La corrupción y la pobreza amenazan la paz, dijo el Papa

CONTACTO. La presidenta, ayer, junto al Papa, antes de su encuentro a solas en la biblioteca vaticana.

ANIVERSARIO DE UN TRATADO HISTORICO: A 25 AÑOS DEL ACUERDO CON CHILE POR EL CANAL DE BEAGLE

El Papa hizo un fuerte llamado a enfrentar la pobreza y la corrupción

Fue en su discurso ante las presidentas Kirchner y Bachelet, en la celebración del tratado de 1984. Dijo que hoy la paz requiere que los países luchen contra esos dos flagelos. Para el Gobierno argentino, no fue un mensaje dirigido a la Argentina.  (La interpretación blanda de los mensajes del Papa es un ejercicio vano de todos los gobiernos desde que se recuerde. Menem solía subestimar el rigor de ciertos términos en boca de Juan Pablo II. También De la Rúa, otro hombre familiarizado con la Iglesia. Los Kirchner han apelado a igual recurso y decidieron no darse por aludidos en agosto cuando Ratzinger habló de la pobreza como "escándalo" y ahora que mencionó: "corrupción". Cada uno entenderá lo que desee. Pero es incontrastable que en los mismos 25 años que nos separan del acuerdo del Beagle la situación social en la Argentina se desliza sobre un plano inclinado. Como parece hacerlo todo aquí. Por: Walter Curia DIARIO CLARIN, Argentina).

Con anteojos, un español casi perfecto y sin correrse una letra de la versión original, el papa Benedicto XVI iba ya por el séptimo párrafo de su discurso cuando les recordó a las "más altas magistraturas de las naciones" que la "consecución de la paz" requiere también de la lucha "contra la pobreza y la corrupción". En la Sala Clementina del Vaticano lo escuchaban atentamente las presidentas de Argentina, Cristina Fernández, y de Chile, Michelle Bachelet, presentes para conmemorar los 25 años de la firma del Tratado de Paz y Amistad entre ambos países, que se firmó aquí, bajo la mediación de Juan Pablo II, para poner fin al conflicto por el Beagle.

Con esta frase, el Papa volvió a mencionar dos temas, la pobreza y la corrupción, que provocaron más de una polémica entre el Gobierno argentino, el Episcopado local y en el que alguna vez también quedó involucrado el propio Vaticano. En diálogo con este diario, altos funcionarios kirchneristas buscaron despegar el comentario de Benedicto XVI a la realidad argentina. "Fue un llamamiento en general, como se suelen hacer. El Papa no se mete con temas de política interior, no desciende a estos niveles", evaluó uno de ellos. "Nosotros sabemos que hay pobreza, vemos las villas. Pero no creemos que este mensaje fuera dirigido a nosotros", se sumó el otro.

Atrás habían quedado tres horas de homenaje a las presidentas que brindó el Vaticano. Fue también, vale decirlo, un homenaje a sí mismo y a las figuras de Juan Pablo II y la Iglesia católica como mediadoras de un conflicto que casi termina en guerra a fines de los 70.

La jornada estuvo cargada de simbolismos: desde el ingreso de Cristina y Bachelet (de riguroso negro, la argentina con una llamativa capelina) en el mismo auto con banderas de los dos países, escoltadas por la guardia suiza, hasta la colocación de una placa conmemorativa en la Casina de Pío IV.

En el medio de ambos actos, la presidenta argentina tuvo un encuentro a solas con el Papa y otro con el poderoso secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, al que se sumaron el canciller, Jorge Taiana, y el embajador ante la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero.

Entre ambos encuentros, rondaron los 40 minutos. Quienes la vieron dicen que la Presidenta salió "eufórica" de la reunión con Benedicto XVI. "Se habló de la importancia de la paz, sobre todo en Oriente Medio. Cristina le contó de la visita de los presidentes de Israel y de la Autoridad Palestina. También hubo algún comentario sobre la pobreza, pero general, y se destacó la política inmigratoria de nuestro país", resumieron funcionarios argentinos. "La relación con el Vaticano está mejorando, queda por resolver qué se hace con el obispado castrense -vacante desde la salida de Antonio Baseotto-. Esto es un paso más en este acercamiento", agregó un funcionario.

