LAS UTOPÍAS DEL TEÓLOGO Y ECOLOGISTA BOFF
Leonardo Boff: "Si no tenemos utopías, nos empantanamos en los intereses individuales". “El compromiso por los pobres y el respeto a toda vida podrían desarrollar una conciencia de solidaridad y responsabilidad que evite que la crisis ecológica derive en una catástrofe”.
Nada de lo humano le es ajeno a Leonardo Boff; edad: 69 años, nacionalidad: brasileña, actividad: teólogo, escritor, profesor y conferencista, Asesor de movimientos sociales como el Movimiento de los Sin Tierra y las Comunidades Eclesiales de Base (CEB's). Autor de una gran obra, centrada en la Teología de la Liberación, militante ecológico, luchador contra la opresión social y la cultura patriarcal, dejó el ejercicio sacerdotal oficial en 1992, luego de padecer sanciones y apercibimientos del Vaticano. Invitado por la fundación AVINA, realizó actividades en distintos puntos de Argentina (agosto 2008). Textuales: “Solamente espíritus autoritarios imponen lo relativo suyo como algo absoluto, congelando la historia y el caminar de los humanos.// Somos herederos de una cultura patriarcal que se ha impuesto en los últimos doce mil años. Ella ha creado los ejércitos y la guerra. Esta cultura ha dominado a la mujer.// Tenemos que producir para atender a las demandas humanas en sintonía con los ciclos de la naturaleza y con sentido de equidad en la distribución”.
EL CRISTIANISMO DE CAMBIO EN PARAGUAY : Boff asistió a la asunción de su amigo, el obispo Fernando Lugo como presidente del Paraguay. "Lugo, explica Boff, sintió su deber como ciudadano de prestarle un servicio a su pueblo. Después de sesenta años de dominación de un partido, sintió la necesidad de un cambio para romper un círculo de hierro que eliminaba la esperanza de que el pueblo encontrara una salida". "Las grandes mayorías de América Latina son pobres y cristianas. Pero el cristianismo fue vivido en forma de resignación, de legitimación de la situación. La gran novedad, a partir de los 60, fue que muchos cristianos dijeron que no es inevitable que el cristianismo sea conservador, que sea un factor de legitimación de las relaciones injustas que perduran. Nosotros somos herederos de alguien que no murió viejo en la cama, que murió en la cruz a raíz de un conflicto político, porque Jesús predicó el reino de Dios contra el reino del César, porque propuso la religión del amor. Tenemos esa herencia de un Jesús pobre, que es profeta, liberador. Entonces, desde esa lectura, muchos cristianos han empezado a cumplir una función social liberadora, progresista, un cristianismo de cambio. En esa perspectiva se encuentra el gran discurso inaugural del presidente Lugo."CONTAMINACION. "No hay un arca de Noé que salve a algunos y deje perecer a los demás", dice Boff.
Nada de lo humano le es ajeno a Leonardo Boff. Autor de una gran
obra, centrada en la Teología de la Liberación, militante ecológico, luchador
contra la opresión social y la cultura patriarcal, dejó el ejercicio sacerdotal
oficial en 1992, luego de padecer sanciones y apercibimientos del Vaticano.
Invitado por la fundación AVINA, realizó actividades en distintos puntos de
Argentina y conversó en exclusivo con Clarín (agosto 2008).
¿Qué balance puede hacer de la difusión de la Teología de la Liberación
en América latina? ¿La lucha contra la opresión sigue siendo un ideal vigente?
La Teología de la Liberación sigue vigente en aquellas iglesias y grupos que
toman en serio la injusticia social y la opresión que sufren las grandes
mayorías. Hoy es en los movimientos populares, en los círculos bíblicos, de
carácter ecuménico, donde la Teología de la Liberación encuentra su más grande
difusión. Está presente en todo el mundo, en Asia, Africa, América Latina y en
grupos solidarios del Primer Mundo. Esto se puede comprobar en los foros
mundiales de Teología de la Liberación que se hacen una semana antes de los
foros sociales mundiales, sea en Porto Alegre, en Nairobi y el año próximo en
Belem de Brasil.
Su actual preocupación ecológica, ¿cómo se vincula con la teología?
