What the bleep is this movie??
(Qué carachos
es esta película??)
El día 06-10-2005 tuve la ocasión de ver en Buenos Aires en una función privada la tan mentada película What the bleep do we know? (Qué rayos sabemos nosotros?), circulante en grupos de estudio esotérico-espirituales, producida por un grupo de científicos estadounidenses especializados en su mayoría en física cuántica, y en la cuál supuestamente dan respuesta novedosa a los grandes enigmas que nos plantea la existencia, desde un punto de vista pretendidamente espiritual.. .
En EEUU la película es promocionada en un sitio de internet con toda la parafernalia, espejitos de colores, marketing y merchandising con que los yanquis suelen adornar este tipo de producciones.
Debo reconocer que la película es visualmente atractiva, por su colorido y gama de efectos especiales que en nada tienen que envidiar a grandes superproducciones hollywoodenses. Cuenta además con buenas actuaciones, en especial de su actriz principal.
El problema no es la atrayente cáscara externa con que está revestida, sino el mensaje casi subliminal que nos envía.
En mi modesta opinión, oculto tras un mensaje en apariencia espiritual se agazapa y mimetiza el más crudo materialismo.
En la película, y fieles a la tradición pragmática de los estadounidenses en todos los campos del quehacer humano, estos científicos hacen hincapié en fenómenos atómicos de física cuántica, en conceptos de bioquímica, biología, neurofisiología y psicología conductista, para extrapolarlos muy discutiblemente a una “trascendencia” light y descafeinada.
Se construye una melange de ideas sin el debido rigor metodológico ni epistemológico; esta mezcla se aprecia en diversos momentos de la película, siempre machacando la importancia de los procesos cerebrales aunados a lo instintivo y fisiológico (que nadie pone en duda a esta altura), pero escamoteando la presencia indubitable del espíritu (sentida en mayor o menor grado según cada persona y su momento evolutivo). Se pone el acento en la conducta instintiva y hay pasajes bien logrados en lo humorístico al respecto (en las escenas del baile cuando los jóvenes detectan zorras dispuestas o vacas, o cuando son espiadas unas atrayentes piernas que deja ver una minifalda, donde se relaciona esto con la erección masculina por una sola fantasía sexual).
El tema es que se postula
permanentemente una concepción hedonista, de disfrute del placer libremente,
casi como única meta. Por supuesto no se justifica hoy día apelar a una
mojigatería hipócrita para criticar esto, además no tiene nada de malo que el
hombre aprecie la belleza del cuerpo femenino, unos hermosos senos, torneadas
piernas, linda cola, pero no aparece en la película la dimensión afectiva que
también existe, el amor trascendente y profundo nacido del espíritu que el ser
humano tiene, que abarca, incluye y completa a su sexualidad (este tema lo
desarrolla muy bien el Dr. Víctor Frankl, creador de
Estas conceptualizaciones dispersas se van mezclando confusamente con otras como adicción emocional, siempre apuntando a propiciar un hedonismo individualista a ultranza, donde no aparece el aspecto profundo de la relación con el otro como un Tú, ni el compromiso social solidario.
Lo que agrava el cuadro y lo hace realmente preocupante por su mensaje, son los conceptos vertidos por una especie de Chamana o Guía espiritual, que en la película va diciendo: “no tengamos en cuenta lo bueno y lo malo, no importa esa diferencia…”, “solo disfrutemos…”, “somos dioses…”,”seamos libres…”. Ante tales afirmaciones lo menos que podemos decir es que Platón (el buscador del Supremo Bien) debe estar revolviéndose en su tumba, junto con toda la filosofía griega y la filosofía oriental, pues la distinción entre el Bien y el mal, y la consiguiente aspiración al Bien Supremo mediante la conducta correcta es la piedra fundamental de toda filosofía, ética y religión serias y comprometidas. Esto se une con otro mensaje claudicante de la película pues tambien critica a la religión como expresión de un genuino sentimiento de búsqueda espiritual. Aquí vale acotar que si bien las religiones han tenido y tienen grandes falencias que aún deben corregirse, tanto en su formulación como en sus conductores, no por ello se ha de renegar de esa vía que la mayoría de la humanidad aún abraza como medio para retornar a un estado de divinidad y encontrar a su verdadero ser.
Tal pareciera que se pretende postular como nuevos dioses a la física cuántica y al cerebro, sin que ambos ameriten demasiadas virtudes para merecer tal distinción, siendo que solo son instrumentos refinados a través de los cuales se expresa el espíritu inmortal.