Ya sobre el mediodía, en una de las salas donde se negoció el acuerdo, y con las comitivas de ambos países sentadas en el estrado (la delegación argentina la componían Taiana, el titular de la Corte, Ricardo Lorenzetti; los gobernadores de Santa Cruz y Tierra del Fuego; la diputada Patricia Vaca Narvaja; Cafiero; Hugo Moyano; la abuela de Plaza de Mayo Estela de Carlotto; y el titular de CAME, Osvaldo Cornide), Cristina y Bachelet pudieron dar sus propios discursos. Ambas resaltaron el rol de Juan Pablo II. En sus cortos tres minutos, la Presidenta se dio el gusto de recordar que su marido, "cuando era intendente, inauguró una plaza en Río Gallegos con el nombre de Antonio Samoré", en homenaje al negociador que envió el Papa a ambos países. Bachelet usó el doble de tiempo y recordó el rol de la Iglesia durante la salida de la dictadura en su país. Eso le valió algunos aplausos más.

Por último vendría el descubrimiento de la placa y un almuerzo conjunto al que se sumaron embajadores de países del Unasur. Luego Cristina volvió al hotel y al rato salió rauda con destino incierto. Según uno de sus custodios, se dirigía al Tívoli, una ciudad cercana a Roma, famosa por sus caídas de agua y algunas mansiones del siglo II. El dato no fue confirmado por la delegación que acompaña a la presidenta. Es más, se lo puso en duda por la hora.

Tampoco pudo ser chequeado por el fotógrafo de Clarín; el custodio le sugirió que no siguiera a la comitiva si no quería "tener problemas". Esta mañana, y con menos hermetismo, la Presidenta estaba partiendo a Portugal para la Cumbre Iberoamericana.

LA MIRADA DE LA PRESIDENTA CHILENA SOBRE EL TRATADO DE PAZ

Para Bachelet, el acuerdo es "un ejemplo para América latina"

Destacó "el nuevo estado de relación con la Argentina" y su "amiga" Cristina.

 
Por: Julio Algañaraz  Fuente: ROMA. ENVIADO ESPECIAL
 
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, dijo que el acuerdo de paz con Argentina que fue conmemorado hoy en ceremonias presididas por el Papa Benedicto XVI fue "un ejemplo para América Latina". En un diálogo con los periodistas al concluir la jornada en el Vaticano, Bachelet afrontó el conflicto con Perú por las fronteras marítimas y destacó que "hay que buscar los instrumentos que nos permitan garantizar que la confianza y la transparencia den lugar a un nuevo estado de la relación bilateral".

El conflicto se encuentra en la Corte Internacional de La Haya y se agitó en estas semanas por las denuncias peruanas de una conspiración de espionaje chilena en el país andino. Ambos países combatieron en la guerra del Pacífico, entre 1979 y 1983, en la que Chile derrotó a Perú y Bolivia, quitándoles amplios territorios y a los bolivianos su salida al Pacífico.

Mañana llegará aquí el presidente peruano Alan García, quién será recibido en audiencia por el Papa. Garcia viajará después a Estoril, en Portugal, donde estará Bachelet y Cristina Fernández, en la reunión cumbre de los países iberoamericanos.

La presidenta chilena puso de relieve "el nuevo estado de relación que tenemos con la Argentina" y dijo que con su "amiga" Cristina Kirchner "hemos tenido el tremendo júbilo de mantener reuniones con el Papa y su Secretario de Estado, el cardenal Bertone".

Dijo que "hemos reiterado nuestro compromiso que se expresó en muchas medidas de confianza entre Argentina y Chile y que tuvo su punto culminante cuando en Maipú hemos firmado el tratado de cooperación e integración".

Bachelet dijo que en su encuentro con el Papa habló "de como este ejemplo tiene que servir para la región y el mundo". La presidenta chilena anunció además que el "primer ministro" del Papa, cardenal Bertone, visitará Chile probablemente en abril del año próximo. También el Papa fue invitado por la presidenta trasandina y "mostró interés aunque no se han establecido fechas".

Bachelet, que es agnóstica y separada dos veces, exaltó el hecho de que por primera vez en la historia de la Santa Sede, dos jefas de Estado se entrevistan con el Papa para conmemorar la firma de un tratado de paz firmado hace un cuarto de siglo con la mediación pontificia.

"Hoy podemos decir jubilosos, con seguridad y con alegría, que la paz ha dado sus frutos en abundancia y que nuestros pueblos viven muy contentos con esta atmósfera de concordia y comprensión", concluyó la presidenta de Chile.
 

