“Hubo una estudiada estrategia de presión”

18/07/10 Fue el encargado de monitorear desde la Iglesia el proyecto de matrimonio gay. Dice que el resultado en el Senado se debió a presiones de Kirchner.

Por  Sergio Rubin

¿Cómo evalúa la aprobación en el Senado del matrimonio gay?

- Es el resultado del apuro y de una imposición ideológica. Subsisten los problemas señalados por especialistas de todas las disciplinas en audiencias del Senado. En el fondo, hay un vaciamiento de la institución matrimonial.

¿Cree que Néstor Kirchner presionó a los legisladores, no permitiendo que votaran con libertad de conciencia?

- Hay acuerdo en que existió presión y los hechos están a la vista.

¿Qué opina de las dos senadoras que no apoyaban el proyecto y fueron invitadas a China con la presidenta?

- No opino sobre las senadoras, sino sobre su ausencia. ¿Pura casualidad?

¿Qué lectura hace de que también algunos senadores de otros partidos como la UCR votaran a favor?

- Esta transversalidad tiene diversos significados según el alineamiento. En algunos casos, es efecto de una ideología dominante; en otros, parece resultado de la “obediencia debida” o el miedo a las carpetas.

Pichetto lo describió a usted como “un personaje de las tinieblas”. ¿Qué piensa?

- La intervención del senador ha sido muy injusta e innoble. Si fuera hombre de honor, debería pedir disculpas por agraviar tan dura y abiertamente a la Iglesia Católica, al mismo Papa y a algunos obispos. Me atribuye dichos que nunca pronuncié ni escribí. Parece ignorar mi inmediata desmentida.

¿Entonces usted no dijo que las parejas de homosexuales son hasta 30 veces más violentas que las heterosexuales?

- Ya desmentí con toda claridad esa afirmación, y vuelvo a hacerlo aquí. Jamás la pronuncié.

¿Fue contraproducente para la Iglesia que Bergoglio dijera que estaba el diablo tras la iniciativa?

- El cardenal se dirigía a monjas contemplativas. No me parece que deba estar prohibido emplear el lenguaje de la Biblia, sobre todo para hablar con religiosas.

¿Cree que la estrategia del Episcopado, de emitir declaraciones contundentes y apoyar marchas fue acertada?

- Nuestro mensaje fue liderado por intervenciones laicales en base a argumentos racionales, con acento en lo jurídico y social. Las manifestaciones populares fueron de un éxito notable y partieron de la iniciativa laical. Destaco también a legisladores que respondieron satisfactoriamente, como la senadora Negre de Alonso.

¿Los fieles entendieron los argumentos de la lucha y la acompañaron entusiastamente?

- Los fieles respondieron muy bien. Ha sido un hito significativo en la participación del laicado católico en la sociedad civil y la política.

¿No hubiera sido más conveniente impulsar la unión civil y evitar el riesgo de apostar a todo o nada?

- Así apostaron quienes redactaron la ley en diputados. También los senadores que confirmaron esa media sanción, negándose a aceptar un proyecto alternativo. No comparto el análisis del “a todo o nada”: no se planteó el tema en términos clericales, donde los obispos ejercíamos un poder y negociábamos. Ante leyes injustas, compete a los laicos procurar disminuir sus efectos negativos si no es posible su total rechazo.

¿No terminaron los obispos haciéndole el juego a Kirchner, que nunca pareció estar muy preocupado por los homosexuales, sino que vio una ocasión de reafirmar su poder y torcerle el brazo a la Iglesia?

- El debate no lo introdujeron los obispos. Pero nosotros no podíamos callar ante un tema tan trascendente. El resultado en el Senado se vincula con una estudiada estrategia de presión.

¿Debe el Episcopado hacer alguna autocrítica por la estrategia seguida?

- En cada asamblea los obispos evaluamos los temas más salientes, y del aporte de todos surge la luz.

Intenso debate en el interior de la Iglesia

18/07/10  Por  Sergio Rubin
 

Un fuerte debate interno se desató en la Iglesia luego de que el Senado convirtió en ley el proyecto de matrimonio gay. Su eje pasa por la estrategia que siguió el Episcopado –o sea, el centenar de obispos del país- de salir a jugar fuerte a través de declaraciones contundentes y respaldo decidido a las marchas contra la iniciativa legal. Y de haber descartado un papel más sobrio y una discreta negociación en favor de la unión civil como alternativa intermedia.

