Nueva era en EE.UU. / Sorpresiva decisión del mandatario
Miércoles 27 de mayo de 2009
Obama y Sotomayor, ayer, en la Casa Blanca; junto a ellos, el vicepresidente Joe Biden Foto: Reuters
Silvia Pisani
Corresponsal en EE.UU.
WASHINGTON.- Los tropiezos que empiezan a golpear su presidencia con el problemático cierre de la cárcel de Guantánamo y los reveses sufridos en política exterior no parecen minar el espíritu transformador que Barack Obama quiere darle a su presidencia.
Y así, en un nuevo golpe, ayer llevó su revolución a la Corte Suprema, donde la puertorriqueña Sonia Sotomayor podría convertirse en la primera hispana que llega al máximo tribunal del país, si supera para ello el durísimo escrutinio al que, a partir de ahora, la someterá el Senado como paso indispensable para su confirmación.
"He decidido nominar a una mujer inspiradora. Y creo que será una gran jueza. Ella traerá más experiencia al tribunal que cualquier otra persona", dijo Obama al anunciar la decisión que ayer, una vez más, conmovió al país. Otra de las tantas desde que el líder demócrata llegó a la Casa Blanca.
El anuncio corrió por cuenta del propio presidente, quien convocó para ello a un acto en la Casa Blanca. En su transcurso, Obama sonreía a una Sotomayor visiblemente emocionada. "Soy una persona común bendecida con una oportunidad extraordinaria", explicó la jueza, considerada liberal (en el sentido que se le da en Estados Unidos), y cuya historia de vida es de las que gustan al mandatario.
De ser aceptada su nominación, Sotomayor accederá al puesto más alto al que ha llegado un hispano en la historia estadounidense y será la tercera mujer en integrar el máximo tribunal, luego de Sandra Day O´Connor y Ruth Bader Guinsburg, esta última aún en el cargo.
Sotomayor reemplazará en el cargo al juez David Souter, que anunció su retiro para junio.
Apasionada por el trabajo, Sotomayor, de 54 años, se crió en el humilde barrio del Bronx en Nueva York, llegó a dos de las mejores universidades de Estados Unidos, Princeton y Yale, de donde se graduó con notas sobresalientes. Ayer, toda su familia estaba en la Casa Blanca para aplaudir un día que muchos calificaron como "histórico".
Por primera vez, una representante de la minoría más pujante y creciente del país puede sentarse entre los nueve poderosos integrantes de la corte que dicta la última sentencia y decide sobre la constitucionalidad de las leyes.
"Me he esforzado siempre en no olvidar las consecuencias reales de mis decisiones sobre individuos, empresas y el gobierno", dijo Sotomayor, que lleva 17 años como jueza de distintas instancias.
"La he postulado por su rigor intelectual" y por su "determinación a la hora de aplicar fielmente la ley", pero también porque "entiende cómo funciona el mundo y cómo vive la gente común", explicó Obama, para quien su elegida llevará a la Corte "la sabiduría acumulada durante una vida inspiradora", dijo.
El escrutinio al que la someterá ahora el Senado será riguroso, pero con un final feliz casi cantado. Los demócratas necesitan 51 votos de los 100 existentes para confirmarla y cuentan actualmente con 59, de modo que, salvo que surja algo realmente escandaloso, la ratificación debería producirse sin problemas.
Hay, sin embargo, algunos aspectos de la vida y de la formación de Sotomayor que podrían abrir una grieta en el debate.
Si bien es una mujer sensible a los problemas sociales y raciales, parece, sin embargo, lejos del ala que la izquierda buscaba para reforzar su posición dentro del tribunal supremo. Católica de formación, Sotomayor no es una defensora visible del aborto ni se ha destacado por la promoción de otras reivindicaciones de la agenda progresista, como el matrimonio homosexual o la prohibición de armas de fuego.
Sin cheque en blanco
Por las dudas, líderes republicanos ya advirtieron que no darán un cheque en blanco al presidente. "Examinaremos minuciosamente sus referencias para asegurarnos de que comprende que el papel de un jurista en nuestra democracia es aplicar la ley de forma imparcial, sean cuales sean sus sentimientos o sus preferencias personales o políticas", señaló el jefe de la minoría republicana del Senado, Mitch McConnell.
