Umberto Eco: "Francisco es el Papa del mundo de la globalización"
El semiólogo y escritor italiano no se mostró sorprendido por la elección de un
pontífice latinoamericano, aunque destacó que Francisco representa "un hecho
nuevo en la historia de la Iglesia y, quizás, en la historia del mundo"
"Estoy convencido de que Francisco está representando un hecho absolutamente
nuevo en la historia de la Iglesia y, quizás, en la historia del mundo", dijo el
autor deEl nombre de la rosa,
en un breve diálogo con LA NACION, tras ser galardonado con una medalla de oro a
la cultura italiana en la Argentina por la Società Italia Argentina (SIA), en un
acto en la sede del ministerio de Relaciones Exteriores de Italia.
Irónico y algo excéntrico, de 82 años y no creyente, Eco manifestó no estar
sorprendido por la elección del primer papa latinoamericano, ni por el fenómeno
Francisco.
-¿Qué opina del papa Francisco?
-Me molesta extremadamente que todo el mundo me pregunte qué pienso del papa
Francisco. Sería interesante saber qué es lo que el papa Francisco piensa de mí,
pero no lo sé... Estoy convencido de que el papa Francisco está representando un
hecho absolutamente nuevo en la historia de la Iglesia y, quizás, en la historia
del mundo. Cuando algunos ingenuamente me preguntan si representa una
revolución, yo contesto que las revoluciones se evalúan solamente 100 años
después.
-¿Qué piensa del hecho de que le haya escrito una carta al fundador del
diario La Repubblica, Eugenio Scalfari, que es ateo, en una novedad que ha dado
muchísimo que hablar?
-Bueno, incentivó la industria de las estampillas...
-¿Para usted hubiera sido mejor que no le hubiera escrito esa carta?
-Nunca me permitiría juzgar al Papa, que probablemente si escribió esa carta es
porque le pareció útil e interesante hacerlo y está muy bien. Yo hace diez años
mantuve una correspondencia con el cardenal Carlo Maria Martini, cuatro cartas
larguísimas que luego han sido publicadas (en el libroEn
qué creen los que no creen).
-¿Se esperaba que el papado saliera por primera vez de Europa?
-Bueno, ya había salido de Italia con Karol Wojtyla. No tiene que olvidar que el
último papa no italiano fue Adriano de Utrecht, en el 500, y después no hubo
ningún otro papa extranjero, lo cual era ciertamente una anomalía. Cuando
ocurrió con Wojtyla fue un hecho nuevo que demostró que la Iglesia no era más un
poder italiano contra el imperio germánico como había sido en los siglos
precedentes, sino un hecho universal. Por lo tanto, me pareció bastante normal
que después de Ratzinger hubiera otro papa extranjero.
-Pero que el papado cruzara por primera vez el océano Atlántico y fuera a
América latina es bastante novedoso...
-Bueno, con las aerolíneas que hay hoy en día, no me parece un hecho
excepcional...
-Marca el fin del eurocentrismo...
-Eso no existe más. Si los cardenales eligieron a este papa quiere decir que
estamos en un mundo globalizado. Por eso, porque existe la globalización, es más
que normal que eligieran a un papa argentino. Habrían podido elegir a un papa de
Ghana, pero eligieron a un papa argentino. ¡Así es la globalización! No veo por
qué la Iglesia hubiera podido escaparle a este fenómeno.
-Como semiólogo, ¿cómo evalúa la forma de comunicar del Papa? Tiene gestos
novedosos, como el de llamar a desconocidos que le envían cartas que lo
impactaron.
-Es mejor que Ratzinger. Es un hombre moderno, es el papa de Internet.
-Aunque él no suele usar computadora...
-No importa, quiero decir que es el papa del mundo de la globalización. Lo
encuentro sumamente interesante, pero no me sorprende. Me parece que está en
línea con la evolución de la cultura global. Lo que me sorprende es la
curiosidad de los periodistas o del público por el hecho de que exista el papa
Francisco. Yo no estoy sorprendido.
-¿Qué es lo que más le impactó de estos primeros seis meses?
-El hecho de que haya dicho "buonasera". Es la ruptura de una liturgia
centenaria. Son pequeños gestos que pueden significar mucho.
-¿Qué piensa de la Argentina?
-Me siento muy cercano a la Argentina por varios motivos y porque es el único
país verdaderamente europeo del nuevo continente. Los argentinos, después de la
medianoche, después de media botella de whisky, se ponen a reflexionar sobre el
ser argentino. Y es la característica de un pueblo que, pese a que ha resuelto
en modo nacional un montón de elementos culturales, que van de la literatura a
la música, es fundamentalmente europeo y tiene esta nostalgia por Europa. Y creó
grandes autores, como el gran maestro Jorge Luis Borges, típicamente argentinos,
pero extremadamente cercanos al espíritu europeo. Esto hace que para un europeo,
más allá del chiste de que todos los argentinos que vienen a Italia dicen que
todos los italianos tienen un apellido argentino, seamos muy cercanos. Me siento
cercanísimo a este país, que es como una isla de Europa desplazada al fin del
mundo, como habría dicho el papa Francisco.
-¿Tiene programado algún viaje a Buenos Aires?
-No. Tengo 82 años y quisiera llegar a 100. Por eso trato de no hacer viajes
largos.
¿Hay un Papa de izquierda en Roma?
Para el ensayista, Francisco lleva a
su espaldas desafíos que podrían trascender la historia de la Iglesia si
logra cumplirlos. Uno de ellos es llevar la "libertad democrática" a la Sede
Santa.
