EL PROCESO ARQUETIPICO DEL MANDALA

 

Un acercamiento a los trabajos arquetípicos de C.G.Jung   1ra. parte

Mas allá de la consciencia de los  narradores de leyendas, de los poetas, arquitectos , artistas plásticos y músicos de todos los rincones del planeta, los elementales, las potestades, monstruos y hadas del inconsciente parecen asomarse disimuladamente de tal modo que sólo un ojo muy hábil y sabio logra descubrir su verdadera naturaleza.

Esto es lo que comprendió Carl G. Jung, médico psiquiatra, al ver que seres iguales a los que existen en las obras clásicas de la mente de todos los seres humanos son los que moran en el interior profundo de la mente de cada uno de nosotros.. Comenzó entonces a hacer  investigaciones ambiciosas y sutiles, sin escatimar esfuerzos.  Indagó cuidadosamente en pacientes sanos,  en psicóticos y neuróticos, sus ensoñaciones y fantasías; y una vez que logra definir ciertas pistas en los símbolos que se perfilaban en todos ellos, volvió la atención hacia dos grandes ríos culturales que atraviesan vastos períodos de tiempo: El folklore, es decir las consejas populares, los relatos fantasiosos, los cuentos que se cuentan en el seno  de los hogares con su contenido de bandoleros, ogros, hadas, príncipes, sirenas, elfos, y tontos de buena suerte.  Y el otro , la Mitología y las grandes leyendas.

Diosas y dioses, hermafroditas, héroes, homosexuales, gigantes, navegantes , prostitutas. Traspasando, filtrándose a través de la moralidad y las religiones según el orden del tiempo, los poderosos moradores del subconscientes se las arreglan para sobrevivir aún a las más aceradas arremetidas del fanatismo religioso o la asepcia filosófica.

Entre Polifemo y el Gigante Egoísta hay una relación más estrecha que la  que une a un padre con su hijo: es la relación entre un gigante anciano y su propia juventud. Y lo mismo ocurre entre Peter Pan y el dios Soma o el semidiós Ganímedes.

Jung alcanza una increíble síntesis de vuelo poético y penetración científica cuando lanza a penetrar este misterio. “El corazón resplandece, ardiente “-dice- “Y un desasosiego secreto muerde las raíces de nuestro ser, y el Manantial hierve..... “ 

Jung está refiriéndose a la leyenda de los primitivos germanos, narrada por una “ vieja mujer loba”, una bruja arcaico-escandinava. En las raíces del Arbol de la Vida, nuestra propia identidad o identidad de la humanidad entera, surge un manantial de aguas lustrales, que son como el agua del bautismo cristiano, el agua del Jordán judío, o de la Fuente Castalia de los griegos: el agua de la renovación y vitalidad, de la purificación y de la energía espiritual. Pero también en las raíces del árbol sagrado  están los lobos y el dragón mordiendo la base de la Encina, el corazón del hombre.

Señala Jung que “nuestra preocupación con el inconsciente ha llegado a transformarse en una interrogante de ser o no ser espiritual”. Los auténticos soñadores, incluyendo aquellos que sólo consiguen tener sueños importantes mientras duermen, saben que en el fondo de las aguas oníricas hay un gran tesoro de valor incalculable, de objetos no sólo infinitamente valiosos, sino además cargados de poderes mágicos y místicos. Y es desafío para el hombre superior el procurar la conquista del tesoro sumergido. Puesto que el soñador jamás debe olvidar quién es, tampoco deberá poner en peligro su propia consciencia ( o su cordura). Es preciso mantenerse firmemente anclado a la tierra y, como el Pescador, lanzar sus redes y anzuelos para atrapar aquellas entidades arquetípicas que nadan bajo la profunda superficie.