¿Hay un "puente" entre teología y ecología?
La Teología de la Liberación nació escuchando el grito del oprimido: pobres
económicos, indígenas, afrodescendientes, mujeres. Hoy gritan las aguas, los
bosques, los animales, es toda la Tierra la que grita. Dentro de la opción por
los pobres y contra la pobreza debe ser incluida la Tierra y todos los
ecosistemas. La Tierra es el gran pobre que debe ser liberado junto a sus hijos
e hijas condenados. Y la opción por los pobres es la marca registrada de la
Teología de la Liberación.
La mayoría de los problemas ecológicos son causados por las naciones
más ricas. ¿Qué pueden hacer los más pobres para preservar el ambiente?
La causa principal del clamor ecológico es el tipo de producción y consumo que
se impuso desde los países ricos sobre todo el mundo. Este sistema explota las
personas, las clases, los países, y la Tierra. La consecuencia la notamos ahora
con el calentamiento global que puede poner en riesgo la biodiversidad y, en el
límite, a la especie humana. A los pobres les cabe gritar, denunciar y luchar
para que se cambie este paradigma tecnocientífico y la cultura productivista y
consumista. Caso contrario vamos todos al encuentro de lo peor. No hay un arca
de Noé que salve a algunos y deje perecer a los demás. O nos salvamos todos, o perecemos
todos. Los pobres son aquellos que por su situación de explotados ven mejor la
perversidad de este sistema antivida.
La filosofía de la historia moderna nos legó la idea de un camino de
desarrollo infinito. Esta idea se ha encarnado sobre todo en el campo de la
producción técnica. ¿Con esta ideología es posible establecer un orden social
ecológico? ¿En su caso, qué idea debería sustituirla?
Un desarrollo infinito es imposible en un planeta finito y con recursos
escasos. Esta idea es una ilusión no totalmente asimilada por los que tienen la
conducción del proceso productivo en el mundo. Pero ya se están dando cuenta de
que la lógica de este tipo de desarrollo está en contradicción con la lógica de
la vida. O cambiamos o la Tierra no va a aguantar. Hay que pasar de una
sociedad de producción de productos materiales a otro tipo de sociedad de
sustentación de toda vida, y de producción de valores humanos que puedan ser
compartidos por todos, porque la Tierra es de todos. Tenemos que producir para
atender a las demandas humanas en sintonía con los ciclos de la naturaleza y
con sentido de equidad en la distribución de los beneficios y servicios para
todos.
En el plano ecológico mental, Ud. le asigna especial relevancia al
costado femenino que tendrían todos los seres humanos, ya que lo asocia a una
ética del cuidado. ¿Qué efectos sociales tendría la extensión de esta actitud
entre los miembros de la familia humana?
Somos herederos de una cultura patriarcal que se ha impuesto en los últimos
doce mil años. Ella ha creado el Estado, las leyes, la burocracia, los
ejércitos y la guerra. Esta cultura ha dominado a la mujer o la ha hecho
invisible en la sociedad. Esto ha significado una recíproca deshumanización
porque el hombre ha reprimido lo femenino que hay en él y ha forzado a la mujer
a reprimir lo masculino que hay en ella. Cada ser humano es sustentado por
estas dos fuerzas constituyentes de nuestra identidad: lo femenino que responde
por la capacidad humana de acogida, de enternecimiento, de sensibilidad, de
cuidado y de sentido de lo simbólico y de lo espiritual, y por lo masculino que
atañe a la racionalidad, al trabajo, a la superación de obstáculos, al poder y
a la utilización de la fuerza. En el hombre y en la mujer coexisten estas dos
dimensiones. Cuando son bien articuladas y asumidas de forma integradora,
componen la excelencia del ser humano. La mujer es la portadora privilegiada,
sin ser exclusiva, de esta dimensión de lo femenino. Por eso está mas cercana a
la complejidad, a la vida y al cuidado que la vida necesita. Hoy se hace
urgente rescatar lo femenino para tratar mejor la naturaleza, respetar las
alteridades y salvaguardar la vida amenazada.
¿Es posible restablecer alguna utopía en nuestra época? ¿Qué rasgos
debería tener?
