SUR, HOMERO MANZI, y ENRIQUE SANTOS DISCÉPOLO (DISCEPOLÍN)
HOMERO MANZI
Nace en la “Estancia Añatuya” (Santiago del Estero), el 1º de Noviembre de 1907.
Hijo de Luis Manzione y Ángela Prestera, ambos argentinos. Personaje importante de la literatura popular argentina, se destaca en el ambiente del tango, donde deja poemas memorables como “Sur”, “Malena”, “Che bandoneón”, “Telón, te lloran mis ojos”, “Mano blanca” o “El último organito”. Toda su vida surgió de lo más profundo de su raíz nacional y popular y sus ideales y su militancia no sólo las expresó en sus poemas-canciones, sino también en la pluma rápida de sus guiones de cine y en sus enfoques teatrales.
Como político estuvo comprometido con el Irigoyenismo Revolucionario. Fundador de FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina) junto a Luis Dellepiane, Arturo Jauretche, Manuel Ortiz Pereyra, Juan B. Fleitas, Félix Ramírez García, Gabriel del Mazo, y Amable Gutiérrez Diez. Políticamente destacado por sus discursos de encendido tono argentinista, defensor de la cultura popular contra la invasión de ritmos extranjeros, luchó a favor de las provincias mediterráneas dejadas de lado por el proteccionismo gubernamental hacia las provincias del litoral. También fue Presidente de SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores) por dos períodos consecutivos hasta su fallecimiento, donde luchó por los derechos autorales.
Fallece en el departamento privado de su coprovinciano, el Ministro de Salud Pública Dr. Ramón Carrillo el 3 de mayo de 1951.
Letra: Homero Manzi San Juan y Boedo antigua y
todo el cielo... Sur, paredón y después... San Juan y Boedo antigua,
cielo perdido...
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Sur es un tango con música de Aníbal Troilo y letra de Homero Manzi. Fue grabado por primera vez por la orquesta de Troilo con la voz de Edmundo Rivero, el 23 de febrero de 1948.1 La primera presentación en vivo, por los mismos artistas, fue en la discotecaTibidabo en Buenos Aires.
La canción es una elegía de un amor perdido enmarcada en los hitos de la zona sur de Buenos Aires, lamentando tanto el final de una historia de amor y los cambios en el barrio. La identidad de los amantes no se revela más allá de evocar la melena de la chica, y tomando nota de que tenía 20 años en ese momento. Entre los lugares mencionados están: la esquina de San Juan y Boedo, en el centro del barrio de Boedo; Pompeya (situado al sur de dicho barrio); el ferrocarril; el cruce de pantanos en el borde de Pompeya; y la enigmática "esquina del herrero, barro y pampa", que podría ser la esquina de Centenera y Tabaré, ya mencionada en otro tango de Manzi, Manoblanca, u otro taller de herrería en la esquina de Inclán y Loria, en Parque Patricios.2
Homero Manzi nació en Añatuya, Santiago del Estero, se mudó a Buenos Aires a los 9 años, y vivió cerca de los hitos mencionados en el tango.
Para la grabación original, Rivero le hizo dos pequeños cambios a la letra: "florando" se convirtió en "flotando" ("flor" a "flotante", ya que el primer verbo no fue entendido por el público), y "y mi amor y tu ventana" se convirtió en "y mi amor en tu ventana".3 La primera modificación fue adoptada universalmente, la segunda es menos frecuente. Nota: también cambió "antigua" (la esquina) y cantó "antiguo", con permiso de Manzi. En tanto, Julio Sosa cantó Sur respetando la letra original.
El barrio de Parque de los Patricios está comprendido por las calles Av. Juan de Garay, Av. Entre Ríos, Av. Vélez Sársfield, Av. Amancio Alcorta, Lafayette, Miravé, Lavardén, Vías del F.G.B., Cachi, Av. Almafuerte y Sánchez de Loria. Limita con los barrios de San Cristóbal al norte, Constitución al este, Barracas al sudeste, Nueva Pompeya al sudoeste, y Boedo al oeste.
En el acervo popular se considera como barrio característico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, carga en sus espaldas una rica historia de gente y sociedad. Un ejemplo es la teoría de Furlong acerca de que la Primera Fundación de Buenos Aires se realizó en este ámbito, aceptada por algunos y rechazada por otros. En 1873 se inaugura el "Trencito de la Basura" que en siete viajes diarios llevaba las basuras de la ciudad, por lo que hoy es la calle Oruro, hasta detrás del Camino al Puente Alsina donde se realizaba la quema de las mismas. Ese funcionamiento le dio el mote de "La Quema", designación extendida a veces a la principal institución deportiva que alberga el barrio, el Club Atlético Huracán, que, si bien fue fundado en Nueva Pompeya, posee su sede social (Avenida Caseros) y su estadio, el Tomás Adolfo Ducó (Palacio) (Av. Amancio Alcorta), dentro de los límites del barrio, del cual constituye símbolo y emblema. De todos modos su mote más difundido es el de "El Globo" o "El Globito" en referencia a su ícono, el aerostato bautizado "Huracán" que tripulara, con fin trágico, Jorge Newbery .
También desde 1872 hasta 1902, funcionó donde hoy está el propio Parque de los Patricios, el Matadero de los Corrales, donde se faenaba el ganado que llegaba del interior y en cuyos alrededores se instalaron fondas y prostíbulos, donde el cantar de los payadores se fue transformando en la música ciudadana (tango y milonga). El uso del cuchillo por sus trabajadores, los hizo hábiles en el llamado "Duelo Criollo", y los arquetipos del tango; el guapo así como los cirujas del Barrio de "Las Ranas" o de "Las Latas" remiten a su geografía.
Reconocido como barrio de obreros ya desde comienzos del siglo XX, fue elegido en diversas oportunidades por la Municipalidad de Buenos Aires para la construcción de diversos proyectos de vivienda pública para la clase trabajadora, entre ellos el llamado Barrio La Colonia (1914) y la Casa Colectiva Valentín Alsina (1919).
Posee el mayor Palacio educativo de la Ciudad de Buenos Aires. En lo que fuera la quinta del Perito Francisco Pascasio Moreno ("Pancho Moreno" en la jerga local), un predio de hectárea y media aproximadamente, se yergue desde su inauguración en 1929 el Instituto Félix Fernando Bernasconi, que incluye cuatro escuelas primarias, una de coro y orquesta, dos museos, un salón de actos considerado "el pequeño Teatro Colón" y dos piletas. Importantes educadores ejercieron allí su oficio, destacándose la tarea de la pedagoga Martha Salotti. Enfrente, por la calle Esteban de Luca, se levanta la Maternidad Ramón Sardá, creada por donación en 1934, que tiene año a año el récord de niños nacidos en el país.
Existen como Museos, las casas donde vivieran Tomás Espora (Caseros 2530) héroe naval y primer oficial argentino en circunvalar el planeta, y el Dr. Genaro Giacobini (Caseros 3071) creador del guardapolvo blanco escolar y promotor de la existencia del Ministerio de Salud Pública, que quedó en la memoria colectiva -según narraba el periodista Diego Lucero- por sus arengas socialistas en la tribuna del estadio previo a los partidos de fútbol. Se demolió en 1946 la casa donde falleció Remedios de Escalada, y donde permaneciera un mes antes de partir a Europa en 1823 el General San Martín (Monasterio y Caseros).
En sus límites nacieron los hermanos Oscar y Juan Gálvez, Adolfo Pedernera, Carlos Babington, Miguel Brindisi y el campeón olímpico de boxeo Oscar Casanova, y aunque nacieran fuera de ellos se identificaron siempre con Patricios, Oscar Natalio "Ringo" Bonavena y Horacio Accavallo.
Gardel venía a ensayar con Guillermo Barbieri, mientras Enrique Santos Discépolo desarrollaba su adolescencia en el barrio, cruzándose seguido con Homero Manzi, aprendiendo ambos a escribir letras de tango de otros vecinos como José Rial, o mamando la bohemia de Onofrio Pacenza o Facio Hebecquer (artistas plásticos). Ángel Vargas, le pondría la voz al barrio de sus amores.
Nueva Pompeya | |
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Superficie | 6,1 km² |
Límites |
Av. Riestra Del Barco Centenera Av. Cobo Av. Caseros Av. Almafuerte Cachi Vías del F.G.B. Iguazu Riachuelo Cnel. Esteban Bonorino Av. Fernández de la Cruz Agustín de Vedia |
Población | |
• Total | 63.276 hab. |
• Densidad | 10.373 hab./km² |
Día del barrio | 14 de mayo |
Nueva Pompeya, es uno de los 48 barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, capital de la Argentina. Situado en la zona sur, es uno de los barrios proletarios de mayor tradición tanguera. Un tango muy popular, "Sur", lo menciona así: "Pompeya y más allá la inundación". El autor de sus versos fue el letrista lírico y radical, Homero Manzi, nacido en Añatuya, Santiago del Estero pero radicado en Pompeya. El paisaje que describe, de la década de 1930, define tanto el espíritu como el aspecto físico del barrio: "La esquina del herrero, barro y pampa, tu casa, tu vereda y el zanjón, y un perfume de yuyos y de alfalfa que me llena de nuevo el corazón."1
En el año 2007, mediante la Ley N° 2329 sancionada el 10 de mayo, se rectificaron los límites de varios barrios para adecuarlos a la Ley de Comunas por lo que los límtes actuales son: Cnel. Esteban Bonorino, carril sureste de la Avenida Gral. F. Fernández de la Cruz, Agustín de Vedia, Avenida Riestra, Del Barco Centenera, Avenida Cobo, Avenida Caseros, Avenida Almafuerte, José Cortejarena, Cachi, vías del FF.CC. Gral. Belgrano, Avenida Amancio Alcorta, Iguazú, prolongación virtual Iguazú, Riachuelo (deslinde Capital-Provincia), prolongación Cnel. Esteban Bonorino (proyectada), Cnel. Esteban Bonorino, Cnel. Esteban Bonorino (proyectada), Cnel. Esteban Bonorino. Limita con los barrios de Villa Soldati al oeste, Flores, Parque Chacabuco y Boedo al norte, Parque Patricios al noreste y Barracas al este, y con las localidades de Piñeyro y Valentín Alsina al sur. Anteriormente a 2007 los límites barriales estaban comprendidos por las calles Cnel. Esteban Bonorino, Av. Fco. Fernández de la Cruz, Varela, Av. Riestra, Del Barco Centenera, Av. Cobo, Av. Caseros, Av. Almafuerte, Cachi, Vías del F.G.B. y Zavaleta, y por el Riachuelo.
Coordenadas: (mapa)
Debe su nombre a la iglesia dedicada a la Virgen del Rosario de Pompeya, levantada en 1900 por religiosos capuchinos. Hasta entonces, se lo conocía como barrio de las Ranas o del Bañado. Esto se debe a que está ubicado en tierras anegadizas, junto alRiachuelo, curso de agua que señala el límite sur de la ciudad. Tenía muy escasa población, con fama de pendenciera y peligrosa. La mayor parte, trabajaba en el matadero de ganado ubicado en lo que es actualmente el vecino barrio de Parque de los Patricios. El término "rana", en el argot de Buenos Aires, designa al hombre listo, astuto, y se supone que esos eran atributos de los habitantes del barrio "de las Ranas".
La actual avenida Sáenz que lleva el nombre en honor al sacerdote y primer rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Antonio Sáenz era llamada "avenida de los Huesos", por la gran cantidad de huesos de vacunos, muertos antes de llegar al matadero.
En la zona había numerosas pulperías, almacenes en las que se vendía bebida, frecuentadas por cuchilleros, arrieros y guitarristas. Una de ellas, la pulpería de María Adelia, tenía un patio tan grande que sirvió como hospital de campaña en los combates de 1880entre facciones que disputaban a favor y en contra de convertir la ciudad en capital federal. Otra pulpería famosa fue La Blanqueada. Ambas se conservan como museos.
A comienzos del siglo XX comenzaron a habitar el barrio los obreros industriales, merced a la política de loteo (venta de terrenos) a bajo precio. En esa misma época un grupo de jóvenes vecinos fundó el Club Atlético Huracán, pero a los pocos años acabaría instalándose en el contiguo Parque Patricios y actualmente es identificado con dicha jurisdicción.
Con el correr del siglo la zona desarrolló su actual aspecto edilicio. En 1938 se construyó sobre el Riachuelo un puente adornado con arcos y columnas de mampostería de estilo neocolonial. Característico del barrio, fue llamado primeroPuente Alsina y luego Puente José Félix Uriburu. Se edificaron casas de una sola planta, unifamiliares, a las que se sumaron, a fines de la década del 30, la inauguración del Círculo Católico de Obreros sobre un predio de 8.035 m² en la avenida Sáenz al 1342 cedido por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires mediante la Ordenanza 10.191 del 30/12/1938 y en el año 1952 la inauguración de un natatorio de 27 metros de largo y 12 metros de ancho. Actualmente dicho predio es administrado por uno de los clubes barriales mas referentes de la zona, el Club Social y Deportivo Franja de Oro. Hay muy pocos edificios de departamentos en el barrio.
El barrio es
atravesado por numerosas líneas de colectivos,
la mayoría de las cuales transita la avenida
Sáenz, que une Nueva Pompeya con el barrio bonaerense de Valentín
Alsina, también industrial. En una y otra orilla, los frigoríficos y
los establecimientos metalúrgicos comenzaron a cerrar en las décadas de
1970, 1980 y 1990 del pasado siglo, debido a las políticas económicas
que influyeron negativamente en la producción. Sin embargo, depósitos
industriales, galpones, talleres, mantienen un rasgo que caracterizó la
zona.
Los barrios "de emergencia" o "villas miseria" son el Barrio Charrúa,
que tiene la capilla de laVirgen
de Copacabana. Con la reforma de los límites, la Villa Perito Moreno
(1-11-14), quedó fuera del perímetro barrial. La Villa 21, tiene una
parte en NUeva Pompeya, está conformada por población criolla e
inmigrantes. El barrio
Espora es de
departamentos económicos en los que viven más de 800 familias.
Junto a una estación ferroviaria (la Estación Doctor Antonio Sáenz), en el cruce de laavenida Sáenz con la avenida Perito Moreno, funciona los domingos la Feria de Pájaros, donde se exhiben y se venden aves de las más diversas especies y colores, especialmente las canoras.
En la calle Beazley está el Bar del Chino, una institución representativa del barrio. Fue instalado por el cantor de tangos Jorge Garcés, llamado "el Chino", y es frecuentado por el ambiente tanguero. Un habitué ilustre del bar es el actor españolJosé Sacristán en sus estadías en Buenos Aires.
La colonia, nombre con el que se conoce a la Colonia obrera de Nueva Pompeya, es un complejo formado por 46 casas de un ambiente, 96 casas de dos ambientes y tres casas de tres ambientes, siendo solo algunas de alto y está ubicada entre las calles Traful, A. Einstein, Cachi y G.Gutiérrez. La colonia fue diseñada por el arquitecto Vicente Frigerio Álvarez y construida por el Jockey Club y las Damas Vicentinas y se inauguró el 18 de octubre de 1912 con la presencia del presidente de la Nación Roque Sáenz Peña y el intendente Joaquín de Anchorena. En la torre central funcionaba antiguamente una biblioteca. En la parte superior de la torre, hay un reloj que solía tocar una campanada cada 15 minutos.
Artistas barriales diseñaron un emblema para Nueva Pompeya. Muestra la iglesia, elPuente Alsina, un bandoneón y la figura de un intelectual que aprieta con su mano, en señal de saludo, el brazo de un obrero.
La llegada de
los inmigrantes providentes de la conflictiva Europa,
trajo aparejado su desembarco en el entonces denominado "Pueblo de la Capital
Federal" colonizaron la zona sur de la ciudad donde hoy se
encuentran además del barrio Nueva
Pompeya, los barrios de La
Boca y Barracas,
construyeron sus viviendas precarias (arrabales),
e iniciaron sus nuevas vidas en el continente sudamericano. Los orígenes
del tangoprovienen
de esa masa de inmigrantes que llegaron a la ciudad, el tango se
comenzó bailando sin pareja en las orillas del río
Matanza, en donde hoy se encuentra ubicado el puente
Alsina, luego, a mediados de los años 1930 se
comenzó a bailar en pareja en una tangueria ubicada en la esquina de
Corrales y Av. La Plata en el barrio deNueva
Pompeya, con el correr de los años se formaron históricas tanguerias
como el histórico Bar
del Chino.
Pero también hubo míticos personajes históricos como Homero
Manzi. La estirpe tanguera del barrio es debida en gran parte a este
gran letrista quien supo también incursionar en la política, dentro de
la Unión
Cívica Radical. Manzi llegó de la provincia de Santiago
del Estero, vivió, estudió y compuso sus obras en la esquina de
Centenera y Tabaré, allí, donde hoy se encuentra el mítico Bar
el Buzón. Con el correr de los años el recuerdo popular quedó
plasmado en pinturas históricas recordando lo que fue y será siempre, la
cuna del tango mundial.
En la mencionada esquina de la avenida Del Barco Centenera y la calle
Tabaré, hay un mural que contiene la letra del tango "Mano Blanca",
celebra y recuerda a Manzi, pero principalmente destaca que el lugar ha
entrado en la leyenda.
Según cuenta la historia, en la ciudad de Pompeya (Italia), el recientemente santificado Bartolo Longo, encuentra un cuadro que estaba a punto de ser arrojado al fuego debido a su deterioro, al observarlo, queda asombrosamente enamorado de él. En el se encontraba representada la Virgen del Rosario y a sus costados estabanSanto Domingo y Santa Catalina de Siena, actuales nombres de calles del barrio. Enamorado del cuadro y ferviente devoto de la Virgen María, comienza a difundir su culto. Tiempo más tarde le une al lugar el nombre, para llamarla "Virgen del Rosario de Pompeya". El 14 de mayo de 1896 se coloca la primera piedra bendecida para la construcción de una capilla en un terreno que fue donado por las señoras de San Vicente de Paul de la parroquia de San Cristóbal su construcción, dirigida por el arquitecto y pintor Augusto César Ferrari, fue hasta el 29 de junio de 1900 cuando fue inaugurada la iglesia en el año 1905 se convirete la iglesia en parroquia. Se destaca por sus sobrias líneas de arquitectura neogótica, y se presenta como una pieza armónica.