Todo el que se asoma sobre  la superficie de un lago verá, ante todo, su propio rostro reflejado en el agua. Pero detrás del rostro familiar pronto lograremos entrever las siluetas de las criaturas que viven entre dos aguas. Inofensivos peces,  quizás...  a no ser que posean el poder de hechizarnos. Los Nix, espíritus de los antiguos escandinavos y germanos, son seres de poderosa fascinación, como sirenas de hipnótica belleza, y otras veces como tritones o héroes de bronce.

Dice un poema de Oskar Schmitz:  “ A medias ella lo arrastró.... A medias a él lo sumergió...Y  nunca más a vérsele volvio”.

Para Jung, el Nix es una versión aún más primordial e instintiva de aquel ser femenino y mágico que él ha llamado el  ANIMA. Y el ANIMA es  ya un ARQUETIPO. . Y sin embargo, aún es necesario dar algunas explicaciones más  de qué es un arquetipo para luego poder sacarlos a la luz en nuestros dibujos “ mandálicos”.          Continuará.........

 

EL PROCESO ARQUETIPICO DEL MANDALA

Un acercamiento a los trabajos arquetípicos de C.G.Jung            2ra. parte

En el artículo anterior alcanzamos a mencionar el significado inicial que Jung dio del ANIMA, rescatado de los antiguos textos escandinavos y germanos, que aludían a los seres mitológicos femeninos de belleza indescriptible y  poder hechizador.

La Sirenita, esa cruel Loreley que hacía morir a los marineros del Rhin, la Náyade, la Ninfa de la fuente o del bosque, la Dríade, la Nix, es una diosa de terrible femeneidad, que desafía al hombre como la Madre Naturaleza lo hace : implacablemente. Si uno no está suficientemente lúcido , perecerá irremediablemente bajo las fuerzas anímicas  de ellas, que procuran fascinar, ejercer su dominio sobre los hombre recurriendo a sus propias pasiones. Pueden transformarse de mil formas como una bruja y aparece tan poderosa e independiente de la energía masculina, como si no  fuese en verdad una criatura de nuestro propio psiquismo.

Con un comportamiento pérfido, suelen cruzarse en los caminos elegidos con múltiples transformaciones y disfraces, jugando toda clase de trucos, haciendo caer a su víctima  en ilusiones dichosas o desgraciadas, depresiones y éxtasis, arrobamientos de amor, etc.

¿Cómo es que Jung  tuvo la osadía de llamarle ANIMA, a esta linda fuerza femenina que nos  parece tan peligra como seductora?

Porque ANIMA significa ALMA en latín. Y en consecuencia debería significar algo muy maravilloso, santo e inmortal.

La palabra “Soul” = ALMA, en inglés corresponde a “Seele” en alemán, la cual tiene relación con la palabra “saiwaló” del arcaico idioma gótico. Estas tres palabras son a su vez parientes del término griego cuyo sonido es, aproximadamente ahiólos, y que significa una cosa movediza y veloz, que cambia fácilmente de tonalidad y color, que emite destellos, algo que puede hacernos recordar la mariposa. La misma idea se relaciona con un grupo de sonidos griegos que significan mariposa y también aquello que hoy llamamos “psiquis”. Ese sonido es Psiqué.  Y tan fuerte es la diferencia de sentido entre sus conceptos que conllevan la idea de “alma” y otros que conllevan la idea de “espíritu” que los antiguos gnósticos consideraban que el hombre caracterizado por la fuerza del alma ( psíquicos) estaban en una categoría inferior a la de los hombres que se caracterizaban pro fuerza de sus “ pneumas” o espíritus ( hombres espirituales).

El concepto primitivo de psiquis-alma incluye la noción de soplo de vida y la imagen luminosa de Dios insuflando la vida a Adán mediante un soplo. Tener nuestra ALMA, nuestra ANIMA, es toda la ventura y la aventura de estar vivos, la representación de nuestro primer ARQUETIPO VITAL.

