los responsables políticos y socio-profesionales se enfrentan a la

complejidad de los problemas, a la urgencia del momento, a la lógica despiadada de los mercados.

A menudo se sienten tentados a acudir a expertos, a ceder ante los grupos de presión o la opinión

de la calle. Una clase dirigente despojada de las preocupaciones cotidianas de la población no

podría cumplir sus promesas. Aumenta el abismo entre la oferta institucional y la demanda

ciudadana. Muchos de estos últimos renuncian a comprender lo que está ocurriendo, a intervenir en

el destino colectivo. He ahí el porqué de la fuerte disminución de la militancia, la participación

electoral irregular, el absentismo creciente y la disminución de los inscritos en las listas electorales,

sobre todo entre las generaciones jóvenes.

Los "negocios"...

6. Numerosos "negocios" en los que han participado personalidades y partidos han provocado

acusaciones, sospechas, amalgamas y generalizaciones. Han salpicado al mundo político y en su

conjunto, incluso aunque se hayan visto involucradas determinadas personas y aunque,

probablemente, fueran igual de frecuentes en el pasado. Todos estos incidentes minan la confianza

de los ciudadanos. ¿Podría reducirse la política a una mera gestión de expedientes complejos, a la

solución de conflictos de intereses, la regulación de egoísmos corporativistas o locales, la sumisión a

la lógica de aparato de los partidos? Un debilitamiento tal abriría el camino al renacimiento de

ideologías extremistas que explotan los miedos y desarrollan temas demagógicos que conducen a

exclusiones y al odio.

II. La finalidad de la política

7. Ante este cuestionamiento, afirmamos que la política es esencial: una sociedad que la

menosprecie se pone en peligro. Resulta urgente rehabilitarla y replantearse en todos los ámbitos

(educación, familia, economía, ecología, cultura, sanidad, protección social, justicia...) una relación

activa entre la política y la vida cotidiana de los ciudadanos.

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Llevar a cabo la convivencia

8. En efecto, la ambición de la política es la "convivencia" de personas y de grupos que, sin ella,

permanecerían ajenos los unos a los otros. "Aquellos que sospechan que la política es infamia, a

menudo no se hacen más que una idea limitada... La acción política se plantea un reto excepcional:

tender hacia una sociedad en la que cada ser humano reconozca a su hermano en cualquier otro ser

humano y lo trate como tal".

Pretender alcanzar el bien común

9. La organización política existe por y para el bien común, que es algo más que la suma de

intereses particulares, individuales o colectivos, a menudo contradictorios entre sí. "Comprende el

conjunto de condiciones de vida social que permite a los hombres, familias y agrupamientos sentirse

realizados de forma más completa y sencilla." Así, debe experimentar una búsqueda infinita de

aquello que sea útil para la mayor cantidad de gente, lo que permita mejorar la situación de los

menos favorecidos y de los más débiles. Ha de tener en cuenta no solamente el interés de las

generaciones actuales, sino también, bajo la perspectiva de un desarrollo duradero, de las

generaciones futuras.

Controlar la violencia

10. La violencia se encuentra en el núcleo de la condición humana. Uno de los objetivos de la

política consiste en controlarla allí donde se presente: delincuencia, criminalidad, toma de rehenes,

injusticias flagrantes, conflictos de intereses, guerras en resurgimiento, amenazas a la paz interior o

exterior... Con objeto de salir de la animalidad de la violencia brutal, se reserva al Estado el

monopolio de la coacción física legítima y controlada. Se intenta sustituir esta violencia por el

derecho y la palabra. Se instauran instituciones y procedimientos de mediación para preservar al

hombre de sus propias desviaciones, en concreto, buscando un equilibrio justo entre poder judicial y

poder político, con el fin de garantizar la libertad de cada ciudadano. De esta forma, y bajo la

garantía de la seguridad, podrán vivir juntos y reconocerse como seres iguales y diferentes

ciudadanos y ciudadanas de sexo, edad, clase social, origen, cultura, creencias, etc., distintos y, a

menudo, opuestos. La política es en cierto modo el "mayor englobador" de los diferentes sectores de

la vida en sociedad: economía, vida familiar, cultura, entorno. Se encuentra en todas partes, pero no

lo es todo. Caeríamos rápidamente en el totalitarismo si el Estado pretendiera asumir la carga

directa del conjunto de las actividades cotidianas.

Valorar la labor política

11. Es imposible negar la nobleza del compromiso político. Los abusos existentes no deben

constituir el árbol que oculte el bosque de todos aquellos que, animados por la preocupación de la

justicia y de la solidaridad, se desviven por el bien común y conciben su actividad como un servicio y

no como un medio de satisfacer su ambición personal. Denunciar la corrupción no equivale a

condenar la política en su conjunto, ni justificar el escepticismo y el absentismo en relación con la

acción política.

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III. La luz de la fe cristiana

12. La fe cristiana es uno de los principales componentes de la historia y la cultura europeas. Para

participar en la grande y bella tarea de "convivir", nuestra fe cristiana no nos ofrece ni instrumentos

originales de análisis y estrategia, ni modelos institucionales que aplicar. Sin embargo, nos incita a

contribuir a la búsqueda común junto a todos los hombres de buena voluntad. Nos ofrece

determinadas referencias éticas y espirituales que podemos compartir con muchos de nuestros

contemporáneos que no tienen nuestra fe.

La fe cristiana ofrece... un sentido

13. Nuestra fe cristiana nos propone un sentido capaz de orientar toda la existencia personal y

colectiva. El hombre, creado libre y responsable a la imagen de Dios, debe continuar la obra del

Creador, cuyo objetivo consiste en reunir toda la humanidad en el Cuerpo de Cristo resucitado. En él

seremos todos uno, seremos una comunidad en la que cada uno será plenamente reconocido como

hijo de Dios. Al esforzarnos por lograr la "convivencia" de todos, para convertir la tierra en un lugar

habitable para todos, anticipamos al corazón del mundo, "tanto en el cielo como en la tierra", esta

comunión de personas, labor que debemos llevar a cabo sin cesar a pesar de que su realización es

siempre imperfecta.

... referencias

14. Nuestra fe cristiana nos ofrece igualmente referencias que iluminan nuestra reflexión e inspiran

nuestra acción.

§ 1 - La primacía de la dignidad de la persona. Todas las instituciones y todas las sociedades están

al servicio de la promoción del hombre, que ha de tomar la palabra y participar. "El sábado está

hecho para el hombre y no el hombre para el sábado" (Mc 2,27).

§ 2 - La atención particular prestada al pobre, al débil, al oprimido, vivas imágenes del Cristo

encarnado: "Lo que hacéis con uno de estos pequeños, lo hacéis conmigo" (Mt 25, 40). La grandeza

de la política consiste en reconocer, integrar y promover a los menos favorecidos, los excluidos, y

erradicar las condiciones deshumanizantes de la existencia.