Parecen inevitables los pases de factura. Porque las dos posiciones habían quedado expuestas con toda claridad en el último plenario de obispos realizado en abril en Pilar. Entonces, el presidente del Episcopado, cardenal Jorge Bergoglio, propiciaba la postura moderada, y el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, la dura. Sometidas a votación, ganó la posición de Aguer, favorecida por el temor de los obispos a quedar desmarcados del sentir conservador de Benedicto XVI.

El argumento exculpatorio de que Kirchner presionó a muchos senadores no convence a los críticos de la postura que se siguió. ¿O no se sabía que el ex presidente iba a jugar fuerte con todos los medios a su alcance? ¿Descubren recién ahora los obispos que muchos senadores son fácilmente manipulables? ¿No terminaron siendo funcionales a Kirchner, que lo único que le interesaba era fortalecer su poder, doblarle el brazo a la Iglesia y distraer de otros temas? Resta el interrogante más medular internamente: ¿Pensaron los obispos que la estrategia dura que asumieron iba a ser “comprada” por toda la Iglesia? Hay indicios para pensar que muchos sacerdotes de base no la suscribieron. En la marcha del martes, faltaban fieles de barriadas populosas. En pos de la disciplina, Bergoglio asumió en un momento un discurso duro que fue muy criticado. Ahora, deberá volver a su moderación y restañar las heridas de una Iglesia en ebullición.

La carta de Bergoglio, un error estratégico

Mariano De Vedia  LA NACION

 
Viernes 16 de julio de 2010 | Publicado en edición impresa 
 

La "envidia del demonio" y "la guerra de Dios" hicieron lo suyo e influyeron en la sanción de la ley del matrimonio gay, aunque no en el sentido que había pronosticado el cardenal Jorge Bergoglio.

Según pudo saber LA NACION, en la propia Iglesia admiten como un error estratégico la carta que el cardenal les envió a fines de junio a las monjas carmelitas para advertirles que el debate ponía en juego la supervivencia de la familia.

Con los resultados de la votación del Senado a la vista, la difusión de la carta le jugó en contra a la Iglesia y despertó las críticas del Gobierno, cuyos voceros identificaron al cardenal con "posturas oscurantistas" propias de la Inquisición. Así, el texto, difundido por la propia agencia informativa del Arzobispado, influyó, quizá, tanto como las presiones del Gobierno, ausencias notorias en el recinto y el voto funcional de la cúpula radical, que benefició a los Kirchner.

"Hubo un antes y un después de la carta de Bergoglio. Fue mal interpretada y le dio argumentos al enemigo", admitió una fuente episcopal, que, sin embargo, atribuyó el rumbo del debate a la "lógica confrontativa del Gobierno".

"La carta del cardenal es un escrito dirigido a monjas contemplativas, cuya vida transcurre en oración. Desde una visión de fe, sus términos son correctos y no pueden ofender a nadie. Para nosotros, legislar en los términos en que ha salido la ley, es quebrar el orden querido por Dios, el orden de la creación. No podemos ocultar nuestra visión de fe", explicó, en defensa del texto, monseñor Antonio Marino, obispo auxiliar de La Plata y responsable del seguimiento de los temas legislativos en el Episcopado.

Los obispos atribuyen la votación final del Senado a "presiones e intereses oficiales", por lo que no se esperan en lo inmediato posibles pases de factura en el universo episcopal, donde el liderazgo de Bergoglio conserva un fuerte predicamento.

Si bien la estrategia frente al debate sobre el matrimonio gay, que llevó a la Iglesia a tensar al máximo la relación con el Gobierno, había sido promovida por los sectores eclesiásticos más conservadores, fue acordada y asumida como propia por todos los obispos en abril último.

Marino recordó que las presiones fueron reconocidas por los propios legisladores y anticipó que la evaluación de la estrategia de la Iglesia será analizada por los obispos durante el intercambio pastoral de la próxima asamblea plenaria, en noviembre.

Ello no detendrá las estrategias de sectores católicos para intentar frenar la aplicación de la norma, como la posible presentación de acciones judiciales por planteos de inconstitucionalidad. El doctor Eduardo Sambrizzi, vicepresidente de la Corporación de Abogados Católicos, afirmó que la flamante ley vulnera tratados internacionales con jerarquía constitucional, que interpretan el matrimonio como la unión de un hombre con una mujer.

Consultado por LA NACION, el arzobispo de San Juan, monseñor Alfonso Delgado, recordó que los obispos acordaron en abril "expresar con serenidad y respeto la visión sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo desde la fe, para iluminar la realidad y no para confrontarla". Advirtió que el contexto fue cambiando en las semanas sucesivas y "lo que al principio parecía algo lejano que se cocinaba en el Congreso dio paso a una preocupación por lo que se veía como un ataque a la familia".

