Ante Cristina, el obispo de Luján llamó a "fortalecer el consenso más allá de partidismos e intereses personales"

Monseñor Radrizzani aseguró que el Bicentenario "interpela" y "exige soluciones superadoras"; militantes kirchneristas se manifestaron frente al santuario

 
Martes 25 de mayo de 2010 | LA NACION

El tedeum del que Cristina Kirchner participó en la Basílica de Luján estuvo cargado de reclamos y advertencias a la dirigencia política, pese a lo previsto.

El arzobispo Agustín Radrizzani pronunció una homilía con duras definiciones. Pidió "fortalecer el consenso", "superar partidismos e intereses personales" y "buscar soluciones superadoras". También abogó por una "mayor independencia" de los poderes del Estado y por una mejor distribución de la riqueza.

Tras anunciar que dividiría el mensaje en "cuatro ejes" (memoria, identidad, reconciliación y desafíos), el arzobispo ahondó en cada uno de los temas.

"Estamos en un momento crucial. Tenemos que defender a cualquier costo el bien común y la unidad nacional pidiéndole perdón al Padre por tantos egoísmos que nos llevaron a luchas fraticidas desde el nacimiento de la Nación", aseguró Radrizzani cuando hablaba de "reconciliación".

Enseguida, tal como más temprano lo había hecho en la Catedral el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, aclaró que la Iglesia está incluida en esa tarea. "No nos excluimos como de estas miserias", afirmó.

Fue entonces cuando reclamó "una justicia más efectiva", una "mejor y más equitativa distribución de la riqueza" y "más independencia entre los poderes republicanos".

A la Presidenta, que siguió el sermón flanqueada por Néstor Kirchner, se la notó por momentos incómoda con lo que escuchaba.

Presencias oficiales. Cristina Kirchner llegó a la basílica acompañada por su marido y ex presidente, Néstor Kirchner, y por los ministros de su gabinete. También la acompañaron el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, y su mujer Karina Rabolini.

- Cristina Kirchner saluda al arzobispo Agustín Radrizzani  -   Foto: LA NACION Fernando Massobrio

Además, estuvieron el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández; el canciller Jorge Taiana; el ministro del Interior, Florencio Randazzo; el de Planificación, Julio De Vido; la de Producción, Debora Giorgi; y la de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, además del secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, el senador José Pampuro (FPV-Buenos Aires) y el diputado Agustín Rossi (Santa Fe).

También participaron el secretario general de la CGT, Hugo Moyano, el sindicalista Julio Piumato, y el presidente de la AFA, Julio Grondona.

Frente al santuario se manifestaron desde temprano centenares de militantes kirchneristas.

Con presidentes de la región. Por la tarde, rodeada de presidentes latinoamericanos y con la disputa con Macri de fondo, la Presidenta ofrecerá un mensaje por cadena nacional en el que anticipará los lineamientos generales de los próximos años de su gestión.

Después de la pelea con el jefe de gobierno porteño, que derivó en la ausencia anoche de Cristina Kirchner y todo su gobierno en el acto de reinauguración del Teatro Colón, la Presidenta encabezará los principales festejos esta tarde, en los que estará acompañada por siete presidentes de la región y los ex mandatarios de Honduras, Manuel Zelaya, y de Panamá, Martín Torrijos.

La Casa Rosada omitió extender las invitaciones a los ex jefes de Estado argentinos Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Adolfo Rodríguez Saá y Eduardo Duhalde, y también excluyó al vicepresidente Julio Cobos.

Sí, estarán presentes Hugo Chávez (Venezuela), José Mujica (Uruguay), Sebastián Piñera (Chile), Luiz Inacio Lula da Silva (Brasil), Rafael Correa (Ecuador), Fernando Lugo (Paraguay) y Evo Morales (Bolivia). Estaban invitados Alan García (Perú) y Alvaro Uribe (Colombia), pero desistieron de participar, además de la ex presidenta de Chile, Michelle Bachelet, que había sido convocada pero se excusó en las últimas horas

Bergoglio renovó el pedido de "superar la confrontación permanente"

En el tedeum porteño leyó un documento elaborado en marzo último; reclamó "grandeza" a los dirigentes.

 
Martes 25 de mayo de 2010 |  LA NACION  

En el tedeum porteño por la celebración del Bicentenario, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, renovó el pedido de "superar el estado de confrontación permanente" y reclamó "grandeza" a los dirigentes políticos.

El cardenal leyó un documento que el Episcopado había elaborado en marzo pasado sin agregar nuevas apreciaciones.

"La celebración del Bicentenario merece un clima social y espiritual distinto al que estamos viviendo. Urge recrear condiciones políticas e institucionales para susperar el estado de confrontación permanente profundiza nuestros males. La situación actual requiere una actitud de grandeza de parte de todos los argentinos, en particular de sus dirigentes", aseguró en el primer tramo de la homilía.

Añadió entonces que la jerarquía de la Iglesia está comprendida en la misión. "También nosotros, como pastores, nos sentimos interpelados por esta situación y no nos excluimos del examen de conciencia que se debe hacer", indicó.

Calidad institucional. Fue en este punto que aludió a la importancia del fortalecimiento de las instituciones. "Aunque a veces lo perdamos de vista, la calidad de vida de las personas está fuertemente vinculada a la salud de las instituciones cuyo deficiente funcionamiento produce un alto costo social", sostuvo el cardenal. Y completó: "La calidad institucional es el camino más seguro para lograr la inclusión de todos en la comunidad nacional".

Enseguida, llegó el pedido de mayor independencia entre los poderes. "Es necesario que los poderes del Estado, de acuerdo con su naturaleza, actúen respetando su legítima autonomía y complementándose en el servicio al bien común", planteó.

Bergoglio encabezó la ceremonia que se realizó en la Catedral Metropolitana, de la que no participó la presidenta Cristina Kirchner. Abrió la celebración con una frase de claro tono conciliador respecto del tedeum de Luján. "Nos unimos a quienes rezarán desde la casa de la Madre de la Patria", dijo en obvia alusión al santuario bonaerense.

Hacia el final, el arzobispo se refirió a los pobres. "Si toda la Nación sufre, más duramente sufren los pobres. Este es un reclamo del cual nos volvemos a hacer eco, porque se trata de una deuda que sigue vigente, y que se lee en los rostros de miles de hermanos que no llegan a vivir conforme a su dignidad de hijos de Dios", aseguró.

Se dirigió entonces, aunque sin nombrarlos, a los legisladores. "Es el momento de privilegiar la sanción de leyes que respondan a las necesidades reales de nuestro pueblo y no de detenerse en opciones fijadas por intereses que no tienen en cuenta la naturaleza de la persona humana, de la familia y de la sociedad", concluyó.

Presencia opositora. De la celebración participaron el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, los diputados Francisco de Narváez y Federico Pinedo, el presidente de la Sociedad Rural, Hugo Luis Biolcati y el de Coninagro, Carlos Garetto, entre otros.