Para cambiar la
institución del
matrimonio, hacen falta
tiempo y consenso.
Ninguno de estos
elementos estuvo
presente. En Diputados
se trató menos de 2
meses; en Senadores los
presidentes de las
bancadas mayoritarias
nos impusieron sólo uno.
Tampoco existe consenso:
quedó demostrado a lo
largo de las audiencias
públicas que la mayoría
de la ciudadanía
argentina no está de
acuerdo. No debería
extrañarnos: sólo 7
países en el mundo
contemplan la figura del
matrimonio para personas
del mismo sexo, y allí
tampoco les otorgan los
mismos derechos a unas u
otras parejas.
A su vez, estos
países tienen dos cosas
que nosotros no:
regulación sobre
fertilización asistida y
un régimen de filiación
abierto. De este modo,
en nuestro sistema se
presumen hijos del
marido los dados a luz
por su esposa. Esta
norma, tal como está
redactada, creará sin
dudas un caos filiatorio.
Dos mujeres o dos
hombres podrán anotar
como propio un hijo en
el Registro. ¿Y el
derecho humano de ese
niño a conocer su
identidad biológica?
¿Podrá reclamar la
paternidad o maternidad
biológica de su
verdadero progenitor?
¿Tendría entonces ese
niño tres padres? ¿Cómo
se discerniría la patria
potestad del menor?
Las incongruencias de
este proyecto siguen: un
hombre casado con una
mujer, en caso de
disputa, pierde a favor
de su esposa la tenencia
de su hijo menor de 5
años. Tiene menos
derechos que un hombre
casado con otro hombre,
donde el juez va a
decidir a quién le da la
tenencia según el
interés del menor. Una
mujer casada con un
hombre no puede elegir
darles su apellido a los
hijos. Una mujer casada
con otra mujer tendrá
ese derecho. Un hombre y
una mujer tienen que
esperar 3 años de
casados para poder
adoptar. Un matrimonio
de personas del mismo
sexo no tendrá que
esperar ni un día. ¿Cuál
es entonces el verdadero
proyecto de la igualdad
y la no discriminación?
Las múltiples
imprevisiones e
incoherencias de esta
iniciativa son la
consecuencia de una
labor llevada a cabo de
manera superficial e
ingenua. Así, se hizo
desaparecer del Código
Civil la palabra
“esposa” o “madre”,
sustituyéndola por
“cónyuges” y
“progenitores”. Tan mala
fue la técnica
legislativa que donde se
pretendía un cambio la
reforma será neutra:
progenitores siempre van
a ser un hombre y una
mujer.
Acordamos con que
no se debe discriminar a
nadie por la elección
sexual. Pero las leyes
no tienen la virtualidad
de cambiar la realidad:
la discriminación se
combate con educación,
no con imposición.
La Comunidad
Homosexual Argentina
(CHA) presentó un
proyecto de Unión Civil
en el 2005. Fue
justamente esa
iniciativa la que
tuvimos como base para
el dictamen de mayoría
firmado el martes 6.
Queda claro que la Unión
Civil nunca fue una
“opción de segunda”. Fue
su primera opción: una
institución moderna y
flexible, más
consensuada que el
matrimonio tradicional.
Esta figura no sólo va a
ser útil para las
parejas del mismo sexo.
Probablemente también
atraiga, por su perfil
contractual y
consensuado, a las
parejas heterosexuales
que descreen del
matrimonio.
En la Argentina la
mitad de los niños nacen
en relaciones de hecho.
Es falso que una vez
rechazado el proyecto de
matrimonio, no se pueda
tratar a continuación la
Unión Civil. No hay
coincidencia ni de
objeto, ni de sujeto, ni
de forma.
Este proyecto es
parte de la guerra que
este gobierno le declaró
a otro sector de la
población. Primero fue
la 125 contra el campo.
Después la ley de medios
contra Clarín. Ahora es
la ley de matrimonio
contra la Iglesia.
¿Cuándo vamos a poder
discutir leyes a favor
de la población y no con
el solo motivo de
perjudicar a un sector?
En este debate no está
en juego conseguir media
hora en un Registro
Civil para ir con dos
testigos y tirar arroz;
se trata de discutir la
necesidad de vivir en
una sociedad donde las
personas, con nuestra
maravillosa diversidad,
podamos elegir con quién
casarnos y desarrollar
nuestro propio plan de
vida respetando a los
demás y con igualdad de
derechos ante la ley
.
