El comienzo de la retirada K

POR RICARDO KIRSCHBAUM     28/10/13

El oficialismo tuvo ayer una derrota política trascendente que no pueden disimular las diversas estratagemas que se usaron para mitigarla. El impacto se verá en el futuro inmediato cuando los efectos de los resultados de ayer se vean en la conformación de alternativas presidenciales en 2015 y en el agotamiento de la experiencia que está gobernando. Ambos vectores incidirán en el tiempo por venir y la tendencia resultante no parece favorable al elenco gobernante.

Sergio Massa ha tenido un papel central. Primero, desafiando al oficialismo en el distrito más importante del país. Su herejía política le dio frutos: derrotó al kirchnerismo por dos veces consecutivas. En la última arrasó al candidato de la Casa Rosada, sostenido sin fisuras por Daniel Scioli. La amplitud de la derrota en casi todo el territorio bonaerense muestra que la alternativa triunfadora fue vista como una opción hacia el poder y no como una mera elección legislativa.

El gobernador bonaerense deberá averiguar ahora si su esfuerzo será recompensado como el heredero por una facción política que lo detesta y que tiene influencia en el microcosmos de Olivos. El kirchnerismo duro no ha sido nunca generoso en la victoria; menos aún lo será en la retirada.

El discurso endogámico de anoche fue la confirmación de la regla. Y que Amado Boudou haya sido el bastonero de los derrotados, un símbolo de esa cerrazón.

Las palabras de Massa, anoche, buscaron articular nuevos puentes hacia su incipiente formación política. No sólo el peronismo, también otros sectores políticos. Básicamente ha sido una explicitación de un programa amplio de cuestiones que necesitan respuestas urgentes: inseguridad, drogadicción, inflación, inclusión social. Y otras que superan largamente la tarea legislativa para la que fue electo.

De la Sota, desde Córdoba, ha demostrado decisión cuando pocos se animaban a desafiar la marcha triunfal kirchnerista. También aspira al premio mayor.

Macri en la Capital sigue demostrando fortaleza. La elección de ayer ha sido una ratificación del dominio territorial en la Ciudad. El jefe de Gobierno está ya lanzado hacia la candidatura presidencial: tiene una cantidad interesante de diputados pero aún su desarrollo territorial no ha superado el que ya tenía. Su apuesta central es que el peronismorepita su experiencia de 2003 y vaya a la elección presidencial como fuera una interna abierta.

Hermes Binner avisó otra vez desde Santa Fe. La experiencia del frente con los radicales allí debe superar la prueba del ácido y intentar hacerse nacional.

Cobos ha vuelto con fuerza desde Mendoza y el radicalismo ha dado muestras de estar vivo al ganar un puñado de provincias.

La elección, entonces, abrió una nueva etapa en la que Cristina, cuando vuelva, deberá administrar con la conciencia de que su tiempo comienza a languidecer.

La realidad desviste las cuentas y el libreto K

POR EDUARDO AULICINO   29/10/13

El kirchnerismo hizo cuentas con aditivos para mejorar su resultado nacional en comparación con las primarias, pero el esfuerzo apenas movió la aguja de ese registro. Más llamativo, aunque previsible, resultó el intento de exhibirse como única fuerza nacional estructurada –a pesar de haber pasado de mayoría absoluta a primera minoría– frente a una oposición ciertamente fragmentada, pero que el domingo le provocó una caída profunda y extendida. Ese discurso se produce en medio de señales de crisis, con cruces de acusaciones y culpas, preanuncio de internas que exhiben además las características de sus sociedades políticas, difícil de ser calificadas como ideológicamente puras y homogéneas.

Vale empezar por las cuentas. El oficialismo hizo una lectura política – válida, por supuesto– de los resultados del domingo y así la volcó en la página web del Ministerio del Interior. Allí se suman los votos del Frente para la Victoria y los de sus aliados, como las fuerzas gobernantes en Misiones y Santiago del Estero: 33,15 por ciento a nivel nacional. Los voceros cristinistas salieron entonces a comparar esa cifra con la de las primarias, 26,31 por ciento, y cantaron 7 puntosde mejora. Falso. En rigor, si se aplicara el mismo criterio, en las elecciones de agosto el total propio y de sus socios marcaría algo más del 30 por ciento, tal como se encargaron de difundir operadores del Gobierno unos días después de las PASO. La diferencia rondaría los 2 puntos. Poco.

Pero la real diferencia no estuvo en esos cálculos. El impacto político mayor respecto de agosto tuvo que ver con la enorme ventaja que alcanzó Sergio Massa sobre Martín Insaurralde –12 puntos, el doble que hace dos meses– y la caída de Daniel Filmus en la Capital, que lo dejó fuera del Senado en la competencia directa con Pino Solanas, muy lejos de la macrista Gabriela Michetti.

El kirchnerismo también quedó tercero en Santa Fe, detrás del socialista Hermes Binner y del macrista Miguel Del Sel, y en Córdoba, viendo a distancia la competencia entre el peronista disidente Juan Schiaretti y el radical Oscar Aguad. Profunda también fue la baja en Mendoza, donde el radical Julio Cobos le sacó 20 puntos al gobernante peronismo, alineado con Olivos.

No fue, por lo demás, un fenómeno limitado a los grandes distritos. El kirchnerismo perdió otras ocho provincias en la disputa por las bancas de diputados: Catamarca, Corrientes, Jujuy y Santa Cruz, a manos del radicalismo; Chubut, San Luis y Salta, ante distintas expresiones del peronismo desalineado, y Neuquén, que quedó para el MPN.

