Un Socialismo para el Siglo XXI
François Houtart - Sociólogo y teólogo. Ha publicado más de
cuarenta libros, entre ellos: Sociología de la religión y Mercado y religión -
6/07/2008
Introducción
El
socialismo es un proyecto antes que un concepto. Por esta razón es necesario
abordar el contenido como paso preliminar a la utilización de la palabra. De
hecho, ¿qué es el socialismo hoy? ¿Se trata del estalinismo, del maoísmo, de Pol Pot, de la socialdemocracia,
de la tercera vía? Estamos ante la plena ambigüedad, lo que exige un nuevo
cuadro de reflexión.
Sin
embargo, hay una gran urgencia frente a la destrucción social y ambiental
provocada por el modelo económico contemporáneo. La hegemonía global del
capitalismo, en su forma neoliberal, no solamente fue edificada sobre nuevas
bases materiales (las tecnologías de información y de comunicación) sino que
permitió universalizar la subordinación del trabajo al capital («subsunción»,
según Carlos Marx). No solo se trata hoy de una subordinación real, es decir,
dentro del proceso mismo de la producción a través del salario, sino también
formal, o sea por medios financieros (precios de las materias primas y de los
productos agrícolas, deuda externa, paraísos fiscales, fiscalidad interior que
promueve la riqueza individual) y por medios jurídicos (normas de las
organizaciones internacionales, como el FMI, el Banco Mundial, la OMC)
Este
último tipo de subordinación afecta a todos los grupos humanos tanto por la
destrucción ambiental como por la sumisión a la ley del valor. Hoy día, los
pueblos indígenas están afectados en su posibilidad de supervivencia por la
explotación de los bosques o la destrucción de la biodiversidad; las mujeres
son las primeras víctimas de la privatización de la salud, el agua, la
electricidad; los pequeños campesinos son desplazados por las empresas
trasnacionales del agrobusiness. De hecho, la vida de
la humanidad en su conjunto está siendo agredida. Las consecuencias para la
sociedad son profundas porque este proceso agudiza las contradicciones dentro
de todas las relaciones entre individuos, no solo por la desigualdad económica
y social creciente, sino por un aumento de los conflictos de género, de razas o
de castas.
Por
estas razones, el proyecto nuevo debe empezar por una deslegitimación clara y
radical del capitalismo, en su lógica misma y en sus aspectos concretos en cada
sociedad. La conciencia de que no se puede humanizar el capitalismo constituye
la base de un nuevo proyecto concreto. A este propósito podemos proponer tres
niveles de reflexión: el nivel de la utopía (¿qué sociedad queremos?), los
medios y finalmente las estrategias. Trataremos de aplicar estos tres niveles a
los varios componentes de la realidad humana: ecológicos, económicos, políticos
y culturales y de proponer, de manera muy sintética, una serie de hipótesis
como base de discusión.
1.
Los objetivos o la utopía
¿Qué sociedad queremos? Esta pregunta puede parecer muy general, un conjunto de ideas abstractas, un sueño. Pero no seríamos seres humanos si se suprimiera la capacidad de soñar. Queremos vivir en una sociedad humana de cooperación y paz. Ya eso significa que no queremos vivir en un mundo de pura competitividad y agresión. Desde su inicio tal perspectiva introduce una contradicción con la sociedad neoliberal.
Para definir de manera más concreta lo que podemos llamar
la utopía, se pueden distinguir cuatro objetivos o principios, según las ya
citadas dimensiones ecológica, económica, política y cultural.
1)
Prioridad de una utilización renovable de los recursos naturales
Existe
una simbiosis fundamental entre la naturaleza y el ser humano. La naturaleza es
fuente de vida (la pachamama, tierra-madre, como dicen los pueblos indígenas de
América del Sur). No se puede agredirla ni destruirla sin atentar contra la
vida humana. La naturaleza no puede ser explotada en función de una
racionalidad puramente instrumental, característica del tipo de modernidad
vinculada económica y culturalmente con el capitalismo. Ello resultaría en la
destrucción progresiva de la naturaleza. El "grito de la tierra",
como escribe Leonardo Boff, se llama desertificación, deterioro del clima, gripe
aviar, sida...