Ahora bién, Jung clasificó datos, estadísticas, largos estudios , toda clase de exploraciones en la conducta de sus pacientes; combinó hábilmente los aportes del  método inductivo, vislumbrando que más allá del inconsciente individual de cada ser humano, existía un inconsciente común a  nuestra especie, como si hubiese por encima de cada  individualidad, un ALMA que nos es común,  el inconsciente colectivo.  En este inconsciente se encuentran ciertos modelos , ciertas configuraciones o fuerzas configuradas que ejercen un tremendo poder  integrador en nuestra actividad psíquica, en virtud de las cuales alcanzamos a adquirir el ALMA HUMANA.

La palabra arquetipo implica dos unidades semánticas griegas : “Arcos” que significa “ poderoso” y  “Typos” que significa “ algo que da forma” o “modelo a seguir”. Así, pues, un arquetipo es una entidad propia del inconsciente colectivo que tiene el poder de imprimir ciertas formas en la gran configuración, infinitamente misteriosa de aquello que en síntesis podríamos definir como  “Eso que es específicamente humano”.

Antes de continuar nuestra reflexión sobre los arquetipos, recordemos que así como está el ANIMA, también existe el ANIMUS, representando  las cualidades y energías masculinas de la naturaleza. El ANIMA   conlleva la manipulación, las pasiones , la vengatividad como parte negativa, el ANIMUS representa el egoísmo, el odio, la agresividad, el escepticismo, desconfianza, crueldad y dominio. Estos estados negativos fueron denominados SOMBRA. Ella,  siempre consigue que nos salga el lado irracional o el lado negativo de aquello que no logramos integrar en nuestra personalidad trascendental.

La SOMBRA está compuesta de los contenidos del inconsciente personal, éstos  en su mayoría son negativos, pero también pueden ser cualidades positivas que son reprimidas.

En los dibujos mandálicos, suele mostrarse en la combinación de colores intensos y  el trazo extenuante y sinuoso que hasta logra salirse del círculo mismo. En el efecto de sus proyecciones en los dibujos espontáneos , se percibe el miedo, la detención, la ilusión  en un mundo inalcanzable, pero por sobre todo, una enorme sensación de ser incompleto.

El EGO y la SOMBRA , aunque están separados, están inevitablemente juntos, de la misma  forma que el pensamiento y el sentimiento se relacionan uno al otro.

Un mandala personal, puede traer a la luz  los mensajes del ALMA  del dibujante acerca de cómo  deberá adquirir y sustraer fuerzas de la misma SOMBRA, reconociéndola, llegando a un acuerdo con sus poderes destructivos, superar el monstruo interior, amaestrando y asimilando la SOMBRA misma. Dado que ella contiene  todo lo que tememos,  somos y nos duele reconocer como propio, el reconocimiento de su existencia, su aparición reveladora en los elementos plasmados en el mandala, brindará  las  fuerzas  suficientes para iniciar la transmutación   y la transformación de la consciencia.              Continuará.............

 

EL PROCESO ARQUETIPICO DEL MANDALA

Un acercamiento a los trabajos arquetípicos de C.G.Jung         3ra. Parte

Siguiendo con nuestra investigación de los trabajos de C.G.Jung, el Mandala  como símbolo transformador de energía, es  primordialmente un arquetipo vivo que permanece activo en torno del hombre desde las épocas primeras de la humanidad.

Para Jung, un arquetipo  es algo así como un viejo surco de agua por el que fluye durante un tiempo la corriente de la vida, creando para sí un profundo canal. Cuanto más haya fluido, más profundo será el canal y más probable que tarde o temprano el agua retorne.