El Beagle, un triunfo que el Vaticano enarbola ante todo el mundo

El Papa habló del acuerdo como un "ejemplo luminoso". El recuerdo de Alfonsín.

 
Por: Julio Alganaraz  Fuente: ROMA. CORRESPONSAL
Todo salió como esperaban el Papa, Cristina Fernández Kirchner y Michelle Bachelet. Un clima de absoluta celebración cuidadosamente preparado por el Vaticano. Con Benedicto XVI quien, tras haber recibido por separado a las dos presidentas, hizo culminar su discurso en la majestuosa sala Clementina -escenario de la capilla ardiente de los restos de Juan Pablo II-, con una bendición apostólica a las delegaciones, los presentes y los pueblos de Argentina y Chile.

El Papa aclaró que se trataba de "una muestra de afecto". Bajo los célebres frescos realizados por los hermanos Alessandro y Giovanni Alberti en el siglo XVI, el Papa Ratzinger presentó el acuerdo entre ambas naciones, que se ha reforzado en estos 25 años, como un triunfo que el Vaticano enarbola instando a la comunidad internacional a resolver los conflictos "con voluntad de diálogo y acuerdo".

El "histórico evento" ha contribuido "a reforzar en los dos países los sentimientos de fraternidad". A flanco del pontífice, sentadas como el Papa, ambas vestidas de negro escucharon afirmar que "este acontecimiento forma parte de la gran historia de dos nobles naciones, pero también de toda América Latina".

Joseph Ratzinger es un alemán parco de palabras, por lo que sus elogios mostraron con cuanta alegría vivía el gran momento. Calificó al Tratado de "un ejemplo luminoso de la fuerza del espíritu humano y de la voluntad de paz frente a la barbarie y la sinrazón de la violencia y la guerra como medio para resolver las diferencias".

La jornada había comenzado en el patio de San Dámaso, con las dos presidentas que llegaron juntas en un automóvil decorado con las banderas de los dos países. Los guardias suizos hicieron sonar sus alabardas al saludar a Cristina y Michelle, mientras se alineaban una docena de gentilhombres de Su Santidad, vestidos de frac y luciendo condecoraciones. Cristina llegó hasta el Papa que la esperaba en la puerta de la Biblioteca Pontificia en el medio de un cortejo de suizos y gentilhombres.

Tras los encuentros con el Papa y el cardenal Tarcisio Bertone, el secretario de Estado vaticano, todos fueron hasta la sala Clementina. Tras bendición apostólica, las delegaciones de Chile y la Argentina fueron presentadas a Benedicto XVI y se pasó a los regalos. Fernández y Bachelet obsequiaron al pontífice un bajo relieve en cobre con los perfiles de América Latina, el actual Papa y Juan Pablo II.

"Esta conmemoración tiene un significado especial porque el clima en América Latina no es el más propicio y esperamos que la paz y fraternidad entre Argentina y Chile tenga un valor concreto para la región", dijo el diputado Ricardo Alfonsín, quién también saludó al pontífice. El radical se emocionó con las palabras del Papa en recuerdo de su padre, el presidente Raúl Alfonsin, que tuvo un papel fundamental en el proceso que llevó al Tratado de Paz.

Las presidentas bajaron por la Escalera Noble y fueron a las catacumbas vaticanas donde está la tumba de San Pedro y la de otros papas. Y rindieron homenaje a Juan Pablo II.

Las delegaciones, mientras tanto, pasearon por los jardines vaticanos hasta el bello "palazzo" blanco de la Casina de Pío IV, o Villa Pía, construida en 1558 por el Papa que le dio el nombre. Allí se realizaron durante cinco años las negociaciones entre los plenipotenciarios de Argentina y Chile con el cardenal Antonio Samoré como jefe operativo de la mediación pontificia. En la Casina tiene su sede la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, cuyo canciller es el arzobispo argentino monseñor Marcelo Sanchez Sorondo.

En el aula donde deliberan los académicos hablaron el secretario de Estado, cardenal Sodano, y las dos presidentas. Sodano evocó la importancia del Tratado y la mediación pontificia. Cristina Fernández improvisó sus palabras. Dijo que una guerra entre los dos países "hubiera sido una tragedia irreparable". Elogió a Juan Pablo II y al cardenal Antonio Samoré. "Si vivimos con tranquilidad y se evitó una guerra fue también un logro de ambos", dijo.