Avance hacia el desarme / Anuncio conjunto

Acuerdo nuclear entre EE.UU. y Rusia

Obama y Medvedev aprobaron un tratado por el cual se reducirán en un 30 por ciento los arsenales de cada país; se firmará el 8 de abril

 
Sábado 27 de marzo de 2010 | Publicado en edición impresa 
Silvia Pisani
Corresponsal en EE.UU

 

WASHINGTON.- El presidente norteamericano Barack Obama cerró ayer la que posiblemente sea su mejor semana de gestión en varios meses, al sellar un acuerdo con Rusia para reducir en un tercio sus respectivos arsenales nucleares, el tratado más amplio sobre el tema en dos décadas.

El acuerdo será firmado el 8 de abril en Praga, y limitará a cada parte a 1550 ojivas nucleares, un 30% menos que el tratado Start, de 1991, que permitía 2200 y que caducó en diciembre pasado. Además, establecerá en 700 el número de misiles y bombarderos en condiciones de ser usados en forma inmediata. Esa reducción deberá alcanzarse en siete años. El pacto deberá ser refrendado ahora por los respectivos Congresos.

El entendimiento fue definido como "histórico" en varias capitales del mundo, y considerado un gesto para mejorar las relaciones bilaterales, aún tensas por el proyecto estadounidense de construir un escudo antimisiles en el este de Europa, con instalaciones en la República Checa y Polonia, en lo que era la zona de influencia de la ex Unión Soviética.

"De muchas maneras, las armas nucleares representan lo más oscuro de la Guerra Fría y las amenazas más inquietantes de nuestro tiempo. Hoy [por ayer] hemos dado un nuevo paso para dejar atrás el legado del siglo XX y a la vez construir un futuro más seguro para nuestros hijos´´, dijo Obama en la Casa Blanca.

"Hemos pasado del dicho al hecho. Hemos hecho progresos claros y concretos. Y hemos demostrado la importancia del liderazgo estadounidense en nombre de nuestra seguridad y del mundo´´, agregó el presidente.

El 8 de abril, fecha en que se firmará el pacto en Praga, marcará el aniversario de un discurso de Obama en esa ciudad, en el que comprometió el esfuerzo de Estados Unidos para lograr la esquiva meta de un planeta sin armas nucleares.

Para Obama, el logro de ayer en política exterior se suma al alcanzado esta semana en el plano interno, con la aprobación parlamentaria de su resistida reforma del sistema de salud. La Casa Blanca confiaba ayer en que el acuerdo con Moscú sirva como mensaje de desarme nuclear para Irán y Corea del Norte, países cuyo desarrollo atómico viene desafiando a la diplomacia de Washington.

"Al mantener nuestros propios compromisos conforme al Tratado de No Proliferación Nuclear, fortalecemos nuestros propios esfuerzos globales para detener la propagación de estas armas y para asegurar que otras naciones cumplan sus propias responsabilidades", añadió el mandatario norteamericano.

"Esperamos que esto sea una señal también para Irán y para Corea al Norte, en el sentido de que deben alcanzar un compromiso en materia de desarme nuclear", dijo, por su parte, la secretaria de Estado, Hillary Clinton.

Clinton recordó, no obstante, que Rusia y Estados Unidos todavía poseen más del 90% de las armas atómicas en el mundo. "No necesitamos arsenales tan grandes para proteger nuestra nación´´, afirmó.

En Washington se consideraba ayer que no había habido avances de esta envergadura en esta materia desde que el entonces presidente Ronald Reagan se reunió con su par soviético Mikhail Gorbachov en 1986.

Escudo polémico

El anuncio del nuevo tratado fue realizado en esta ciudad y, simultáneamente, en Moscú. La única diferencia en los mensajes refiere al llamado escudo antimisiles que los Estados Unidos proyecta en Europa del Este.

De acuerdo con la explicación que dio en Washington el secretario de Defensa, Robert Gates, el entendimiento no impone límites a ese escudo. Pero el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov dio a entender lo contrario.

De hecho, Lavrov sostuvo que el acuerdo implica que ninguna de ambas partes puede evitar una reducción de sus defensas antimisiles si el otro siente amenazada su seguridad. La afirmación podría leerse como un mensaje sobre el escudo norteamericano, en caso de que Moscú se considere en peligro.