Sorprendido por la "agresividad" de los senadores kirchneristas, Delgado dijo que la ley aprobada "carece de legitimidad social" y que "no es la primera vez que se favorece a pequeñas minorías en detrimento de derechos e intereses de la mayoría del país". Recordó, en ese sentido, que "muchas veces se beneficia a unos pocos con grandes negocios y se les niega a los jubilados el derecho a percibir una jubilación digna".

Surgido de las filas del Opus Dei, el arzobispo Delgado, de 68 años, vinculó el beneficio "a las minorías, a quienes de ningún modo queremos discriminar", con "el capitalismo de amigos" promovido por el Gobierno. Y llamó a no olvidar que "la Argentina está en la lista de los países más corruptos, corrupción que siempre favorece a los más afines al poder político".

En el nuevo contexto marcado por la sanción de una ley resistida por la Iglesia, hay conciencia de que el Gobierno ganó una batalla, pero el combate seguirá librándose, especialmente si el kirchnerismo insiste en identificar a Bergoglio como la cabeza de la oposición. Por lo pronto, dentro de tres semanas será la festividad de San Cayetano, y no se descarta un nuevo cruce a raíz de los niveles de pobreza en el país.

Consternación y bronca en la Iglesia

16/07/10  PorSergio Rubín   CLARIN
 

Un clima de gran consternación se respiraba ayer en la Iglesia luego de que el Senado convirtiera en ley el proyecto de matrimonio gay. La indignación era aún más grande porque se consideraba que el resultado de la votación fue posible por “la presión” que Néstor Kirchner ejerció sobre muchos legisladores, varios de los cuáles, decían, cambiaron su voto o se ausentaron del recinto para facilitar la aprobación.

“No hay nada peor para la democracia que la facturación de leyes que nacen viciadas por este tipo de procedimientos y en el marco de una evidente falta de consenso y sin escucharse a las provincias”, dijo Guillermo Cartasso, asesor de la comisión de seguimiento legislativo del Episcopado. En ese sentido, señaló su convencimiento de que “sin las presiones políticas, con una auténtica libertad de conciencia, con la presencia debida de todos los legisladores en el debate y la votación, esta ley no hubiera sido aprobada”.

En la misma línea, el arzobispo de San Juan, Alfonso Delgado, dijo que “es de lamentar la conducta tan poco republicana de quienes silenciaron sus intenciones y no tuvieron la valentía de decirlas con anterioridad. También es lamentable –añadió– la conducta de los que aplastaron su conciencia y sus convicciones sin la fortaleza necesaria ante los aprietes y presiones que acompañaron este proceso”.

El director del Departamento de Laicos del Episcopado, Justo Carbajales, informó que comenzará una campaña para denunciar en sus provincias a aquellos senadores que cambiaron su voto o se ausentaron. Criticó, además, al senador radical Ernesto Sanz, porque con su presencia y su voto a favor “terminó jugando a favor” de Kirchner, pese a que la mayoría de su bloque estaba en contra.

El fuerte malestar también tenía que ver con el discurso del jefe de la bancada oficialista, Miguel Pichetto, que criticó “las posiciones trogloditas” de la Iglesia y a obispos como Héctor Aguer y Antonio Marino. Carbajales dijo que esas palabras fueron “injuriosas” y Cartasso, “insultantes” y de una “intolerancia lamentable”.

Una jueza de La Pampa se niega a casar a homosexuales

Una magistrada de General Pico declaró que si se presenta una pareja del mismo sexo delegará la tarea a un suplente "por una cuestión de principios cristianos"

 
Viernes 16 de julio de 2010 | 10:20 (actualizado a las 14:35)

Por Sergio Romano
Especial para lanacion.com

 

SANTA ROSA.-  "Yo no los voy a casar. La Biblia me enseña que primero tengo que obedecer la ley de Dios, y después la ley de los hombres". La jueza de Paz de General Pico, Marta Covella, rechazó el matrimonio gay y adelantó que no hará los casamientos de personas homosexuales.

Covella expresó que si se presenta el trámite de pedido de matrimonio de dos hombres o dos mujeres, delegará la responsabilidad en el juez de Paz suplente, Marcelo García Mossman, pero ella no presidirá el acto legal. "Alguien va a casar a esas parejas, si se presentan los pedidos, pero no seré yo", sostuvo la funcionaria.

"Se van a poder casar igual, porque los casará el juez suplente. Pero yo, por una cuestión de principios cristianos, no puedo hacerlo. Porque en la Biblia, Dios no aprueba esa forma de vivir. Me crié leyendo la Biblia y sé lo que Dios piensa. Dios ama a toda la gente pero no aprueba las cosas malas que hace la gente. Y una relación entre homosexuales es una cosa mala delante de los ojos de Dios", expresó en declaraciones a la prensa.