§ 3 - El poder concebido como un servicio, no como una dominación: "Sea que el dirige como el que

sirve" (Lc 22,26).

§ 4 - El respeto al adversario: él también tiene su parte de razón. El Evangelio nos invita incluso a ir

más allá: "Amad a vuestros enemigos, orad por los que os persiguen; para que seáis hijos de

vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir el sol sobre malos y buenos" (Mt 5, 44-45).

§ 5 - La apertura al universalismo, especialmente rebasando todo nacionalismo y racismo. "Dios no

hace distinciones entre los hombres; pero sea cual sea su raza, acoge a los hombres que le adoran

y que hacen lo justo" (Ac 10, 34-35).

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§ 6 - El reparto y el destino universal de los bienes. "Si alguien que disfruta de las riquezas del

mundo ve a su hermano en la necesidad y le cierra sus entrañas, ¿cómo conservará en él el amor

de Dios?" (1 Jn 3,17). ¿No ha "destinado Dios la tierra y todo lo que encierra al uso de todos los

hombres y de todos los pueblos, de forma que los bienes de la creación afluyan equitativamente

entre las manos de todos, según las reglas de la justicia, inseparables de la caridad"?

... una esperanza

15. Por último, la fe cristiana nos arraiga en la esperanza del don de Dios que nos llama a comulgar

plenamente con nuestra vida para siempre. Esta esperanza, fundada en la resurrección de Cristo,

llena de peso nuestras tareas terrestres por las cuales nos esforzamos por humanizar nuestro

mundo. Es toda una certeza fundada en Dios que no se perderá nada de lo que hagamos por amor,

ni siquiera la ofrenda de un simple vaso de agua fresca (Mt 11, 42). "Estos valores de dignidad, de

comunión fraternal y de libertad que propaguemos en esta tierra los encontraremos más tarde,

aunque purificados de toda mancha... Misteriosamente, el Reino está ya presente en esta tierra,

alcanzará su perfección cuando el Señor vuelva."

CAPÍTULO II. VIVIR JUNTOS LA DEMOCRACIA

16. A lo largo de las épocas y en las distintas civilizaciones, las sociedades humanas han

experimentado múltiples tipos de organización política. En la actualidad, intentamos lograr la

"convivencia" en el marco de la democracia. Este sistema no colma totalmente las expectativas de

los hombres pero, en su formato occidental, fundado sobre el equilibrio de poderes y la soberanía de

un pueblo de ciudadanos iguales en derecho, se presenta como el modelo más humanizante, incluso

aunque sea necesario regenerarlo constantemente.

Una democracia amenazada de anemia

17. Desde hace medio siglo, el espíritu de la democracia se ha ido ganando cada vez más Estados y

territorios en detrimento de los regímenes totalitaristas. La democracia triunfa en los espíritus y ya no

se discute apenas, salvo por parte de las ideologías anticuadas o reaccionarias que no aceptan

realmente la igualdad de los hombres ni su vocación de libertad y fraternidad social. No obstante, la

democracia engendra demasiado a menudo el desencanto y la morosidad de los que la heredan.

Parece estar envejeciendo y sufrir anemia; revela algunos de sus límites y de sus fragilidades.

Muchos ciudadanos se convierten en consumidores que cada vez reclaman más derechos

garantizados, aceptando siempre menos deberes compartidos. Y es que la democracia no es una

circunstancia surgida de forma espontánea ni un logro definitivo, sino el resultado de combates de

generaciones sucesivas, que cada generación debe retomar y llevar a cabo por su cuenta.

18. La causa principal de la fragilidad de nuestras democracias reside en esta invasión del

individualismo extremo, del "para uno para sí mismo", fruto de un liberalismo que rechaza cualquier

coacción y de la permisividad generalizada que permite que cada uno haga lo que le plazca.

Viviendo en un imaginario social en el que dominen el miedo al futuro y la ausencia de un proyecto

global, los franceses, prisioneros del instante y de la emoción, se aferran a sus ventajas, piden al

Estado-providencia que les tranquilice y que les aporte resultados inmediatos. Otra de las causas

reside en la exacerbación de las diferencias, en los reflejos de identidad o étnicos de grupos que,

sintiéndose amenazados o ignorados, recurren a la violencia, desean acallar y excluir a los otros.

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Una política de apertura y animación transformaría estas diversidades en modos de integración

social y de mezcla cultural para evitar estos problemas.

Las exigencias de la democracia

19. La democracia necesita virtud, tanto para los dirigentes como para los propios ciudadanos.

Precisa una ética que descanse en un sistema de valores esenciales: libertad, justicia, igualdad de

dignidad de las personas, lo que denominamos el respeto de los derechos del hombre. Es necesario

imponer una vigilancia ante determinados tipos de funcionamiento democrático que parecen minar

progresivamente estas virtudes que incluso la democracia precisa: ello se da concretamente cuando

se considera que una decisión es válida simplemente porque es el fruto del voto mayoritario. Resulta

igualmente urgente comprender que los derechos de cada uno constituyen los deberes de todos. La

noción de ciudadanía, tantas veces discutida en la actualidad, no se reduce al mero control, a

intervalos regulares, de los responsables políticos escogidos en las elecciones sucesivas. Cada uno

porta su propia fecundidad social que hay que valorar. Pasar del estado de ciudadano-consumidor al

de ciudadano-actor es un objetivo fundamental. La política es obra de todos. Resulta vano esperar

de la clase política, de los dueños de las empresas, de la policía, de los magistrados y de los

detentores del poder un civismo que no sea el del conjunto de la población.

Comportamientos e instituciones democráticas

20. No existe una verdadera democracia sin comportamientos democráticos: aprender a conocer y a

reconocer al otro; fomentar el debate en vez de la lucha; desarrollar el diálogo y el sentido del

compromiso; hacer prevalecer la razón sobre la pasión; prohibir el uso de la violencia y de la

mentira. La democracia implica, antes de realizar cualquier elección, la reflexión y el debate, la

información y el análisis, reglas del juego controladas. La labor indispensable de los partidos

políticos consiste en alimentar el debate público. Los sindicatos, las asociaciones diversas y una

prensa libre deben contribuir a ello. Resulta deseable que las propias Iglesias tomen la palabra en

este ágora. La democracia de representación necesita ser renovada con urgencia, en especial

mediante un mayor acceso de las mujeres a las funciones públicas y mediante una clarificación de

los niveles de decisión territorial. Requiere una democracia participativa. El ámbito de la participación

ciudadana en las decisiones más cercanas como respuesta a sus necesidades es muy amplio: la

escuela, la vivienda, la sanidad, los transportes, el urbanismo, la planificación del tipo de vida, la

lucha contra la delincuencia, la inserción, la formación continua, las iniciativas creadoras de empleo,

animación social y cultura.