La propuesta de unión
civil es la moneda de
cambio que ofrecen
quienes rechazan la
igualdad en el
matrimonio. Carentes de
fundamentos, ofrecen
reconocer apenas que hay
personas parecidas a
otras.
Nunca iguales.
Dividen a la sociedad en
heterosexuales y
homosexuales, y reservan
el matrimonio para los
primeros .
Es una iniciativa
huérfana de consensos y
rechazada en forma
unánime por todas las
organizaciones que
representan a la
comunidad homosexual.
Propone un contrato
común que puede o no
registrarse, que puede
modificarse a voluntad,
que no posee una sola
cláusula protectiva de
derechos de los
contrayentes , que
puede disolverse con una
carta documento, que
impide ejercer derechos
que hoy ya posee la
comunidad homosexual,
como la fertilización
asistida, impide la
adopción y legaliza la
discriminación .
En efecto, admite que
un empleado o
funcionario invoque
“objeción de conciencia”
y se niegue a hacer
cualquier “trámite”
relativo a una pareja
del mismo sexo. ¿Lindo,
no? “¿Ustedes son
homosexuales? Yo no los
atiendo”.
Así de
discriminatorio. Y
legal.
Es importante saber
que la ley de
adopción vigente no
exige ser heterosexual
para adoptar.
Hay cientos de
familias homoparentales
que crían a sus hijos,
adoptados por uno de
ellos -no pueden hacerlo
conjuntamente,
precisamente por no
estar casados- o nacidos
por métodos de
fertilización asistida.
Esta ley no inventa
la adopción, sino que
viene a reparar la
situación de
desprotección que viven
esos pequeños, también
discriminados .
Quien no figura como
adoptante no puede darle
a su hijo su obra
social, ni autorizar una
intervención quirúrgica;
no está obligado a
prestar alimentos ni
tiene vínculo
hereditario. Y en caso
de fallecimiento de
quien figura como
adoptante, el niño es
tratado como huérfano.
No es literatura.
Sucede.
Y del dolor y la
angustia de ese niño hay
que hacerse cargo.
Algunos dicen que el
matrimonio “por
naturaleza” es de hombre
y mujer. Sobre lo
“natural” hay mucho para
hablar. Se sostenía en
la antigüedad que era
“natural” que hubiera
esclavos, luego se
consideró “natural”
someter a los pueblos
originarios con la
excusa de evangelizarlos
y se dijo que era
“natural” que la mujer
estuviera sometida al
hombre.
Lo cierto es que las
relaciones humanas están
atravesadas por la
cultura y por eso las
leyes se modifican, para
acompañar los cambios
culturales.
El matrimonio protege
a la familia y cada
quien construye la
propia. Es verdad que
los prejuicios se
arraigan, pero las
resistencias se vencen,
como cuando se logró el
derecho al voto para la
mujer, la patria
potestad compartida, o
cuando se sancionó la
ley de divorcio.
No hubo hecatombe .
Jamás hay hecatombe
cuando se reconoce la
dignidad de las personas
.
Una frase final.
Por favor, que las
autoridades
eclesiásticas depongan
la violencia verbal .
No es éste un debate
religioso.
No hay en marcha
ningún plan maligno de
destrucción. Como no lo
hubo cuando se logró la
igualdad de la mujer o
el divorcio vincular.
Sólo queremos que cada
persona pueda vivir su
vida en respeto y
dignidad, y que se
cumpla el precepto de
ser, todos y todas,
iguales ante la ley.
Ante la ley civil en un
Estado laico.
Matrimonio homosexual: las razones de
los Kirchner
martes 13 de julio, 4:05 AM
Muchos se preguntan por qué Néstor y Cristina
Kirchner han convertido la inminente votación en el
Senado por el proyecto de matrimonio entre personas del
mismo sexo casi en una batalla personal.
¿Por qué han hecho de este tema su bandera cuando en
tantos años en el poder no parecieron preocuparse por él
y ni siquiera mencionaron la cuestión durante la campaña
electoral de 2009, tras la cual Néstor Kirchner alcanzó
su actual banca en la Cámara de Diputados?
¿Por qué, finalmente, se han lanzado a una campaña
tendiente a forzar a algunos senadores oficialistas a
votar incluso en contra de sus convicciones, en un tema
en el cual, originalmente, la libertad de conciencia iba
a prevalecer sobre la disciplina partidaria?