Los analistas coincidían ayer en que los conservadores republicanos iban a resistir la designación, ya que recuerdan que, como senador, Obama votó contra los dos nominados del presidente George W. Bush para la Corte: John Roberts y Samuel Alito.
Los demócratas respondieron con un pormenorizado elogio de la trayectoria de la elegida. Harry Reid, el líder del bloque, se puso ya a la cabeza del operativo. Por su parte, el senador Edward Kennedy afirmó que esperaba una pronta confirmación de Sotomayor, porque aportará "mucha experiencia a la vital labor de proteger los derechos y las libertades de todos los estadounidenses".
Como era de prever, la comunidad hispana celebraba ayer por todo lo alto lo que consideraba una enorme señal para su creciente población: por fin uno de los suyos llegará al máximo tribunal del país. "Es un día monumental para los hispanos. Por fin nos vemos representados en la más alta corte del país", subrayó Janet Murguía, la presidenta de la principal organización hispana, La Raza. "La historia de Sotomayor personifica el sueño americano para tantos latinos en este país", añadió la dirigente, tras afirmar que la jueza de origen puertorriqueño entiende el impacto de las leyes en la vida cotidiana "de la gente común".
"Su nombramiento rompe otra barrera que ha impedido la plena participación de nuestra comunidad en la vida nacional", sostuvo la asociación Hispanos para un Sistema Judicial Justo.
La designación de ayer de Sotomayor tuvo, además, otro ingrediente de relevancia: fue la primera vez en 15 años que un presidente demócrata propone un nombramiento vitalicio para el tribunal supremo.
El Senado tiene cuatro meses para completar el proceso de confirmación, antes del inicio de la nueva sesión del tribunal supremo, que comienza el próximo 5 de octubre.
ESTADOS UNIDOS: LA ELEGIDA DEL PRESIDENTE ES DE ORIGEN HUMILDE Y CONOCIDA POR SU PENSAMIENTO PROGRESISTA
Obama nomina a la primera latina para jueza de la Corte Suprema
Es Sonia Sotomayor. Su familia nació en Puerto Rico. Debe aprobarla el Senado.
Por: Ana
Baron
Fuente: Washington. Corresponsal
El presidente Barack Obama anunció ayer la nominación de la primera
representante de la comunidad hispana a la Corte Suprema de Justicia. Con este
gesto, el mandatario quiso enviar una nueva señal de que en EE.UU. el sueño
norteamericano sigue vivo.
La jueza Sonia
Sotomayor nació en uno de los barrios más humildes de Nueva York, el Bronx. Su
padre, un obrero portorriqueño, murió cuando ella era pequeña. Gracias a sus
esfuerzos Sotomayor pudo estudiar en las mejores universidades. "Soy una persona
común que ha tenido oportunidades extraordinarias", dijo ayer al aceptar la
nominación. "Soy quien soy gracias a mi madre".
De ser aprobada su nominación, Sotomayor reemplazaría al juez David Souter,
alineado dentro del ala progresista de la Corte y quien recientemente anunció su
retiro, dejando una vacante en el tribunal de 9 jueces que ocupan el cargo de
forma vitalicia. En el Senado, donde la candidatura de Sotomayor debe ser
confirmada, los senadores republicanos ya están afilando sus cuchillos. Pese a
que, al anunciar su candidatura, Obama recordó que Sotomayor fue nombrada por
primera vez jueza en una corte Federal por el presidente George Bush padre, el
líder republicano del Senador, Mitch McConnell, hizo una advertencia. "Vamos a
examinar exhaustivamente su carrera para asegurarnos de que ella entiende que el
papel de un jurista en nuestra democracia es aplicar la ley equitativamente, de
forma independiente a sus sentimientos o preferencias personales o políticas",
dijo McConnell. Trascendió que los republicanos utilizarán varias conferencias
que dio en el pasado -y que hoy pueden encontrarse en You Tube-, para acusar a
Sotomayor de que cree que es correcto utilizar la Corte para hacer política y
para legislar. Se trata de un viejo debate entre los juristas estadounidenses.