El aprendizaje de la democracia

21. La democracia se aprende mediante su práctica a lo largo de toda la vida. Una sociedad de

asistencia puede desembocar en la irresponsabilidad, así como en la degradación, incluso a la

muerte de la democracia. Esta educación permanente afecta a la comprensión de los grandes

movimientos de nuestras sociedades y de las instituciones que se esfuerzan por conducirlos, a la

formación con conciencia crítica y sobre todo a la toma de responsabilidades.

§ 1 - La vida familiar constituye el primer lugar de la socialización del niño, del aprendizaje de las

reglas de la vida en sociedad, del despertar de la conciencia moral, de la educación en el sentido del

bien y del mal.

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§ 2 - Por su parte, la escuela desempeña una función primordial, en concreto a través del

reconocimiento y respeto del prójimo, la apertura a un mundo por construir, el aprendizaje del trabajo

en equipo y la difusión de una cultura de la responsabilidad.

§ 3 - La etapa de la juventud podría privilegiarse gracias a la toma de conciencia de la importancia

de la labor política abierta a escala de la humanidad. Los jóvenes suelen estar a favor, en su

mayoría, a los derechos del hombre, preocupados por los progresos de la paz y de la solidaridad,

pero pocos de ellos entienden la importancia de la política que, sin embargo, es la principal forma de

encarnación de estos valores. "Os pido, jóvenes del año 2000, decía el Papa Juan Pablo II el 8 de

mayo de 1995, que estéis atentos a la cultura del odio y de la muerte que se manifiesta. Rechazad

las ideologías intolerantes y violentas, rechazad cualquier forma de nacionalismo exacerbado e

intolerante: es ahí donde se insinúan de forma insensible la tentación de la violencia y de la guerra.

Se os confía la misión de abrir nuevas vías para la fraternidad entre los pueblos, para construir una

familia humana única".

§ 4 - Atención especial merecen las múltiples cadenas de la vida asociativa, las iniciativas de

desarrollo local y solidario, las instancias de concertación y programación en las que los hombres y

mujeres expresan sus aspiraciones y definen sus prioridades. En estos escalones de proximidad,

existe una serie de actores que adoptan responsabilidades precisas. Los nuevos medios de

comunicación (Internet) y de intercambio (periodos de prácticas, viajes) crean vínculos directos entre

grupos: se comparten las experiencias, que concilian el arraigamiento en un compromiso concreto y

la apertura progresiva a lo universal.

§ 5 - Conocemos la enorme influencia ejercida por los medios de comunicación (especialmente los

audiovisuales), que modelan comportamientos y valores. Permiten informar rápidamente y descubrir

lo que ocurre en cualquier lugar del mundo. Pero simplificar las cosas, jugar a la "política

espectáculo", otorgar la primacía a la emoción en vez de a la razón y, a veces, arrojar la sospecha

sobre los actores políticos son tentaciones a las que a veces resulta difícil resistirse. ¿No podrían los

medios tener una visión crítica de sus propias prácticas, ejercer una autorregulación y respetar un

código deontológico que limitase los riesgos de desviación? También sería deseable que cada uno

aprendiera a servirse mejor de estos poderosos medios de comunicación.

La enseñanza de la Iglesia sobre la democracia

22. La Biblia no podía tratar el régimen democrático. No obstante, existe una convergencia real entre

los valores de la democracia y las fuentes de inspiración de la fe cristiana. Se desprenden tres

puntos esenciales de las enseñanzas constantes de la Iglesia, que constituyen la fuerza renovadora

de la verdadera democracia.

§ 1 - Destaca la importancia de los cuerpos intermedios (partidos, sindicatos, asociaciones,

colectividades, Iglesias...) que ayuden a la responsabilidad de todos y frenen los riesgos de abuso

de poder de los de arriba.

§ 2- Desde hace largo tiempo, pone énfasis en el principio de subsidiariedad, según el cual, por una

parte, hay que dejar al escalón organizativo más cercano lo que éste pueda tratar. Por otra parte,

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invita a remitir al escalón inmediatamente superior y así sucesivamente de forma ascendente,

aquello de lo que las instituciones más ligeras no puedan hacerse cargo.

§ 3 - Por último, fundamenta el reconocimiento del pluralismo. Éste no consiste en la neutralidad ni

en la indiferencia, sino que manifiesta la relatividad de los pensamientos y de los programas

políticos, que jamás pueden pretender encarnar toda la verdad.

CAPÍTULO III. EUROPA Y LA MUNDIALIZACIÓN, NUEVAS DIMENSIONES

23. La democracia no puede limitarse a los problemas locales, regionales o nacionales. Europa se

construye, el mundo se unifica, exigiendo nuevas regulaciones a la altura de los retos que hay que

superar. Estas nuevas dimensiones, a menudo consideradas una fatalidad, merecen ser

consideradas ocasiones para crear proyectos de movilización.

I. Europa, una aventura que llevar a cabo

Un bello logro

Desde hace casi cincuenta años, y gracias a la tenacidad de los políticos, Europa se ha ido

construyendo a través de los pueblos y las instituciones que en ella se han ido creando. El objetivo

fijado fue lograr la paz, la reconciliación y la solidaridad de los países duramente enfrentados en el

transcurso de las dos guerras mundiales. Los progresos económicos, sociales y culturales han sido

considerables, pero queda un largo camino por recorrer.

24. El Consejo de Europa, cuyo 50 aniversario se celebra este año, reagrupa en la actualidad, desde

la caída del muro de Berlín, 40 Estados miembros y cuatro Estados asociados. No podemos por más

que alegrarnos de los objetivos logrados en el ámbito del fortalecimiento de la democracia pluralista

mediante la preeminencia del derecho, la promoción de la cohesión social y cultural y todos los

mecanismos puestos en funcionamiento para proteger los derechos del hombre y los derechos

sociales. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que recientemente adquirió carácter

permanente, así como el mecanismo de control de los derechos garantizados por la Carta Social,

son dos ejemplos convincentes de ello.

25. Por su parte, la Unión Europea, creada hace 50 años por el Tratado de Roma, ha pasado de seis

a quince Estados. Su objetivo fundamental consiste en establecer una unión cada vez más estrecha

entre los pueblos. Ha logrado crear una moneda única, que debería constituir un factor importante de

estabilidad monetaria. Ha comenzado las negociaciones para su ampliación a una decena de países

de Europa Central y del Este. A pesar de su lentitud, sus pesadeces y, a veces, sus desencantos, la

Unión Europea ha sido la encargada por una comunidad de Estados para velar por un futuro común

respetando las diversidades. Se trata de una invitación a cambiar de escala y a liberarse de las

visiones demasiado nacionales y dependientes del pasado. ¿No es necesario que cada uno

profundice en su conocimiento de Europa y de sus instituciones y participe en las decisiones que

comprometan su futuro? ¿No tienen los candidatos y las formaciones políticas el deber de poner a

disposición de todo el mundo toda la información necesaria, hacer comprender lo que está en juego

para que cada uno decida con conocimiento de causa?