"Para Dios -sostuvo- los grises no existen, para Dios es blanco o es negro. Y esto es negro. Y como Dios no lo aprueba, yo no debo hacerlo. Cueste lo que cueste".

"Hay gente que me va a condenar pero a mí no me importa porque lo que yo no quiero es que me condene Dios. Yo sé que cuando me muera empezaré a vivir una vida que no terminará nunca, es la vida eterna que Dios me promete. Y esa vida no la voy a hipotecar por nada ni por nadie. Que me acusen de lo que quieran. Dios me dice una cosa y yo la voy a obedecer a rajatabla, aunque me cueste el puesto, y aunque me cueste la vida, porque primero está lo que Dios me dice", agregó.

 

Tres que se fueron, uno que se dio vuelta y varios ausentes

16/07/10  PorAtilio Bleta
 

El kirchnerismo sudó la gota gorda para ganar la votación a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero se salió con la suya en la madrugada de ayer. Y por 6 votos de diferencia, cinco más que los cálculos previos.

La explicación es sencilla: los peronistas disidentes Carlos Reutemann, Adolfo Rodríguez Saá y Juan Carlos Romero se levantaron disgustados de sus bancas segundos antes de la votación decisiva. Lo hicieron para no avalar la sanción de la ley, según revelaron voceros del sector. Así fue como el frente del rechazo perdió 3 votos. De todas maneras la suerte ya estaba echada , porque con el trío del PJ disidente en sus asientos hubieran sido 30 los votos por el rechazo, 3 menos que los conseguidos por los que votaron a favor.

En cambio, fue decisiva para la suerte del proyecto la voltereta que pegó el fueguino Mario Colazo. Hace apenas unos meses descalificó de la peor manera a la ley sancionada, al punto que el 6 de mayo declaró: “Es antinatural. Mañana se va a poder casar alguien con un perro , con un burro”. Y ayer a la madrugada, sin emitir opinión alguna, votó a favor del casamiento gay, lo que sorprendió a todo el mundo. Así el de Colazo pasó de ser el voto 31 por el rechazo a ser el voto 33 del sí ...

Ya se dijo que el oficialismo trabajó a destajo para torcer voluntades y neutralizar a los disidentes . Por caso, la sanjuanina Marina Riofrío y la santiagueña Ada Iturrez, que estaban en contra, fueron invitados por la Presidenta a viajar a China. Carlos Menem, que estuvo al comienzo del debate, se fue a los pocos minutos y no votó. Tampoco lo hizo el santiagueño Emilio Rached, ex radical K, que había anticipado su rechazo pero se ausentó a la hora de votar . Además no participaron de la sesión el tucumano Sergio Mansilla, que fue obligado a renunciar la comisión de Legislación General, y la misionera Elida Vigo. Y durante la sesión el jefe de bloque K, Miguel Pichetto, convenció al chaqueño Fabio Biancalari, que iba a votar en contra, para que se abstuviera, actitud que también adoptaron –persuasión mediante– la rionegrina María Bongiorno y la chubutense Graciela Di Perna.

El bloque radical, mientras tanto, sufrió por este tema un fuerte debate interno, a pesar de que hubo libertad de acción y votó divido. Para peor naufragó antes de nacer un tímido intento de diferenciación del kirchnerismo.

Al final, Pichetto descargó su furia contra la Iglesia. Acusó a la jerarquía en tener “un increíble pensamiento retrógrado ”. Y agregó, socarrón, justo antes de votar: “Lo creía más inteligente a Bergoglio”.

Decisión en el Congreso con claro sello femenino

16/07/10  PorEduardo Paladini
 

La votación de la ley por el matrimonio homosexual fue una verdadera batalla de género. Y tiene sello femenino. Durante la mayor parte de la discusión, la mirada se concentró sobre todo en los quiebres políticos de los principales bloques: por ejemplo, kirchneristas que votaran en contra del proyecto. Sin embargo, el conteo de las votaciones en Diputados y el Senado deja una lectura acaso más interesante: la proporción de legisladoras que apoyaron la iniciativa fue mucho mayor a la de legisladores.

Entre las dos cámaras, hubo 117 diputadas y senadoras que votaron el proyecto: casi dos tercios (75), lo hicieron a favor. Entre los hombres, en cambio, ganaron los anti reforma. Sobre 178 senadores y diputados, la mayoría (94) se opuso.