El Mandala es un arquetipo de totalidad, y en sanscrito significa “ circulo mágico”. Sin duda es un elemento psíquico latente que trasciende todas las diferencias de cultura y conciencia , una imagen primitiva que va acompañada de vivos matices afectivos. Un contenido fascinante que termina revelándose de tiempo en tiempo a través de los fenómenos psíquicos, que en forma espontánea parecería relacionarse de manera significante con la presencia de extrañas irrupciones de luz  en la conciencia humana  en el momento histórico convocante. En ese sentido, las imágenes más antiguas pueden convertirse en las más modernas, y en la actualidad, asistimos a la revitalización  provocada por vía exógena del arquetipo circular del Mandala. Es decir, en un encuentro  para dibujar espontáneamente  Mandalas individuales  se abren los accesos a un “bagaje colectivo”, que contienen los modos y las tendencias  fuertemente integradas en la naturaleza de la psique que se "“heredan"” engarzadas en una misma estructura de la humanidad.

No parece improbable que este arquetipo circular sea de algún modo una experiencia  originaria que en lo “ atemporal” se haya manifestado como suceso real induciendo fuertes cambios cualitativos en la conciencia humana , ampliando  su forma de procesar la vida

El Mandala como símbolo – dice Jung – es siempre una contextura de naturaleza conplejísima, pues entran en su composición, datos de todas las funciones de la psique, de modo que ni es de naturaleza racional, ni de naturaleza irracional. Uno de sus aspectos es, ciertamente, asequible a la razón, pues se compone no sólo de datos racionales, sino y en gran medida, de  datos de la pura percepción interior y exterior”

De ahí que el Mandala, constituya un símbolo vivo que roza algo que nuestra comprensión no alcanza a racionalizar por completo. Para explicarlo con terminología jungiana, es un símbolo de transformación que al referirse a un elemento desconocido, se proyecta como una experiencia real y que al  plasmarse en el papel o en la tela, trae en sí un mensaje de fuerte revelación para  la personalidad del ser que lo ha dibujado “ inconscientemente”. Durante el proceso del dibujo se activa una simbología arcaica que ya existe potencialmente en la psique y que se manifiesta impregnada por los contenidos de la conciencia ,que se adaptan en este particular momento para acceder a su comprensión.

A través de nuestra experiencia  en los encuentros , sabemos que todos los símbolos emergen  ordenada o desordenadamente, parcializados o totalizados, coleccionados psíquicamente  de forma cronológica o  nó, según sea el proceso de captación, comprensión y asimilación de la conciencia de vigilia del  dibujante . De allí en más el sentido de completar el proceso pintando un  “ Mandala  Compensador” que organizará la información para facilitar la interpretación de todos los elementos  en tiempo y forma  requeridos.

El Mandala, según Jung es un símbolo arquetípico  que siendo de carácter universal, actúa en el proceso de integración de la personalidad. Constituye un  vínculo entre el  individuo y el cosmos, y al mismo tiempo expresa el carácter primordial del hombre y una intuición de sí mismo. Y finalmente cabe señalar lo más interesante del sentido trascendental de esta técnica de dibujar Mandalas, y es crear un sentimiento de tipo “ numinoso” que supone la aparición progresiva del arquetipo de la divinidad en el interior del ser, generando en  muchos dibujantes una ruptura de equilibrio, un cambio radical de los parámetros mentales heredados en forma de “creencias” y un centramiento del Sí-Mismo que es  en espejo de  la imagen de la divinidad inherente al hombre.                         Continuará..........

                                                                                                      

EL PROCESO ARQUETIPICO DEL MANDALA

Un acercamiento a los trabajos arquetípicos de C.G.Jung          4ta.parte

“Dios es  un círculo cuyo centro está en todas partes,

pero cuya circunferencia no está en ninguna”  Carl G. Jung

 

Con esta cita continuamos con la nota anterior, enfatizando ahora desde la figura redonda que descansa en el punto, el círculo sagrado  como la imagen perfecta.

Hablamos como lo hacen los alquimistas acerca  del “ huevo primigenio” ; las “ esferas ígneas” cuya visión tuvo Ezequiel de los cuatros elementos en forma de rueda en medio de rueda; el hombre “redondo” de Platón en el que los sexos están unificados y el Demiurgo de los tratados latinos.