Tres razones pueden explicar esta tan llamativa
actitud militante de los Kirchner a favor del matrimonio
homosexual.
La primera es su pensamiento
de que consolidaría un supuesto perfil progresista,
que los Kirchner tratan de afianzar tras la derrota
en las elecciones legislativas, procurando que a la
izquierda de ellos no haya alternativa más atractiva
e intentar seducir a sectores medios urbanos.
La segunda es su creencia de
que la cuestión iba a profundizar las divisiones en
la oposición, algo clave en la estrategia electoral
del oficialismo con miras a los comicios
presidenciales de 2011.
y la tercera es que Néstor
Kirchner ha visto en esta lucha legislativa una
fórmula para ganarle una pulseada al cardenal Jorge
Bergoglio. Un objetivo en el que no hay dudas de que
su esposa lo acompaña, por cuanto en los últimos
días ha resuelto salir a enfrentar a la Iglesia
públicamente.
Opositores al casamiento gay
denunciaron un pacto "a espaldas de la
ciudadanía"
El representante del departamento de
laicos del Episcopado aseguró que "hubo
presiones y poca transparencia" en la
votación; desde las iglesias evangélicas
lamentaron la "politización" del debate
Un
multitud se reunió frente al congreso de
La Nación para demostrar su rechazo al
matrimonio gay -
Foto: LA NACION Rodrigo Néspolo
Hoy, dos días después de esa marcha
masiva y a sólo horas de que el Senado
convirtiera en ley la reforma del Código
Civil, los organizadores de la marcha
"por la familia con un papá y una mamá",
denuncian que hubo fuertes presiones
para que los legisladores acompañaran el
casamiento homosexual y aseguraron que
no se quedarán de brazos cruzados.
En diálogo con lanacion.com,
Justo Carbajales, representante del
departamento de laicos de la Conferencia
Episcopal Argentina habló de la
existencia de un pacto detrás de la
ciudadanía al referirse al resultado que
alcanzó el debate en el recinto.
"Siempre se abrió la posibilidad de
buscar lo mejor para todos, pero no con
chicanas políticas o con acuerdos no
transparentes. Llama la atención e
indigna que el jefe del bloque de la
segunda minoría [Gerardo Morales]
trabaje para que el oficialismo logre un
proyecto que tiene el rechazo de la
mayoría de su bloque. El presidente del
partido [Ernesto Sanz] y el presidente
del bloque tenían el rechazo mayoritario
de su bancada y decidieron ir a jugar a
favor de Pichetto [Miguel Angel, jefe
del bloque del FPV]", acusó.
Al analizar el tono que adquirió la
sesión y los argumentos vertidos en
diferentes presentaciones, Carbajales
expresó que apenas se conoció la
decisión de la Cámara alta los
ciudadanos de varias provincias se
mostraron decepcionados. "Hay un gran
enojo y una gran frustración, sobre
todo, de los ciudadanos de las
provincias por haber visto a muchos de
sus senadores hacer lo contrario de lo
que habían prometido públicamente o
haberse ausentado a la hora de la
votación", aseguró.
Esta situación derivó, según adelantó
a este medio, en una campaña de
concientización al electorado de cada
provincia acerca de cuáles fueron los
senadores que no cumplieron con su
palabra. "Se va a denunciar públicamente
a aquellos que fijaron una posición en
contra y votaron a favor del proyecto,
mintiéndole a su electorado. La gente no
quiere que la defrauden más", subrayó.
"Lamentamos profundamente lo de
Teresita Quintela [Partido por la
Victoria- La Rioja], que dijo que estaba
en contra, pero que votaba a favor de
los intereses económicos de su
provincia. Recibimos muchos llamados de
Tucumán reclamando la falta de
compromiso cívico de Sergio Mansilla (FPV),
que se vuelve a ausentar por segunda
vez. También criticamos el cambio de
voto que hizo la senadora Ana Corradi (FPV
- Santiago del Estero) , que
públicamente y en forma sistemática
había dicho que estaba en contra del
proyecto", ejemplificó.
"Respetamos mucho el proceso
democrático, pero aquí hubo senadores
que se ausentaron por presiones o
acuerdos que no están claros con el
oficialismo. No queda clara la
desaparición del senador Emilio Rached,
a la madrugada. Tampoco la abstención de
María José Bongiorno. La falta de
presencia de Carlos Menem", añadió.
Los evangélicos, tajantes.