En el rubro femenino hubo una postura cuanto menos polémica. Elisa Carrió, pese a su militancia religiosa y a su importancia en el tablero político, decidió abstenerse. De los dirigentes nacionales, varios presidenciables, hubo de todo: Néstor Kirchner levantó su mano a favor (fue la única vez que votó como diputado), igual que “Pino” Solanas, Felipe Solá y Ricardo Alfonsín. Francisco De Narváez se opuso. Carlos Menem lo hizo: dio quórum y se fue.

Menem prefirió la promesa de Kirchner a votar

Le ofreció apoyarlo para renovar la banca de senador por La Rioja

 
Viernes 16 de julio de 2010 | Publicado en edición impresa 

Mariano Obarrio
LA NACION

 

Las fuertes presiones del ex presidente Néstor Kirchner permitieron la aprobación de la ley de matrimonio gay. La ausencia del senador Carlos Menem en la votación obedeció a que la Casa Rosada le garantizó al ex presidente riojano ayuda oficial para revalidar su banca en 2011, y extender hasta 2017 la inmunidad que dan los fueros parlamentarios en las causas judiciales que afronta.

Según pudo saber LA NACION, el acuerdo pasa por la posibilidad de que el gobernador de La Rioja, Luis Beder Herrera, a quien llamó Kirchner, le facilite la postulación el año próximo a la banca por la minoría.

"Eso nos favorecería; nos cierra políticamente. Se bloquearía así a la UCR el acceso a ese escaño", confió a LA NACION un legislador kirchnerista.

Paradójicamente, muchos senadores de la UCR, entre ellos Ernesto Sanz, presidente del partido, y Gerardo Morales, jefe del bloque, votaron a favor del matrimonio gay. En tanto, Carlos Menem, de buena relación con la Iglesia, no se presentó en el recinto para votar conforme su convicción.

Las negociaciones, piloteadas por Kirchner desde Olivos, pasaron lejos de la igualdad de derechos de los gays. Otros temas económicos y políticos se impusieron.

Las causas judiciales que más complican a Menem son la de encubrimiento en el atentado contra la AMIA (del que pasado mañana se cumplirán 16 años) y la del contrabando de armas, entre muchas otras. El Gobierno le garantizaría así la inmunidad.

Durante este año, Menem se ausentó en varias sesiones clave, que le permitieron agónicas victorias al kirchnerismo. El primer "pago" fue el nombramiento de Nicolás De Vedia, allegado al riojano, como director de Comisiones del Senado.

Se rumoreaba que Balcarce 50 lo ayudaría en las causas originadas durante su presidencia (1989-1999). Sin embargo, no tiene margen para influir sobre tantos jueces que llevan esos procesos. Pero sí capacidad para facilitarle acceso a la banca en 2011 y así dar continuidad a los fueros parlamentarios. Si un juez dicta una condena con privación de la libertad, debería pedirle antes al Senado el desafuero, que debe ser otorgado con dos tercios de los votos. El mandato de Menem termina en 2011, junto con el de Teresita Quintela y el de Ada Mazza, las otras senadoras riojanas. Beder Herrera haría lo necesario para lograr su continuidad.

Kirchner, desde Olivos, logró la abstención de tres senadores y la ausencia de nueve. Y el matrimonio gay fue aprobado por 33 votos a favor contra 27 negativos.

Entre las abstenciones, hubo senadores que originalmente rechazaban la boda gay: la senadora María José Bongiorno, peronista por Río Negro, fue convencida por el jefe del bloque, Miguel Pichetto; Fabio Biancalani, de Chaco, responde al gobernador chaqueño kirchnerista, Jorge Capitanich; Graciela Di Perna, de Chubut, también se abstuvo: el gobernador Mario Das Neves negocia ante la Nación que el titular de la Comisión Nacional de Valores, Alejandro Vanoli, le firme la autorización para endeudarse por 150 millones de dólares. Vanoli demora esa firma desde hace días.

Entre los ausentes, además de Menem, estuvieron Sergio Mansilla, de Tucumán, influido por el gobernador kirchnerista José Alperovich; Elida Vigo, de Misiones, con parte de enferma (responde al gobernador kirchnerista Maurice Cross), y la dupla santiagueña Emilio Rached y Ada Iturrez de Cappellini, que responden al mandatario oficialista Gerardo Zamora. Iturrez viajó a China junto con la presidenta Cristina Kirchner y la senadora Marina Riofrío, de San Juan, que iba a rechazar el matrimonio gay (ver aparte).

Luego de rechazar el proyecto que había sido aprobado en Diputados, Carlos Reutemann, Adolfo Rodríguez Saá y Juan Carlos Romero también dejaron el recinto.