Definir los objetivos del mañana

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26. Cuanto más aumenta la Unión Europea, más necesario resulta el proyecto común y la definición

de sus finalidades. No se trata sólo de un gran mercado. Manifiesta que la política no puede

reducirse a la economía. Reclama tener una dimensión social, cultural, humana y espiritual. La

Unión Europea incita a sobrepasar las fronteras, a evaluar de nuevo el sentido de la nación, el

ámbito de competencias de los Estados, la vocación de las regiones, equilibrar claramente los

poderes. Fomenta la búsqueda de un bien común superior al de los Estados nacionales. Se trata de

una etapa hacia la universalidad. Para ello, debe salvar las distancias entre sus instituciones y las

opiniones públicas, fomentar la emergencia de un poder político europeo, lograr un acuerdo en torno

a sus finalidades y suscitar la participación activa de todos los ciudadanos, en concreto, de los

jóvenes, y, por este motivo, conferirse una mayor legitimidad democrática. Las instituciones no

construirán Europa por sí solas. Son los hombres quienes deberán hacerlo.

Construir la paz en el mundo

27. Sin abandonar la exigencia de una fuerza de intervención al servicio de la paz en el mundo, la

Europa unida marca también la voluntad de renunciar para siempre a la guerra y establecer

definitivamente la paz entre las naciones que desencadenaron dos conflictos mundiales a lo largo de

este siglo. Nos invita a extraer una lección de las formas de mesianismos que dotan de carácter

absoluto a las razas, naciones o clases, y que hacen y han hecho tanto daño. Los recientes o

actuales conflictos manifiestan la urgente necesidad de crear una cultura de la paz.

Vivir una cierta idea del hombre

28. La Europa unida es también una cierta concepción de la persona, fruto, al mismo tiempo, de la

filosofía antigua y del mensaje cristiano. Ello conlleva la imperiosa obligación de la Unión Europea y

de las naciones que la componen de promover, proclamar con fuerza y practicar escrupulosamente

los derechos del hombre en su universalidad e indivisibilidad. Una de sus funciones es sentirse

responsable de este mensaje con humildad y sin voluntad de hegemonía.

Conservar la apertura al mundo

29. La Europa unida no puede encerrarse en sí misma. Está abierta al mundo, tal como lo ha

manifestado a lo largo de su historia, a través de su entusiasmo misionero, a través de sus vínculos

con todos los pueblos del planeta. La superación de las fronteras y de los conflictos puede ser una

referencia para el resto de los continentes y un factor de equilibrio para un mundo desorientado.

Habrá que aprender a compartir con los otros pueblos del sur y del este, a dar más importancia al

tipo que al nivel de vida, a la calidad de las relaciones de reciprocidad más que a la acumulación de

bienes. Con Europa, podemos, si así lo queremos, pasar de una búsqueda desenfrenada del

crecimiento a preocuparnos por un desarrollo duradero y solidario.

II. La mundialización, un desafío para la democracia

Una fatalidad aparente

30. En la actualidad, casi todo se decide a escala mundial: la moneda, el medioambiente, la paz y la

guerra, la lucha contra la droga, la seguridad colectiva e incluso la justicia. Ya en 1967, el Papa

Pablo VI declaró en su encíclica Populorum progressio: "La cuestión social ha adquirido carácter

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mundial" y "el desarrollo es el nuevo nombre de la paz". En la actualidad, la mundialización da

miedo. Se muestra menos como una nueva dimensión de las actividades humanas que como una

especie de fatalidad que se nos impondrá a todos nosotros. En efecto, la mundialización económica,

financiera y mediática que barre fronteras y culturas, se presenta como un desafío terrible para la

democracia y el futuro de la humanidad. Se trata de una realidad evidente que subyace a los

cambios y a las percepciones. Para algunas personas, se trata de una etapa obligada para llegar al

bienestar de la humanidad. El Papa Juan Pablo II declaró recientemente lo siguiente en su

Exhortación Apostólica "Ecclesia in America" a propósito de las Iglesias del continente americano,

aunque este mensaje es aplicable a todo el mundo occidental: “Si la mundialización se rige

exclusivamente de conformidad con las leyes de mercado aplicadas en beneficio de los más

poderosos, las consecuencias sólo pueden ser negativas. Entre ellas, destacan la atribución de un

valor absoluto a la economía, el desempleo, la disminución y el deterioro de determinados servicios

públicos, la destrucción del medioambiente y de la naturaleza, el aumento de las diferencias entre

los ricos y los pobres, la competencia injusta que sitúa a los países pobres en una situación de

inferioridad siempre muy marcada. Aunque la Iglesia tiene en cuenta los valores positivos que

conlleva la mundialización, también considera con inquietud los aspectos negativos".

... que apela a un control colectivo

31. La mundialización no tiene la fatalidad ni la omnipresencia que algunos le atribuyen: será lo que

los grupos humanos y sus representantes hagan de ella. En lugar de dotarla de un carácter

diabólico, mejor sería intentar humanizarla reforzando la solidaridad entre los pueblos y entre los

grupos, moralizando el mercado y reconociendo la dignidad inalienable de todas las personas. "A

través de su doctrina social, la Iglesia ofrece una aportación válida a la problemática de la actual

economía mundial. Su posición moral en este sentido se apoya en tres piedras angulares

fundamentales de la dignidad humana, la solidaridad y la subsidiaridad. Es preciso analizar la

economía mundializada a la vista de los principios de la justicia social, respetando la opción

preferente de los pobres, que deben llegar a ser capaces de defenderse en una economía

mundializada, y de acuerdo con las exigencias del bien común internacional..."

Desafíos a la altura de la humanidad

La mundialización se presenta como un inmenso desafío que hay que tener en cuenta para lograr la

dignidad de cada persona en su singularidad, de cada pueblo en su particularidad histórica y cultural,

y de la humanidad en su unidad y universalidad.

32. Desafío político - La sociedad precisa una orientación ética y política que tienda a subordinar la

economía a la política. En efecto, ésta deberá reencontrar sus derechos de forma que la humanidad

pueda coger las riendas de su destino en este nivel y sentirse ciudadana del mundo. Recordemos

las palabras de Juan XXIII en "Pacem in Terris" a este respecto: "En la actualidad, el bien común

universal plantea problemas de dimensiones mundiales que sólo puede resolver una autoridad

pública cuyo poder, organización y forma de acción tenga también una dimensión mundial, y que

pueda ejercer su acción en toda la extensión de la tierra".

