Emilio Cárdenas  
 

India: dura derrota del comunismo

Por Emilio J. Cárdenas
Especial para lanacion.com 

Miércoles 18 de mayo de 2011

La India acaba de realizar elecciones parciales, de carácter regional. En cuatro provincias y un territorio federal. Como consecuencia de ello, unos 140 millones de votantes concurrieron a las urnas. Ordenada y transparentemente, como es habitual en la democrática India pese a sus enormes dimensiones.

Los resultados eran importantes puesto que, de alguna manera, se interpretaban como un mensaje de la población acerca de la gestión de la actual coalición de gobierno liderada por el Primer Ministro Manmohan Singh, afectada por algunos escándalos en materia de corrupción. Como una suerte de referendo, entonces.

En este sentido, al gobierno no le fue mal. En efecto, obtuvo dos triunfos: uno arrasador en el estado de Assam, al noreste del país; y otro, más ajustado, en el estado de Kerala, al sur de la India.

No obstante, como cabía suponer, su aliado político en el estado de Tamil Nadu, en el extremo sur del país, sufrió una derrota esperada. Hablamos del partido Dravida Munnetra Kazhagam (DMK), cuyos dirigentes están en el centro mismo de las acusaciones de corrupción derivadas del proceso de privatización de la telefonía celular, donde el tesoro nacional de la India podría haber perdido ingresos del orden de los 40 billones de dólares. Por ello, el DMK fue humillado por los votantes, que prefirieron a su rival local, el partido Jayalalitha, liderado hoy por una popular -y sensata- ex actriz cinematográfica.

Sin embargo, la gran novedad de la elección fue otra. Me refiero a la aplastante derrota del Partido Comunista en el gigantesco estado de West Bengal que ha estado en su poder desde 1977, esto es desde hace nada menos que 34 años. Ininterrumpidamente, además.

La elección encumbró a una mujer, también aliada con la actual coalición de gobierno, Mamata Banerjee, cuya imagen adquirió así proyección nacional. Ella encabezará la administración de uno de los estados más atrasados del país, fuertemente endeudado y con una cuota de extrema pobreza inaceptable. Donde el "clima local de negocios" es uno de los peores de la India. Lo que, naturalmente, ha generado uno de los más bajos niveles de inversión privada del país. Con un nivel cultural importante, West Bengal (donde está Calcuta) sigue siendo un rincón de subdesarrollo que paree haber quedado al margen de la ola de prosperidad que el páis está generando. La muerte reciente del líder comunista local, Jyoti Basu, que se eternizara en el poder por espacio de más de dos décadas, coadyuvó al triunfo de la oposición, que ahora tiene el 60% de las bancas del parlamento local.

Los resultados, por lo demás, confirman el carácter regional de la política en la India. Y el protagonismo -cada vez mayor- de las mujeres en el mundo de la política. No sólo por el triunfo de Mamata Banerjee. También por la presencia de Sonia Ghandi en el liderazgo del Partido del Congreso y por el hecho de que el bloque parlamentario del principal partido nacional de oposición, el Bharatiya Janata, hoy está asimismo liderado por una mujer. En rigor, un tercio de la inmensa población de la India (unos 1200 millones de almas) vive hoy en estados gobernados por mujeres.

Mientras los cambios se suceden tranquilamente en la democracia más poblada del mundo, la India sigue creciendo aceleradamente impulsada por su sector privado, con la esperanza de un futuro mejor. A fines de marzo, la tasa anual de creciemiento del país cayó un poco y se ubica en el 8,5% de su PBI. Envidiable, por cierto.

El autor fue embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.