Posee una única torre de altura. Ventanales en ojiva con maravillosos vitrales de origen alemán en forma de arco ojival representan los quince misterios del Santo Rosario. Pequeñas torrecillas a los laterales con verja de artístico hierro forjado. En la ambientación de las naves se observan estatuas religiosas y pinturas al óleo. En las paredes se encuentran cuadros de hechos históricos y en el techo su realización es de madera en listones. En el centro del patio hay un monumento-fuente en bronce de la Virgen de Pompeya. Varias partes de la iglesia son réplica de los escombros de la destrucción de la ciudad de Pompeya. Al proyecto original de una nave se le agregó en la década del 20 otra lateral, debido a la gran cantidad de fieles. Además posee un reloj que se ubica en la parte superior el cual fue traído por el padre Agustín de Pamplona desde España en el año 1923. Fue en el año 1935 cuando las campanas comenzaron a sonar gracias a Enrique Borneman relojero experto que estudio pacientemente el mecanismo y las puso a funcionar.
Es la iglesia considerada más popular de Buenos Aires.
Barriada Nueva Pompeya
Pompeya Virtual
Esquina bien porteña. Visita al Museo Mano Blanca y entrevista a
Gregrorio Plotnicki. Revista El Abasto, n° 84, museos, enero/febrero,
2007.
Homero Manzi, un poeta en la tormenta | |
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Ficha técnica | |
Dirección | Eduardo Spagnuolo |
Producción | Juan Fabbri Acho Manzi José Paquez |
Música | Erica Di Salvo |
Fotografía | Mauricio Riccio |
Montaje | Danilo Galasse |
Escenografía | Paula Pires Dos Barros |
Protagonistas |
Carlos Portaluppi Angélica Torres Martín Slipak Luciano Acosta |
Ver todos los créditos (IMDb) | |
Datos y cifras | |
País(es) | Argentina |
Año | 2009 |
Género | Documental |
Duración | 97 min. |
Idioma(s) | Español |
Ficha en IMDb |
Homero Manzi, un poeta en la tormenta es
una película argentina del
génerodocumental dirigida
por Eduardo
Spagnuolo sobre su propio
guion, que se estrenó el 24
de septiembre de 2009 y
que tuvo como protagonistas a Carlos
Portaluppi, Angélica
Torres, Martín
Slipaky Luciano
Acosta.
La película refleja la biografía del poeta, murguero, cineasta, periodista, libretista de radio, político, docente y dirigente gremial Homero Manzi desde su nacimiento enAñatuya, Santiago del Estero, hasta su muerte a los 43 años, pasando por su niñez, ya en Pompeya; su militancia radical, a favor de Hipólito Yrigoyen, luego cofundador deFORJA; la cárcel, sus amistades, la bohemia, su paso por el cine y sus memorables composiciones como Barrio de tango, Malena, Sur y Milonga sentimental.
SUR
Letra de Homero Manzi
Musica de Aníbal Carmelo Troilo
Compuesto en 1947
La Historia del Tango Sur
La historia de algunos de nuestros tangos más representativos esta
intimamente ligada a recuerdos historicos que nos llenan de nostalgia,
como el que cuenta la historia del Tango Sur.
"Desde la barranca de Boedo, hacia el Sur, se presentian Pompeya y
Puente Alsina, con sus portones y sus chimeneas y sus inundaciones; y
hacia el norte el último pedazo de Almagro, escenario de Jose
Bettinotti, el pequeño muchacho zapatero que invento, vaya a saberse
como, la primera canción de Buenos Aires.
Y al otro lado, Cochabamba arriba, las calles anchas y los arboles
verdes, y hasta retazos de alfalfares y quintas misteriosas.
Y por San Juan, ganando rio, el San Cristóbal bravo, lleno de
mostradores y de escudos de comites, y de canchas de taba, y de
pedanas a cuchillo.
Y a los cuatro rumbos, casas sin salas y corredores profundos, y
huecos sembrados de vidrios y latas, y de hombres traidos por los
mares, y mujeres con pañuelos atados a la cabeza, y muchachos
argentinos que estaban fundando - sin saberlo - al hijo nuevo de la
patria vieja...Y tal vez este mismo cielo, esta misma mañana y las
estrellas de siempre, y el mismo calor de barrio, y un amor parecido
entre sus gentes sencillas.
Boedo era algo así como un paso pesado que diera Puente Alsina para
llegar al Centro, como también el transito obligado de la gente del
Centro cuando querian acercar el alma hasta El Riachuelo."
Asi hablaba una tarde de 1947 Homero Manzi, segun cuenta Francisco
García Giménez. En esos momentos hilvanaba su mente las estrofas de
un tango que se llamaria Sur.
No era un hijo de Buenos Aires el que con tal fervor hablaba de un
barrio porteño. Homero Manzi habia nacido en Añatuya, provincia de
Santiago del Estero. Pero la vida del espiritu en vuelo, de la
emoción intima, nacio varios años después - ya avecindado - en el
barrio de Pompeya. Fue profesor de escuela normal, profesión que
abandono por la poesia, como abandonaria luego la carrera de Derecho
cuando lo expulsaron de la facultad por pertenecer a los rebeldes
"estudiantes de alpargatas" que en 1930 desfilaban por la calle
Florida para establecer claros distingos con otro "tipo de calzado"
que gobernaba de facto al pais.
Las letras de las canciones populares y de los libretos de peliculas
con verdadera calidad le dieron renombre exitoso.
A fines de 1947 Homero Manzi y Aníbal Carmelo Troilo daban los retoques
finales a su tango Sur.
Segun cuenta García Giménez, ya entonces Manzi sospechaba que estaba
herido de muerte por la enfermedad y sus amigos también tenian la
terrible sospecha.
A pesar de su angustioso estado de animo escribió
Sur, añorando la lozana mocedad en su barrio de adopcion:
"San Juan y Boedo antigua,
y todo el cielo,
Pompeya
y más allá la inundación..."
Caminando en un sueño de retorno hacia el arrabal que amó:
"Sur,
paredón y después,
Sur,
una luz de almacen..."
Despidiendose del tiempo florido del idilio:
"Ya nunca
alumbraré con las estrellas
nuestra marcha sin querellas
por las calles de Pompeya"
Mas aun, despidiendose de la vida definitivamente:
"Las calles
y las lunas suburbanas
y mi amor en tu ventana
todo ha muerto,
ya lo se..."
En los dias de carnaval de 1948 fue operado. Tres años más tarde,
cuando aun no habia cumplido los 44 de edad la muerte le quebró la
ambición de hacer montones de cosas que estaban bullentes en su
pensamiento.
García Giménez finaliza diciendo que la desaparición de Manzi no fue
una muerte sin remedio, porque El se ha salvado del olvido...
SUR (letra completa)
San Juan y Boedo antigua y
todo el cielo...
Pompeya y más allá la
inundación...
Tu melena de novia en el recuerdo
y tu nombre florando en el
adiós...
La esquina del herrero, barro y
pampa;
tu casa, tu vereda y el zanjón,
y un perfume de yuyos y de
alfalfa
que me llena de nuevo el
corazón....
Sur, paredón y después...
Sur...
una luz de almacén...
Ya nunca me verás como me vieras,
recostado en la vidriera,
esperándote...
Ya nunca alumbraré con las
estrellas
nuestra marcha sin querellas
por las noches de Pompeya...
Las calles y las lunas suburbanas
y mi amor en tu ventana...
Todo ha muerto, ya lo sé...
San Juan y Boedo antiguo,
cielo perdido...
Pompeya, y al llegar al
terraplén,
tus veinte años temblando de
cariño
bajo el beso que entonces te
robé...
Nostalgia de los años que han
pasado...
arena que la vida se llevó...
Pesadumbre de barrios que han
cambiado
y amargura del sueño que murió...
Nota: la letra original es "florando"(desprendiendo el perfume de la flor), pero por una licencia poética para su mejor canto, Rivero entona "flotando", con permiso de Manzi, al igual que "antiguo" en lugar de San Juan y Boedo "antigua" (la esquina). No así Julio Sosa quien canta con la palabra original. Y así hay otras curiosidades de este maravilloso tango.
http://www.youtube.com/watch?v=6v2yo0X9coE Julio Sosa con Caruso
por Julio
Nudler
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Poeta y letrista
(1 de noviembre de 1907 - 3 de mayo de 1951) Nombre completo: Homero Nicolás Manzione Apodo: Barbeta |
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Manzi encarna, más que ningún otro, la
presencia de la poesía en la letra del tango. Fue un poeta que
no publicó ningún libro de poesías. El medio de
su poética fue siempre la canción, desde los motivos camperos
hasta la música urbana, en la que alcanzó su mayor realización.
De esa manera gozó de inmensa popularidad, sin renunciar nunca
a sus convicciones de poeta. Apeló a la metáfora, incluso
surrealista, pero no avanzó demasiado por ese camino, que quizás
hubiera dificultado la comprensión de su mensaje por el hombre
común. No utilizó el lunfardo (argot de Buenos Aires)
para expresarse, pese al compromiso popular de su obra literaria. A
diferencia de otros grandes autores, sus letras no ofrecen crónicas
de la realidad social ni imparten consignas morales. Sus versos suelen
estar llenos de nostalgia, como el tango mismo. A través de ellos,
Manzi arroja una mirada plena de ternura y compasión hacia los
seres y las cosas. El barrio pobre, suburbano, es su gran escenario.
Su tango "Sur",
de 1948, con música del bandoneonista Aníbal
Troilo, probablemente la obra suprema del género en aquella
esplendorosa década, resume el sentido más profundo de
su obra.
Homero Nicolás Manzione, como verdaderamente se llamaba, nació
de madre uruguaya y padre argentino (se diría que como el propio
tango) en Añatuya, un empalme ferroviario de Santiago del Estero,
una casi desértica provincia del noroeste argentino, el 1º
de noviembre de 1907. Allí probaba fortuna su padre como discreto
hacendado rural. Con siete años Homero ya estaba radicado en
Buenos Aires, para comenzar su educación en el colegio Luppi,
del humilde y alejado barrio de Pompeya. Cada elemento de aquel paisaje
-desde el largo paredón que recorría camino de la escuela
hasta el terraplén del ferrocarril, en una mágica reunión
de ciudad y pampa- quedará capturado en algunas de sus letras
posteriores, como la de "Barrio
de tango" (de 1942) y la de "Sur".
El vals "¿Por qué no me besas?", de 1921, fue su primer
y olvidada pieza, con música de Fracisco Caso, quien años
después vincularía a Manzi con Troilo.
Nacería así uno de los más lúcidos binomios
autorales del tango. La prematura muerte del poeta, abatido por un cáncer
el 3 de mayo de 1951, fue llorada por Troilo
con "Responso", un conmovedor tango instrumental. Este mismo músico
genial y un Manzi agonizante habían rendido tributo a otro letrista
fundamental, Enrique Santos Discepolo,
con otro tango antológico: "Discepolín".
Este moriría del corazón antes de concluir ese mismo año.
Un aporte decisivo de Manzi a la música rioplatense fue el remozamiento
y la jerarquización de la milonga, género que convive
con el tango como un testimonio de sus orígenes. Junto con el
pianista Sebastián
Piana escribió grandes clásicos, como "Milonga
sentimental", "Milonga
del 900" y "Milonga
triste". Piana y Manzi son autores, además, de tangos tan
prominentes como "El
pescante" y "De
barro", y de un vals de singular belleza: "Paisaje",
sin olvidar a "Viejo
ciego", cuyas notas -posteriores al poema- fueron puestas por Piana
y Cátulo Castillo.
Otra vertiente particular en la obra de Manzi fue su mimetización
con la fiebre romántica que contrajo el tango en los años
'40, tendencia a la que legó piezas de extraordinario valor,
como "Fruta amarga",
"Torrente",
"Después",
"Ninguna" o
"Fuimos". En
este último, escrito con el inspiradísimo bandoneonista
José Dames, Manzi construye un poema
de imágenes enormemente audaces ("Fui como una lluvia de cenizas
y fatigas / en las horas resignadas de tu vida...") para una canción
popular, y, de hecho, "Fuimos"
cautivó al público y a los intérpretes, quedando
instalado como un paradigma del tango elaborado y estéticamente
ambicioso.
De la extensa y rica producción de Manzi deben, como mínimo,
destacarse un puñado de tangos sobresalientes, no en pequeña
medida debidos a la calidad de los músicos que este poeta eligió
como compañeros de creación. Ninguna antología
del tango puede olvidar "Monte
criollo", con Francisco Pracánico;
"Abandono",
con Pedro Maffia; "Malena",
"Solamente ella", "Mañana
zarpa un barco" y "Tal
vez será mi alcohol" (que la censura obligaría a convertir
en "Tal vez será
su voz"), con Lucio
Demare; "Recién",
con Osvaldo Pugliese; "En un rincón",
con Héctor María Artola; "Fueye",
con el cantor Charlo; "Manoblanca",
sobre una antigua página de Antonio De Bassi; los valses "Romántica",
con Félix Lipesker y "Romance
de barrio", con Troilo, y sobre todo dos tangos definitivos: "El
último organito", con su hijo Acho, y "Che,
bandoneón", con Troilo.
Los 44 años que vivió Manzi le alcanzaron también
para ejercer el periodismo y la cátedra, para incursionar profusamente
en el cine y para una intensa y azarosa militancia gremial y política,
que concluyó con su adhesión al peronismo. La letra de
tango fue, sin embargo, su verdadero elemento, y es hoy la que lo mantiene
vivo.
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Historia de "Manoblanca" y
"El romántico fulero" |
||||
Por Néstor
Pinsón
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Cuando el tango se aleja
de los arrabales para mostrarse en el centro de la ciudad, comienza
un íntimo coqueteo con el teatro. Las obras dramáticas
estaban reservadas a muy contadas salas y mucho más aún
las demostraciones líricas.
El pueblo requería un tono fácil y sensiblero y los vehículos fueron el sainete y la primitiva comedia musical, que constituían el denominado "género chico". Por un precio módico algunas compañías solían dar hasta tres obritas diarias. Pero muy pocas son las que trascendieron y permanecieron largo tiempo en cartelera, la mayoría no alcanzaban el mes. Había que abastecer a un público ávido de entretenimiento. Sus argumentos eran en tono de comedia humorística y romántica, a veces con un toquecito de drama y fundamentalmente música y, dentro de ésta, el tango. Los teatros más destacados tenían sus orquestas estables con sus correspondientes directores, compositores y autores, que no daban abasto con su trabajo. El mismo comprendía no solamente la creación de sencillas historias sino también las letras para los nuevos tangos, muchas veces en colaboración con los propios músicos de aquellas formaciones. Fue el caso del autor Carlos Schaefer Gallo y el pianista Antonio De Bassi. La coincidencia se produjo en la revista musical "Copamos la banca" del mencionado Schaefer Gallo y la colaboración en el guión de Antonio Botta. El estreno fue el 8 de noviembre de 1924 en el desaparecido "Teatro Ideal" de la calle Paraná 426. La obra estaba compuesta de varios cuadros y uno de ellos se titulaba "Los románticos fuleros" dentro del cual había un tango con el mismo nombre pero en singular, "El romántico fulero": El romántico fulero I II I bis Debemos destacar en esta letra un interesante manejo del lunfardo que se anticipa a letras posteriores que con un lenguaje mucho más duro, fueron para mi gusto, exageradamente alabadas por los especialistas. En este tango se hacen referencias muy interesantes a personajes de la época. Nombra a Marcelo que era nada más ni nada menos que Marcelo Torcuato de Alvear, presidente de la República Argentina y hombre de fortuna, elegante y aristocrático. También resalta al cowboy "Tom Mix", famoso por sus películas cinematográficas. Su contenido relata esencialmente el intento de "birlarse" a la mujer ofreciéndole las mejores promesas. Esto sumado a una melodía atractiva, pegadiza y con cierto aura melancólico, hicieron de este tango un éxito inmediato. Francisco Canaro lo registró en forma instrumental en 1924 y de nuevo en 1926 con la voz de Azucena Maizani que cantó la letra íntegra. Luego de esta espectacular presentación la pieza cayó en el olvido. Pero esto no iba a quedarse así, su compositor Antonio De Bassi casi veinte años después, vaya uno a saber porque motivo, toma la acertada decisión de proponerle a Homero Manzi que haga una nueva letra a su melodía. En 1941 nace "Manoblanca" que si bien no tiene un gran número de versiones, se ha convertido en un verdadero clásico.
Escucharlo puede tersarnos la piel, porque Manzi también colocó pinceladas de la realidad de aquellos años - una generación había transcurrido - pero suma además, sus condiciones de poeta romántico ubicando al personaje en calles y circunstancias afines a nosotros. Nos cuenta la historia de "un laburante" que se hace un tiempo para visitar a la mujer que ama. Es un sencillo derroche de pulcritud, nostalgia y amor. Manzi ubica al protagonista viviendo en el barrio del Once y no exalta la figura del carrerito, sino el orgullo de su vehículo de trabajo, el carro de carga, la chata de color llamativo, las iniciales, seguramente enmarcadas en un filete y la reluciente estrella de bronce adherida a la suela de cuero. En la tercera estrofa lo confirma cuando dice: "el orgullo de ser bien querido". Manoblanca Reluciendo la estrella de bronce ¡Porteñito!... ¡Manoblanca!... ¡Bueno! ¡bueno!... ¡Ya salimos!... Dónde vas carrerito porteño El orgullo de ser bien querido ¡Bueno! ¡bueno!... ¡Ya salimos!... escucharlo en Todotango.com: http://www.todotango.com/Spanish/las_obras/Grabacion.aspx?id=816 Luego describe al hombre con "la hoja de ruda detrás de la oreja" que según la costumbre daba suerte, la que posiblemente necesitara, para luego de cumplir su tarea, encontrarse "con los ojos de ella" en la esquina de Centenera y Tabaré.