Los acuerdos multilaterales formalizados entre Estados, entre los conjuntos continentales

organizados (como la Unión Europea), las intervenciones laboriosas de la ONU y organismos

dependientes, marcan una primera etapa en este sentido. Estamos presenciando por doquier la

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militancia de las Organizaciones No Gubernamentales atentas a esta dimensión mundial,

organizaciones que demuestran los principios de una sociedad civil internacional y se convierten en

los interlocutores escuchados por los Estados y las instancias internacionales, especialmente en el

ámbito de un desarrollo duradero, de la paz, del respeto de los derechos del hombre y de la justicia.

33. Desafío cultural- En el ámbito de la cultura, la mundialización puede propagar el progreso de las

ciencias, de la sanidad y de la educación. Debe favorecer los intercambios, los encuentros,

aumentar las opciones, tener en cuenta las culturas particulares para transmitir las innovaciones

beneficiosas. Se ha hablado en ocasiones con tono catastrofista de los choques culturales y de los

conflictos de civilización. ¿Qué tipo de aberración llevaría a los pueblos a destrozarse mutuamente

en nombre de sus respectivas culturas? ¿Acaso no es cada cultura el fruto y la semilla de una

evolución propia que se alimenta del diálogo con otras culturas y de su resistencia a la

universalidad?

34. Desafío moral- Ahora que acabamos de celebrar el 50 aniversario de la Declaración Universal de

los Derechos del Hombre, es un buen momento para recordar la bella expresión que figura al

principio de la misma y profundizar en ella: "la dignidad intrínseca de todos los miembros de la

familia humana". Gracias a su dimensión universal, a su arraigamiento en la diversidad de las

culturas y dado su largo compañerismo a lo largo de la historia, la Iglesia ejerce una labor y puede

enviar un mensaje excepcional para que cada hombre, cada mujer y todos juntos puedan convertirse

en los actores de su propia evolución y en los edificadores de un mundo más libre y más humano.

Llamamiento

35. La Iglesia no se aleja mucho de su misión cuando toma la palabra en el terreno político:

concierne al hombre y a la humanidad. Cómo dejar de recordar el interrogante planteado en las

primeras páginas de la Biblia" ¿Qué has hecho de tu hermano?" (Gn 4,9). ¿Acaso no es el terreno

de la política, según la célebre frase del Papa Pío XI, "el terreno de la mayor caridad, la caridad

política"? Actuando en pro del bien común, al servicio de todos y sin ambiciones de poder, los

cristianos se sienten a gusto en una sociedad democrática y laica. Aportan su contribución sin

aceptar que su fe quede relegada al "ámbito de lo privado". Esta fe tiene una dimensión humana y

social. Para permanecer viva, la democracia ha de tener en cuenta sus referencias religiosas y

filosóficas en el debate político.

36. Los cristianos saben que la política no lo es todo en la vida de las personas, puesto que, para

ellos, el hombre sólo se realiza plenamente en Dios. No obstante, saben también que participan en

los designios de Dios sobre la humanidad al obrar a favor de la unidad de la familia humana y de la

dignidad de cada uno de sus componentes. De esta forma, trabajan en pro de la instauración del

Reino de Dios en la tierra, incluso aunque este Reino no llegue a alcanzar nunca su plenitud en este

mundo.

37. La Iglesia no tiene ni competencia técnica propia ni poder institucional a efectos políticos, pero

posee la vocación para estimular las energías espirituales, para recordar la labor fundamentadora de

los valores de trascendencia y espiritualidad para construir un mundo más digno de los hombres,

hijos de Dios. Invita a los cristianos a buscar, en sus propios grupos y movimientos respectivos, a

discernir, a actuar con los demás creyentes y con los hombres de buena voluntad. Por este motivo, y

de acuerdo con el documento de los obispos de Francia Pour une practique chrétienne de la

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politique de 1972 y de su Lettre aux Catholiques de France de 1996, repetimos el llamamiento para

constituir espacios de reencuentro, de reparto y de confrontación entre personas comprometidas de

diversas formas con la política para lograr una mayor coherencia entre el compromiso personal y la

llamada del Evangelio.

17 de febrero de 1999

Los obispos de la Comisión Social:

Olivier de BERRANGER, obispo de Saint-Denis,

presidente de la Comisión Social

Louis DUFAUX, obispo de Grenoble,

Comité episcopal socio-caritativo

Bellino GHIRARD, obispo de Rodez,

Comité episcopal de la Salud

André LACRAMPE, obispo de Ajaccio,

Comité episcopal socio-económico y político

Jacques NOYER, obispo de Amiens,

Comité episcopal de Turismo y Ocio

Michel POLLIEN, obispo auxiliar de París,

Comité episcopal de Justicia y sociedad

 

 

 

Papa Francisco: "El problema de la política es que está devastada por la corrupción"

En una extensa entrevista con un diario italiano, el Sumo Pontífice dijo que "el corrupto no tiene amigos, sólo cómplices"

 

ROMA.- El Papa Francisco volvió a condenar la corrupción y alertó que la política está "desacreditada" por el fenómeno de los sobornos. El Sumo Pontífice, además, se refirió a la caída de la natalidad en Europa, la prostitución infantil y el rol de la mujer en la Iglesia.

"El problema de hoy es que la política está desacreditada, devastada por la corrupción, el fenómeno de los sobornos. La corrupción es por desgracia un fenómeno mundial. Hay incluso jefes de Estado que se encuentran presos por eso", apuntó Francisco, durante una extensa entrevista con el diario italiano Il Messaggero.

El Papa advirtió que "el corrupto no tiene amigos, sólo cómplices" y, pese a reivindicar la función política, sostuvo que "si no hay servicio en la base, no se puede entender la identidad de la política". "No digo que sean todos corruptos, pero creo que es difícil permanecer honestos en política. A veces es como si algunas personas estuvieran fagocitadas por un fenómeno endémico, a diferentes niveles, transversal", subrayó.

Francisco, además, señaló que "tantos males crecen" en momentos de "cambios de época" como el que vive hoy el mundo, porque son momentos en los que se "alimenta la decadencia moral, no solo en política sino también en la esfera financiera o social".

  "LOS COMUNISTAS NOS ROBARON LA BANDERA"

Al ser consultado sobre una publicación en la revista británica The Economist en la que se lo calificaba como "un leninista" por cuestionar el capitalismo, Jorge Bergoglio afirmó que los comunistas "le robaron la bandera de los pobres a los cristianos", porque la pobreza está "en el centro del Evangelio". "Los comunistas dicen que todo esto es comunista, sí como no, 20 siglos después. Entonces cuando hablan, se podría decir: «¡ustedes son cristianos!»", explicó.