Una sociedad no vive sin utopías, es decir, sin un sueño de dignidad, de
respeto a la vida y de convivencia pacífica entre las personas y pueblos. Si no
tenemos utopías nos empantanamos en los intereses individuales y grupales y
perdemos el sentido del bien vivir en común. A mi juicio, la utopía que puede
reencantar a la vida es una relación de reverencia y respeto a toda vida, de
sinergia con las fuerzas de la naturaleza, de hospitalidad con todos los seres
humanos y de convivencia en la diversidad de culturas, religiones y de visiones
de mundo. Una utopía de una Tierra organizada desde una articulación central de
valores, principios y poderes que administren los recursos escasos para todos,
habitando como una familia en la misma casa común, la Tierra. Esto no es imposible.
Efectivamente vamos a construir una sociedad así o posiblemente Gaia, la Tierra
viva, no nos va a soportar y va a expulsarnos como una célula cancerígena.
En el mundo hay hambre y aumenta el precio de los alimentos. ¿Debería
existir una ética para moderar el negocio de los productos destinados a
satisfacer las necesidades básicas de los seres humanos?
Yo creo que el hambre de millones de personas, no a raíz de falta de alimentos
sino de la incapacidad de adquirirlos por la demasiada pobreza, demuestra la
ausencia de sensibilidad delante del sufrimiento de los otros humanos. Somos
crueles y sin piedad. Existe la urgencia de una gobernabilidad central de la
humanidad y de la Tierra que tenga poder para garantizar a los vulnerables el
alimento necesario, suficiente y decente. Comer es un derecho humano
fundamental y es un deber de todas las sociedades y Estados garantizarlo,
porque somos hijos e hijas de la Tierra. Creo que lentamente vamos caminando en
esta dirección porque de otra forma no vamos a mantener la familia unida, sino
bifurcarla entre aquellos que comen y aquellos que no comen.
El consumismo es un rasgo de nuestra civilización. ¿Cómo se podría
atemperarlo, hacerlo responsable?
Cada uno tiene que desarrollar una concienca de solidaridad humanitaria y de
responsabilidad universal. El consumo debe de ser medido, debe alcanzar una
justa medida. Podemos vivir bien con menos. Importa incorporar valores
intangibles que dan sentido a la vida y a la convivencia, como el cuidado
mutuo, la compasión con los que sufren, la cooperación para que todos tengan lo
necesario. Cada uno tiene que hacer la revolución molecular, es decir, empezar
por sí mismo y realizar lo que Gandhi decía: "Sé tu mismo la solución y el
mundo que tú quieres para los demás".
¿Es posible, en este mundo, mantener el sentido del humor' ¿Qué formas
de felicidad podemos alcanzar?
A pesar del abatimiento y de la melancolía que la actual situación del mundo
nos puede producir subjetivamente, podemos mantener el sentido de humor porque
existe en nosotros la irrefrenable convicción de que la vida es más fuerte que
la muerte y que podemos disfrutar de todo lo que la Tierra nos brinda con su
vitalidad y que los seres humanos han creado con su ingenio. Hay
potencialidades en nosotros y en el proceso evolutivo que todavía no se han
realizado y que pueden irrumpir, abriendo un nuevo ciclo en la historia, más
integrador y más respetuoso de cada ser del universo.
El actual Papa es muy crítico con el relativismo ético. ¿Cuál es su
posición ante el relativismo?
Todo lo que es creado y está en proceso de crecimiento y de evolución es
relativo en un doble sentido: relativo en la medida que está siempre
relacionado con todo lo demás y que nadie vive fuera de la relación. Relativo
en un segundo sentido de que el absoluto es solamente Dios. Todo lo demás es
relativo, puede cambiar, puede ser diferente, no puede imponerse a los demás.
Solamente espíritus autoritarios imponen lo relativo suyo como algo absoluto,
congelando la historia y el caminar de los humanos. Lo que debemos es asumir
nuestra transitoriedad con responsabilidad, con sentido de respeto y
veneración, caminando junto con los demás y construyendo algo colectivo que sea
bueno para la vida y para la convivencia entre las diversidades humanas.