 

Una reforma polémica

Los senadores que sorprendieron a todos

 
Viernes 16 de julio de 2010 | Publicado en edición impresa 
 

MARIA J. BONGIORNO
Fte. Grande-Rio Negro

Dijo que estaba a favor de la sanción de Diputados y, después, firmó el dictamen de rechazo. Al final, se abstuvo porque no podía votar por la unión civil.

JORGE COLAZO
FpV-Tierra del Fuego

Cuando el proyecto entró en el Senado, dijo que el matrimonio homosexual "era antinatural". Ayer, votó a favor y de viva voz porque hubo un problema en el tablero.

FABIO BIANCALANI
FpV-Chaco

A las 3.15 de ayer anunció que estaba en contra del proyecto, pero a la hora de la votación se abstuvo por una presunta irregularidad en el dictamen de unión civil.

GRACIELA DI PERNA
PJ-Chubut

Aunque con ciertas dudas por el tema de la adopción, dijo que estaba a favor. El día anterior al debate se había expresado en contra. Terminó absteniéndose.

GERARDO MORALES
UCR-Jujuy

Junto con Ernesto Sanz (UCR-Mendoza), prometió modificar el proyecto, pero terminó votando con la mayoría porque dijo que no tenía los números para introducir cambios.

CARLOS REUTEMANN
PJ-Santa fe

Votó por el rechazo del matrimonio gay, pero se retiró del recinto tras fracasar la votación del dictamen de mayoría y votarse a libro cerrado el texto aprobado en Diputados.

ADOLFO R. SAÁ
PJ-San Luis

Igual que el santafecino, estuvo ausente cuando se votó el texto de Diputados, por lo que amplió a seis votos la brecha a favor del matrimonio gay.

JUAN CARLOS ROMERO
Pj-Salta

Al retirarse del recinto junto con Reutemann y Rodríguez Saá, ayudó a consolidar una ventaja mayor a la hora de la votación que la que realmente existió.

EMILIO RACHED
UCR-Sgo. del Estero

Nunca dijo públicamente cómo iba a votar, aunque en privado se manifestó en contra. Ayer, adujo problemas de salud y se retiró de la Cámara de Senadores.

Una reforma polémica / Los senadores que sorprendieron a todos

El fin de una noche en que no todos dijeron la verdad

Muchos senadores votaron presionados en contra de sus creencias

 
Viernes 16 de julio de 2010 | Publicado en edición impresa 

Gustavo Ybarra
LA NACION

 

El Senado sancionó ayer la ley que llevará el número 26.618, que permite contraer matrimonio civil a personas del mismo sexo. Sin embargo, la histórica votación fue el resultado de una mayoría lograda con fórceps y que no representa la auténtica convicción de un cuerpo que demostró tener un perfil más conservador que el de la Cámara de Diputados.

Esto es así porque los números finales de la votación -33 votos a favor, 27 en contra-, se lograron gracias a un operativo instrumentado desde la Casa Rosada y la conducción del bloque oficialista, que incluyó cambios de votos, sorpresivas abstenciones y ausencias más que llamativas.

La realidad indica que, si los senadores hubiesen votado con libertad de conciencia, como se dijo antes del debate, el matrimonio gay se hubiera rechazado, y por amplia mayoría.

El primer dato que hay que destacar es que el resultado que mejor refleja la sesión de ayer fue el de la primera votación, cuando se puso a consideración el rechazo al proyecto aprobado en Diputados y que fue desestimado por apenas tres votos (33 a 30). Tras fracasar en su intento por rechazar el matrimonio homosexual, los peronistas disidentes Carlos Reutemann (Santa Fe), Juan Carlos Romero (Salta) y Adolfo Rodríguez Saá (San Luis) se fueron del recinto. Así, la segunda votación, que sancionó la ley, logró una luz de seis votos de ventaja.

Sin embargo, lo que más sorprendió fue el voto a favor del kirchnerista Mario Colazo (Tierra del Fuego). Este legislador, ex gobernador de su provincia, destituido en juicio político, fue un duro crítico del proyecto, al extremo que cuando el texto llegó al Senado, dijo: "Creo que es antinatural; mañana alguien se va a poder casar con un perro, con un burro".

Un frío de hielo

Otro oficialista, el chaqueño Fabio Biancalani, también sorprendió a propios y extraños. Lo hizo a las 3.15 de ayer, cuando su jefe de bloque, Miguel Pichetto (Río Negro), cerraba el debate. Lo interrumpió para anunciar que estaba en contra. Un frío de hielo recorrió el recinto, pero el susto duró poco, ya que aclaró que se iba a abstener por presuntas irregularidades de la Comisión de Legislación General al firmar un dictamen de unión civil.