En su posterior tango "Sur" no nos revela el nombre verdadero del personaje pero nos da muy buenas pistas para descubrirlo. Efectivamente, el nombra "la esquina del herrero, barro y pampa" que alude a recuerdos de su infancia, precisamente a la herrería de Antonio Salustiano Musladino ubicada en la calle Centenera, entre Cóndor y Tabaré. Su hijo Oscar, gran amigo del poeta, es el carrerito motivo de su homenaje en "Manoblanca". Dos palabras sobre las calles Centenera y Tabaré. La primera arteria recuerda a don Martín Barco de Centenera, sacerdote y político nacido en España en 1544. Participó en la segunda fundación de la ciudad de Buenos Aires que realizara Juan de Garay en junio de 1580. De regreso a España en 1602, vivió un tiempo en Lisboa y allí escribió su poema: "Argentina y conquista del Río de la Plata con otros acaecimientos de los reynos del Perú, Tucumán y estado del Brasil". Fue el primero en emplear el nombre de Argentina para designar nuestro actual territorio. La calle Tabaré, antes de 1919 se llamaba Oeste, alude al título de un poema épico-lírico del poeta uruguayo Juan Zorrilla de San Martín, publicado en Montevideo en 1888. En él cuenta la historia de un indio, hijo del cacique charrúa Caracé y de una blanca española que era cautiva. Se considera entre los críticos que es el único poema en su tipo, que ha sido respetado y considerado a través del tiempo. Versiones grabadas de "El romántico
fulero": Versiones grabadas de "Manoblanca": |
“Desde el alma”, un vals criollo y romántico
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La jovencita —apenas catorce años— posó los dedos sobre el blanquinegro teclado del piano. Lejos estaba de sospechar que las teclas que había decidido pulsar darían las notas para una de las melodías más populares de Buenos Aires y, ¿por qué no?, de todo el país.
Una tras otra, las negras y corcheas fueron dando forma a una bellísima y romántica melodía, mientras la mano izquierda imprimía el no menos romántico ritmo del vals. Todo iba brotándole desde el alma, como uno de sus sueños adolescentes. Por eso no cabía otro título y lo bautizó, precisamente, “Desde el alma”. Era un día cualquiera de 1911 y, tiempo después, la muchacha tenía en sus manos la primera grabación de su vals, realizada por la orquesta de Roberto Firpo. Luego vinieron infinidad de versiones que llegaron al disco para gloria de su autora, Rosa Clotilde Mele, nacida en Montevideo el 9 de julio de 1897, más conocida por su nombre artístico: Rosita Melo.
A partir de 1900 Rosita se radicó, junto a su familia, en Buenos Aires y aquí produjo toda su obra, como los tangos “Tatita” y “Oración”, pasodobles, marchas, polkas, estilos, pero ninguno llegó a tener la repercusión y el éxito arrollador de “Desde el alma”. En 1922, la pianista contrajo matrimonio con Víctor Benedicto Piuma Vélez, quien no demoró en adaptarle letra al ya popularísimo vals de su esposa. A la composición se le agregaron, también, un par de letras de autores desconocidos, como aquella que comenzaba: «Desde el alma te adora mi cariño». Pero los versos consagratorios y definitivos fueron escritos en 1948 por Homero Manzi, para la película “Pobre mi madre querida”, en la que Hugo del Carril les puso su voz. En la partitura editada para el film figura también Piuma Vélez, quien quizás colaboró con ella o, lo que es más probable, haya sido el resultado de un acuerdo entre ambos.
Mucho tiempo pasó desde 1911, pero “Desde el alma” sigue siendo, sin duda, sinónimo de vals en la Argentina. Rosita se recibió de Profesora de piano en el conservatorio Thibau-Piazzini y luego llegó a concertista obteniendo medalla de oro. Dio conciertos de música clásica y popular en los más grandes centros culturales de la época, recibiendo numerosas medallas y premios, como también calurosos aplausos. Falleció en Buenos Aires el 12 de agosto de 1981. |
Manzi, una mitología del suburbio |
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Por Nicolás Sosa Baccarelli |
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Escribiría sobre su ausencia una elegía imposible, un verso simple y puro que tenga un organito, una viuda y una luna temblorosa sobre la que recostarme. Y un zaguán para robarle besos al percal en las oscuridades.
Me gusta creer que nació en un corralón, festejado con silbidos de guapos y arrullos de lavanderas. Trajo su niñez desde el interior atravesando una pampa que entonces era infinita para instalarse en el barrio de Boedo, en la esquina que da al terraplén y respira de zanjones olorosos. Y allí aprendió a oír con claridad la voz de los que no la tienen. Cuando empecinado en la lectura de los clásicos presenció como Carriego «la luna en el cuadrado del patio, un hombre viejo con un gallo de riña, algo, cualquier cosa. Algo que no podremos recuperar...» (Borges, Otras inquisiciones). Tal vez fue la jaula oxidada de un canario o la observación justa de González Castillo sobre una esquina cualquiera de Boedo lo que le develó el universo en una plenitud insólita: el barrio. En esta órbita brillan entre nuestras letras los nombres de Almafuerte (1884-1917) y de Carriego (1883-1912), atribuyéndosele a este último, no sé si con acierto, el “descubrimiento” del barrio como tema de la poesía. Probablemente antes de él haya sido el arrabal, destinatario ocasional y hasta diríamos accidental de versos que lo rozaban para referirse a otras cosas juzgadas más dignas. Sin duda podemos creer que fueron estos poetas los que vieron con anticipación el milagro de lo sencillo y de la anécdota simple.
En este panorama aparece Homero Manzi decidido a dejar la poesía de la métrica obsesiva y la academia, para contarnos versos que vislumbra entre las celosías. Recibió como ninguno la potencia de lo que está allí a la vista y por eso mismo pasa inadvertido y construyó con «ojos cerrados de sueño» y «un ramito de ruda detrás de la oreja» (Manoblanca) hombres que no eran jinetes de corceles briosos, excepcionalmente “literarios”, sino carreros de caballos flacos que trotaban por los callejones volviendo al corralón. Horacio Salas lo presenta como «el primero en convertir las palabras de los tangos en poesía» abriendo así el arduo camino que el género debió transitar para obtener licencia de reconocimiento en las «altas esferas de la cultura», círculo hermético que, históricamente, se abre y se cierra sobre los mismos. En 1928 se conoció su tango “Viejo ciego” tomado por muchos como el hito inicial del nuevo horizonte que el poeta abre al tango Con un lazarillo llegás por las noches Lector de los grandes poetas, Manzi lució un lenguaje simple, desprovisto en general de giros lunfardescos, con el que supo construir imágenes que nos llegan hasta herirnos y nos hacen añorar una infancia de recuerdos perdidos que algunos sentimos íntimos sin haberlos alcanzado. Sintió la presencia del baldío atardecido con yuyos e inundaciones, de un interior remoto que ya conocía y que se adivinaba en las quintas cercanas; de los almacenes que se deshacen con el tiempo... sin testigos. De lo que se iría para siempre. Y supo abrir una temática diferenciada de las entonces existentes, sobre la nostalgia de lo cotidiano. A esta línea precedía la primigenia tendencia de letras picarescas nacidas en los prostíbulos del sur; la tendencia del amor frustrado que llevaba necesariamente al lamento por la soledad y el abandono; y la temática de resignación y protesta que tal vez inaugura Discépolo con “Que vachaché”, dos años antes de “Viejo ciego”. La influencia lorquiana en su obra, que algunos han injustamente exagerado, se evidencia en algunos elementos comunes y en el tratamiento de algunas rimas con claros aires de romance. En Sebastián Piana encontró la música oculta que su verso milonguero originalmente arrastra. Con él escribió “Milonga sentimental”, “Milonga del novecientos”, ambas grabadas por Carlos Gardel y “Milonga triste”, entre otras. El tiempo, con gran justicia, ha popularizado algunas de sus piezas mejores: “Malena”, reunión de comparaciones insuperables: Tus ojos son oscuros como el olvido, “El último organito”, elegía y fábula arrabalera: Las ruedas embarradas del último organito “Eufemio Pizarro”, con el que rinde culto respetuoso a esos hombres que son al tiempo, realidad y leyenda. Decir Eufemio Pizarro “Fuimos”, “De barro”, “Ninguna”, “El pescante” y “Barrio de tango” donde nos habla de «la luna chapaleando sobre el fango» y nos advierte del «misterio de adiós que siembra el tren». Con memorables incursiones en el cine y en la política, ámbito en el que se definió y actuó como yrigoyenista revolucionario, fue expulsado del propio radicalismo, cuando sus convicciones lo llamaron, como a tantos otros, a ser peronista en el 45 y a dejar de serlo, luego. Asfixiado por la angustia de la muerte próxima confesó saber de lo irrecuperable y se eternizó en el cielo más noble al que un hombre puede aspirar: la tradición de un pueblo que lo silba y lo canta... para siempre. Sur, |
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centenario, por Miguel Bravetta Rodríguez
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Revista Envido Nº 4, 04/09/1971 |
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Manzi | Homero Manzi - Sur
John William Cooke: Homenaje
a Manzi, Revista De Frente |
Un texto de Jauretche sobre Homero Manzi (1966) |
Audio: Jauretche habla sobre Manzi
ESCUCHAR :
BARRIO DE TANGO
http://www.todotango.com/Spanish/las_obras/Tema.aspx?id=/QBrcGGKf1I=
Barrio de tango |
Tango 1942 |
Música: Aníbal Troilo |
Letra: Homero Manzi |
Un pedazo de barrio, allá en Pompeya, |
PLANO GENERAL DE LOS BARRIOS DE BOEDO, PARQUE PATRICIOS Y POMPEYA, con guía numerada, leer al pie de imagen
PLANO DE LOS BARRIOS DE BOEDO y PARQUE PATRICIOS
PLANO DE LOS BARRIOS PARQUE PATRICIOS Y POMPEYA
http://www.elortiba.org/manzi.html
Un
recuerdo para Homero Manzi a 62
años de su muerte
El poeta que no fue ni
oficialista ni opositor, sino un revolucionario
Por Norberto Galasso
El autor de letras de tangos que se convirtieron en verdaderos himnos porteños,
fue también un orador de barricada que se pronunció siempre a favor de los más
humildes. En el arte y en la vida caminó por la vereda de lo popular.
Le tocó vivir un tiempo difícil de vasallaje y miseria popular, de artes
exóticas y gobiernos reaccionarios, de banderas enfangadas y "próceres"
traidores. Pero él supo encontrar las respuestas y erguirse junto a su pueblo
para empujar, "de prepo", a esa historia nuestra, a veces remisa y reculadora.
Vino de su Añatuya callada y desvalida y se metió con su espíritu poblado de
versos en un Boedo mistongo que se derramaba en cafetines, lustrabotas y
mendigos hacia esa Chiclana amenazada siempre por la inundación. Allí caminoteó
atardeceres con Cátulo
Castillo, Julián
Centeyay el "loco" Papa y allí resolvió en largas conversaciones con Jauretche su
dilema shakesperiano trasladado al suburbio: "¿Ser hombre de letras o hacer
letras para los hombres?". Allá estaba la Academia y el galardón literario, el
premio municipal en la solapa y la cátedra momificada. Aquí, la fidelidad al
Barrio de las Ranas, a las pibas de Alsina, a Pompeya con su farol "balanceado
en la barrera" y "el codillo llenando el almacén", al Boedo legendario donde se
mezclaban el caudillo radical Pedro Bidegain y aquel Eufemio Pizarro que "con
vaivén de carro…/ cruzaba los ocasos / del barrio pobretón". Y Homero Nicolás
Mancione desdeñó la fama oligárquica para grabar su perfil como Homero
Manzi optando por el mundo de
"las chatas entrando al corralón", chapaleando barro bajo el cielo de Pompeya
herido de lonjas rojas, con sus gorriones y fabriqueras, con el eco de un
bandoneón –"mariposa de alas negras"- brotando del último organito de una ciudad
entristecida.
En ese camino, sus "versos para los hombres" acunaron a la Negra María,
consolaron a la mulata abandonada, invocaron al Papá Baltasar en nombre de los
chicos pobres, eternizaron al viejo ciego del violín y a aquella Malena "con voz
de sombra", en el paisaje indeleble de un "Sur paredón y después". De este modo,
estampó una radiografía carreguiana de personas y aconteceres de la realidad,
tan humildes y por eso, precisamente, tan importantes.
Asimismo, en el terreno político,
Homero también eligió la vereda popular, despreciando las canonjías que el
ofrecía el radicalismo alvearizado, para lanzarse a la aventura de FORJA, aquel
29 de junio de 1935, porque sabía que "éramos una Argentina colonial" y ansiaba
una "Argentina libre". La soberanía popular, la nacionalización de las empresas
extranjeras y la reivindicación de los derechos de los trabajadores se hicieron
punta, una y otra vez, en su vozarrón lanzado al viento en la tribuna esquinera
–modesta tarima de cajoncitos de cerveza- donde chisporrotearon luminosas
verdades en la sombría noche de la "Década infame".
Aquel que calificaba a la piel de una muchacha como "magnolia que mojó la luna",
se transmutó entonces en orador de combate: "Nos quieren hacer creer que hay una
cosa intocable en la economía: el gran capital… Nos quieren convencer que el
ferrocarril apenas da ganancias a sus accionistas… Hay que crear mentalidades
opuestas y nacionales que frente a esa lamentación digan sencillamente esto:
¡¡¡QUE SE VAYAN A LA PUTA QUE LOS PARIÓ ESOS ACCIONISTAS!!!".
Así batalla en la catacumba forjista, en esa época en que la tisis roe los
pulmones de las mujeres que pedalean en la "Singer", cuando los rufianes
controlan la calle Corrientes y las adolescentes desaparecen del conventillo
atraídas por "las luces del centro". Y así se consustancia cada vez más con su
pueblo. Por esa razón, en 1947, reencendiendo su vieja fe del auténtico
irigoyenismo, brinda su apoyo a la caravana popular desde su perspectiva de
"revolucionario", amigo del Pueblo, al que expresa en sus versos y a quien
acompaña ahora en su nuevo camino jubiloso: "Quienes nos tildan de opositores se
equivocan. Quienes nos tildan de oficialistas también. Nos somos oficialistas ni
opositores. Somos revolucionarios… Perón es el reconstructor de la obra
inconclusa de Hipólito Yrigoyen".
Poco después, la muerte le punguea
el corazón en el sanatorio Costa Boero y se despide "lleno de luces y dolores…
que integran mi cortejo final de despedida". Sin embargo, aún hoy, cuando en la
radio en un tallercito del suburbio o en la disquería noctámbula de la calle
Corrientes, florecen otra vez sus versos "con un perfume de yuyos y de alfalfa/
que nos llena de nuevo el corazón", parece como si el Homero indoblegable se
pasease todavía con su cara redonda y sus ojos limpísimos de niño –esos por
donde "su frente triste de pensar la vida, tiraba madrugadas por los ojos", como
diría Cátulo Castillo- para mantener viva la canción y encendernos, de nuevo, la
esperanza.
03/05/13 Tiempo Argentino
Homero Manzi. Rebelde de sur vestido
Por Osvaldo Vergara Bertiche
"Se metió con su espíritu
poblado de versos en ese barrio mistongo, que se derramaba en cafetines,
lustrabotas y mendigos con calles amenazadas por la inundación".
La influencia que ejerce su hermano Luis, lo llevó a dedicarse a la
literatura. Ya demostraba grandes dotes de escritor. Su acercamiento
con el padre de su amigo Cátulo Castillo (José González Castillo) lo
llevó a comprender los sentimientos del suburbio.
A los catorce años interviene en los teatros del barrio inducido por la publicación de la revista Billiken; además había escrito los versos del vals "Por qué no me besas", con música de Francisco Caso.
"Atorranteó atardeceres
con Cátulo Castillo y Julián Centeya, y allí enfrentó el dilema con
que lo desafiaba el país semicolonial: buscar como tantos la gloria
oficial, el buen pasar, la fama que difunden los medios de comunicación
en poder de la clase dominante o jugarse entero por su verdad, a la
intemperie, corriendo el riesgo del silenciamiento, de la discriminación,
en fin, recibir la maldición del sistema", y a los 17 años comienza
a interesarse en la política, abriendo un ateneo de la Unión Cívica
Radical.
A los 19 años ingresa a la Facultad de Derecho. Como docente dicta las
cátedras de Castellano e Historia en los colegios Domingo F. Sarmiento
y Mariano Moreno.
Homero Nicolás Manzione Prestera no dudó. Se jugó en la resistencia yrigoyenista contra la dictadura del General Uriburu y contra el gobierno usurpador del General Justo. "Conspiró, fabricó bombas caseras, conoció el infierno de la cárcel, soportando la incomunicación total en la Penitenciaría Nacional de la Avenida Las Heras". Su casa de la calle Garay y Danel se convirtió en centro clandestino de lucha popular y desde allí con sus amigos desarrolló, no sólo la pelea contra el conservadorismo vacuno sino también contra la claudicación de la dirección alvearista del partido Radical.
Junto a Arturo Jauretche,
Raúl Dellepiane, Juan Luis Alvarado, Jorge del Río, Juan Molás Terán,
Gabriel del Mazo y Oscar Correa, acompañados por Raúl Scalabrini Ortíz,
que no era afiliado radical pero que asocia a esta patriada, fundan
F.O.R.J.A. (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), el
29 de junio de 1935.
Éste fue un movimiento ideológico surgido, justamente, de la crisis
de la Unión Cívica Radical. Crisis que se acelera a raíz de la muerte
de Hipólito Yrigoyen. Sin dudas, un intento de recuperar el partido
al servicio de las ideas que el Caudillo había puesto en marcha en su
larga carrera política.