"Con esta ley, no importa si uno nace
hombre y mujer. A partir de ahora, como
dice la senadora Negre de Alonso
[Liliana], vamos a enseñar que uno puede
elegir la orientación sexual que quiera.
Ese es otro mundo".
Así, tajante, el presidente de la
Alianza Cristiana de Iglesias
Evangélicas (Aciera), Rubén Proietti,
describe a lanacion.com cómo se imagina
que será la Argentina tras la
aprobación, esta madrugada, de la ley de
matrimonio homosexual. La organización
es una de las dos que convocaron el
pasado 31 de mayo a un acto frente al
Congreso para juntar firmas contra la
iniciativa.
Proietti aseguró que la discusión que
encabezó el recinto representó un cambio
en el modelo social que las personas
traen "de por vida" y que tiene el
mundo, con excepción de los nueve países
cuya legislación respalda la unión de
parejas homosexuales.
Proietti: «El fin del discurso es
cambiar el modelo social»
En su opinión la sesión de ayer
estuvo signada por un alto nivel de
politización y de expresiones que
escaparon al fondo de un debate que,
sostuvo, tendría que haberse demorado un
tiempo.
"Me preocupó mucho la hipocresía y la
falta de honestidad. Los mismos
senadores dicen que es hipocresía no
reconocer el derecho de la minoría y
nosotros nunca dejamos de hacerlo. Aquí
se confundieron mucho las cosas. Anoche
hubo mucha turbulencia", advirtió.
El organizador de la convocatoria,
que bajo la consigna "Por un matrimonio
con papá y mamá" reunió más de un millón
de adhesiones, aclaró que no pretendía
hablar desde el lado de la derrota al
afirmar que este resultado no cambiará
su prédica.
"Nosotros vamos a seguir predicando
el Evangelio. Vamos a tener más trabajo
y seguiremos ocupándonos de los
problemas de la sociedad que no pasan
sólo por esto. Nuestra tarea continúa
siendo un campo donde hay que incentivar
el amor de Dios y seguir viviendo
conforme a su plan", argumentó.
Este sector del ámbito religioso
había alertado a los fieles sobre las
presiones que muchos senadores habrían
recibido para votar a favor de la
iniciativa. Hoy, Proietti ratificó esos
dichos y se refirió a algunas maniobras
del oficialismo que facilitaron la
aprobación de la ley.
"Lo de las presiones es vox pópuli.
Hubo presiones porque hablamos con
senadores y gobernadores que nos lo
confirmaron", señaló.
Y añadió: "La acción de llevarse a
dos senadoras también es cuestionable.
Ojo, también tenían todo el derecho del
mundo de elegir quedarse y no lo
hicieron".
El presbítero evangélico criticó la
poca seriedad con la que se encaró el
debate y se lamentó de que muchos
funcionarios se "hayan tomado la vida
para el juego político".
En este sentido, indicó que lo apenó
ver el desarrollo de la sesión, sobre
todo, por su comienzo y final que
tuvieron como protagonistas al jefe de
la banca oficialista, Miguel Angel
Pichetto, y la senadora de Peronismo
Federal Liliana Negre
"Me llamó mucho la atención de la
senadora cuando increpó a Pampuro [tras
haber impugnado el dictamen de su
comisión a favor de la unión civil]. El
debate empezó con un disgusto muy
grande", afirmó.
"Si tiene razón Pampuro habría que
amonestar a la senadora, y si ella tiene
razón habría que intervenir. Esto fue
como si le hubiesen pegado un tiro, la
hubieran matado, la sacaron de cuadro,
pero queda presente para votar y poder
seguir en la reunión", describió.
También se manifestó acerca de los
cruces que la senadora intercambió con
el jefe de la bancada oficialista, que
criticó la resolución de la Comisión de
Legislación General y tildó a Negre de
Alonso de "nazi".
Un debate incompleto. En
tanto, el vicepresidente de la
Corporación de Abogados Católicos,
Eduardo Sambrizzi, también cuestionó la
sanción de la ley: "Los senadores no
entraron a analizar el fondo del asunto.
Decían que había discriminación, pero no
analizaron por qué habría discriminación
según ellos". Asimismo, evaluó: "Me
parece que es muy malo para el país,
para la sociedad".