PORUMBERTO
ECO. ESCRITOR Y SEMIÓLOGO ITALIANO
El papa Francisco es un jesuita que eligió un nombre franciscano y
prefiere hospedarse en hoteles sencillos y no en los de lujo. Sólo le
queda lucir un par de sandalias y hábito de monje, echar del templo a
los cardenales que manejan un Mercedes Benz y regresar a la isla
siciliana de Lampedusa para defender los derechos de los inmigrantes
africanos detenidos allí.
Por momentos, parecería que Francisco fuera la única persona que queda
que dice y hace “cosas de izquierda”. Sin embargo, también se lo ha
criticado por no ser suficientemente de izquierda: por no alzar
públicamente la voz contra la junta militar argentina de los años 70,
por no apoyar la teología de la liberación, que busca ayudar a los
pobres y los oprimidos, y por no realizar pronunciamientos definitivos
sobre el aborto o la investigación con células madre. ¿Cuál es
exactamente la postura del Papa Francisco?
En primer lugar, creo que es un error considerarlo un jesuita argentino.
Tal vez deberíamos considerarlo un jesuita paraguayo. Después de todo,
es probable que su educación religiosa se viera influenciada por el
“sagrado experimento” de los jesuitas paraguayos. Hoy día, lo poco que
sabe la mayoría de la gente sobre esos acontecimientos se debe a la
película de 1986La
misión, que
protagonizan Robert De Niro y Jeremy Irons y que –tomándose
considerables licencias– condensa 150 años de historia en unas dos
horas. Para resumirla en pocas palabras: de México a Perú, los
conquistadores españoles perpetraron masacres inenarrables con el apoyo
de teólogos que veían a los pueblos indígenas como salvajes y pensaban
que tenían justificación divina para conquistarlos. A comienzos del
siglo XVI, el valiente misionero e historiador español Bartolomé de las
Casas cambió de bando, renunció a sus siervos aborígenes y volvió a
España para abogar por una forma de colonización más pacífica. Criticó
la crueldad de conquistadores como Hernán Cortés y Francisco Pizarro y
presentó a los indígenas bajo una luz totalmente nueva.
A comienzos del siglo XVII, los misioneros jesuitas decidieron reconocer
los derechos de los aborígenes (en especial los guaraníes, que vivían
principalmente en Paraguay en condiciones casi prehistóricas) y los
organizaron en “reducciones” o comunidades autosuficientes. Los jesuitas
les enseñaron a autoadministrarse, en total comunión con los bienes que
producían –aunque con la meta de “civilizarlos”, lo que quiere decir
convertirlos–. A algunos indígenas también les enseñaron arquitectura,
agricultura, el alfabeto, música y arte, produciendo en algunos casos
escritores y artistas talentosos.
La estructura socialista de esas aldeas podría hacernos pensar en laUtopíade
Tomás Moro o enLa
ciudad del solde
Tommaso Campanella, pero los jesuitas se inspiraban en las comunidades
cristianas primitivas. Aunque crearon consejos de aborígenes electivos,
en última instancia eran los padres los que controlaban la
administración de justicia. “Civilizar” a los guaraníes también
significaba prohibir la promiscuidad, la pereza, la ebriedad ritual y a
veces el canibalismo. En suma, los jesuitas establecieron un régimen
paternalista estricto. Y por eso, como ocurre con todas las llamadas
utopías, puede que desde afuera admiremos la perfección organizativa,
pero de ningún modo querríamos vivir allí.
Más tarde, el conflicto por la esclavitud y la amenaza de los
“bandeirantes” o cazadores de esclavos llevó a la creación de una
milicia popular –respaldada por los jesuitas– que combatió valerosamente
contra los dueños de esclavos y los colonos. Poco a poco, los países
católicos de Europa llegaron a ver a los jesuitas como agitadores
peligrosos y, en el siglo XVIII, siguiendo una directiva del papa
Clemente XIV, España, Portugal, Francia y otros países los expulsaron.
Con ello, el “sagrado experimento” llegó a su fin.
Muchos pensadores de la era del Iluminismo arremetieron contra el
gobierno teocrático de los jesuitas considerándolo el régimen más
monstruoso y tiránico que hubiese visto el mundo, pero otros tenían una
visión distinta: Ludovico Antonio Muratori, por ejemplo, hablaba de
comunismo voluntario inspirado por la religión, y Montesquieu dijo que
los jesuitas habían comenzado a curar el flagelo de la esclavitud.
Ahora bien, si decidimos interpretar las acciones de Francisco desde
este punto de vista, debemos tener en cuenta el hecho de que han pasado
cuatro siglos desde el “sagrado experimento”; que la idea de libertad
democrática hoy tiene amplio reconocimiento, incluso entre los
integristas católicos; que el Papa actual seguramente no tiene
intenciones de llevar a cabo experimentos similares en la isla de
Lampedusa; y que sería bueno que lograra desarticular paulatinamente el
Istituto per le Opere di Religione, el llamado Banco Vaticano. Sin
embargo, de vez en cuando, no es tan malo ver un atisbo de la historia
en los acontecimientos que hoy se desarrollan a nuestro alrededor.
El presidente de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP), el arzobispo Salvador
Piñeiro, confirmó ayer la decisión del papa Francisco de destituir al obispo
auxiliar de Ayacucho, Gabino Miranda, por la presunta comisión del delito de
pedofilia. La sanción es la más rigurosa para un clérigo..