La mesa de Homero Manzi es un homenaje a Homero Manzi en el centenario de su natalicio (2007). Son relatos seriados realizados por Roxana Rocchi, Ariel Sotelo, con el aporte de Daniel Giovannini, reproducidos en el ciclo Café, bar, billares, una creación de Norberto Folino y Ricardo Horvath en radio La Voz de las Madres, "la primera de la izquierda", AM 530, de lunes a viernes de 13,30 a 15 hs. |
La acción de F.O.R.J.A.
se desarrolla hasta la declaración de Octubre de 1945, en la que la
mayoría de sus miembros se incorporan al nuevo movimiento revolucionario
nacional conducido por Juan Domingo Perón.
Juan José Hernández Arregui señala que "los rasgos tipificadores del
movimiento son los siguientes:
·
* Un retorno a la doctrina nacionalista, aunque vacilante de Yrigoyen,
filiada en el orden de las conexiones históricas, a las antiguas tradiciones
federalistas del país, anteriores a 1852.
* Retoma en su contenido originario, los postulados ideológicos de la
Reforma Universitaria de 1918.
·
* Su pensamiento no muestra influencias europeas. Es enteramente argentino
por su enraizamiento con el doctrinarismo de Yrigoyen, es hispanoamericano
bajo la influencia de Manuel Ugarte y Raúl Haya de la Torre y el aprismo".
En su posición antiimperialista, F.O.R.J.A. enfrenta tanto a Gran Bretaña
como a Estado Unidos en un doble enfoque nacional y latinoamericano.
La voz de Manzione se levantó en la tribuna esquinera, erguido sobre
cajoncitos de cerveza, apostrofando las entregas y latrocinios de la
Década Infame.
"Nos dicen - sostuvo Manzione - que hay una cosa intocable entre los
distintos eslabones de la economía: el gran capital, especialmente cuando
se trata de accionistas extranjeros, y por eso es necesario crear la
mentalidad opuesta, la mentalidad nacional, que frente a ese argumento
diga sencillamente esto ¡qué se vayan a la puta que los parió esos accionistas!"
Una y otra vez, desde F.O.R.J.A.,
denunció el sometimiento del gobierno al imperialismo británico, la
complicidad de Alvear con los hombres del régimen, la expoliación que
sufría el país, especialmente las provincias como la suya, porque -
decía Homero - "Santiago del Estero no es un provincia pobre, sino una
provincia empobrecida".
Una y otra vez reclamó mejores salarios, respeto a los derechos populares,
en fin, como reclamaba F.O.R.J.A.: "las cuatro P: Patria, Pan y Poder
al Pueblo".
El sistema lo silencia; lo condena como a "Jauretche y Scalabrini Ortíz
al sótano de la calle Lavalle al 1700 donde tenía su sede F.O.R.J.A.".
Expulsado de la Facultad de Derecho, exonerado como Profesor de Literatura,
silenciado como poeta, discriminado en el radicalismo por rebelde y
antiimperialista, Homero Nicolás Manzione Prestera fue convertido en
"maldito", pero el poeta que había dentro de él "le jugó una mala pasada
al sistema".
"Mucho de mi yrigoyenismo se lo debo a Homero Manzi, que tenía 20 años
por esos días. Él me dio una de las explicaciones más orgánicas y tal
vez más poéticas del caudillo y de lo que significó", contaría Jauretche
tiempo después.
"Si por sus ideas le cerraban el camino a ser hombre de letras, él se
dedicó a hacer letras para los hombres, y se transformó de Homero Nicolás
Manzione en HOMERO MANZI".
"Homero se nos fue al mundo de la noche" señaló Jauretche, y allí no
pudieron con él.
II) Homero Manzi
Sus versos recrearon los
barrios de tango con "el farol balanceando en la barrera y el codillo
llenando el almacén"; pintaron los arrabales en tiempo de milonga (con
música de Félix Lipesker): "Arrabales porteños / de casitas rosadas
/ donde acuna los sueños / el rasguear de las guitarras. Donde asoma
la higuera / sobre las tapias, / adornando los muros / con sus fantasmas.
Sombra, / telón azul del suburbio / donde se juega el disturbio /cuando
un amor se envenena / y al dolor de la traición, / se hace rencor, /
rencor y pena. Sombra, / donde los labios se juran / mientras la noche
murmura / con su voz de bandoneón. Arrabales porteños, / en tus patios
abiertos / las estrellas se asoman / y te bañan de silencio. Y la luna
amarilla / siembra misterios / caminando en puntillas / sobre tus techos".
Su poesía se nutrió de los compadres de los cafetines, de las muchachas
en las ventanas. Sus versos acunaron a la "negra María", consolaron
a la mulata abandonada, convocaron al "Papá Baltazar" de los chicos
pobres y también a "Malena" con su "voz de sombra" en el paisaje indeleble
de un "Sur, paredón y después", con las "chatas entrando al corralón"
y chapaleando barro bajo "el cielo de Pompeya", con gorriones y fabriqueras,
con el eco de un bandoneón... "mariposa de alas negras", brotando del
último organito de una ciudad entristecida.
Así, el Manzi poeta violó la censura que le impuso la oligarquía pro-británica;
se escabulló por el camino abierto del cancionero popular.
El otro, el Homero Nicolás Manzione Prestera, condenado al olvido, al
que no se lo menciona en ninguna historia política "oficial", permaneció
"maldito". Manzione y Manzi, cualquiera de los dos o los dos juntos,
llevaron por siempre en alto la bandera del pensamiento nacional, el
amor al Pueblo, el sueño de la grandeza de la Patria....
Ese Homero Nicolás Manzione Prestera, declaró como Homero Manzi, en
1947: "Nosotros no somos ni oficialistas ni opositores: somos revolucionarios".
Don Arturo Jauretche, el que
"avivaba zonzos", implacable crítico de la colonización intelectual decía "Nada
grande se puede hacer con la tristeza. El arte de nuestros enemigos es
desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por
eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con
la tristeza". Y Manzi encarna ese pensamiento.
Porque Manzi encarna, justamente, más que ningún otro, la presencia de la poesía
en la letra del tango. Fue un poeta que no publicó ningún libro de poesías. El
medio de su poética fue siempre la canción, desde los motivos camperos hasta la
música urbana, en la que alcanzó su mayor
realización. De esa manera gozó de inmensa popularidad, sin renunciar
nunca a sus convicciones de poeta. Apeló a la metáfora, incluso surrealista,
pero no avanzó demasiado por ese camino, camino que quizás hubiera dificultado
la comprensión de su mensaje por el hombre común.
Utilizó muy poco el lunfardo para expresarse, pese al compromiso popular
de su obra literaria. A diferencia de otros grandes autores, sus letras
no ofrecen directas crónicas de la realidad social ni imparten consignas
morales contundentes, pero mantienen una coherencia plena de sentimiento
y racionalidad.
El amor profundo por su madre como el rescate permanente del pasado,
que se refleja en su obra, le hacen decir en un vals con música de Antonio
Sureda: "Hoy vuelves del recuerdo, madre mía, / envuelta en la penumbra
del pasado, / trayendo la nostalgia de los días / que en horas de placer
hube olvidado. / Y al ver que fue tu amor, tu amor perdido / el único
cariño sin engaño, / te llora más el corazón vencido / y busca en el
olvido / tu palabra de perdón. / En el silencio triste / de mi fracaso,
/ resuenan tus canciones, / rondan tus pasos. Y siento que retornas
/ pálida y buena, / para borrar las penas / de mi soledad. / Y en el
milagro extraño / de ser tu niño, / revivo la presencia / de tu cariño.
/ Perfume de tu pelo, / luz de tus ojos, / calor de tu consuelo, / rumor
de tu voz. / Vendrás, siempre, vendrás, / a consolar mi mal / cuando
mi cerrazón busque luz, / cuando mi corazón te nombre más. / Y sé que
volverás / la mano en bendición, / trayendo tu perdón / en un beso de
paz".
Otra vertiente particular
en la obra de Manzi fue su mimetización con la fiebre romántica que
contrajo el tango en los años ’40, tendencia a la que legó piezas de
extraordinario valor, como " Torrente", "Después" o "Ninguna".
En "Abandono"; tango con música de Pedro Maffia; el ayer, el recuerdo,
la ausencia, la pena, el remordimiento y el dolor se amalgaman para
"oír que te nombran las voces muertas del ayer feliz".
"Llega el viento del recuerdo
aquel / al rincón de mi abandono
y entre el polvo muerto del ayer / también volvió tu querer.
Yo no sé si vivirás feliz / o si el mundo te ha vencido
viviendo sin querer vivir / buscás la paz de morir.
Duda de tu ausencia y de mi culpa / pena de tener que recordar
sueño del pasado que me acusa / manos que no quieren perdonar,
dolor amigo de estar con tu sombra / remordimiento de saberte buena
dolor lejano de oír que te nombran /
las voces muertas que se obstinan en volver.
Ya no sueño que retornarás / al fracaso de mi vida
ni tampoco que en tu palpitar / tendré un afán para andar.
Sólo quiero que si estás también / en la cruz del abandono
sepas olvidarme en su perdón... / total, mirá lo que soy.
Pena de tu ausencia sin retorno / pena de saber que no vendrás,
pena de escuchar en mi abandono / voces que me acusan al llegar.
Dolor amigo de estar con tu sombra / remordimiento de saberte buena
dolor lejano de oír que te nombran / las voces muertas del ayer feliz".
"Sur", su tango, de 1948, con música de Anibal Troilo, probablemente
sea la obra suprema del género de aquella esplendorosa década y resume
el sentido más profundo de su obra.
"Malena", "El pescante", "Milonga triste", "Che bandoneón", "Solamente
ella", "Mañana Zarpa un Barco" y "Tal vez será mi alcohol" (que la censura
obligaría a convertir en "Tal vez será su voz"), entre otros tantos
temas, quedaron como irrefutables testimonios de su alta inspiración.
Todos los investigadores coinciden en que Manzi, renovó la letra del
tango, reemplazando en sus temas los amores tumultuosos y dramáticos
por la cotidianeidad de los barrios: "Si no entendés, / escuchá lo que
te digo,
que los barrios son testigos / de que cuento la verdad".
En 1926, Roberto Fugazot
le cantó "Viejo ciego", un bello poema de corte a lo Carriego al que
le pusieron música Cátulo Castillo (en la primera parte) y Sebastián
Piana (la segunda). Desde entonces con este último músico comenzó una
larga y exitosa etapa de colaboración de la que surgieron inicialmente
el tango "El pescante" (1934) y una serie de milongas arrabaleras, candomberas
y federales, además de bellísimos valses como "Esquinas porteñas" y
"Caserón de tejas".
Los músicos más famosos llevaron luego los versos de Manzi al pentagrama:
Aníbal Troilo ("Barrio de tango", "Sur"), Lucio Demare ("Mañana zarpa
un barco", "Malena"), Hugo Gutiérrez ("Después", "Fruta amarga"), José
Dames ("Fuimos"), Charlo ("Oro y plata"), Alfredo Malerba ("Mi taza
de café", "Ropa blanca"), Francisco Pracánico ("Monte criollo"), Mariano
Mores ("Una lágrima tuya"), Raúl Fernández Siro ("Ninguna").
Manzi construye un poema de imágenes enormemente audaces para canciones
populares: "Desazón de llorar lo que fue y mirar lo que llegó
sin poderlo comprender", ("Así es el tango", con música de Edgardo Donato),
"Fui como una lluvia de cenizas y fatigas / en las horas resignadas
de tu vida...", de hecho éste último, "Fuimos", cautivó al público y
a los intérpretes, quedando instalado como un paradigma del tango elaborado
y estéticamente ambicioso.
Él mismo declararía sobre su aporte a la música popular por: "haber
renovado la milonga, haber creado una milonga suburbana, de la ciudad,
diferente de la campera".
Dentro de este género musical, la producción de Manzi se resume en los
siguientes títulos: Arrabal, Betinotti, Campo afuera, Carnavalera, Luna,
Mariana, Matungo, Milonga de los fortines, Milonga de Puente Alsina,
Milonga del novecientos, Milonga sentimental, Milonga triste, Negra
María, Oro y plata, Papá Baltasar, Pena mulata, Recordando y Ropa blanca
Cuando junto a Sebastián Piana dan a luz "Milonga del novecientos"... "Varón, pa’
quererte mucho / varón, pa’ desearte el bien / varón, pa’ olvidar agravios /
porque ya te perdoné..." éste, al mismo tiempo, lo convoca para escribir las
canciones de la película "Sombras porteñas" (1936). Manzi comienza, entonces, a
vincularse con la industria cinematográfica argentina, justamente cuando ésta
daba sus primeros pasos.
En ciertos círculos de pretendido refinamiento intelectual hablar de Homero
Manzi no tiene la misma acogida que suele brindarse en aquellos otros lugares de
apasionados por el tango, por el buen tango, y por la consustanciación con el
sentimiento nacional de Nación.
Es que la existencia de Homero Manzi obliga en parte a una identificación con
una personalidad que abarcó desde diversos ángulos un compromiso con las causas
populares, sus emociones y sus luchas
Es posible percibir en los versos de Manzi una nostalgia por lo abandonado, tal
vez provocada por la soledad en la que se caía por lo dejado atrás o, por lo que
frecuentemente sucedía cuando se intentaba salir de la miseria: los "fracasos de
seda" frase utilizada en el tango "Ronda de ases"
Percal y horario, ropa
y costura,
gorrión cansado, jaula y miseria,
pena de agosto, tardes sin sol,
alas que vuelan, carta de adiós,
luto de otoño, pan de amargura,
luces del centro, trajes de seda,
flores, recuerdos, mármol, dolor.
fama y prontuario, plata y amor".
Vemos que en Manzi existe un tácito enfoque sobre los valores inherentes
a los sectores populares.
Es significativo ver como puede reconstruir la vida de éstos sólo a
partir de las palabras. Podríamos decir que en diferentes tangos estos
términos están puestos en reemplazo de cualquier tipo de especificación
acerca de lo que se está hablando: el "destino de percal", frase usada
en el tango "Che, Bandoneón", se puede interpretar como el destino,
justamente, del trabajador humilde, sacrificado, humillado... explotado.
Las condiciones socioeconómicas imponían la miseria a aquel que estaba
atrapado en la explotación, de la que muchos intentarán escapar, siguiendo
caminos que no eran los propios. Así, el trabajo era abandonado para
buscar las grandezas y el placer que el cabaret prometía. Podríamos
pensar que había quienes pretendían asimilar el tipo de vida que llevaban
los sectores hegemónicos.
Si bien como poeta puso su pluma al servicio del tango, que deja cantar
sus textos, Manzi interpreta fundamentalmente a la ciudad a través de
sus barrios y su gente, sufriendo por esta razón, entre tantas otras,
el desprecio de cierta crítica corta de vista.
Su busto, como simbología de agradecimiento, se levanta en la principal
avenida de su Añatuya natal y nomina una calle de Santiago del Estero,
más allá del tango, por ser referente de los valores culturales santiagueños.
Y es evidente que para adentrarse en la vida y obra de Manzi se necesita
de una sintonía espiritual, la compenetración entre este epopéyico personaje
y quienes le admiramos. Existe un verdadero gozo espiritual y plenas
coincidencias ideológicas con Manzi y no nos arrepentimos de ello, más
bien nos sentimos gratificados por encontrar en él, entre su cautivante
prosa y su militancia, un paradigma de claro pensar y proceder.
Manzi fue siempre una constancia temática "engrandeciendo espacios que
eran hasta entonces considerados con desdén por vastos sectores intelectuales
de la Argentina".
Es que había decidido "hacer letras para los hombres" sobreponiéndose
a una poesía descarnada, metafóricamente adornada con polichinelas y
princesas de ajenas latitudes. Sus temas en cambio fueron la permanente
"nostalgia por lo irrecuperable, aunque carente de melancolía: la simple
persecución del recuerdo, una lucha a brazo partido de la memoria contra
las destrucciones del tiempo". Y este cantar, con el latido de su pueblo,
sensible a todas las emociones, sin ser sensiblero ni ramplón, se mantuvo
desde siempre y por siempre.
Desde su aproximación al martinfierrismo y en la colaboración fundacional
con la revista "Criterio", aporta todos sus conocimientos literarios,
su brillante prosa y su magistral poética.
Manzi pudo salvar todos los escollos: "superó a Carriego porque tenía
una sólida formación cultural que le permitió crear imágenes de alta
sustancia y originalidad ciertamente emparentadas con García Lorca o
Guillén; no desvirtuó su autenticidad como Borges y no se adscribió
a las polémicas elitistas porque su yrigoyenismo nacionalizó su intelecto"
quitándole las anteojeras importadas que desviaron la sinceridad poética
de algunos otros de su tiempo, todo ello en su popularizada función
de letrista y en su labor literaria o cinematográfica.
En esa trayectoria nunca estuvo ausente la figura de Jauretche, "pensador
despatarrado, socarrón, antiacadémico, pero capaz de pensar el país
con originalidad", el cual vivió en hermandad con Manzi.
Homero Manzi, luchó siempre con entusiasmo y tozudez por la consolidación
de una cultura nacional de raigambre latinoamericana. Merecen recordarse
en este sentido fragmentos de reflexiones expuestas en dos ocasiones,
la primera hacia 1940, cuando presentó en Buenos Aires, un espectáculo
musical a cargo de Andrés Chazarreta y donde Manzi, santiagueño como
el músico, vibró hondamente reivindicando nuestro arte popular.
Haceme dos cajas con punta
en ochava,
que puestas de frente, aferren los pliegues
y encierren el aire para mi pulmón.
Que asomen mis teclas con mueca sonriente,
y que al apretarlas, un peine de bronce,
libere los flecos de mi propia voz.
Que un muchacho loco me aprenda en sus dedos
y que de sus manos nazca una emoción.
Y en mi frente negra, que se frunza el ceño
de la filigrana de un fileteador.
Que mi nacarada suerte peregrina,
sepa que las manos que mi fueye estira,
dejan por sentada mi ciudadanía,
en cada latido de mi corazón
¡Si alguien inventó un día esa jaula de pájaros..! ¿Qué otra alma sensible
podrá volver a adivinar sus secretos para envolverla en el fervor de
aquel primer encuentro..?