En el resto y aun ganando, perdió un enorme caudal en comparación con las legislativas de 2011, marcadas por el arrasador triunfo de Cristina Fernández de Kirchner. Hubo también algunos casos de franca recuperación en relación con las primarias, como San Juan, donde revirtió la derrota, y Entre Ríos y Chaco, con ampliación de las victorias de agosto.

Los voceros del oficialismo pasaron por alto estos datos, para destacar su condición de primera fuerza nacional, con control del Congreso. Y se encargaron de señalar los desafíos que enfrentan sus competidores: Massa, recién iniciado en la difícil tarea de perfilar un armado nacional; radicales y socialistas, con candidatos potenciales y materias pendientes en la construcción de un frente más nutrido y extendido, y Mauricio Macri, con modesto despliegue territorial. Claro, no lo dicen, son caminos difíciles, pero a partir de triunfos y mejoras electorales.

El kirchnerismo, en cambio, buscó mostrarse como ajeno al impacto de las elecciones: curioso, porque se trata del jugador que acaba de sufrir una derrota. En contraposición al resto de los partidos, busca exponerse como la única fuerza homogénea, cuando en rigor comienzan a registrarse las diferencias que ya asomaban después de las primarias.

Luego de las elecciones de agosto, precisamente, se produjo la primera reunión de la conducción del PJ en la era kirchnerista marcada por críticas y recriminaciones más o menos abiertas. Capitanich debió guardar entonces el texto del documento que había llevado para liquidar el encuentro con un cerrado apoyo a la Presidenta y su gestión.

El gobernador chaqueño y el entrerriano Sergio Urribarri aparecen como algunas de las pocas versiones exitosas y firmes del kirchnerismo más duro. Pero, a contramano del discurso oficial, el sostén del oficialismo también lo constituyen gobernadores, intendentes –en especial de Buenos Aires– y aliados de otro perfil. Las diferencias entre ellos son visibles y sobre todo, en esta etapa que se proyecta de mayor exposición, ponen en crisis el discurso presuntamente ideológico del cristinismo: el formoseño Gildo Insfrán, el aliado santiagueño Gerardo Zamora y el tucumano José Alperovich, entre otros jefes locales, son expresiones de oportunismo provincial respecto del poder central y de sistemas conservadores, en la descripción menos crítica de sus prácticas políticas.

En las últimas horas, comenzaron los cruces de facturas en el kirchnerismo, y algunos aliados del interior enviaron señales de cierta toma de distancia o de giro hacia el massismo. Son apenas gestos. Pero plantean interrogantes, con proyección potencial en el Congreso. Todo, además, en momentos en que Cristina Fernández de Kirchner se mantiene a cierta distancia del ajetreo diario por indicación médica. El tránsito hacia el 2015 acaba de empezar con su propia dinámica, más allá de los discursos y las cuentas de escritorio.

http://www.clarin.com/politica/Lanata-TN_3_1018728132.html   video del periodista Jorge Lanata, explicando los resultados de las elecciones legislativas.

¿Por qué cayó el kirchnerismo? Sorpresas en una encuesta

29/10/13 - 10:02

Podría ser un premio consuelo para los postulantes del kirchnerismo que sufrieron el golpazo electoral del domingo, con el bonaerense Martín Insaurralde a la cabeza. También, quizá, para el voluntarioso Daniel Scioli, que se puso la campaña al hombro con Cristina apartada por la salud. Una encuesta sobre las razones del voto, indaga a la gente sobre "¿Cuál es para ud. la principal causa de que no haya ganado el kirchnerismo?". Y hay un par de sorpresas.

Por un lado, el rubro candidatos, aparece casi en el último lugar, con un 6,7%. Es decir, por más conocido que hubiese sido Insaurralde, poco podría haber hecho para mejorar su performance, aseguraron los consultados por PollData. La encuesta, 600 casos telefónicos realizados ayer en Capital y GBA, pone a la "corrupción" como la primera de las causas, con el 30,1%. Y esto también implica una novedad. Porque si bien las sospechas sobre los movimientos de los funcionarios venía escalando en los sondeos, en este caso relega por varios puntos a la otra causa, mucho más consolidada históricamente: la "inseguridad",que quedó segunda con "sólo" 21,8%.

En tercer lugar, presumiblemente con la inflación como un componente central, figura "la situación económica" (19,6%). Cuarto viene "el estilo confrontativo" (15,3%) y sexto "los candidatos" (6,7%). Completa, "otras/NS-NC" (6,5%).

“Si bien en el voto del domingo se han tenido en cuenta las cualidades y atributos del candidato –condición que se supone básica cuando el ciudadano deposita la boleta en la urna–, es de destacar el papel relevante que ha jugado el poner un límite al Gobierno nacional: más de un tercio de los consultados así lo manifiestan.  Esto seguramente se relaciona en forma directa con los resultados de la siguiente pregunta de la encuesta, ya que al consultar por la principal causa que ha llevado a la derrota al Frente para la Victoria, el mayor porcentaje de respuestas hacen referencia a la corrupción, asignándole mayor peso aún que a la inseguridad y la inflación. No en vano este tema, en los últimos meses,  fue escalando posiciones en el ranking de preocupaciones, incorporándose fuertemente a la agenda social", asegura la directora de la consultora, la licenciada Celia Kleiman.

Kleiman hace referencia a otra de las preguntas del trabajo: "¿Cuál fue la principal razón de su voto el domingo?". Allí lideró "Poner un límite al Gobierno nacional", con el 35,3%. Lo siguió "Las cualidades y propuestas del candidato", con el 28,4%; apoyar el Gobierno nacional, 23,9%; y siempre voto a ese partido, 6,9%.