Por otra parte, el Papa condenó la prostitución infantil y recordó que cuando vivía en Buenos Aires sintió "dolor" al enterarse de que había chicas de 12 años que se prostituían en las calles de la ciudad. "Me informé y efectivamente era así. Me provocó dolor. Pero más me dolió ver cómo autos conducidos por ancianos se detenían ante las niñas para pagarlas 15 pesos, que después usaban para comprar droga (...). Para mí, esos ancianos también son pederastas", afirmó.

Bergoglio mostró su preocupación por la caída de la natalidad en Europa, un continente que, a su juicio, parece haberse "cansado de ejercer de madre y prefiere hacer de abuela". "El otro día leía una estadística sobre los criterios de compra de la población a nivel mundial. A la alimentación, la vestimenta y la medicina le seguían la cosmética y los gastos para los animales", señaló.

Francisco reconoció que el papel de la mujer -"la cosa más bella que Dios ha hecho"- en el seno de la Iglesia no ocupa el lugar que le corresponde aunque aseguró que actualmente la Iglesia trabaja sobre la teología de la mujer.

 

Papa Francisco: La política está desacreditada por la corrupción

El Papa Francisco instó este domingo a los obispos y arzobispos del mundo a no buscar "el apoyo de los que tienen poder", e indicó que la política está desacreditada y "devastada por la corrupción".
En una entrevista al diario Messaggero, el Sumo Pontífice denunció de nuevo la plaga de la corrupción, un tema que, al igual que la denuncia de los obispos "mundanos", le preocupa especialmente.
"Es difícil mantenerse honesto en política. A veces es como si algunas personas estuvieran fagocitados por un fenómeno endémico, a diferentes niveles, transversal", manifestó.
"El problema de hoy, dijo, es que la política está desacreditada, devastada por la corrupción, el fenómeno de los sobornos. La corrupción es por desgracia un fenómeno mundial. Hay incluso jefes de Estado que se encuentran en la cárcel por ello".
Según el Obispo de Roma, "vivimos un cambio de época" que "alimenta la decadencia moral, no solo en política sino también en la esfera financiera o social".
Por otro lado, durante la misa solemne organizada con motivo de la fiesta de San Pedro y San Pablo, el papa Francisco exhortó a los obispos y arzobispo a no perder "el tiempo en preguntas o chismes inútiles" sino a mirar "a lo esencial" siguiendo el ejemplo del Cristo "a pesar de las dificultades".
Vestido con la misma bufanda de lana (tela elegida para evocar al pastor y a su rebaño) que los arzobispos metropolitanos, el jefe de la Iglesia Católica dijo que "nuestro verdadero refugio es la confianza en Dios: ella disipa todo temor y nos hace libres de toda esclavitud y de toda tentación mundana".
De los 24 nuevos arzobispos que recibieron el palio (que consagra su estatuto de arzobispo metropolitano, título debido a la importante talla del distrito que supervisan, ndlr) de manos del papa, 5 son de África, 6 de Asia, 7 de Europa y 6 de las Américas.

 

Es deber del cristiano involucrarse en política aunque sea "demasiado sucia", asegura el Papa

VATICANO, 07 Jun. 13 / 11:55 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco explicó esta mañana que es un deber, una obligación del cristiano, involucrarse en la política aunque sea "demasiado sucia" porque al estar en ese ámbito se puede trabajar por el bien común.

Así lo explicó el Santo Padre al responder a una de las preguntas que le hizo uno de los jóvenes que recibió esta mañana en el Aula Pablo VI, en el encuentro de alumnos y exalumnos de los colegios jesuitas de Italia y Albania con el Pontífice.

En el encuentro Francisco decidió no leer el discurso que había preparado para la ocasión y dialogar espontáneamente con los asistentes lo que generó un clima de mayor alegría y fiesta.

Sobre el tema de la participación de los laicos en la esfera pública, el Papa explicó que "involucrarse en la política es una obligación para un cristiano. Nosotros no podemos jugar a Pilato, lavarnos las manos: No podemos".

"Debemos inmiscuirnos en la política porque la política es una de las formas más altas de la caridad, porque busca el bien común. Y los laicos cristianos deben trabajar en política", aseguró el Santo Padre ante los miles de niños y jóvenes presentes.

"Alguno me dirá ‘pero no es fácil’. Tampoco es fácil llegar a ser sacerdote. No son cosas fáciles porque la vida no es fácil. La política es demasiado sucia pero yo me pregunto: ¿por qué es sucia? ¿Por qué los cristianos no se han involucrado con su espíritu evangélico?"

El Santo Padre señaló además que "es fácil decir ‘la culpa es de aquel’... pero yo, ¿qué cosa hago? ¡Es un deber! Trabajar por el bien común es un deber de un cristiano! Y muchas veces para trabajar el camino a seguir es la política".

 

Un buen católico debe entrometerse en política, dice el Papa

VATICANO, 16 Sep. 13 (ACI/EWTN Noticias).- En la Misa que celebró esta mañana en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco señaló que un buen católico debe entrometerse en la política y que lo contrario no es un buen camino para los fieles.

El Santo Padre recordó que "la política -dice la Doctrina Social de la Iglesia- es una de las formas más elevadas de la caridad, porque sirve al bien común. No puedo lavarme las manos, ¿eh? ¡Todos tenemos que dar algo!"

Hay la costumbre de solo hablar mal de los gobernantes y sobre las "cosas que no van bien": "ves las noticias en la televisión y los apalean, apalean ; lees el periódico y lo mismo …. ¡siempre lo malo, siempre en contra!".

Quizás, "el gobernante, si, es un pecador, como lo era David, pero yo debo colaborar con mi opinión, con mi palabra, también con mi corrección" porque ¡todos "debemos participar al bien común!". Y si "tantas veces hemos escuchado: que ‘un buen católico no se mezcla en política’, esto no es verdad, ese no es un buen camino".

"Un buen católico no se inmiscuye en política. Eso no es cierto. Este no es un buen camino. Un buen católico debe entrometerse en política, dando lo mejor de sí, para que el gobernante pueda gobernar. Y ¿qué es lo mejor que podemos ofrecer a los gobernantes? ¡La oración! Eso es lo que dice Pablo: ‘La oración para todos los hombres y para el rey y para todos los que están en el poder’. ‘Pero, Padre, aquella es una mala persona, debe ir al infierno...’. "Reza por él, reza por ella, para que pueda gobernar bien, para que ame a su pueblo, para que sirva a su pueblo, para sea humilde"

"¡Un cristiano que no reza por los gobernantes no es un buen cristiano!’Pero, Padre, cómo puedo orar por esta persona que no va ...’. ‘Reza para que se convierta’. Rezar. Y esto no lo digo yo, lo dice San Pablo, la Palabra de Dios".