Es el hombre espiritual, el Adán Cadmón de los cabalistas y el Homo- Maximus  que anuncia la divinidad y evoca imágenes  como las del carro de fuego que asciende en torbellino llevándose a Elías al espacio; o la de círculos ámbar, rodeados de ojos que envueltos en resplandores de  arco iris, descendieron junto a Ezequiel en la orillas del Chebar.

Para Jung, no hay dudas que estos arquetipos circulares, mandálicos, tuvieron su origen en visiones y sueños y que no fueron inventados por algún padre de la iglesia Mahayana. Por el contrario, pertenecen a los más antiguos símbolos religiosos de la humanidad y poseen una existencia universal. En nuestro tiempo, estos arquetipos podrían asumir una forma concreta y hasta técnica para eludir el carácter chocante de  una personificación mitológica.

La totalidad redonda del Mandala, a la que el hombre proyectaría sus supuestos  materiales psíquicos profundos y antiguos, se identifica  con algo misterioso y fascinante . De igual nivel energético de los sueños, Jung muestra, luego de una colección de miles de testimonios oníricos durante  veinte años, que formas geométricas abstractas  y asimismo figuras como ruedas, lágrimas, globos de  fuego, monedas brillantes, círculos danzantes, flor de oro, átomos, estrellas que giran en círculo, naves aéreas circulares, etc., impulsan a la conciencia del soñante   alcanzar una comprensión totalizadora de los eventos de la realidad cotidiana que anteriormente aparecían inconexas y anacrónicas. El sentido de estos sueños mandálicos  está en el simbolismo del Centro. El tema de la ascención de la Montaña  Mágica comporta una experiencia de iniciación mediante el cual el soñador muere, resucita y asciende al espacio. El proceso de integración psíquica se vincula con el símbolo circular del Mandala.

En el Rig-Veda , texto sagrado del Brahmanismo, leemos el peregrinaje de Yama, el Dios de la Muerte y la Sabiduría, que trepando la montaña y recorriendo los altos desfiladeros enseña “ el camino a muchos hombres”. En apartado X,14,1 del texto de referencia, se alude al centro del Mandala como un cuadrado de siete piedras de lado acentuando el sentido iniciático y determinando el lugar sagrado, el Eje Cósmico, el punto de intersección desde donde es posible obtener una ruptura del nivel de conciencia ordinario y “ascender al cielo”. Allí , donde moran los dioses, un aliento abrasador, un calor mágico y circular, espera que el soñante lo atraviese decididamente como Moisés de entre la zarza, sintiendo en el proceso que el fuego arde pero no quema; transmuta  pero no destruye, crea una nueva forma sin anular el sentido anterior. Y en lo más profundo, se vive un cambio cualititivo en la gravedad del cuerpo físico, sugiriendo la permanente  y segura ascensión. La fenomenología de un proceso de este tipo,abarca lo individual y lo colectivo; es social por su factor unitivo, y finalmente es ontológico, pues despierta sentimientos luminosos que conmueven al hombre y le permiten intuir la existencia de algo que roza el Misterio Cósmico.

Suponemos , por experiencia grupal, que los encuentros convocados por la experiencia Mandálica, predisponen en sí, a un trabajo espiritual con proyecciones míticas, un despliegue de estados sincrónicos,  un recuerdo espontáneo de conocimientos  que subyacen  lo ancestral y lo primigenio, una modificación fisiológica de orden y sanación ; se desdibuja la tensión originada por los apegos y deseos afectivos y materiales .

La imagen del Mandala  representa un imago mundi, un panteón simbólico, un “espacio sagrado”  que incondicionalmente abarca al alma individual y al alma del grupo  de  seres presentes en la experiencia.