La misma excusa, aunque sin cuestionar lo actuado por esa comisión, usó la rionegrina María José Bongiorno (Frente Grande) para abstenerse. Lo llamativo es que esta legisladora había dicho, en los primeros días de mayo, estar a favor del matrimonio homosexual para, la semana pasada, firmar el dictamen de rechazo al proyecto. Finalmente, expresó que, como no podía votar la unión civil, iba a abstenerse. Un caso igual protagonizó la chubutense Graciela Di Perna (PJ), que responde al gobernador Mario Das Neves.

Las ausencias también hablan mucho de lo ocurrido en las horas previas al debate. El santiagueño Emilio Rached (UCR) estuvo en el Senado, pero se retiró con parte de enfermo. Votaba en contra. Otro tanto ocurrió con Carlos Menem, que estuvo un par de horas en su despacho antes de retirarse, con lo que fue funcional al oficialismo.

A estas ausencias, deben sumarse la de los kirchneristas Sergio Mansilla (Tucumán), que se quedó en su provincia para no dar quórum al tratamiento del matrimonio, que rechazaba, y de las dos "invitadas" a China con la comitiva presidencial: Ada Itúrrez y Marina Riofrío (ver aparte).

Párrafo final para los radicales Gerardo Morales, presidente del Bloque en el Senado (Jujuy), y Ernesto Sanz (Mendoza), presidente del partido en el orden nacional que, tras prometer durante tres días que iban a proponer modificaciones, no lo hicieron.

Lo concreto es que esta postura les valió un fuerte cuestionamiento por parte de la mayoría del bloque que siempre rechazó el proyecto. En una tensa reunión, Morales y Sanz debieron soportar acusaciones de haberse prestado a la política de "todo o nada" del kirchnerismo y que terminó convirtiendo al matrimonio gay en una pulseada política.

Impugnar la ley, un objetivo tan difícil como improbable

Debería demostrarse un perjuicio concreto con pruebas fehacientes

 
Viernes 16 de julio de 2010 | Publicado en edición impresa 
 

Adrián Ventura
LA NACION

 

Los sectores más conservadores afirman que están dispuestos a plantear la inconstitucionalidad de la reforma al matrimonio civil que ayer aprobó el Congreso, pero esa batalla legal no será fácil ni tiene asegurado su futuro.

Pero una cosa es afirmar la voluntad de presentar una demanda, cuando se habla al calor de una disputa política, y otra muy distinta son las oportunidades de tener éxito.

Para impugnar una norma con chances de triunfo hay que superar algunos obstáculos de carácter legal y, también, hacer una lectura política de la situación:

  • En primer lugar, para ganar un juicio, es esencial saber si hay un juez y una Corte dispuestos a dar la razón. Y esto no es sencillo.
    Hasta ahora, la Corte, que tenía en estudio el caso Rachid, promovido por dos mujeres que querían casarse -ahora ya podrán hacerlo, sin esperar sentencia- evitó pronunciarse. Pero si la Corte tomó esa actitud prudente, no fue porque sus integrantes estuvieran en contra de la unión de homosexuales, sino porque no querían pagar el costo político de ese fallo en un tema tan controvertido.
    Hay un dato muy importante: cada vez que los ministros de la Corte miraron de reojo el caso Rachid, dudaron entre autorizar el matrimonio o pedirle al Congreso que se expidiera. Pero jamás pensaron en rechazarlo.
  • En segundo lugar, quien formule el planteo deberá presentar la demanda en primera instancia y tramitar el juicio durante largos meses o años antes de que llegue a la Corte.
  • Tercero. La persona o asociación que formule esa impugnación tendrá que demostrar cuál es el daño o perjuicio concreto que le produce la nueva ley. Para esto, a esa persona no le bastará alegar que está en desacuerdo con la ley o que la reforma viola sus convicciones morales o su visión de la sociedad. Presentar una demanda requiere una prueba mucho más acabada y concreta de un daño real y demostrable.
    Una persona puede afirmar que no comparte el matrimonio homosexual o sostener que, a su parecer, bastardea la institución familiar. Pero esas son opiniones tan discutibles como cualquier otra. Hasta allí no habrá probado que el matrimonio homosexual le provoca a él un perjuicio cierto como el que sufre, por ejemplo, quien es despedido del trabajo o es atropellado por un automóvil.
    Lo mismo podría decirse respecto de quien impugne la posibilidad de los homosexuales de adoptar un niño. No bastará con afirmar que dar un niño en adopción a una pareja homosexual puede poner el riesgo físico y moral al menor, sino que deberá demostrarse que esa situación existe, en un caso concreto, de un determinado niño y de un determinado matrimonio. Y, para eso, antes deberá antes haber una adopción y alguna situación extraña que pueda ser denunciada, si es que realmente se presenta esa situación.
  • Cuarto. Si el ingenio del abogado logra construir la apariencia de un caso justiciable, la demanda deberá estar acompañada de pruebas, deberán hacerse peritajes y, en definitiva, someterla a los largos tiempos judiciales. Y una cosa sería obtener la sentencia ahora mismo, en medio de la controversia, y otra muy distinta, dentro de varios años, cuando la nueva convención social esté definitivamente instalada y aceptada por la sociedad.
  • Quinto. Es muy probable que el abogado que intente plantear la inconstitucionalidad de la ley intente invocar algún tratado internacional, porque los tratados están por encima de las leyes. Pero estos debates también son complejos. Es más fácil impugnar una ley que restringe los derechos -porque la persona cuyo derecho se ve restringido tiene aptitud para reclamar contra ese daño- que impugnar una ley que amplía derechos, aun cuando estos nuevos derechos disgusten a parte de la sociedad.