Y un buen ejemplo práctico de esta actitud misericordiosa lo dio el mismo Francisco, cuando con motivo del partido de futbol por la paz que organizó el Vaticano, recibió a funcionarios argentinos muy cuestionados por su desempeño político en medio de sospechas de corrupción, y que actúan movidos primariamente por valores económicos, buscando acrecentar aún más sus increíbles fortunas (declaradas públicamente), tanto en dinero como en mansiones y grandes casas, autos lujosos, y bienes suntuosos (muy a contramano de la vida humilde promovida por Francisco), lo que contrasta con el aumento de la pobreza producida en el país en estos años (denunciado por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina) , y el crecimiento de otros flagelos como la inseguridad, la falta de educación, la drogadicción, la narco-criminalidad a la que se le abrió las fronteras sin control, la desocupación laboral, junto con la actitud autoritaria que no busca el diálogo sino la imposición de ideas populistas "socialistas" bien extrañas y contradictorias por cierto, ya que hablan como Lenin, pero viven como Rockefeller.  Estos políticos además lo habían criticado duramente en sus tiempos de arzobispo, afirmando que era el jefe de la oposición, por lo cual lo ignoraban y ninguneaban, llegando hasta a realizar en el interior del país el tedeum patrio con tal de no escucharlo, y con descaro han cambiado interesadamente de actitud para buscar su apoyo a partir del momento que asumió como Papa, yendo a Roma a sacarse fotos con él. Lo mismo sucedió con el jugador de futbol mediático tan conocido, que es permanente muestra de disvalores y conductas antisociales que tanto afectan e influyen negativamente en la juventud y la familia. Esperamos que la cercanía del Papa influya sobre ellos en forma positiva y en algún momento retomen la buena senda del amor cristiano y solidaridad con el prójimo.

El Papa, señala Radio Vaticano, reflexionó sobre la Carta de San Pablo a Timoteo en la que le pide rezar por los gobernantes. Quien gobierna, dijo, "debe amar a su pueblo", porque "un gobernante que no ama, no puede gobernar: al máximo podrá disciplinar, poner un poco de orden, pero no gobernar". El Santo Padre citó a David, "a cómo amaba a su pueblo", tanto que después del pecado del censo pide al Señor de no castigar al pueblo sino a él. Así, "las dos virtudes de un gobernante" son el amor por el pueblo y la humildad.

"No se puede gobernar al pueblo sin amor y sin humildad. Y cada hombre, cada mujer que tiene que tomar posesión de un servicio público, debe hacerse estas dos preguntas: ‘¿Amo a mi pueblo para servirle mejor? ¿Soy humilde y oigo lo que dicen todos los otros, las diferentes opiniones para elegir el mejor camino?’. Si no se hace estas preguntas su gobierno no va a ser bueno. El hombre o la mujer gobernante que ama a su pueblo, es un hombre o una mujer humilde".

San Pablo exhorta a los gobernantes a elevar oraciones "por todos aquellos que están en el poder, para que podamos conducir una vida calma y tranquila". Los ciudadanos, observó el Papa, no pueden desinteresarse de la política.

Ninguno puede decir: "Yo no tengo nada que ver con esto, son ellos los que gobiernan... No, no, yo soy responsable de su gobierno y tengo que hacer lo mejor, para que ellos gobiernen bien y tengo que hacer lo mejor por participar en la política como pueda".

Por lo tanto, concluyó el Papa, "demos lo mejor de nosotros, ideas, sugerencias, lo mejor, pero sobre todo lo mejor está la oración. Oremos por los gobernantes, para que nos gobiernen bien, para que lleven a nuestra patria, a nuestra nación, y también al mundo adelante, para que exista la paz y el bien común".

Qué dice sobre la política el "texto precioso" recomendado por Francisco

Por: Claudia Peiró cpeiro@infobae.com

En la entrevista concedida al periodista israelí Henrique Cymerman, el papa Francisco elogió un documento (ver texto completo adjunto) de la Comisión Social del Episcopado de Francia, cuyo título es Rehabilitar la política. Puede leerse en  http://farodelautopia.webcindario.com/portal/rehabilitarpolitica.htm 

"Es un texto precioso que hace darte cuenta de todas estas cosas", dijo el Papa, aludiendo a que "la política es una de las formas más elevadas del amor, de la caridad, (porque) lleva al bien común, y una persona que, pudiendo hacerlo, no se involucra en política por el bien común, es egoísmo; o que use la política para el bien propio, es corrupción".

El texto de los obispos franceses tiene unos quince años, fue redactado en febrero de 1999, en pleno avance triunfal de la globalización, cuando en todos los países y sectores se sentía la necesidad de formular nuevas respuestas frente a la realidad cambiante. La Iglesia no era ajena a ese desafío. "Solidarios con el género humano, los cristianos no pueden hacer caso omiso de las realidades de este mundo envuelto en una mutación rápida y sin precedentes en todos los ámbitos", dice el documento elogiado por Francisco.

"La política es una obra colectiva, permanente, una gran aventura humana" , escriben los obispos en esta carta pastoral que reivindica esta práctica, llama a los cristianos a participar de ella y reflexiona en torno a los cambios que trae la mundialización, que no deben ser vistos como "una fatalidad".

El texto empieza por un diagnóstico que da cuenta de la devaluación de la política, un fenómeno que no es exclusivo de Francia, desde ya: "La opinión pública tiene la sensación de que los gobernantes sucesivos son incapaces de resolver los grandes problemas actuales y diseñar un futuro". Problemas como la "criminalidad" y las "desigualdades sociales" afectan los vínculos y la "cohesión" de la sociedad. Las decisiones políticas son adoptadas "a corto plazo" y frecuentemente con "perspectiva electoralista".

Pero no todo es culpa de los políticos. "Es posible que (los ciudadanos) esperen demasiado de la acción política", de "una labor cada vez más intrincada debido a la complejidad creciente de los problemas, de su interdependencia", advierten los obispos.

"Los centros de decisión parecen alejarse y perderse en el anonimato" y "a menudo (los políticos) se sienten tentados a acudir a expertos, a ceder ante los grupos de presión o la opinión de la calle", lo que "aumenta el abismo entre la oferta institucional y la demanda ciudadana", agregan.

También los casos de corrupción contribuyen a esta desvalorización, "minan la confianza".

Este debilitamiento de la política preocupa a la Iglesia porque "abriría el camino al renacimiento de ideologías extremistas".

Frente a este cuadro, el camino es reafirmar la auténtica finalidad de la política. "...afirmamos que la política es esencial: una sociedad que la menosprecie se pone en peligro. Resulta urgente rehabilitarla y replantearse en todos los ámbitos (...) una relación activa entre la política y la vida cotidiana de los ciudadanos".

Una de las funciones atribuidas por los obispos a la política es la construcción de la convivencia. "Un reto excepcional: tender hacia una sociedad en la que cada ser humano reconozca a su hermano en cualquier otro ser humano y lo trate como tal".