Esta falta de discriminación entre lo bueno y lo malo es realmente alarmante, pues coincide totalmente con la ética materialista posmoderna, carente de valores espirituales, y se expresa en conductas y acciones concretas, donde solo importa el disfrute individual y no se asume un compromiso social solidario. Es una postulación muy inmadura, se propugna una adolescentización light, sin asumir responsabilidad alguna por nada, todo da lo mismo, el asunto es disfrutar y pasarla bien. No extraña que esta película provenga de EEUU, pues vemos un ejemplo concreto de esta conducta adolescente de no hacer distinción entre el bien y el mal, por ejemplo en su actitud de continuar utilizando grandes autos que consumen muchísima nafta, despilfarrando así los pocos recursos energéticos que quedan, en lugar de volcarlos a algo más provechoso como combatir el hambre en el mundo, y al mismo tiempo contaminando el sistema ecológico mundial, provocando la destrucción de la capa de ozono atmosférica y destruyendo la vida humana, animal y vegetal en todas partes, solo por un capricho individual como país de continuar disfrutando de manejar sus grandes autos (negándose a suscribir el Protocolo de Kyoto de regulación de estas prácticas sobre el medioambiente). La naturaleza les está empezando a hacer recordar que no se puede proceder así tan irresponsablemente, y ya los está comenzando a afectar a ellos también, como pasó recientemente con el huracán Katrina en Nueva Orleáns.
Otro ejemplo más local lo constituyó en Argentina, hace más de una década, el accionar irresponsable y cuasi-fraudulento de bancos, financieras, organismos de crédito internacionales y el propio Estado, que con sus manejos económicos usurarios, privatizaciones salvajes, incautaciones, devaluaciones, estatización de la deuda privada, etc, generaron deudas ficticias imposibles de pagar que llevaron a la quiebra, desamparo y desastre económico a miles de empresas, pequeños ahorristas y particulares en general, armando un descalabro social en millones de hogares y un inédito incremento de la pobreza, todo lo cual se fue agravando y desembocó luego en la rebelión popular del cacerolazo que en el 2001 hizo caer al gobierno de De la Rúa, generó cinco Presidentes en una semana, una situación social gravísima de pobreza al borde del estallido, el deterioro de la salud, educación, vivienda y seguridad, pretendiendo inclusive en algunos casos estos actores económicos proceder con reclamos como si nada hubieran ellos provocado socialmente con su voracidad e irresponsabilidad propia del capitalismo salvaje. Recién en los últimos dos años, un cirterioso y eficiente manejo de la situación económica-social por parte del gobierno del Dr. Kirchner ha conseguido estabilizar el deterioro y comenzar un lento pero sostenido crecimiento en un marco democrático y soberano, que busca reparar el tejido social dañado y clausurar ese período negro de la historia argentina.
Toda esta problemática ética ya
la he tratado en diversos artículos (“Re-valorizar la ética el imperativo
actual”, “Crisis global, ética trascendente y religiosidad”, “La adolescencia
en la posmodernidad”, “Carta urgente desde los Santos
Lugares”, y otros, que el interesado puede consultar en mi sitio web http://farodelautopia.webcindario.com ), habiendo estos ensayos sobre ética
obtenido una distinción internacional en el Certamen Iberoamericano de Ética
2005 organizado por el Centro Felix Varela de
Estudios Ëticos de
Para colmo, y como frutilla del postre, vuelve la película a la carga con el viejo y remanido truco materialista de la victimización, diciendo que si alguien sufre es porque se pone en el papel de víctima, que solo basta intentar creativamente un camino nuevo para ser feliz y estar bien; sería como si a nivel macro les dijeran a los países que se ven afectados por la rotura de la capa de ozono que son ellos mismos los culpables de su situación ambiental, que la conducta irresponsable e insolidaria con el uso de los grandes autos no tiene nada que ver con lo que les sucede a ellos. Vemos que el hacer aparecer a la víctima como victimizándose a si misma es una mentira insostenible, que se utiliza lo que en psicología se conoce como mecanismo de proyección haciendo responsable al otro de algo que uno causa, que no es la regla general autovictimizarse, si bien pudiere haber algún caso individual en que esto se verifique patológicamente, y que este es un mecanismo perverso por el cual se mistifica y enmascara la realidad y el victimario pretende engañar a la víctima y quizás autoengañarse como un moderno Poncio Pilatos. Al ser este un mundo interconectado, la actitud correcta sería trabajar solidariamente en conjunto fijando objetivos de progreso material y espiritual, basados en valores de desarrollo sustentable y de honda raigambre espiritual, en un compromiso ético con nuestros semejantes, expresado a nivel individual en el encuentro yo-tú, en amar al prójimo y en correctas conductas fraternales (el Dharma budista)..
Tampoco hace mención la película
a Dios, sus características, la evolución espiritual y verdadera constitución
del ser humano, y al Plan que desarrolla actualmente
Sintetizando, es una película engañosa que puede conducir a interpretaciones desviadas de la verdadera espiritualidad pues tras su aparente mensaje espiritual esconde una propuesta individual egoísta de mero disfrute intrascendente basado en una ética materialista posmoderna.