Padre Pepe

"Es un pastor que siempre acompañó a los pobres"

14/03/2013 Lo dijo José María Di Paola, conocido como el "cura villero", quien compartió con Jorge Bergoglio mucho tiempo mientras trabajan juntos en barrios carenciados de la Ciudad de Buenos Aires. Lo definió como "su amigo" y "padre espiritual".
Por MARÍA BELÉN ETCHENIQUE

"Ver que la persona con quien trabajabas, compartías mate y anécdotas cotidianamente sale al balcón, vestido de blanco, para saludar al mundo como el nuevo Papa... ¡La pucha!, es una sensación diferente", dijo José María Di Paola, más conocido como el padre Pepe, a sanmartin.clarin.com, pocas horas después de que se conoció la noticia de que Jorge Bergoglio había sido elegido para ser el nuevo conductor de los destinos de la Iglesia Católica.
 

Apenas seis minutos habían pasado de la tres de la tarde. Las campanas de la Basílica de San Pedro y una fumata blanca anunciaron al mundo que había un líder nuevo. Di Paola le pidió a un amigo de la villa 21-24 de Barracas, donde trabajó durante 13 años, que le avisara con un mensaje de texto el nombre del elegido. Peró él siguió con sus tareas y su amigo nunca llegó a darle la noticia.

Una hora más tarde, se pronunció el "Habemus Papam" y la identidad de Su Santidad se difundió. Jorge Mario Bergoglio, ahora el Sumo Pontífice, salió al balcón. Di Paola, que estaba trabajando en un grupo de apoyo escolar en la villa La Cárcova de José León Suárez –donde reside desde hace menos de un mes- prendió su celular y encontró 150 avisos, entre llamadas y mensajes de texto. "Se comunicaron periodistas y muchos vecinos de la villa 21. La gente de Barracas se emocionó hasta las lágrimas. No podían creer que el hombre que los acompañó en las procesiones o bautizó a sus hijos ahora era Papa", comentó Di Paola.

La experiencia de trabajo que compartieron Di Paola y Bergoglio en uno de los lugares más necesitados de la Ciudad llevó al primero a decir, sin un dejo de inseguridad, que Bergoglio "es un pastor que siempre acompañó a los pobres".

Para el cura villero, como él se define por su labor en asentamientos de Capital y el Gran Buenos Aires, el nuevo Papa no sólo es su referente máximo sino su "amigo" y su "padre espiritual". El primer Papa jesuita es la persona que lo guió y con quien mantuvo charlas extensas –siempre con mate mediante- sobre su elección de trasladar la misión de Dios a los lugares más pobres.

"Estuvo desde mi primer día en la villa 21, en 1997, cuando me nombró párroco y en la misa final, a fines de 2010, cuando me fui a Santiago del Estero", contó. Bergoglio, en ese momento arzobispo de Buenos Aires, presidió una ceremonia de despedida en honor a Di Paola, quien debió abandonar su misión y trasladarse a otra provincia tras haber sido amenazado de muerte por sus declaraciones sobre la circulación y el consumo de drogas en asentamientos porteños. "En el momento de las amenazas me apoyó y acompañó", destacó el cura.
 

La austeridad y "una conducción dirigida a los más pobres", consideró Di Paola, serán los aportes que haga el nuevo Papa Francisco a la Iglesia Católica.  

EXTRA: 

Con su programa "Hogar de Cristo"

El padre Pepe llega a José León Suárez para luchar contra el paco

28/02/2013 Estuvo dos años en Santiago del Estero. Ahora se instalará en villa La Carcova y Barrio Independencia, donde retomará la labor iniciada en Barracas, por la que recibió amenazas de muerte. 
Por MARÍA BELÉN ETCHENIQUE

A José María Di Paola, más conocido como el padre Pepe, no le alcanza con oficiar la misa, confesar a los fieles y predicar la palabra de Dios desde un atril. Su actividad se asemeja a la de un antropólogo obsesionado por hacer un buen trabajo de campo: le urge estar donde lo necesitan y empaparse de la vida de los fieles. Por eso, tras dos años en Campo Gallo, una localidad pequeña de Santiago del Estero, vuelve al lugar que lo define: desde mañana, el sacerdote al que llaman "el cura villero", desembarca en uno de los barrios más vulnerables del Gran Buenos Aires para retomar la tarea de prevenir y recuperar a los adictos al paco.

Los pasillos, casillas y calles de villa La Carcova y del asentamiento Barrio Independencia del partido de San Martín son los sitios que el padre comenzará a recorrer a partir de mañana. En el primero se instalará en forma permanente. "Es la primera vez que un sacerdote va a vivir en esa zona. Si bien los Franciscanos vienen trabajando hace años allí, nunca antes se mudó un cura", contó Di Paola a sanmartín.clarin.com .

Los vecinos de José León Suárez serán, entonces, quienes lo verán volver a las villas para poner en práctica tareas de prevención y recuperación de adictos al paco. Lo hará a partir de su programa Hogar de Cristo, una propuesta de inclusión y acompañamiento de consumidores de esa droga que fundó en 2008 cuando trabajaba en la villa de Barracas. Desde allí ejercía su labor como coordinador del Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia de la Arquidiócesis de Buenos Aires, pero su proyecto quedó interrumpido cuando, luego de difundir un documento que denunciaba que la droga en las villas estaba despenalizada de hecho, recibió amenazas de muerte que lo obligaron a parar. Más tarde se fue a Santiago del Estero y trabajó allí dos años.

El religioso, que nació y se crió en una familia de clase media del barrio porteño de Caballito, cumplirá su misión desde dos capillas: "Virgen del Milagro", en la Carcova y "San Francisco Solano", en Barrio Independencia. "Queremos parroquias pujantes, que se conviertan en la casa de los chicos. Lo lograremos a través de la fe y la acción social", reflexionó.

En un principio, hacia mediados de diciembre, se anunció que el padre Pepe retomaría su labora contra las drogas en Villa Fiorito del partido de Lomas de Zamora. Pero tras varias reuniones entre Di Paola y el monseñor Guillermo Rodríguez Melgarejo, obispo de la Diócesis de San Martín, se decidió que José León Suárez sería el destino al cual volver. "Había una necesidad mayor, en comparación con otros lugares. Con el obispo Guillermo decidimos comenzar por ahí. Hacía falta atender y vivir en San Martín", dijo el cura, que a pesar de no haber llegado a Fiorito, da asesoramiento sobre la recuperación de chicos con adicciones en Lomas de Zamora.

Al consultarle si tenía temor porque lo sucedido volviese a ocurrir, el padre Pepe contestó en forma contundente: "No, no, no", repitió. "No tengo miedo. Pienso que ya pasó, fue una situación puntual. Estoy esperanzado de que esto sea un trabajo a largo plazo por el bien de los chicos de la zona".