Alcanzar el bien común es otra de las finalidades señaladas: "La organización política existe por y para el bien común, que es algo más que la suma de intereses particulares". Se trata de la búsqueda de "aquello que sea útil para la mayor cantidad de gente", que mejore "la situación de los menos favorecidos" y que contemple el interés de las generaciones actuales pero también de las futuras.

Controlar la violencia

Es otro de los fines de la política, según la carta pastoral. "Con el objeto de salir de la animalidad de la violencia brutal, se reserva al Estado el monopolio de la coacción física legítima y controlada. Se intenta sustituir esta violencia por el derecho y la palabra. Se instauran instituciones y procedimientos de mediación..."; describen los obispos. "De esta forma, y bajo la garantía de la seguridad, podrán vivir juntos y reconocerse como seres iguales y diferentes" todos los ciudadanos.

"La política es en cierto modo el 'mayor englobador' de los diferentes sectores de la vida en sociedad", afirman.

Llaman en consecuencia a "valorar la labor política" y a no dejar que los "abusos" sean el árbol "que tape el bosque (de) aquellos que, animados por la preocupación de la justicia y de la solidaridad, se desviven por el bien común y conciben su actividad como un servicio y no como un medio de satisfacer su ambición personal".

"La fe cristiana es uno de los principales componentes de la historia y la cultura europeas", reivindican. Y ella "propone un sentido capaz de orientar toda la existencia personal y colectiva". 
 

Los cristianos deben trabajar por la convivencia para hacer de la Tierra un sitio habitable para todos.

El documento incluye referencias bíblicas que sustentan que el poder debe ser servicio -"Sea el que dirige como el que sirve" (Lucas 22,26); el respeto al adversario –"Amad a vuestros enemigos..." (Mateo 5: 44)-, la apertura al universalismo –"Dios no hace distinciones entre los hombres..." (Hechos 10, 34); el reparto y el destino universal de los bienes –"Si alguien que disfruta de las riquezas del mundo ve a su hermano en la necesidad y le cierra sus entrañas, ¿cómo conservará en él el amor de Dios?" (1ªJuan 3,17).

Sobre la democracia

La carta pastoral sostiene que la democracia es el "modelo más humanizante" de organización política, "aunque sea necesario regenerarlo constantemente".

Su diagnóstico es que está "amenazada de anemia", pese a su triunfo en casi todo el mundo y a que ya casi no se la discute.

Entre las razones, se señala que "muchos ciudadanos se convierten en consumidores que cada vez reclaman más derechos garantizados, aceptando siempre menos deberes compartidos" ; pero "la causa principal de la fragilidad de nuestras democracias reside en esta invasión del individualismo extremo" y de un "imaginario social" que, ante la ausencia de proyecto futuro y global, deja a los franceses [pero bien podría hablarse de los hombres en general], "prisioneros del instante y de la emoción", y los lleva a aferrarse a sus ventajas", a pedir "al Estado-providencia que les tranquilice y les aporte resultados inmediatos".

Los obispos subrayan también la "urgencia" de comprender que "los derechos de cada uno constituyen los deberes de todos". La ciudadanía no se reduce al control electoral a intervalos regulares de los representantes votados. Es necesario "pasar del estado de ciudadano-consumidor al de ciudadano-actor" porque "la política es obra de todos".

Para que haya democracia, dicen los obispos franceses, debe haber comportamientos democráticos. Y ejemplifican: "...fomentar el debate en vez de la lucha; desarrollar el diálogo y el sentido del compromiso; hacer prevalecer la razón sobre la pasión; prohibir el uso de la violencia y de la mentira"

La democracia es también aprendizaje, dicen."Una sociedad de asistencia puede desembocar en la irresponsabilidad, así como en la degradación", advierten. La solución es una educación permanente, que se inicia en la familia, continúa en la escuela y debe privilegiarse en la etapa de la juventud.

El documento rescata el valor de la vida asociativa y pide a los medios de comunicación, que por su "enorme influencia (...) modelan comportamientos y valores" que se autorregulen y respeten un "código deontológico".

"La mundialización da miedo", porque se la ve "como una especie de fatalidad que se nos impondrá". Y en efecto, agregan, "la mundialización económica, financiera y mediática que barre fronteras y culturas, se presenta como un desafío terrible para la democracia y el futuro de la humanidad". Y cita otra vez la ya famosa advertencia de Juan Pablo II: "Si la mundialización se rige exclusivamente de conformidad con las leyes de mercado aplicadas en beneficio de los más poderosos, las consecuencias sólo pueden ser negativas".

Pero los obispos franceses son optimistas: "La mundialización no tiene la fatalidad ni la omnipresencia que algunos le atribuyen: será lo que los grupos humanos y sus representantes hagan de ella. En lugar de dotarla de un carácter diabólico, mejor sería intentar humanizarla, reforzando la solidaridad entre los pueblos y entre los grupos, moralizando el mercado y reconociendo la dignidad inalienable de todas las personas".

"Es preciso analizar la economía mundializada a la vista de los principios de la justicia social, respetando la opción preferente de los pobres", dicen, en coincidencia con el pensamiento de Jorge Bergoglio.

Gobierno mundial

También citan a Juan XXIII, sobre la necesidad de que la humanidad tome las riendas de su destino: "En la actualidad, el bien común universal plantea problemas de dimensiones mundiales que sólo puede resolver una autoridad pública cuyo poder, organización y forma de acción tenga también una dimensión mundial, y que pueda ejercer su acción en toda la extensión de la tierra".

Como aspecto positivo de la mundialización destacan que ésta "puede propagar el progreso de las ciencias, de la sanidad y de la educación", favorecer "los intercambios, los encuentros, aumentar las opciones".

Evocando visiones catastrofistas de los "choques culturales" y los "conflictos de civilización", se preguntan: "¿Qué tipo de aberración llevaría a los pueblos a destrozarse mutuamente en nombre de sus respectivas culturas?".

"La Iglesia no se aleja mucho de su misión cuando toma la palabra en el terreno político", dicen los obispos y preguntan citando a Pío XI: "¿Acaso no es el terreno de la política (...) el de la mayor caridad?"

"Actuando por el bien común, al servicio de todos y sin ambiciones de poder, los cristianos se sienten a gusto en una sociedad democrática y laica. Aportan su contribución sin aceptar que su fe quede relegada al 'ámbito de lo privado'. Esta fe tiene una dimensión humana y social. Para permanecer viva, la democracia ha de tener en cuenta sus referencias religiosas y filosóficas en el debate político", señalan.

"La Iglesia no tiene ni competencia técnica propia ni poder institucional a efectos políticos, pero posee la vocación para estimular las energías espirituales, para recordar el rol fundador de los valores de trascendencia y espiritualidad para construir un mundo más digno de los hombres, hijos de Dios", concluye el documento, llamando a la participación de los cristianos en la política