El proyecto oficial de
matrimonio gay provocó
una significativa
escalada entre el
Gobierno y la Iglesia
Católica. Ayer, el cruce
fue entre Néstor
Kirchner y el cardenal
Jorge Bergoglio. Hoy,
todos los obispos
encargados de dar el
mensaje eclesiástico por
el aniversario del 9 de
Julio salieron en bloque
a criticar la
iniciativa, y Cristina
Fernández de Kirchner
les respondió que sólo
se busca igualar los
derechos de las minorías
con los de la mayoría.
Uno de los primeros en
hablar fue el arzobispo
de Tucumán durante el
Tedéum. Héctor Luis
Villalba, vicepresidente
primero del Episcopado,
dejó en claro que la
Iglesia se opone al
proyecto porque "pretende
modificar la cultura"
del pueblo argentino.
"La unión en pareja de
personas del mismo sexo
es naturalmente distinta
a la unión de una pareja
heterosexual a la que
llamamos matrimonio. A
realidades distintas
corresponden en justicia
denominaciones
distintas, para no dar
lugar a
una apropiación indebida
del concepto de
matrimonio",
advirtió delante del
gobernador José
Alperovich, fuerte
aliado kirchnerista.
En el Tedéum en La
Rioja, monseñor Roberto
Rodríguez fue más fuerte
aún para calificar el
debate. "El 9 de Julio
–sostuvo el prelado-
nos encuentra en
medio de una guerra"
entre el Gobierno, la
prensa "que no dice la
verdad" y los diferentes
credos e iglesias en
torno a la discusión
sobre el matrimonio
homosexual.
"Los islámicos, los
evangélicos, los
hebreos, están en contra
del proyecto, pero nadie
hace aparecer eso y los
medios se pliegan a esta
situación", se quejó el
prelado, que también
cuestionó la no ida de
Cristina al Tedéum de
Tucumán.
En Córdoba, el
arzobispo de Río Cuarto,
Eduardo Martín, se
pronunció en la misma
línea. Sostuvo que el
matrimonio entre
personas del mismo sexo
representa "una
situación de grave
peligro para el futuro
de la patria".
"Tenemos que afirmar con
toda claridad que según
el designio creador de
Dios no hay otra forma
de ser humano que ser
varón y mujer. Que el
matrimonio no puede ser
objeto de votación
parlamentaria, en cuanto
a su esencia, pues es
una realidad que viene
de la creación y no de
un consenso".
La Presidenta decidió
responder desde Tucumán,
donde dio un discurso
como parte de los actos
de la Declaración de la
Independencia. Allí, sin
mencionarlo, defendió el
proyecto oficial. "Si
las mayorías restringen
los derechos de las
minorías, se
entraría en una etapa
fea de la sociedad",
advirtió.
Para Cristina, "el
Gobierno nacional, los
provinciales, las
municipalidades, las
organizaciones sociales
y empresariales y los
distintos credos,
tenemos la
responsabilidad de hacer
una sociedad más
igualitaria, en las
cuales las minorías
tengan los mismos
derechos que las
mayorías".
"Cuando fuimos
mayoría en el
Parlamento,
jamás sacamos una ley
que sacara o
restringiera derechos de
las minorías y,
para poder seguir siendo
una sociedad inclusiva,
se requiere cada vez más
igualdad. La
independencia no es
solamente para liberarse
del yugo colonial.
También tiene que servir
para dar mayor
igualdad", señaló.
Las diferencias y el
enfrentamiento en este
controvertido tema están
tomando más y más
relieves en los últimos
días. Mientras el
kirchnerismo desliza que
la Iglesia presiona a
los legisladores contra
la ley, el clero acusa
al oficialismo de
presionar a los
senadores oficialistas
para que lo hagan a
favor. El miércoles se
votará en la Cámara Alta
y ahí se verá que
ocurre, finalmente.