Este
principio de la prioridad de la utilización renovable significa el rechazo a
modos de producción y actividades que destruyen de manera irreversible el
ambiente natural. El uso de recursos no renovables será el objetivo de una
gestión colectiva, asegurando así su racionalidad. Sin embargo, este principio
forma solamente una parte de la realidad y debe entrar en
2)
Predominio del valor de uso sobre el valor de cambio
Esta
distinción, hecha por Carlos Marx, es útil para pensar el futuro. El valor de uso
es lo que contribuye a la calidad de la vida humana en todas sus dimensiones.
El valor de cambio es el mercado, que tiene una función subordinada al valor de
uso. Sin embargo, dentro de la lógica del capitalismo, el mercado domina hoy no
solamente la actividad económica, sino toda la organización colectiva de la
vida humana. Para el capitalismo no existe valor económico si el trabajo, los
bienes y los servicios no se transforman en mercancías. Es lo que se llama la
imposición de la ley del valor, que según Franz Hinkelammert,
significa el fin del sujeto. Los seres humanos están sometidos a esta ley que
invadió la realidad social sometiendo a la humanidad en su totalidad a la
lógica del capitalismo. Es por eso que Karl Polanyi,
economista estadounidense historiador del capitalismo, concluye en que
es
necesario reinsertar la economía en la sociedad.
3)
Participación democrática en todos los sectores de la vida colectiva
La
participación democrática, es decir, el poder de decisión del sujeto humano, no
puede ser limitado al sector político. En este sentido, se puede decir que
toda
la realidad es política, empezando por la economía. El principio de la
participación democrática tiene que aplicarse a todos los niveles de la vida
humana colectiva, desde el local hasta el global.
4)
Interculturalidad
Todas
las culturas participan en la vida cultural y espiritual de la humanidad.
Ninguna de ellas puede ser eliminada o marginalizada. Eso incluye todas las
expresiones culturales, el derecho, la ciencia, las religiones y las
espiritualidades. Las transformaciones que derivan de intercambios, de
enriquecimiento mutuo, son bienvenidas porque la cultura no es estática.
Sobre
la base de los cuatro principios expuestos se plantea el problema de los
medios.
2.
Los medios
No
basta con afirmar principios. Construir otra sociedad significa
aplicar medios
para que ellos puedan ser realidad.
1)
La relación con la naturaleza
Para
llevar a cabo el primer principio de predominio de una utilización renovable
podemos proponer tres medios principales. El primero es
la apropiación pública
de los recursos naturales esenciales para la vida, como el agua, las semillas,
el aire. Estos recursos constituyen el «patrimonio de la humanidad» y deben
escapar de la ley del valor, tal como está definida por el sistema económico
capitalista.
La
revalorización de la agricultura campesina es otro medio necesario.
Se trata de
luchar contra la concentración productivista de la
tierra o de los productos agrícolas en manos de empresas trasnacionales que
destruyen la naturaleza sin hablar de los desastres sociales y de promover una
agricultura orgánica. En tercer lugar, la tarea fundamental de
regeneración de
la atmósfera, de los suelos, de las aguas y finalmente del clima.
2)
El predominio del valor de uso sobre el valor de cambio
Existen
varios medios para este predominio en específico. Solamente queremos señalar
algunos de ellos.
-
Promover la producción orientada hacia la mayoría de las poblaciones con la
utilización de instrumentos públicos, lo que se opone al modelo de desarrollo
actual que favorece un crecimiento económico espectacular de solamente 20% de
la población. Eso es la consecuencia de la lógica del capitalismo, que necesita
generar fuertes poderes de compra de una minoría para absorber una producción
sofisticada, contribuyendo así a la acumulación del capital.