La historia, que debería ser nuestra historia, esa a la que se ajustan
las descripciones de los vencedores, es la que nació en Alemania y se
escribió en Argentina antes de 1900. Y los argentinos hemos vencido
sobre el destino de un instrumento sentenciado a morirse de sueño. Y
porque ya llegó al tinglado de los más famosos escenarios del mundo
y es escuchado con respeto, se abre ante nosotros el verdadero dilema.
Lo que antes era el tesoro de un país, hoy es la búsqueda desenfrenada
del resto del mundo por conseguir los mejores exponentes de lo que nos
dio ese sabor sentimental.
Y los bandoneones salen gota a gota del país, sin pasaje de regreso.
Cada día son menos los que nos quedan, cada día son menos los mejores
instrumentos, que tendrían que ser nuestro mejor orgullo.
Cada vez que me entero que en el exterior se vende un bandoneón traído
por un tanguero que quiere hacerse de unos pesos, se arruga dentro de
mi pecho este pequeño fueye que nos dejó su apariencia de juguete navideño,
que se resiste a pensar que vamos entregando la ilusión que nos dejó
alguno de esos tres Reyes Magos.
Se van vendiendo uno a uno, y ya quedan los imprescindibles para continuar
la tradición. Que su voz no se pierda en los vientos de otros cielos.
Que la ausencia de su voz no nos resulte un ausente más entre tantas
presencias que damos por perdidas.
A ver, argentinos... no vendamos también el alma... ¡Este es un bien,
no renovable..!"
Intentar una semblanza de Homero Manzi (Homero Nicolás Manzione Prestera)
en un breve trabajo puede ser irreverente y ambicioso. Pero mucho más
difícil es explicar esa fusión por la que transitó: del yrigoyenismo
al peronismo. ¿Y por qué no?. Simplificando todo análisis histórico,
y basándonos en una conjetura meramente emocional ¿no sentimos y vivimos
que el yrigoyenismo, el peronismo, el fútbol y el tango forman parte
de nuestra cultura nacional?.
Manzi perteneció a ese grupo de hombres lúcidos y claros, que reconocieron
el papel protágonico de los movimientos nacionales en los países dependientes
y semicoloniales, al producirse el despertar de la conciencia de los
pueblos oprimidos. Vista desde el mirador de la historia política, el
significado de la acción desarrollada por éste se acrecienta.
Existe diferencia con aquellos luchadores y pensadores de la liberación
nacional de otras partes del mundo, ya que nuestro territorio no estaba
efectivamente dominado por las armas. Éstos, los nuestros, sabían que,
en el caso de la Argentina, como en el de la mayoría de los países latinoamericanos,
el control se ejercía mediante otros medios y así dedicaron toda su
vida y obra a dilucidar los mecanismos de colonización cultural a la
que estábamos sometidos para un mejor dominio.
El crítico palestino Edward W. Said en "Cultura e Imperialismo" lo ha
afirmado de este modo: "Hay algo más en el dominio imperialista que
no tiene que ver con el poder de fuego, sino con ideas y actitudes",
las cuales hacen que algunos dominados acepten, incluso de buen grado,
la situación de subordinación. Otros... NO!
Todo ese grupo, al que pertenecía Manzi, aplicaba una metodología para
el estudio y la comprensión de la realidad nacional, un método inductivo,
casuístico si se quiere, que partía directamente de los hechos y no
de las teorías, fueran éstas las que fuesen.
Le debemos admiración y atención porque no se escapaban de los hechos
concretos "por la tangente del sueño o de la imaginación", como tampoco
se ataban "al hecho concreto que se deja cerrar por el círculo de lo
cotidiano al margen del futuro y del pasado".
Forjar un pensamiento nacional significaba recurrir a la historia como
medio de formular un nuevo proyecto político para el país. A juicio
de éstos, ese pasado estaba, en su última etapa, en Yrigoyen y su época.
Representaba las tradiciones federales y populares, había defendido
el derecho a la autodeterminación de los pueblos y contra las agresiones
externas.
Yrigoyen representaba la posición nacional frente a las "directivas
británicas que ejecutaba la oligarquía argentina" y "la presencia del
pueblo en el Estado como instrumento vivo de la Nación". Perón, años
después, encarnaba, justamente, la continuidad histórica de ese proceso,
profundizándolo por el camino de la revolución y transitando hacia la
comunidad organizada y la integración continental.
Más utópico, además de atrevido, es analizar su poesía. Podemos pensar
que toda poesía fundamental es filosófica; a veces contiene una suerte
de ensayo en cada verso. Podemos garabatear que ella está aun en lo
que no se dice, que es una memoria que vuelve del pasado y va hacia
el futuro.
Sus poemas se sienten hondo, muy hondo. Tal vez enmarcando nuestra propia
historia, todos llevamos en el recuerdo o en una foto color sepia aquella
"melena de novia"; todos fuimos aquel que Manzi descubre "recostado
en la vidriera"... esperando; quién no contempló "las lunas suburbanas";
quién no caminó "sin querellas" tomado de la mano de algún amor.
Homero Manzi era dueño de un gran talento y no lo administró en pequeñas
dosis. Se dio entero.
Le quedó tiempo para ejercer la presidencia de SADAIC, tener un hijo,
volcó "hasta la última arruga del cerebro con la generosidad de quien
sabe que hay mucho más en la moviola". Dejó de yapa poemas inéditos,
proyectó libros para películas que no alcanzó a realizar con temáticas
dispares: Rubén Darío, Jorge Newbery, Antártida.
Sus obra marca guarismos sobresalientes y enciende las luces de la ciudad
donde inmortalizó en una esquina todas las esquinas.
Autor de 52 Tangos: Abandono, Así es el tango, Barrio de tango, Canto
de ausencia, ¡Che bandoneón!, Cornetín, Dale dale, De ayer a hoy, De
barro, Desagravio, Después, Discepolín, Dónde irás ilusión, El pescante,
El último organito, Eufemio Pizarro, Fruta amarga, Fueye, Fuimos, Gato,
Hermana, Horizontes, La mariposa y la flor, Malena, Mañana zarpa un
barco, Manoblanca, Mi taza de café, Monedas de poeta, Monte criollo,
Muchacho de cafetín, Ninguna, No te engañes, Nobleza de arrabal, Noches
provincianas, Pajarito, Pianito de juguete, Por qué, Ramayón, Recién,
Ronda de ases, Sosteniendo recuerdos, Sur, Tal vez será mi alcohol (Tal
vez será su voz), Tango, Tango de antes, Tapera, Te lloran mis ojos,
Torrente, Triste paica, Una lágrima tuya, Veinticuatro de agosto y Viejo
ciego.
De 18 milongas; de 2 candombes: Calún Gangué y Juan Manuel; de 13 valses:
A su memoria, Desde el alma, Esquinas porteñas, Gota de lluvia, Llorarás
llorarás, Lluvia, Más allá, Paisaje, Romance de barrio, Romántica, Serenata
gaucha, Tu pálida voz y Valsecito de antes; de una marcha: Se va la
murga; de un aire de bailecito: De mi casa a tu casa y de 3 canciones:
Duerme, Pampa Luna y Pluma de nido.
Homero Manzi realizó películas, teatro y comedias musicales
Con HUGO MAC DOUGALL
1937: "Nobleza Gaucha". Versión sonora de la película muda del mismo
nombre. Intérpretes: Olinda Bozán, Agustín Irusta, Marcelo Ruggero,
Venturita López Pfriz y otros. Canciones de Sebastián Piana y Homero
Manzi. .
1940: "Huella". Según fragmento de "Facundo" de Domingo F. Sarmiento.
Intérpretes: Enrique Muiño, Fernando Ochoa, Malisa Zini, Daniel Belluscio,
Emilio Gola, Ada Carnaro, José Otal, Orestes Caviglia y otros.
1940: "Confesión". Inspirado en el tango "Confesión" de Discépolo y
Amadori. Intérpretes: Hugo del Carril, Alberto Vila, Alita Román, Miguel
Gómez Bao, Ana María Lynch y otros.
Con ULISES PETIT DE MURAT
1940: "Con el dedo en el gatillo". Intérpretes: Sebastián Chiola, Alita
Román, Pedro Maratea, Nury Montsé, Oscar Valicelli, José Otal, Cayetano
Biondo, Ernesto Villegas y otros.
1941: "Fortín Alto". Intérpretes: Agustín Irusta, Ignacio Corsini, Niní
Gambier, Juan Sarcione, José Otal y José Ruzzo. Con canciones de Homero
Manzi y Sebastián Piana.
1942: "La guerra gaucha". Basada en la novela de Leopoldo Lugones. Intérpretes:
Enrique Muiño, Francisco Petrone, Ángel Magaña, Sebastián Chiola, Amelia
Bence, Ricardo Galache, Dorita Ferreiro, Elvira Quiroga, Juan Pérez
Bilbao y René Mugica.
1942: "El camino de las llamas". Sobre libro homónimo de Hugo Wast.
Intérpretes: Pepita Serrador, Elisa Galvé, Roberto Airaldi, José Olarra,
Froilán Varela, Vicente Padula, Rafael Falcón, Pepito Petray, María
Herrero, Jorge Villoldo y César Blasco. Producción y distribución: Argentina
& Sono Film.
1942: "El viejo Hucha". Según obra de Darthés y Damel. Incluye el estreno
del tango "Malena". Intérpretes: Enrique Muiño, Francisco Petrone, Nury
Montsé, llde Pirovano, Roberto Airaldi, Osvaldo Miranda, Haydeé Larroca,
Roberto Salinas y Gogó Andreu.
1943: "Todo un hombre". Sobre la novela de Miguel de Unamuno "Nada menos
que todo un Hombre". Intérpretes: Francisco Petrone, Amelia Bence, Nicolás
Freoues, Florindo Ferrario, Guillermo Battaglia, Ana Arneodo, Thilda
Thamar y Renée Sutil.
1944: "Su mejor alumno". Sobre "Vida de Dominguito" de Domingo F. Sarmiento.
Intérpretes: Enrique Muiño, Ángel Magaña, Orestes Caviglia, Norma Castillo,
Guillermo Battaglia, María Esther Buschiazzo, Hugo Pimentel, Alberto
de Mendoza y Judith Sulián.
1945: "Pampa bárbara". Intérpretes: Francisco Petrone, Luisa Vehil,
Domingo Sapelli, Froilán Varela, María Esther Gamas, Judith Sulián,
Roberto Fugazot, Margarita Corona, Juan Bono, María Concepción César,
Pablo Cumo, Luis Otero, Jorge Molina Salas y Tito Alonso.
1946: "Rosa de América". Vida de Santa Rosa de Lima. Intérpretes: Delia
Garcés, Orestes Caviglia, Antonia Herrero, Ernesto Vilches, Elsa O’Connor,
Enrique Álvarez Diosdado, Josefina Díaz, Angelina Pagano, Aída Alberti
y Domingo Sapelli.
1946: "Donde mueren las palabras". Intérpretes: Enrique Muiño, Darío
Garzay, Héctor Méndez, Italo Bertini, Aurelia Ferrer, María Ruanova,
René Mujica, Pablo Cumo, Linda Lorena, María Hurtado y "Los Piccoli
de Podrecca", el Ballet del Teatro Colón, con María Ruanova y la dirección
orquestal de Juan José Castro con la Orquesta Sinfónica del Teatro Colón
de Buenos Aires.
1947: "Nunca te diré adiós". Intérpretes: Zully Moreno, Ángel Magaña,
Orestes Caviglia, Malisa Zini, Ricardo Galache, Margarita Corona, José
Ruzzo, Alba Mugica, Pascual Nacaratti, Julia Sandoval, René Mugica,
Ricardo Duegan, y Jeanette Morell.
Con LUIS SASLAVSKY
1942: "Ceniza al viento". Sobre una obra de Alejandro Casona, Homero
Manzi, André Birabeau, Leo Perutz, Hugo Mac Douglat y George Feydeaux.
Intérpretes: Berta Singerman, Pedro López Lagar, María Duval, José Squinquel,
Alita Román, Santiago Arrieta, Luis Arata, Ernesto Vilches, Nicolás
Fregues, Tita Merello, Olinda Bozán, Alberto Terrones, Pedro Maratea,
Malisa Zini, Tilda Thamar, Berta Moss y Percival Murray.
Sin colaborador
1943: "Eclipse de sol". Según obra de Enrique García Velloso. Intérpretes:
Libertad Lamarque, George Rigaud, Angelina Pagano, Pedro Quartucci,
Alita Román, Juana Sujo, Alberto Terrones, Raimundo Pastore y Celia
Geraldy.
1947: "Como tú lo soñaste". Sobre el libro de George Kaiser "Un día
de octubre". Intérpretes: Francisco Petrone, Sebastián Chiola, GuilIermo
Battaglia, Juana Sujo, Federico Mansilla, Enrique Chaico, Teresa Serrador,
Diana Montes y José María Gutiérrez.
1947: "Pobre mi madre querida". Intérpretes: Hugo del Carril, Emma Gramática,
Aída Luz, Graciela Lecube, Horacio Priani, María Esther Buschiazo, Leticia
Scury, Pablo Cumo, José Franco y Julián Bourges.
1949: "De padre desconocido". Intérpretes: Enrique Muiño, Fernando Lamas,
Orestes Caviglia, Delia Garcés, Rosa Rosen, Aurelia Ferrer, Alfonso
Ferrari Amores, Osvaldo María Cabrera y Luis de Lucía.
1950: "El último payador". La vida de José Betinoti. Intérpretes: Hugo
del Carril, Aída Luz, Orquídea Pino, Gregorio Cicarelli, Tomás Simari,
Ricardo Passano, Rosa Catá, José Ruzzo, Lito Bayardo, Marino Seré, Yuki
Nambá, Vera Láinez, Alberto Terrones, Francisco Donadío y Juan Caferatta.
Con CARLOS A. ORLANDO
1950: "Escuela de campeones". Intérpretes: Jorge Ricaud, Silvana Roth,
Pedro Quartucci, Enrique Chaico, Carlos Enríquez, Héctor Coire, Gustavo
Cavero, Pablo Cumo (h), Emilio De Grey, Hugo Mugica y Eduardo Ferraro.
OBRAS de TEATRO
HOMERO MANZI y ULISES PETIT DE MURAT
"La novia de arena". Sobre la vida de Elisa, hija del Almirante Brown.
estrenada el 7 de Marzo de 1945 - Teatro Odeón (Buenos Aires) Intérpretes:
Delia Garcés, Orestes Caviglia, Enrique Diosdado y Milagros de la Vega.
COMEDIA MUSICAL: HOMERO MANZI, PEDRO M. BRUNO y ANTONIO DE BASSI
1948: "Con la música en el alma". Con la orquesta y participación de
Francisco Canaro. Intérpretes: Francisco Canaro, Andrés Poc, Alberto
Arenas y Perla Mux.
COMO DIRECTOR CINEMATOGRÁFICO
En 1947 "Pobre mi madre querida" y en 1950 "El último payador" ambas
con Ralph Papier.
Por su pertenencia al campo de lo nacional y popular, Manzi dejó de
lado ciertos dogmatismos que impide descubrir inspiraciones de esta
naturaleza en algunos personajes de nuestra historia.
En el guión de la película "Su mejor alumno", Manzi nos entregó un prócer
tan apasionado y obstinado como sensible a las necesidades del pueblo
y de la patria. Nos mostró otro Sarmiento.
El historiador investiga aquello que tiene significatividad presente.
¿Significatividad presente para quién?: para un ser individual... el
propio historiador. Y la respuesta es una: no hay juicio de la Historia,
hay juicio de los historiadores.
Esa significatividad no es ni inocente ni aséptica, es el resultado
de las coordenadas de tiempo, espacio y mentalidad desde las que cada
historiador dialoga con el pasado.
El cuestionado Sarmiento puede ser defendido, pero defendido desde Homero
Manzi. Ese Sarmiento, el de Manzi, es el que tuvo tanta trascendencia
en nuestra infancia.
Seguramente se comete una injusticia valorando en menos la participación
de Ulises Petit de Murat en la redacción del guión de "Su Mejor Alumno",
pero es cierto que se desconoce el grado de participación que cada uno
de ellos ha tenido, pero Homero firmó el texto, lo que significa su
acuerdo con el contenido del mismo.
Puede, a partir de allí, formularse un anclaje que interesa: Homero
Manzi es un nombre cuya situación mental puede reconocerse. También
puede reconocérselo en los textos suyos, y por lo tanto se puede coincidir,
tanto en sus ideas como en el universo sentimental que expresan.
El guión de la película no escapa a esta constancia. No debe tomarse,
entonces, esta actitud como una falta de respeto hacia su compañero
de pluma.
En el despacho del ministro Portela y ante la presencia del periodista
Soto, con quien peleará a bastonazos en la calle y mantendrá una disputa
periodística, Sarmiento, con tanta impaciencia como desatino político,
reclama la creación de un departamento gubernamental para atender el
desarrollo de la instrucción pública. El ministro lo manda a la Legislatura,
aduciendo que ya no se gobierna por decreto como en la época de Rosas.
La respuesta es contundente "No debe recibirse como moneda de buena
ley todas las acusaciones que hemos hecho a Rosas en aquellas épocas
de lucha. ¡Al pasado no hay que criticarlo, hay que superarlo!".
El relato se adelanta en el tiempo. Sarmiento ya es Senador por la Provincia
de Buenos Aires. Un debate intenso y los jóvenes, entre los que está
su hijo Dominguito, se expresan con entusiasmo desbordado.
Un Senador acusa a Sarmiento de desconocer la realidad de la campaña;
admite que defienda sus bibliotecas y escuelitas, pero no acepta que
para ello tenga que insultar a los que "nos hemos enriquecido con nuestro
trabajo".
Sarmiento contesta con la excitación a la que ya estamos acostumbrados:
"La riqueza de ustedes no se debe al trabajo sino a la vehemencia de
los toros y a la fecundidad de las vacas...". El Senador se ofende porque
está injuriando a las fuerzas vivas. La respuesta es aleccionadora:
"¿Fuerzas vivas?... ¡Eso no se lo permito yo! ¡La única fuerza viva
es el pueblo!... En usted reconozco solamente la voz de una aristocracia
con olor a bosta!".