 

Lic. Stella Maris Zalazar 

Psicoterapeuta  Jungiana – Terapeuta Transpersonal

Lic. en Religiones Comparadas.(R/Min.3522/93).

Miembro: Centro Casheell de Psicología y Arte (Miami)

Arteterapia aplicada a Procesos Oncológicos y Pedagogía Sistémica

T.E.: 43 26 71 31       stella_zalazar@yahoo.com.ar

“La vida, como un río, siempre fluye hacia delante y nunca retrocede. Sigamos avanzando con el río de la vida. Lo próximo también es grande”.  Bert Hellinger

 

MANDALAS TERAPEUTICOS

Una exploración  en  el conflicto infantil

 

 

 

Marcelo  trajo a su hija Marina de 9 años a la sesión terapéutica, porque su  ex esposa  se quejaba  por la mala convivencia  con su hija.

Marina era muy feliz cada vez que  se reunía con su padre. La comunicación fluida con él, hacían dudar a Marcelo sobre el discurso de  Alicia, que solo insistía en la imposibilidad de acercarse y comunicarse con la niña.

La metodología transversal del Mandala Espontáneo, me permite desde hace muchos años hacer un diagnóstico muy acertado de las problemáticas de  chicos, considerando el universo familiar donde se desarrolla su crecimiento. Con una buena  relajación, concientizando  la respiración, y algún juego introductorio que desbloquee el proceso mental, la inseguridad, la desvalorización personal, y el sentimiento de carencia, se  inicia la expresión espontánea dentro del círculo, que permite a Marina  jugar con los colores seleccionados y  eligiéndolos pausadamente  para el dibujo. El placer por el trazo dinámico  se muestra en un movimiento vigoroso de la mano, el brazo y el cuerpo de Marina, de tal modo que  permite sustraerse en esa única actividad del momento , dejando salir la información  del inconciente que rebele su crisis actual.

Si contemplamos su Mandala,  con símbolos “explícitos”, advertimos que Marina  soporta una enuresis nocturna desde hace unos dos años ( el método aplicado  mide cronológica y biográficamente las situaciones  notables). Después del diagnóstico,  el padre pudo verificar este punto con  Alicia, que había “olvidado”  comentarlo.

Veamos: Dos universos que se anteponen a los ojos de Marina, desde que sus padres se separaron;  la Madre con la que vive, esta dedicada a su estética y coquetea con otro hombre,  que es un agresor para la niña. En el otro universo, está su padre que vive un sentimiento de  desvalorización y mucho dolor, según describen los elementos dibujados en su círculo. Marina es el ojo que espía los movimientos  negativos de su madre que sólo se preocupa por las apariencias.

Lo único que podría unir a sus padres, en el imaginario de Marina es la atención que ambos podrían poner en unificar los dos universos La enuresis habla de un “ conflicto de territorio”  y de un “estado de humillación”, que toma Marina como propio y le corresponde a su padre. Este estado de “lealtad” deberá considerarse en un próximo trabajo sistémico familiar.

Es interesante  ver como el líquido  nocturno surge de un corazón dolido, y que Marina oculta bajo la alfombra en la base del mandala. Durante el día, ella no recuerda este evento, que prolijamente  guarda en su mundo emocional. El arquetipo del niño herido, denota una necesidad de atención  materna, una presencia del padre que se encuentra  caminando  en el borde de su campo emotivo, con poca firmeza y llorando la separación.

En la periferia del campo de Alicia hay elementos que reflejan la infidelidad que llevó a la ruptura matrimonial. Marina sabe de esto, en silencio, y es improbable que pueda perdonar a su madre por esta conducta reprochable.

Con el diagnóstico, se dimensiona la problemática familiar y se inicia  una terapia  con enfoque ecosistémico, propio de la mecánica  “Piedra Roseta”, que contempla lo vincular, lo espiritual  y lo trascendental.

 

 

"Mandalas terapéuticos usados en  procesos oncológicos"


Julieta ingresó al Hospital Durán, portando un sobre con  papeles blancos  y una cajita de crayones.