En definitiva, la Justicia no es un legislador negativo que pueda deshacer en los tribunales lo que los legisladores hicieron en el Congreso.

El Congreso legisla en general; dicta leyes para toda la población y, luego, cada ciudadano o asociación, si quiere impugnar esa norma, debe mostrar que, en su caso concreto, le produce un perjuicio. Sólo así podrá obtener una reparación o la declaración de inconstitucionalidad de la ley.

OPINIONES:

  • DrGHOSTVer perfil del usuario

    16.07.1021:09

  • Un forista (Vasquez54) escribió con rotunda certeza: "Esto no significa desconocer los derechos que los homosexuales tendrían, como también otras parejas no sexuales respecto a la herencia y otras leyes de protección. Porque mientras reconocemos los derechos de los homosexuales, se desconocen los derechos de parejas sin sexualidad, que cabrían en los mismos generales de la ley. Para ponerlo claro, la ley debería dar protección a cualquier grupo humano pequeño que así lo requiera, sin que ello implique relaciones sexuales". Pido disculpas por plagiar, pero la opinion es relevante habida cuenta que trae al debate un aspecto que los legisladores ignoraron olimpicamente, negando derechos a una minoria que pudo haberlos alcanzado mediante la concrecion de una ley de Union Civil, que no fueron capaces de defender.
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  • 375DrGHOSTVer perfil del usuario

    16.07.1020:59

  • Nadie puede discutir el derecho a la igualdad de las personas. Un homosexual tiene los mismos derechos que un heterosexual, en cuanto a personas. No reconocerlo es DISCRIMINATORIO. Una mujer tiene los mismos derechos que un hombre.SIN DUDAS. Lo que encontramos diferentes son las instituciones que son integradas por dos o mas personas. El ordenamiento legal de una SA no es el mismo que el de una SRL. Los derechos que asisten a tales instituciones son diferentes, porque como instituciones no son iguales, aun cuando esten constituidas por personas que como tales, tienen los mismos derechos. Tanto los integrantes de un matrimonio heterosexual, como las que integrarian un matrimonio Gay, no pueden discriminados en sus derechos individuales, porque como personas son iguales. Pero las parejas que conforman son indudablemente diferentes. Por consiguiente no pueden ser considerados iguales los que no son iguales. Y no me refiero a las PERSONAS, me refiero a las PAREJAS.
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  • 374DrGHOSTVer perfil del usuario

    16.07.1020:54

  • Respondiendo a los defensores del igualitarismo: Para ensamblar dos piezas se necesitan un bulon y una tuerca, es decir, dos elementos que son complementarios. Es imposible el ensamblado utilizando dos tuercas -o dos bulones- por separado. En la union heterosexual, hombre y mujer son complementarios, como el bulon y la tuerca. En la union homosexual los contrayentes no son complementarios. Para “casar” dos piezas en un ensamblado, siempre sera necesaria una tuerca para cada bulon. Querer reemplazar la tuerca por otro bulon no funciona, ni en mecánica ni en biologia. En un caso tenemos una unión firmemente ensamblada, en el otro es una mera aproximación al pegado magnético. Si algunos prefieren el pegado al ensamblado, allá ellos, pero no insistan en que tales uniones son iguales, que pueden cumplir las mismas funciones, y que les deben ser aplicables las mismas normativas, porque se nos van a caer los satélites.