PARA LAS PRÓXIMAS
ELECCIONES - Hay que
mirar el estilo de
vida familiar de
cada uno de los
postulantes para las
próximas elecciones
antes de votar,
además de la
palataforma
política. La
senadora María
Eugenia Estenssoro
me desilucionó, pero
después que confesó
su vida sentimental,
entendí porque no
apoya el matrimonio
y la familia. es
Madre soltera,
divorciada y vive
actualmente en
concubinato. Saquen
sus propias
conclusiones.
MUCHA GENTE SE
SINTIÓ VIOLADA,
AVASALLADA EN SUS
CONVICCIONES MAS
PROFUNDAS POR EL
MANEJO ESPUREO Y LA
FALTA DE
CONOCIMIENTO
PROFUNDO DE LA
CUESTIÓN ,DESDE MI
POSICIÓN PURAMENTE
CIENTÍFICA ES UNA
TOTAL ABERRACIÓN
IGUALAR COSAS
TOTALMENTE
DIFERENTES.
GUARDEMOS EN LA
MEMORIA QUIENES
VOTARON A FAVOR ,
QUIENES SE LAVARON
LAS MANOS Y SE
VENDIERON PARA NO
VOTARLOS Y LUCHEMOS
PARA EN UN FUTURO
DISTINTO LOGRAR ALGO
MEJOR Y RESCATAR LA
DIGNIDAD DEL
MATRIMONIO
HETEROSEXUAL QUE ES
DE VERDAD.
El igualitarismo sexual
Por Mariano Grondona
Especial para lanacion.com
(Un breve, sensato, exacto y lúcido
análisis del tema)
Jueves 15 de julio de 2010 |
El debate sobre el matrimonio "gay"
se ha venido intensificando hasta
convertirse en una "polémica" (del
griego "polemós", "guerra") por dos
razones. Una de ellas, circunstancial,
es que Kirchner ha intentado reducirlo a
su propia confrontación con el cardenal
Bergoglio. Pero la otra razón, visceral,
es que el debate se ha vuelto polémico
porque afecta nada menos que a nuestra
concepción de la familia.
Hasta hace poco tiempo, los
ciudadanos homosexuales habían sido
discriminados. Según Aristóteles, la
justicia consiste en "tratar a los
hombres como iguales en lo que son
iguales y como desiguales en lo que son
desiguales". Los homosexuales y los
heterosexuales, por lo pronto, son
iguales en dignidad, y todo aquello que
conduzca a "desigualar" a los
homosexuales por debajo de los
heterosexuales es discriminatorio y por
lo tanto injusto.
Si la discriminación de una
categoría de ciudadanos como los
homosexuales vulnera su igual derecho a
la dignidad, debe ser condenada.
Desde hace unos veinte años, detrás de
liderazgos ampliamente reconocidos como
el de los hermanos Jáuregui, la sociedad
argentina ha avanzado un buen trecho
contra la discriminación sexual,
manifestándose por ejemplo a favor de la
igualación de los derechos sociales y
económicos de las parejas homosexuales
respecto de las parejas heterosexuales.
Pero este avance bienvenido de la
igualdad, ¿no corre a su vez el riesgo
de irse al otro extremo, convirtiéndose
en "igualitarismo", si además se
pretende igualar lo que no es igual? En
su meritoria lucha contra la
discriminación, ¿no han cruzado las
organizaciones homosexuales esta sutil
frontera al reclamar que también se
llame "matrimonio" a la unión homosexual
y al otorgar a una pareja homosexual de
dos hombres o dos mujeres un idéntico
derecho de adopción al de una pareja
heterosexual que salva la distinción
entre el padre y la madre, entre el
hombre y la mujer?
Más allá de las
pasiones y las ideologías en contraste,
¿no existe entonces una "diagonal"
moralmente justificada en reconocerles a
las parejas homosexuales todos los
derechos económicos y sociales de las
parejas heterosexuales mientras se
reserva para éstas el uso exclusivo de
la palabra "matrimonio" y un derecho de
adopción abierto a la posibilidad de que
cada hijo, adoptado o natural, tenga un
padre y una madre en lugar de dos padres
o dos madres? No parece injusto
buscarles entonces a las parejas
homosexuales otro nombre, por ejemplo
"unión civil", que preserve su derecho a
una igual dignidad sin confundir por eso
lo desigual con lo igual. Según una
feliz metáfora de Pablo VI, en un coro
es igual la dignidad del tenor y la
soprano sin que se pretenda por eso que
sus voces sean intercambiables. Más allá
de la discriminación y el igualitarismo
lo que debiera brillar es, simplemente,
una justa igualdad.