Durante 20 días, mientras  transitaba todo tipo de exámenes, dibujaba espontáneamente en aquellos papeles, despertando curiosidad  por aquellos colores intensos y oscuros  contenidos en figuras  de dragones y animales fantásticos.

Es una muchacha de 17 años, magníficamente creativa y con una imaginación que la traslada a espacios desconocidos. Recibió interpretaciones diversas de sus dibujos, de aquellos que los contemplaban , y ella  los escuchaba silenciosamente .Transitaba un proceso oncológico en el área de la garganta, que le impedía hablar.
Llegué a vincularme con ella y al ver  las imágenes plasmadas , le propuse pintar mandalas, es decir expresarse dentro de un circulo trazado en aquellas hojas blancas. Le entusiasmó prepararse con una técnica de respiración y  relajarse con el sonido sagrado de un cuenco tibetano. Yo la sentía dócil , suave, un  tanto sumisa.  Saber que no iba a ser juzgada o censurada, le permitió  trazar y vivir su mandala espontáneo, con una profundidad emocional llena de sentido.
Julieta estaba sorprendida sobre como era posible "ver"lo que" decía " el dibujo. Los colores, las formas, los tamaños, su distribución y la fuerza de los trazos, proponen, en el lenguaje del alma, una fuerza inconfundible que  la conectan con la sanación. A medida que dibujaba, yo la acompañaba  trazando mandalas compensatorios que luego Julieta pintaba de forma equilibrada y que resultaban sosegadores  después de haber dejado aflorar los mensajes  inconscientes más profundos. Supo que era su alma que le transmitía mensajes acerca del sentido y el significado de su enfermedad.

Muchos encuentros, muchos mandalas, mucha empatía.........y un respeto profundo por el ser, permitió que el "sí mismo"  abrazara sabiamente sus carencias y  la

conectara con  la confianza  en el proceso hacia la transmutación celular.

En la etapa más benigna del tratamiento, Julieta comenzó a plasmar “ transparencias “ en sus dibujos mandálicos, o sea imágenes , figuras y objetos  “ a través”  de las paredes.  Fue un  “ pronóstico” (como decía Jung) sobre un tema tabú como la sexualidad, la negación de la realidad por alguna circunstancia vivida en la niñez, que por  más velada que se encontrara, estaban por salir a la luz. Busqué en el dibujo,un momento en su biografía, y éste coincidió con la desaparición de su padre.  Siempre negada al recuerdo de ese hombre, los sueños se encargaron de mostrarlo lanzando palabras febriles e hirientes. En los mandalas siguientes fueron  apareciendo manos,  bocas, genitales que se dejaron entrever  en las continuas transparencias.  El proceso fue  revelador y  con la dinámica justa para que Julieta pudiera procesar tan duros recuerdos de aquellos tiempos  “ olvidados”.

Ha comenzado a decir algunas palabras, los colores  en sus mandalas se fueron suavizando, las formas curvando, y su conciencia ampliando. Durante las distintas etapas arquetípicas del mandala ,la joven desarrolló un sentimiento misericordioso por aquella niña que la experiencia de dolor pretendió disminuir y empequeñecer.
Esta historia de Julieta nos permite comprender  que dibujar mandalas, vivirlos ritualmente, despierta automáticamente el núcleo central de cada ser, de alguna manera nuestro ADN espiritual. Es una llave para quien busca liberarse del sufrimiento, transmutándolo en “compasión”.}

 

Lic. STELLA MARIS ZALAZAR      stella_zalazar@yahoo.com.ar       T.E.: 43 26 71 31

Psicoterapeuta  con abordaje Jungiano.  Psicodiagnóstico con Mandalas Espontáneos.

Profesora de Religiones  y Filosofías de Oriente. Master en Tanatología y en Acompañamiento Paliativo.