Por un lado, están los conservadores, que dicen que los jueces sólo deben
limitarse a interpretar la ley. Están los que defienden, como el propio Obama,
una filosofía mucho más activista. Los republicanos piensan utilizar un video de
una conferencia de Sotomayor en la que dijo que "desde la Corte se hace
política".
"Barack Obama ha dicho que apoya a jueces que dejan que su empatía o parcialidad
por algunos individuos influyan en su toma de decisiones", recordó en un
comunicado Tom Fitton, presidente de Judicial Watch, una organización judicial
conservadora. "Si la jueza Sotomayor comparte esta filosofía judicial activista,
los senadores estadounidenses que quieren proteger la Constitución no tendrán
más remedio que oponerse a su nominación. No hay lugar para alguien que
anteponga sus sentimientos y convicciones políticas al imperio de la ley", dijo.
En el otro extremo del espectro político, los más cercanos a la izquierda
tampoco están de acuerdo con el nombramiento de Sotomayor. La presidenta de la
Asociación nacional de abogados, Marjorie Cohn, dijo que es importante que Obama
haya nombrado a la primera latina. "Pero Sotomayor no cambiará el equilibrio de
la Corte, ya que reemplazará al juez Souter. Aunque sin duda le tocará revisar
las decisiones de Obama sobre las técnicas de interrogación (léase torturas) la
detenciones preventivas y el privilegio que tiene la Casa blanca de mantener
algunos asuntos en secreto, las posiciones de Sotomayor sobre los poderes del
Ejecutivo no se conocen. Con esta elección, Obama perdió la ocasión de nominar
alguien realmente progresista".
La comunidad latina está, sin embargo, de gran festejo. Hace ya varios días que
venían presionando para que la primera minoría estadounidense esté representada
en la Corte Suprema.
El perfil
Miércoles 27 de mayo de 2009 | Publicado en edición impresa
WASHINGTON.- El viaje de Sonia Sotomayor a la cima del poder judicial de Estados Unidos comenzó en unas humildes viviendas del barrio neoyorquino del Bronx, donde inició una carrera de obstáculos que culminó ayer con su designación para la Corte Suprema.
De ser confirmada por el Senado, la candidata del presidente Barack Obama habrá hecho historia. Se trata, según afirmó ayer la propia Sotomayor, del "mayor honor" de su vida y uno que, dijo, acepta con gran humildad.
La modestia es, según los que la conocen, uno de los rasgos distintivos de esta magistrada de 54 años, que pese a su brillante trayectoria profesional nunca perdió de vista sus orígenes.
Así lo recordó el propio Obama, quien, tras referirse a los logros académicos y profesionales de Sotomayor, insistió en que "nunca se olvidó de dónde empezó y nunca perdió el contacto con la comunidad que la respaldó".
Nacida el 23 de junio de 1954 en Nueva York, hija de inmigrantes puertorriqueños, Sotomayor se quedó sin su padre, un obrero, a los nueve años.
Su madre, Celina Sotomayor, asumió las riendas del hogar tras la muerte de su esposo y se encargó de criar a sus dos hijos, a los que inculcó la idea de que el trabajo duro y la educación eran la mejor forma de progresar en la vida. De ahí que les comprara la única enciclopedia del barrio y costeara sus estudios en una escuela católica, convencida de que equipados con los conocimientos necesarios sus hijos podrían llegar tan lejos como quisieran.
Los dos aprovecharon los esfuerzos de su progenitora, una enfermera que trabajaba seis días a la semana y que ha vivido para ver a uno de sus hijos convertido en médico y a la otra en candidata a ocupar uno de los nueve puestos vitalicios en el tribunal supremo.
La inspiración
Sonia Sotomayor rindió ayer tributo a su madre, a la que describió como la inspiración de su vida, la persona a la que debe todo lo que es y alguien ante quien se sigue sintiendo pequeña.
"Soy sólo la mitad de mujer que ella", dijo la magistrada, a quien de niña le gustaba leer las aventuras de la joven detective Nancy Drew y seguir la serie policial de televisión Perry Mason, personajes a los que ella aspiraba a imitar.