Luego vienen chicanas mutuas, pero es el propio Sarmiento el que intenta
reencausar el debate por el camino de la discusión de las ideas: "Esta
tormenta la ha provocado mi afán de educar al pueblo de la campaña...
A los hijos de los gauchos. Yo... Yo que nunca les hice derramar su
sangre generosa para servir a mis ambiciones; yo que nunca los adulé
para explotar su ignorancia, soy aquí el defensor de su porvenir. Y
los otros, los que se llenan la boca con la palabra gaucho, me apostrofan,
se ríen de mí, me llaman loco y le niegan al gaucho no sólo la educación
sino hasta la tierra y el producto justo de su trabajo".
Cuando el Sarmiento de Manzi relativiza los embates contra Rosas, habla
de una aristocracia con olor a bosta y dice que la educación asegurará
el porvenir de los gauchos y que los que se oponen a su propuesta son
los mismos que dicen defender al hombre de las pampas, ¿quiénes son
los que debaten? ¿Sarmiento y dos senadores que ni siquiera son nombrados?
¿o las ideas nacionales y populares de este joven radical irigoyenista,
que no había tenido tiempo aún de hacerse peronista, y las ideas tradicionalistas
de los nacionalistas de derecha?.
El texto sigue poblado de ideas similares: "...con esos gauchos San
Martín formó un ejército". Y algo mucho más radical: "Cuando se agitan
las pasiones políticas es difícil saber de qué lado está la barbarie.
Casi siempre llamamos barbarie a lo que no nos conviene".
En una escena, Sarmiento está preso por la pelea callejera con Soto.
El comisario lo inquiere con exigencia, Sarmiento responde con altanería.
Le pregunta la edad y la respuesta es "Tengo un año menos que la patria".
Llega Mitre a rescatar a su correligionario, y cuando abandonan la comisaría,
Sarmiento dice al oficial de policía, quien se había puesto adulón con
la presencia del gobernador, "¡Ah!... Para la próxima vez espero que
sepa más historia. ¡La patria nació el 25 de mayo de 1810!"
Homero Manzi, en esta película nos propone un Sarmiento hernandiano,
cargado de amor a la tierra y a los hermanos que la habitan, ofreciendo
los beneficios de la civilización para todos.
Mucha gente, quizás, no indaga en todo esto, porque con seguridad han
perdido el interés que se debería tener para comprender las instancias
precisas de nuestra historia y que es el producto del ejercicio impuesto
de la desmemoria a la que fuimos sometidos.
Homero Manzi vino del interior a darnos la cultura de la poesía, del
tango y de todo lo que significa un sentimiento nacional.
Junto al tango está el sentimiento nacional; junto al tango y a la poesía
está la integración del país y su propia expresión social.
Y Manzi también se refiere a la mujer. A las mujeres que trabajan, a
las que trabajan para sobrevivir, de mujeres que deben dejar el alma
y el cuerpo para poder persistir.
Así surge el tango Malena: "Malena canta el tango como ninguna / y en
cada verso pone su corazón...", como se debe ponerlo en cada obra que
se realiza, en cada expresión y en cada lucha que se libra en todas
y cada una de las batallas que la vida exige.
Continúa el tango: "A yuyo de suburbio su voz perfuma, / Malena tiene
pena de bandoneón..." El bandoneón expresa pena, sentimiento y mensaje,
y esta poesía Manzi la elabora con el corazón. Y sigue: "Tal vez allá
en la infancia su voz de alondra...", la infancia como un recuerdo,
como nostalgia, "... tomó ese tono oscuro de callejón..." Los callejones
son oscuros como la propia vida para muchos seres humanos: sin trabajo
y sin posibilidades. Callejones con sombra y con tinieblas, sin luz
para transitar el futuro.
Sigue: "... o acaso aquel romance que sólo nombra / cuando se pone triste
con el alcohol...", la ebriedad, que para muchos es el alimento para
olvidar penas y sostener esperanzas. "Malena canta el tango con voz
de sombra....", la voz de sombra que no tiene luz ni la vibración del
sentimiento. "Malena tiene pena de bandoneón". En definitiva nos muestra
las llagas vivientes de una vida triste y difícil.
Por todo lo dicho y por mucho más vale hablar de Manzi. Es encender
el espíritu y levantar todas las emociones que tenemos arraigadas. Sin
emociones y sin espíritu, por más materia que tengamos, por más dinero
y elementos que puedan conformar nuestras alforjas, la vida no tiene
valor. La vida tiene valor en la medida en que sepamos sustentar y beber
de esas fuentes espirituales. Ese es el mensaje que nos dejó Homero
Manzi.
Por eso, vale hablar de Manzi, de este hombre del interior que vino
a hacer resplandecer la voz, el sentimiento, la integración, la conciencia
nacional y el destino que debemos transitar todos los argentinos.
Manzi fue un revolucionario y, si bien no alcanzó a combatir en San
Joaquín, en la histórica revolución de Paso de los Libres donde los
irigoyenistas plantearon la defensa del movimiento popular y su reacción
ante lo que era el régimen, pudo con posterioridad plasmar como coautor
en la célebre Marcha de Forja su espíritu revolucionario cuando concretó
en célebres estrofas el espíritu radical de aquella época.
Decía: "Forjista si estás de guardia y te preguntan dirás / dirás que
velas las armas que mañana empuñarás". Era el espíritu revolucionario
que reaccionaba a través de una juventud que, con firmeza, atacaba al
régimen.
Y también en su prosa y en su poesía plasmó fundamentalmente el sentimiento
popular y esa reacción permanente contra el régimen, utilizando el canal
de la música para las épocas en que la persecución obstaculizaba las
posibilidades de las manifestaciones populares.
Así fue que en aquella "Milonga del 900" hizo pública su manifestación
de que era hombre de Leandro Alem, lo que permitió que el pueblo abrazara
como un canal de expresión esas célebres estrofas que se le metieron
inmediatamente en el corazón.
Su faceta más importante fue, sin duda, la poética, pero no muy lejos
estuvo la política, donde su compromiso con el movimiento popular y
nacional; que en aquella época encarnaba el yrigoyenismo; lo convirtió
en un militante.
Posteriormente, cuando las circunstancias políticas generaron el hecho
revolucionario que culminó con la irrupción de Juan Domingo Perón en
el poder y en las instancias de transformaciones que vivió el país,
Homero Manzi acompañó hasta sus últimos días al peronismo.
Este militante, este poeta popular, goza del afecto y de la consideración
de quienes admiramos su presencia como un vehículo de todas las expresiones
del sentimiento concreto del pueblo.
Los que viven con el apuro de dar se van pronto, y nos dejan mucho.
El 3 de Mayo de 1951, con solo 44 años de edad, la muerte "le pungueó
el corazón" y él se despidió "lleno de luces y colores que integran
mi cortejo final de despedida" y Troilo lo llora con "Responso", un
conmovedor tango instrumental.
Ernesto Sábato dijo en su poema "Al Buenos Aires que se fue": "Feliz
de vos, Homero Manzi, que te fuiste a tiempo, / cuando aún era posible
escribir esas canciones de trenzas y almacenes; / cuando todavía los
espíritus no estaban resecados por la ferocidad y la violencia".
Y el Poeta Horacio Ferrer le dice:
"Homero viene allá, de sur vestido,
su muerte fue tan solo un mal momento,
ahí va sembrando vidas que no han sido,
por un claro de cuna de arrabal.
Tras él vienen sus novias en cortejo,
mostrando el corazón de adiós tejido,
cuando él, grave de todos, sangra un río,
de glorias y fracasos en orsai.
Homero Manzi, tus valsecitos,
la luna triste quiere cantar.
Vamos, Homero, salgamos juntos,
que en el misterio, van a cerrar.
Se asoman, por los barrios para verlo,
los tangos y la fe que han muerto poco
y Manzi les da un nuevo sueño loco,
al son de su guitarra fraternal.
Le enseña a presagiar a nuestro olvido
y el pájaro total del amor nuestro
a su barbeta va, buscando nido,
en tanto él fuma y fuma en el umbral.
Homero Manzi, tus valsecitos
la luna triste, quiere cantar.
Vamos, Homero, salgamos juntos,
que en el misterio, van a cerrar".
Fue un "maldito" que en el contexto histórico que le tocó vivir, lo
hizo a la altura de su pensamiento y de su arte.
Parecería no haber vivencia que no haya quedado plasmada en su obra,
y hoy, cuando en la radio de un tallercito del suburbio o en la disquería
del centro, florecen sus versos "con un perfume de yuyos y de alfalfa
que nos llena de nuevo el corazón" y nos cuenta de "un ladrido de perros
a la luna", del "amor escondido en un portón, y los sapos redoblando
en la laguna" imaginando "a lo lejos la voz del bandoneón" con "un coro
de silbidos... allá en la esquina" parece como si Homero, indoblegable,
rebelde, de sur vestido, se pasease todavía entre nosotros, según Cátulo
Castillo... "con su cara redonda y sus ojos limpísimos de niño, con
su frente triste de pensar la vida y tirando madrugadas".
Es que muriendo como hombre, Manzi renació como mito para mantener viva
la canción y encendernos de nuevo la esperanza.
"entre comillas" citas de Norberto Galasso.
[Conferencia pronunciada
por Osvaldo Vergara Bertiche el 16 de Noviembre de 2004 en el "Centro
Cultural Bernardino Rivadavia" dependiente de la Secretaría de Cultura
y Educación de la Municipalidad de Rosario en el marco de las actividades
programadas con motivo del "III Congreso de la Lengua"]
Email del autor:
cuadernosdivulgacion@hotmail.com
Homero Manzi, un poeta en la tormenta
(2009)
Homero
Manzi: Santiagueño centenario
Por Miguel A. Brevetta Rodriguez
Nunca imaginé que los argentinos llegaríamos a recordar con esmerado
reconocimiento y respeto a nuestro ilustre comprovinciano en el centenario
de su natalicio y que el Gobierno Nacional declarara al año 2007: “El
año Homero Manzi” destacando su trayectoria y promoviendo el entendimiento
de su obra.
Hace mas de treinta y cinco años publiqué en el desaparecido diario
La Hora de Santiago del Estero, una serie de notas que tenían a la poesía
de Manzi y algunos aspectos de su vida pública, como protagonistas principales.
Por ese entonces, lo poco o mucho que se conocía del celebrado añatuyense
se podían encontrar, como un material disperso entre revistas literarias,
letras de tangos y uno que otro libro contando un anecdotario repetido
del autor de Sur.
Salvo unos pocos que lo conocieron en vida, hicieron mención del lugar
de su nacimiento, describiendo al pueblo de Añatuya su solar natal –que
aun no figura en el diccionario actualizado de la Real Academia Española-
como un mágico sitio de donde abrevara un sinfín de imágenes que sin
duda se encausaron con el tiempo.
“ Y ahí está, todavía indiferenciado en esta natalidad santiagueña,
el futuro Homero Manzi, nacido en Añatuya el 1º de Noviembre de 1907.
Vio la luz en la casa que sirve de casco al campo “La 13” cercana a
las vías férreas… hijo de Santiago del Estero, donde transcurre su primera
infancia al amparo tutelar de los mitos de la selva, entre el bochorno
de las siestas pobladas de duendes y escapadas a un remanso de agua
cercano…” (Luís Alen Lascano, H. Manzi, Poesía y Política. Editorial
Nativa, Pág. 14 enero de 1974)
Sin duda Manzi fue rescatado para la historia como un valor de valía
entre los celebres letristas y compositores que revolucionaron el tango,
en este caso, el que revalorizó el rol de la mujer e introdujo una poesía
fina y armónica dentro de un ámbito sórdido de figuras grotescas y paisajes
grises, tal como se identificaba en la época, esas historias con música
de guitarra y bandoneón.
“Tu que con bronce y viento hiciste sones
Para poblar el mundo de canciones”
Homero llegó al tango en el momento justo en que la Argentina dejaba
atrás la belle epoc, para salir en busca de una identidad propia, más
natural, de cara a sus ancestros. Como buen provinciano inclinado a
identificarse con las causas populares y nacionales, pintó la nueva
y floreciente Buenos Aires con las imágenes capturadas en su niñez en
el momento justo en que lo cotidiano no dejó de ser un asombro para
los ojos de quien aprendía a crecer.
“El ha visto desde niño “un farol balanceándose en la barrera” como
una cosa cotidiana de cada uno de sus amaneceres, “el ladrido de los
perros a la luna”, que son los mismo de siempre y tampoco han cambiado
para alegría de los barrios suburbanos que los conservaban aun, como
si se tratase de una continua tradición.
No está ausente la nostalgia evocativa de los “viejos amigos que hoy
ni recuerdo”, ni tampoco las calles lejanas de pura tierra y sin empedrado,
por ellas pregunta “como y dónde estarán”.
Tal vez esa “Juana rubia y amada” (¿?) por la que sufría pensando en
ella y que solo era vista por el recuerdo, haya formado parte del paisaje
lugareño de esas evocaciones tan cargadas de nostalgia y de cariño.
Y los muchachos que todavía se reúnen - no en cualquier esquina- si
no en la más cercana al bar., para hacer escuchar sus silbos melodiosos
a la hora en que todos duermen y que al final terminan con el “codillo
llenando el almacén”.
El paso del tren siempre fue una fiesta en los pueblos santiagueños,
hoy cuando no una anécdota, una curiosidad para los chicos si reseña
a la vecina pálida “que ya nunca salió a mirar el tren” como que tampoco
están “las chatas entrando al corralón” en los contornos de ese pueblo
semi viviente.
Seguramente va a ser difícil aceptar al “Barrio de Tango” como una reminiscencia
del poeta por la tierra que lo vio nacer, con o sin las licencias poéticas
mencionadas y que todo lo hacen posible.
Pero a fuerza de rescate, sólo una acabada prueba de que no es así,
ha de significar un cambio de opinión. ( M. Brevetta Rodríguez. Nostalgias
de las cosas que han pasado. Publicado en el diario El Liberal, 1 de
febrero de 1987.-).
Todas las notas que publiqué en torno a la poesía Manzi, llevan como
subtítulos estrofas de sus versos extraídos de sus poemas y sus composiciones,
como una manera de recrear su presencia dentro del texto. Y creo que
cuando escogí la obra de este autor para resaltar aspectos de su singular
poemática, lo hice en base a una identificación espontánea con su vida
y con su verso, que alcanzó metáforas tan dispares en su contenido,
como en la época en que fueron conocidas.
“Fue lo que empezó una vez
Lo que después dejó se ser…”
Después de muerto –hace casi sesenta años- no queda mucho para investigar
que no haya sido comentado, publicado o analizado por quienes fueron
sus biógrafos.
Pero la vida, no deja de sorprendernos ni un instante a lo largo de
nuestra existencia, así, en contadas ocasiones produce sucesos que se
contraponen con lo que son nuestras creencias mientras que en otras
oportunidades llega a conformarnos y a darnos la razón, como una gratificación
no buscada. En este caso a todo aquello que producimos en beneficio
de la cultura. “En casa siempre se hablaba en santiagueño (acentuando
las “s”) A casa (en Buenos Aires) venían siempre nuestros familiares
de Añatuya y de poblaciones del Chaco santiagueño (Charata y General
Pinedo, entre otras)… Siempre se respiró Santiago en mi hogar. Mi padre
era un hombre que nunca olvido sus raíces. En la mesa familiar, en cada
momento de su vida, el y mi madre evocaban a Santiago.” (Homero Luís
“Hacho” Manzi. El Liberal, 14/12/2006).
Esta es otra razón por lo que nunca consideré descabellada mi hipótesis
de que el tema; “Barrio de Tango” (1942) tiene reminiscencias santiagueñas.
La bohemia, se sabe, fue una constante en la corta vida del poeta que
supo vivir con intensidad desmedida cada uno de sus días, como si fuese
el último de su existencia.
Su fama de permanente seductor no fue un invento alucinado de los cronistas
del espectáculo, pues siempre fue ratificada por sus amigos y compañeros
de sus noches suburbanas que sin duda despedían perfume de mujer. Y
si algo faltaba para completar aspectos inéditos de su biografía, no
dejaron de asombrarme las recientes declaraciones de una notable intérprete
del cancionero ciudadano:
“Yo fui el gran amor de Homero. Yo no estaba tan enamorada, pero él
si. Todo lo que hizo Homero lo hizo pensando en mí… Realmente me adoró.
Sé que estaba lastimado, pero… me dijo que se iba a casar conmigo y
me mintió. Dejé a mi primer marido por Homero en el 44” (Nelly Omar,
El Clarín, 10 de mayo de 2005).
"Es la triste ceniza del recuerdo.
Nada más que ceniza. Nada más."
Una mañana de 1995, mientras caminaba por Buenos Aires, ingresé a una
conocida casa de artículos para el hogar. Realizada la compra, aboné
la misma con tarjeta de crédito, cuando el joven vendedor confeccionaba
la factura, me miró a los ojos y me dijo:
- Este nombre me recuerda a Santiago del Estero. Mi abuelo era santiagueño.
- ¿Y cómo se llama tu abuelo? –le pregunté- pues no correspondía otra
respuesta.
- Homero Manzi –me dijo- seguro de que me sorprendería.
En ese momento, no pude menos que reconocer la pequeñez del mundo. Conversamos
un buen rato. Lo enteré de mis escritos sobre la obra de su abuelo.
Me contó que Hacho, es su padre, y que éste se encontraba radicado en
Estados Unidos. Y – lo mejor del diálogo- que su abuela aun vivía.
- ¿Le podrías hacer una pregunta, de mi parte a la señora? Quisiera
saber si aquella legendaria “Juana la rubia” del “Barrio de Tango” fue
en verdad uno de los amores de Homero. Sin dudas, que volveré por la
respuesta.
-Le voy a preguntar, me contestó gustoso.
Un tiempo después, volví por la respuesta, trayendo de regalo un cuadro
con la página impresa del diario en donde publique una nota referente
a un aniversario del poeta.