- La introducción de elementos cualitativos en el cálculo económico, como el
bienestar (la calidad de vida), el entorno ecológico, la seguridad alimentaria.
Las decisiones serán muy diferentes si se tomaran en cuenta estos elementos en
los cálculos de los costos de producción y de intercambio.
- Limitar la influencia del capital financiero mediante un impuesto sobre los
flujos internacionales, la abolición de los paraísos fiscales y del secreto
bancario y la supresión de la deuda externa de los pueblos del Sur.
- Abolición de las patentes en su forma actual y adaptación del derecho de
autor, para evitar el monopolio de las trasnacionales.
- Revalorización de la empresa como lugar de
trabajo común a fines sociales y
no como fuente de riqueza para los accionistas.
- Reconocimiento y valorización de los empleos no reconocidos (mujeres en el
hogar) o desvalorizados (servicio social, servicio de salud) y creación de
empleos para sectores cualitativos de interés colectivo (mejoramiento de la
calidad de vida, servicios personales, etcétera).
- Constitución de un seguro social generalizado bajo control público.
- Revalorización del servicio público como servicio a la colectividad y no como
atención a «clientes».
3)
El principio de la democracia
La
democracia no es solamente un fin, sino también un medio. En este sentido se
debe extender la democracia representativa a todos los niveles de la actividad
colectiva, incluyendo el sector económico. Sin embargo,
se necesita también la
promoción de la democracia participativa o directa como incremento del control
popular en los mismos sectores. No se trata solo de la dimensión territorial
(pueblos, barrios, aldeas), sino también de las empresas y de las administraciones.
4)
El principio de interculturalidad
Los
medios en este sector son también diversos, con prioridad a lo siguiente:
-Afirmar
y concretar el derecho de los pueblos frente al derecho de los negocios, lo que
significa un cambio fundamental de la filosofía de los organismos
internacionales, financieros y comerciales.
- Protección de las culturas por medidas adecuadas en los diversos sectores de
sus expresiones.
- Socialización de los resultados de la ciencia, sin monopolio industrial o
particular.
- Afirmación de la laicidad del Estado, como base del diálogo filosófico y
espiritual y del ecumenismo.
3.
Las estrategias
Para
poder aplicar los medios susceptibles de concretar los principios hay varios
niveles de estrategias.
-
Deslegitimar el capitalismo, como expresión de una modernidad deshumanizante,
lo que significa la utilización de todos los espacios posibles para el
desarrollo de un pensamiento crítico en los sectores de la economía, de la
ecología, de la política y de la cultura. En este sentido, los foros sociales
han cumplido un papel importante: el
desarrollo progresivo de una conciencia
colectiva.
- Acelerar la creación de actores colectivos a nivel global, a través de redes
de resistencia (un ejemplo es Vía Campesina).
- Renovar el campo político de la izquierda, con la convergencia de varias
organizaciones políticas (no se puede pensar en un partido único detentor de
toda la verdad) y la centralidad de la ética en las prácticas políticas.
- Promover la emergencia de un nuevo sujeto histórico, que no estará solamente
constituido por los trabajadores asalariados, sino por todos los grupos
afectados en su vida por el sistema capitalista: pequeños campesinos, mujeres,
pueblos autóctonos, etcétera.
- Buscar la centralidad de la
ética
como actitud colectiva e individual, en coherencia con la
utopía,
lo que implica una institucionalización de los procesos sociales y políticos
como base de los comportamientos individuales y una redefinición permanente de
los aspectos concretos de la
ética,
con la contribución de todos.
Podemos concluir que si es eso a lo que llamamos socialismo, se trata de un proyecto profético y constructor, capaz de contradecir la "barbaridad" y de traducir a la vez en un proyecto poscapitalista la defensa de la dignidad humana y el amor al prójimo.