El problema, según mencionó Obama durante el discurso en el que anunció su selección, es que a Sotomayor le diagnosticaron diabetes a los ocho años. Le informaron que las personas con su dolencia no podían ser policías ni investigadores privados.
"Fue entonces cuando le dijeron que tenía que reducir sus sueños", señaló el mandatario, que añadió que pese a esas advertencias Sotomayor demostró que "no importan los orígenes que uno tenga o los desafíos que la vida te presente; no hay sueño que no pueda alcanzarse en Estados Unidos".
Su talento, perseverancia y el apoyo familiar le permitieron obtener una beca para estudiar en la prestigiosa Universidad de Princeton, donde se graduó en 1976. Alguna vez Sotomayor describió su llegada a Princeton desde el Bronx como "un visitante aterrizando en un país extraño". Tres años después se graduó también en la Facultad de Derecho de Yale.
Tras licenciarse, comenzó a trabajar en la oficina del fiscal de distrito de Manhattan, bajo la batuta del mítico Robert Morgenthau, un puesto que ocupó entre 1979 y 1984.
Ese año, George Pavia, un abogado que representaba a Fiat y otras empresas italianas, la contrató para trabajar en su bufete.
En 1991 dio otro paso adelante, gracias al presidente republicano George H. W. Bush, que la nominó para ser jueza de distrito en Manhattan. Sotomayor fue confirmada para el puesto un año más tarde, cuando se convirtió en la primera jueza federal hispana en Nueva York.
Su decisión más memorable en ese tribunal se produjo en 1995, cuando puso fin a la huelga de siete meses de las Ligas Mayores de Béisbol, al emitir un dictamen que respaldó la posición de los jugadores y no la de los dueños de los clubes.
El entonces presidente demócrata Bill Clinton la designó en 1997 para la Cámara Federal de Apelaciones del Segundo Circuito, aunque los republicanos bloquearon su nominación durante más de un año, aparentemente por el temor a que algún día pudiera ser elegida para el tribunal supremo.
Sotomayor se divorció cuando era joven, nunca volvió a casarse y no tiene hijos. Amante del béisbol y de la comida, ella se describe como una persona "extraordinariamente intensa" a la que le gusta disfrutar de la vida. Desde ayer vive con intensidad un sueño reservado para muy pocos.
Historia de pobreza y perseverancia
Por: WASHINGTON. ANSA, EFE, DPA
Su vida comenzó con una serie de infortunios, de esos que marcan el carácter
de un chico. Hija de padres portorriqueños, Sonia Sotomayor (54) nació en una
humilde vivienda del Bronx. Celina, su madre, trabajaba como enfermera y se
convirtió en cabeza de hogar cuando murió su marido, quedando a cargo de dos
hijos, Sonia y Juan. Sonia tenía apenas 9 años.
En cuanto aprendió a leer, se hizo fanática de las novelas que contaban las
aventuras de la joven detective Nancy Drew y en la tele elegía los policiales al
estilo Perry Mason. Tenía 8 años cuando le dieron dos noticias definitivas: que
tenía diabetes y que, por esa misma razón, no iba a poder ser ni policía ni
investigadora privada cuando fuera grande.
Su elección llegaría años más tarde, al estudiar y recibirse con honores primero
en Princeton y graduarse luego en Leyes en la prestigiosa Escuela de Derecho de
Yale. Juan, su hermano, consiguió recibirse de médico. Amigos y vecinos
solidarios colaboraron con Celia, la enfermera, para que sus hijos pudieran
estudiar.
Sotomayor comenzó a trabajar en la oficina del fiscal de distrito en Manhattan,
para pasar luego exitosamente al sector privado hasta que en 1991 el presidente
George Bush la nominó para jueza de distrito, lo que la convirtió en la primera
jueza federal hispana en Nueva York. De entre sus fallos, el más memorable es el
que puso fin a la huelga de 7 meses de las Ligas mayores de beisbol, en 1995.
Entonces la jueza falló en favor de los jugadores. En 1997, el presidente Bill
Clinton la designó para el Segundo Circuito Federal de Apelaciones. Entonces,
los republicanos bloquearon su nominación. Seguramente temían este paso que está
a punto de dar: convertirse en la primera jueza latina en la Corte Suprema de
EE.UU.