Al tiempo de agradecerme, me expresó sonriente:
- Me dijo mi abuela que el único amor de Homero fue ella. Y que las
otras… son puras fantasías.-
Nos reímos los dos.
Homero
Manzi: 100 años no es nada
Por Miguel Brevetta Rodriguez
Eran los años difíciles, el arranque de una década llena de sorpresas.
Era el 3 de mayo de 1951, cuando el general Douglas Mac Arthur expresaba
ante los miembros de las Fuerzas Armadas e integrantes del cuerpo de
Relaciones Exteriores del Senado, una suerte de exhortación a los Estados
Unidos para que ataquen a China comunista por aire y mar, acusando al
presidente Truman de malgastar millones de vidas humanas norteamericanas,
de continuar librando una guerra indecisa.
Ese mismo día, desde La Haya, el príncipe consorte de Holanda, Bernardo,
manifestaba en rueda de prensa, que no existe dictadura en la Argentina
y que el Presidente General Juan Perón obtendría el 70% de los votos
en elecciones completamente libres.
En nuestra provincia, se fijaba fecha de inauguración de la Casa de
Santiago del Estero en la Capital Federal, en el edificio de Esmeralda
1037, y en la cancha de Mitre, los equipos de Agua y Energía y Comercio
Central Unidos jugarían la semifinal que hacia disputar la Liga Cultural
de Fútbol.
En Buenos Aires, el pueblo todo lloraba acongojado la muerte de un santiagueño
que tuvo la virtud de iniciar una revolución en el campo de la música
ciudadana: Homero Nicolás Manzione, mas conocido como Homero Manzi,
quien ya había concluido sus "definiciones para esperar mi muerte" a
los 44 años:
" Puedo cerrar los ojos
lejos de las pequeñas sonrisas que conozco,
escuchando estos ruidos recién llegados,
viendo estas caras nuevas.
Como si de pronto
Los mil lentes de la locura
me trasladaran a un planeta
ignorado..."
Vivió la realidad de una bohemia sin par, acompañado de los más destacados
intérpretes y creadores del cancionero popular. Conoció en su plenitud
el termino de la amistad, para hacer de ella un rutinario oficio, que
reiteró a todos aquellos con los que practicó una relación cercana:
Scalabrini Ortiz, Arturo Frondizi, Sebastián Piana, Aníbal Troilo, Ramón
Carrillo, Luis Delepiane, Ulises Petit de Murat, Arturo Juaretche, León
Benaros y tantos otros que nunca cesaron de dar testimonios de la gigante
figura de un amigo cabal.
Fue el dueño indiscutido de una lírica sutil y embriagadora que utilizó
para destacar las cosas simples y sencillas, para emprender la retirada,
quizás, de una culturización erudita que se insinuaba por aquel tiempo.
Prefirió que se lo distinguiera por sus características provincianas,
por su canto permanente hacia las cosas comunes, a las que destacó en
el misterio de sus poesías, mezcla de vaticinio y realidad.
" Puede decirse que en 1925 carga los signos de un reinvidicacionismo
"criollista" – cultural y estético- que reniega del color local, de
pintoresquismo y del populismo explotados por toda una línea de poetas
y escritores en beneficio de una criolledá, como diría Borges, mas esencial
y depurada, en cierta forma mas discretamente popular (o menos manifiestamente
chabacana o conventillera) una criolledá "patricia", que abomina de
los " lindos frasquitos" del "amure de la percanta" de la "lámpara del
cuarto" y de la seducción de Milonguita y pone en su lugar la escenografía
y la tipología viril de huecos, borracherias, comités y casas malas
que menta Borges en "Ascendencia del tango" (Revista "Martín Fierro",
20/1/28).
BORGES Y MANZI: UN DESENCUENTRO.
Indudablemente, tanto Jorge Luís Borges como Homero Manzi, se conocieron,
aunque ni fueron amigos, ni compartieron idéntico camino en el ámbito
del espectro cultural. Canessa, empleado de la CIAE, evoca los versos
de Sur, para documentar la valía poética de este autor, de quien Borges
dijo en "Italo" Nº 6, que como Enrique Santos Discépolo, fue un malísimo
poeta.
El juicio de Borges levanto una polvareda de reaccione y no fue Canessa
el único que hizo conocer su desacuerdo. Enrique Celestino, jefe de
la sección "Gestiones del Personal", escribió un pequeño ensayo destinado
a probar que tanto Manzi como "Discépolin" fueron talentosos poetas
porteños, por lo menos quienes les encuentran méritos literarios tienen
algunos antecedentes a su favor: en 1931 Arturo Cambours Ocampo incluyó
al autor de "Sur" en su antología que recogió los versos nostalgiosos
de este poeta nacido en Añatuya, en Santiago del Estero.
Pero esto, al parecer, no conmueve a Borges, porque: "Manzi no sabia
nada de malevos" y para el autor de "El Aleph", el tango no puede ser
otra cosa que "música de malevos" ( "Todo Borges y..." Edición Revista
Gente, pag.135).
Lejos del conocimiento real y la casualidad contemporánea, la poesía
de Borges y la de Manzi hablan distintos lenguajes, como distintas fueron
sus posiciones ante temas de trascendencia y hasta en la misma vida.
Fueron dos visiones distintas del tango, identidades contrapuestas que
escogieron cada uno, para luego marchar por distintos caminos.
En una curiosa aproximación sobre el mismo tema, se advierte la concepción
distinta que inspira a cada uno de estos poetas. Por un lado el Borges
visionario que abarca la universalidad de un conocimiento especial y
profundo de las cosas.
Mostramos aquí una curiosidad literaria que ambos protagonistas asumieron
sobre un tema común - el mazo de naipes -, el que obviamente fue tratado
desde la postura particular de cada uno. Como también resultan distintos,
estilos al margen, los contenidos y las proyecciones que Borges advierte
cuando escribe "Milongas" como la "De los morenos", "Don Nicanor Paredes";
"De Albornoz" o " Milonga para los orientales", (en "Para seis cuerdas",
1965). Otro es el fondo que matiza Manzi cuando escribe "Milonga de
los fortines" "Triste", "Sentimental" o "Puente Alsina".
"Cuarenta naipes han desplazado la vida.
Pintados talismanes de cartón
nos hacen olvidar nuestros destinos
y una creación risueña
va poblando el tiempo robado
con las floridas travesuras
de una mitología casera..."
(Jorge Luís Borges, "el truco" "Fervor de Buenos Aires" 1923)
"Cuarenta cartones pintados
con palos de ensueño, de engaño y amor"
La vida es un mazo marcado,
baraja los naipes la mano de Dios
Perdí los primeros convites
parando en carpetas de suerte y verdad.
Hoy juego mi trampa tranquilo
Y entre oros y bastos te habré de olvidar..."
(Homero Manzi, "Monte criollo", con música de Sebastián Piana, 1935,
escrita para la película del mismo nombre)
Sin duda la poesía de Manzi, que prefirió plasmar sus propias vivencias
en cada una de sus composiciones, pertenece a una esencia especial,
toma como base la realidad de las cosas mundanas, para ofrecer su propia
cosmovisión, desprovista de todo impedimento que interfiera entre la
simplicidad y el paisaje.
Puso su marca en cada uno de sus trabajos; como estableciendo diferencias,
entre una época y otra, pareció advertir con mucho tino, que al tango
le estaba haciendo falta un cambio, para que pudiera deslizarse por
otros ambientes.
Rescató la imagen triste que ocupaba la mujer y el amor en las letras
ciudadanas, para reivindicarlas y concederles un sitial conforme con
la representatividad que le es propia. Ese intento le valió el reconocimiento
general de parte de todos los tratadistas de la temática porteña y por
mas que se empecinara en hacerse llamar "letristas de tango" nadie dudo
de que se trataba de un poeta que marco distancia entre sus pares, porque
impuso un estilo distinto en la temática arrabalera; lo había dotado
al tango de una sutileza sin par.
" En general, por ejemplo, las que tienen que ver con la cuestión de
la identidad o la especificación cultural (tal vez deba decirse "nacional")
de lo argentino, tal como aparecen planteados en los manifiestos, presentaciones,
encuestas y artículos de la revista; y subsidiariamente las que sirven
para tomar distancias frente al "plebeyismo", el "sentimentalismo" y
el "populismo" de los hombres de Boedo, sin evocar, por supuesto, a
los escribas embanderados en la industria nacional.
Es interesante desde el punto de vista, la distancia personal que tomara
Homero Manzi respecto a este conjunto ("Los martinfierristas y su visión
nostálgica del tango", diario El Clarín, 5/2/87).
REALIDAD, POESÍA Y POLÍTICA.
"El imaginario incesante", lo llamo Petit de Murat, y no se equivocó
en el apelativo para definir a un talentoso que también buceaba entre
las imágenes del cine – siempre sobre la temática criolla – otra de
sus grande pasiones.
La política no le fue ajena, y lo encontró militante de las grandes
causas nacionales y populares, coherente siempre con su condición de
muchacho sencillo y nostálgico de las cosas de la tierra que lo vio
nacer, y a la que nunca dejó de evocar.
"Es una síntesis en la cual cruzan Baudelaire y Carriego, Betinoti y
los simbolistas, Lorca y el folklore, los ultraístas y la literatura
del tango" decía Aníbal Ford en "La historia popular" Nº 27.
Proyecto imágenes extrañas, metáforas que constituyen un hallazgo en
la practicidad de su poesía. Seguramente le era esencial llegar al entendimiento
generalizado, rico en matices distintos y auténticos a la vez, para
la comprensión de todos y el regocijo de algunos que encontraban en
el canto, su propia identidad.
"Fuiste por mi culpa
golondrina entre la nieve,
rosa marchitada por la nube que llueve.
Fuimos la esperanza que no llega,
que no alcanza,
que no puede vislumbrar
la tarde mansa.
Fuimos el viajero que no implora,
que no reza,
que no llora,
que se hachó a morir..."
El destino lo quiso despierto y en la plenitud de su lucidez, hasta
el momento de su definitiva partida hacia ese SUR, desconocido y triste,
mucho mas lejos y solitario que el paredón de Pompeya.
¿O es que había iniciado su marcha hacia un "barrio de tango", cuando
misteriosamente y a propósito "esa puerta se abrió para su paso", para
no regresar?
"Se recogió en aquella callada, pensativa y acelerada auscultación del
hecho que habría de producirse inexorablemente, cuando la revelada fatalidad
del mal, que estaba desgajándolo, lo venia a "punguear" – lanza en ganchete
– sobre el preciso instante en que estaba cargando "su cuero" de esperanza,
orejeando en la hueca y sin recelos. El barrio no es el mismo, y la
ternura troila de Pichuco, ¿para llorar que cosa?" Expresaba su amigo
y compañero Cátulo Castillo.
Sin duda hasta las palabras se terminan, cuando nos damos cuenta de
que no estamos, aunque nos queda el consuelo de saber que no podemos
morirnos del todo, de una sola vez en especial si alguna vez tuvimos
la oportunidad de cantar a nuestro pueblo:
"Se que hay recuerdos que querrán abandonarme solo cuando mi cuerpo
hinche un hormiguero sobre la tierra. Se que hay lagrimas largamente
preparadas para mi ausencia. Se que mi nombre resonara en oídos queridos
con la perfección de una imagen..."
"Manzi utilizo la nostalgia como el común denominador de una obra, cuyo
resultado final fue evitar que los mitos de la ciudad de su infancia
se esfumaran. En su rescate terminó por construir una mitología del
ambiente suburbano de principios de siglo. Acribillado por las contradicciones
propias de la clase media, mientras por un lado militaba para cambiar
la sociedad, por otro, mantenía una actitud de tono conservador, según
la cual "todo tiempo pasado fue mejor", porque en la época evocada existía
un orden que a la distancia supone ideal. El Manzi militante peleaba
con el poeta elegíaco. Como resultado la poesía llego al tango y se
instaló a sus anchas. Su mérito consiste en haber señalado el camino
mediante obras perdurables que hace tiempo, por horror de puristas,
se codean con los mejores textos de la poesía argentina". (Horacio Salas,
El Tango, pag. 239).
Manzi se embanderó en la corriente modernista que por su tiempo se gestaba,
atenuado los efectos que la poesía dura y descarnada, que hasta el momento
se la conocía dentro del tango. Abandonó la temática tradicional (llamémoslo
mejor "arrabalera") para trabajar sobre las cosas simples, pero con
distintas imágenes quizás por la influencia de Carriego al que tomaron
como modelo indiscutido casi todos los letristas que trabajaron el tango,
hasta casi el final de la década del cuarenta, o bien por tratarse de
un talento particular, que supo ingeniárselas para decir de otra manera
el verso consustanciado con ese particular momento.
ENTRE DOS CORRIENTE EN BUSCA DEL "SER"
"De la canción del barrio, a la letra del tango que inaugura Contursi
con "Mi noche triste" hay un paso y el poeta mayor de esta tradición
sentimental, Homero Manzi, comienza su obra con "Viejo ciego" (1926)
y uno de sus últimos tangos, "El ultimo organito". En estas letras retoma
casi intacta, pero con las necesarias adecuaciones estéticas, la atmósfera
carrieguista, sus personajes y su obsesiva nostalgia de una pasado mejor,
previo al abandono. Todos ellos, la vecina enferma, el organito, la
viejo ciego, el cafetín y su mundo, reaparecen poblando la edad de oro
de los sentimientos, como el espejo idealizado de la vida del porteño"
(Osvaldo Pelletieri, diario El Clarín, 18/12/86, Discépolo y la letra
del tango).
Sin duda Manzi vivió la época del transito obligado de los albores de
nuestra conformación de identidad, al hecho definitivo de la caracterización
a la que hoy asumimos como nuestra, que no es otra que el "argentinismo"
que navega por dos corrientes culturales, una que "importamos" desde
Europa y a que todavía adhiere y la otra que peca en lo ancestral, que
muestra un rostro que pertenece al pasado que ya ha sido superado por
la realidad.
Son las dos facetas a las que nos acostumbraron desde nuestra concepción
como Nación y por las que aun transitamos, en busca de ese "ser" argentino
que constituye la síntesis de nuestra propia historia.
Quizá por allí estén las causas de las luchas culturales que muchas
veces nos llevan a cerrar los ojos ante un hecho evidente y a desconocer
los auténticos valores que son las fuentes de nuestro patrimonio intelectual.
La tarea de nuestro autor, pese al juicio mezquino de algunos de nuestros
gloriosos exponentes de la creación literaria, ha cumplido un rol de
preponderancia, por lo que creemos que justifica su inclusión dentro
del acervo del patrimonio vivencial de la cultura. Y compartimos con
los que estudiaron su obra y le encontraron quilates, aunque al margen
de las bondades de lo estrictamente literario, lo rescatamos como a
un entusiasta defensor de las causas nacionales y populares, no solo
por lo que pudo escribir, si no porque vivió inclinado hacia una actitud
de vida que celebramos y nos conforma.
"Y también se que a veces dejara de ser un hombre y será solo un par
de palabras sin sentido.
Estoy lleno de voces y de colores.
Unas veces recogido en el sonambulismo de la marcha. Otras, inventados
tras mi propia soledad. Con ello se
integrará un cortejo final de despedida".
Demasiado joven y en la plenitud de su labor artístico y literaria,
no pudo resistir una cruel dolencia que calló su canto de trovador enamorado
de las cosas cotidianas.
Tres de sus más preciados amigos lo despidieron en su morada final,
Jorge Farias Gómez, Cátulo Castillo y Francisco García Giménez.
El entonces presidente de la Nación General Juan Perón, fue representado
por su adecán. Algunos le atribuyeron esta frase: "Para esto... no hay
reposición".
Fuente: www.brevettarodriguez.com
Manzi
poeta elegíaco
Por Osvaldo Vergara Bertiche
cuadernosdivulgacion@hotmail.com
En el año del Centenario
del Nacimiento de Homero Manzi, las voces se elevan para homenajear
a quien, sin dudas, es un verdadero y auténtico poeta de los argentinos.
Nacido en Añatuya, Provincia de Santiago del Estero, el 1º de Noviembre
de 1907, vive solamente 44 años. Fallece en 1951, más precisamente el
3 de Mayo.
Su verdadero nombre es Homero Nicolás Manzione Prestera.
Como un presagio, que es una señal que indica, previene y anuncia un
suceso, sus padres lo bautizan Homero.
Homero, el griego, fue un poeta y rapsoda (recitador ambulante de versos),
que vivió en la segunda mitad del siglo VIII, alrededor de 725-700 años
antes de Jesús Cristo y su nombre significa en griego moderno: rehén.
Tradicionalmente se le atribuye la autoría de las principales épicas
griegas, La Ilíada y La Odisea, la épica menor cómica Batracomiomaquia
(‘La guerra de las ranas y los ratones’), el corpus de los himnos homéricos,
y varias otras obras perdidas o fragmentarias tales como Margites. Algunos
autores antiguos le atribuían el Ciclo Épico completo, que incluía más
poemas sobre la Guerra de Troya así como poemas tebanos sobre Edipo
y sus hijos.
Se lo considera ciego, y a pesar de dudas históricas, es el pilar sobre
el que se apoya la épica grecolatina y, por ende, la literatura occidental.
En la figura de Homero, el griego, confluyen realidad y leyenda.
En nuestro Homero, Homero Manzi, confluyen realidad y recuerdo. La apreciación
de una realidad que quedó en el tiempo; es decir: ¿dónde estará? o ¿dónde
estarán?, ¿qué se habrá hecho) o ¿que se habrán hecho?, ¿por dónde andará?
o ¿por dónde andarán?.
Homero Manzi es, entonces, un poeta elegíaco.
La Elegía (diccionario de la Real Academia) es una "Composición poética
del género lírico, en que se lamenta la muerte de una persona o cualquier
otro caso o acontecimiento digno de ser llorado, y la cual en español
se escribe generalmente en tercetos o en verso libre. Entre los griegos
y latinos, se componía de hexámetros y pentámetros, y admitía también
asuntos placenteros".
Las invocaciones en formas de preguntas retóricas son típicas de la
elegía.
Esta forma poética clásica tuvo gran influencia entre muchos de nuestros
poetas; lo que denota la estatura intelectual de todos ellos.
Así también, Catulo, (sin acento) el latino, tenía una amada a la que
escribía elegías; se llamaba Clodia. Otro poeta muy famoso, griego,
fue Calímaco que escribía exámetros elegíacos a los héroes como Ulises.
Vamos a rescatar dos conceptos. Elegía es evocación, lloro, lamento
de alguien que murió, o de algo que pasó y ya no está. Que puede llegar
a ser placentero en algunos casos. Que tiene algún tópico para identificar
el qué se habrán hecho, el dónde estarán, o el qué fue de aquél, y que
podemos relacionar con palabras como lamento, melancolía, queja, evocación,
tristeza. Es decir, es el llanto o el lamento de lo que ya no está o
no puede volver nunca más.
Es buscar en el recuerdo algo y al mismo tiempo una forma de traerlo
al presente.
Esta evocación a la que llamamos nostálgica no es necesariamente triste;
es el pasado que sólo vuelve a través del recuerdo. Ese recuerdo que
de alguna manera nos hace felices, porque fue digno. Es necesario, casi
condición sine qua non, que todo autor de elegía haya sido protagonista
o testigo de los hechos que memora.
Para ejemplificar la prosapia que tiene esta forma poética, que tomó
Homero Manzi, podemos remitirnos a las Coplas a la muerte del padre,
de Jorge Manrique, que fueron escritas casi 20 años antes del descubrimiento
de América.
Cito solamente dos estrofas como ejemplo de qué es la poesía elegíaca
y cómo Manzi la refleja.
Atienda el alma dormida, / avive el seso y despierte, contemplando,
/ cómo se nos pasa la vida, / cómo se nos viene la muerte, / tan callando
/ cuán presto se va el placer / cómo una vez otorgado da dolor, y cómo
a nuestro parecer / cualquiera tiempo pasado fue mejor.
Primera cuestión a tener en cuenta: "cualquiera tiempo pasado fue mejor".
Ahí está la evocación. Y la valoración de ese tiempo pasado. En la última
estrofa, son más de 48 octavillas, vemos que no es una elegía triste,
sino que es laudatoria, o sea que contiene alabanzas, el poeta evoca
al padre como un héroe que peleó contra los moros, que fue un hombre
honesto, que fue amigo de los amigos, que fue un creyente, que sirvió
a la corona de su rey verdadero. Y termina diciendo:
Así con tal entender / rodeado de su mujer, / hijos, hermanos y criados,
/ dio la vida a quien se la dio, / la cual halló en el cielo su gloria,
/ y aunque la vida perdió, / dejónos harto consuelo su memoria.
Y esto, que es hermosísimo, es la segunda cuestión a considerar: "dejónos
harto consuelo su memoria". La memoria consuela el pesar de lo que se
ha perdido. El padre murió, pero Manrique dice tengo consuelo en la
memoria, en el ejemplo que él dejó y evocándolo me siento bien.
Un tema de Manzi, ejemplo de elegía total, es Sur, quizás el más conocido
de sus tangos, dice:
San Juan y Boedo antigua, y todo el cielo,
Pompeya y más allá la inundación.
Tu melena de novia en el recuerdo
y tu nombre florando en el adiós.
La esquina del herrero, barro y pampa,
tu casa, tu vereda y el zanjón,
y un perfume de yuyos y de alfalfa
que me llena de nuevo el corazón.
Sur,
paredón y después...
Sur,
una luz de almacén...
Ya nunca me verás como me vieras,
recostado en la vidriera
y esperándote.
Ya nunca alumbraré con las estrellas
nuestra marcha sin querellas
por las noches de Pompeya...
Las calles y las lunas suburbanas,
y mi amor y tu ventana
todo ha muerto, ya lo sé...
San Juan y Boedo antigua, cielo perdido,
Pompeya y al llegar al terraplén,
tus veinte años temblando de cariño
bajo el beso que entonces te robé.
Nostalgias de las cosas que han pasado,
arena que la vida se llevó
pesadumbre de barrios que han cambiado
y amargura del sueño que murió.
Siguiendo con esta alcurnia poética que tiene la elegía, podemos descifrar
cómo Manzi lo lleva al cancionero popular.
Otro antecedente famoso de elegía es un soneto de don Francisco de Quevedo
y Villegas, del siglo XVI, que escribe a su protector. Se llama Memoria
inmortal de don Pedro Téllez Girón, duque de Osuna, muerto en prisión.
A este soneto Borges lo juzgó como uno de los más hermosos de la lengua
castellana.
"Faltar pudo su patria al grande Osuna, / pero no a su defensa sus hazañas;
/ diéronle muerte y cárcel las Españas, / de quien él hizo esclava la
fortuna. / Lloraron sus envidias una a una / con las propias naciones
las extrañas; / su tumba son de Flandes las campañas / y su epitafio
la sangrienta luna. // En sus exequias encendió el Vesubio / Parténope
y Trinacria al Mongibelo; / el llanto militar creció en diluvio; / diole
el mejor lugar Marte en su cielo; / la Mosa, el Rin, el Tajo y el Danubio,
/ murmuran con dolor su desconsuelo."
Esta poesía, también hermosísima que trata de ser triste, "murmuran
con dolor su desconsuelo" en realidad pierde su tristeza y melancolía
al ser tan grandilocuente la evocación del Duque de Osuna al decir "Su
tumba son de Flandes las campañas, y su epitafio la sangrienta luna".
Manzi también murmura con dolor su desconsuelo cuando dice en el vals
A su Memoria:
Hoy vuelves del recuerdo, madre mía,
envuelta en la penumbra del pasado,
trayendo la nostalgia de los días
que en horas de placer hube olvidado.
Y la evocación:
Vendrás, siempre, vendrás,
a consolar mi mal
cuando mi cerrazón busque luz,
cuando mi corazón te nombre más.
Estos antecedentes poéticos que se remontan a griegos y latinos, se
encuentra presente, entonces, en nuestro poeta. Quizás cambian los tópicos,
ya no era un héroe. Ahora es el viejo barrio, los amigos, los personajes
urbanos, la mujer amada…
Homero Manzi, el poeta elegíaco por antonomasia, evoca su juventud,
su adolescencia en el colegio Abraham J. Luppi, donde desde su ventana
veía el farol balanceando en la barrera y el terraplén. Todo está narrado
en Barrio De Tango:
Un pedazo de barrio, allá en Pompeya,
durmiéndose al costado del terraplén.
Un farol balanceando en la barrera
y el misterio de adiós que siembra el tren.
Un ladrido de perros a la luna.
El amor escondido en un portón.
Y los sapos redoblando en la laguna
y a lo lejos la voz del bandoneón.
Barrio de tango, luna y misterio,
calles lejanas, ¡cómo estarán!
Viejos amigos que hoy ni recuerdo,
¡qué se habrán hecho, dónde estarán!
Barrio de tango, qué fue de aquella,
Juana, la rubia, que tanto amé.
¡Sabrá que sufro, pensando en ella,
desde la tarde que la dejé!
Barrio de tango, luna y misterio,
¡desde el recuerdo te vuelvo a ver!
Un coro de silbidos allá en la esquina.
El codillo llenando el almacén.
Y el dramón de la pálida vecina
que ya nunca salió a mirar el tren.
Así evoco tus noches, barrio 'e tango,
con las chatas entrando al corralón
y la luna chapaleando sobre el fango
y a lo lejos la voz del bandoneón.
Exalto estas cuestiones, porque este poeta es uno de los pináculos de
nuestra cultura. A diferencia de Quevedo no tuvo protectores, sino por
el contrario, por su clara y pertinaz acción política fue perseguido
y encarcelado, expulsado de la Facultad de Derecho de Buenos Aires,
y cesanteado en sus cargos de docente de Historia y Literatura.
Otros ejemplos de elegía, remarcan aún más la poética de Manzi, al mismo
tiempo que ponen de manifiesto la nobleza de esta forma literaria.
La poesía de Miguel Hernández dedicada a su amigo Ramón Sijé, a la que
le pusiera música Joan Manuel Serrat, dice:
"(En Orihuela su pueblo y el mío, se me ha / muerto como del rayo mi
amigo Ramón Sijé, a quien / tanto quería.) / Yo quiero ser llorando
el hortelano, / de la tierra que ocupas y estercolas, / compañero del
alma, tan temprano. // Alimentando lluvias y caracoles, / y órganos
mi dolor sin instrumento, / a las desalentadas amapolas / daré tu corazón
por alimento. / Tanto dolor se agrupa en mi costado, / que por doler
me duele hasta el aliento."
Es una elegía triste, desgarradora, emocionante, dolorosa.
Manzi en Discepolin le dice a su viejo y entrañable amigo, de la misma
manera:
Sobre el mármol helado, migas de medialuna
y una mujer absurda que come en un rincón ...
Tu musa está sangrando y ella se desayuna ...
el alba no perdona ni tiene corazón.
Al fin, ¿quién es culpable de la vida grotesca
y del alma manchada con sangre de carmín?
Mejor es que salgamos antes de que amanezca,
antes de que lloremos, ¡viejo Discepolín!...
Otras elegías, como la de Jorge Luis Borges, son evocativas y no hacen
más que llenar de dignidad a quien la evoca. En El Tango, dice:
"¿Dónde estarán?, pregunta la elegía / de quienes ya no son, como si
hubiera / una región en que el Ayer pudiera / ser el Hoy, el Aún y el
Todavía. // ¿Dónde estará (repito) el malevaje, / que fundó en polvorientos
callejones / de tierra o en perdidas poblaciones, / la secta del cuchillo
y del coraje? // ¿Dónde estarán aquellos que pasaron / dejando a la
epopeya un episodio, / una fábula al tiempo y que sin odio, / lucro
o pasión de amor se acuchillaron."
Borges explica de modo sencillo todo lo que cualquiera de nosotros no
explicaría en 50 minutos de charla.
Borges plantea que la elegía es esa región donde el ayer se puede transformar
en el hoy, el aún y el todavía.
Borges, que es un creador de regiones, él crea los orilleros, postula
a poetas como Evaristo Carriego, inventa toda una poética y una región,
no sólo geográfica, sino histórica, elige la región del ayer, que es
un ayer feliz, el de los cuchilleros, valientes, dice que esto pervive
en "esa ráfaga, el tango, esa diablura, / los atareados años desafía;
/ hecho de polvo y tiempo, el hombre dura / menos que la liviana melodía,
/ que sólo es tiempo."
Borges salva esta cuestión de la evocación; al pasado ineluctable que
no vuelve, lo salva con la poesía y dice que también lo salva el tango,
que dura más que el hombre, esa "liviana melodía".
Esta evocación nos hace regresar a un pasado que fue feliz. Una evocación
que nos hace felices. Esa es la clave que Manzi nos entrega en toda
su obra..
En el tango El Último Organito, Homero no evoca a una amada, a la barra,
o al amigo, sino a un objeto: "el organito, un simple objeto que cumple
el papel de conjuro, una especie de sortilegio donde al mencionarlo
se convocan antiguos recuerdos, vecinos, a la que abría las persianas
y se cansó de amar, el caballo blanco, el rengo y el monito, el alma
del suburbio".
Es un tango claramente elegíaco, es una poesía evocativa, nostálgica
pero también algo triste. Sin embargo uno se solaza en esa tristeza
por la altura de su decir.
Las ruedas embarradas del último organito
vendrán desde la tarde buscando el arrabal,
con un caballo flaco y un rengo y un monito
y un coro de muchachas vestidas de percal.
Con pasos apagados elegirá la esquina
donde se mezclan luces de luna y almacén
para que bailen valses detrás de la hornacina
la pálida marquesa y el pálido marqués.
El último organito irá de puerta en puerta
hasta encontrar la casa de la vecina muerta,
de la vecina aquella que se cansó de amar;
y allí molerá tangos para que llore el ciego,
el ciego inconsolable del verso de Carriego,
que fuma, fuma y fuma sentado en el umbral.
Tendrá una caja blanca el último organito
y el asma del otoño sacudirá su son,
y adornarán sus tablas cabezas de angelitos
y el eco de su piano será como un adiós.
Saludarán su ausencia las novias encerradas
abriendo las persianas detrás de su canción,
y el último organito se perderá en la nada
y el alma del suburbio se quedará sin voz.
Arturo Jauretche en su libro Los Profetas del Odio señala que Manzi
un día dijo: "Tengo por delante dos caminos: o hacerme hombre de letras
o hacer letras para los hombres".
Instalado desde los nueve años en el suburbio de Buenos Aires, el entorno
le permitió adentrarse hondamente en lo popular, observar en sus interminables
caminatas, "atorranteando atardeceres", a los habitantes de los barrios.
Barrios que había descubierto, antes, Evaristo Carriego.
Cumplió lo prometido y escribió letras para los hombres, lo que significa
letras entendibles, pero que también convierten a los hombres, expresión
por seres humanos, en personajes centrales de cada historia.
Sus poesías pueden considerarse como discursos literarios, ya que tienen
los elementos propios de páginas de la literatura: el escritor, el lector
y el mensaje, en una época y en un medio determinado, y con todos los
recursos del lenguaje: los temas, las relaciones intertextuales, los
géneros y las figuras. Debido a ello no faltó algún distraído o malintencionado
que le reprochara el propósito de "intelectualizar el tango".
Borges, en cierta oportunidad afirmó que con las letras de los tangos,
bien podía crearse otra "comedia humana" al estilo de Honorato de Balsac.
Manzi lo logró.
Es que en los tangos, milongas, valses, candombes y canciones de Manzi,
aparecen numerosos ambientes, el arrabal, el barrio, los tipos humanos,
la evocación del pasado, los sentimientos, el amor y hasta la política.
Dicho de otra manera: temas orilleros, urbanos, sentimentales, filosóficos...
El suburbio, el arrabal, era transitado por pintorescos personajes;
fueron desapareciendo poco a poco, avasallados por eso que llamamos
progreso, y que marcó la decadencia de esa zona periférica ante el crecimiento
de la gran ciudad.
Manzi lo expresa en Mano blanca
....Dónde vas carrerito porteño
con tu chata flamante y coqueta,
con los ojos cerrados de sueño
y un gajo de rueda detrás de la oreja
......................
carrerito del barrio del Once
que vuelves trotando para el corralón.
Los sentimientos, como el amor en: Una lágrima tuya
Una lágrima tuya
Me moja el alma,
Mientras gimen las cuerdas
De mi guitarra
Ya no cantan mis labios
Junto a tu pelo
Diciéndote
Diciéndote
Lo que te quiero
..........................
puedas saber
que de tu llanto
no me olvidé
no me olvidé.
El amor, un "amor como desgarradura, como pérdida". En Fuimos:
Fui como una lluvia de cenizas y fatigas
En las horas resignadas de tu vida...
Gota de vinagre derramada,
Fatalmente derramada sobre todas tus heridas
Fuiste por mi culpa golondrina entre la nieve
Rosa marchitada por la nube que no llueve.
Fuimos la esperanza que no llega, que no alcanza,
Que no puede vislumbrar la tarde mansa.
Fuimos el viajero que no implora, que no reza,
que no llora, que se echó a morir
Es tan triste vivir entre recuerdos...
Cansa tanto escuchar ese rumor
De la lluvia sutil que llora el tiempo
Sobre aquello que quiso el corazón.
En Ninguna
Esta puerta se abrió para tu paso.
Este piano tembló con tu canción.
Esta mesa, este espejo y estos cuadros
guardan ecos del eco de tu voz.
Es tan triste vivir entre recuerdos...
Cansa tanto escuchar ese rumor
de la lluvia sutil que llora el tiempo
sobre aquello que quiso el corazón.
No habrá ninguna igual, no habrá ninguna,
ninguna con tu piel ni con tu voz.
Tu piel, magnolia que mojó la luna.
Tu voz, murmullo que entibió el amor.
No habrá ninguna igual, todas murieron
en el momento que dijiste adiós.
Cuando quiero alejarme del pasado,
es inútil... me dice el corazón.
Ese piano, esa mesa y esos cuadros
guardan ecos del eco de tu voz.
En un álbum azul están los versos
que tu ausencia cubrió de soledad.
Es la triste ceniza del recuerdo
nada más que ceniza, nada más...
Los tipos humanos podemos apreciarlo en Eufemio Pizarro
Morocho como el barro era Pizarro,
Señor del arrabal;
Entraba en los disturbios del suburbio
con su frío puñal.
Su brazo era ligero al entrevero
Y oscura era su voz.
Derecho como amigo o enemigo
No supo de traición.
Cargado de romances y de lances
La gente lo admiró.
.....Con un vaivén de carro iba Pizarro,
perfil de corralón,
cruzando con su paso los ocasos
del barrio pobretón.
La muerte entró derecho por su pecho,
buscando el corazón.Pensó que era más
Fuerte que la muerte
Y entonces se perdió.
Eufemio Pizarro, fue un famoso y típico compadre, anarquista, que conociera
Manzi, cuando, indultado por Yrigoyen, regresó del penal de Usuahia
donde estuviera confinado.
En Milonga del 900, Manzi habla del orillero, no como lo hiciera Evaristo
Carriego, para quien el guapo era "un cultor del coraje" por su valentía.
Para Manzi, era "un producto de la miseria circundante, de una sociedad
que no brindaba alternativas".
Me gusta lo desparejo
y no voy por la "vedera".
Uso funghi a lo "Massera",
calzo bota militar.
La quise porque la quise
y por eso ando penando,
se me fue ya ni sé cuándo,
ni se cuándo volverá.
Me la nombran las guitarras
cuando dicen su canción.
Las callecitas del barrio
y el filo de mi facón.
Me la nombran las estrellas
y el viento del arrabal.
No sé pa' qué me la nombran
si no la puedo olvidar.
Soy desconfiao en amores,
y soy confiao en el juego.
Donde me invitan me quedo
y donde sobro también.
Soy del partido de todos
y con todos me la entiendo,
pero váyanlo sabiendo
¡soy hombre de Leandro Alem!
No me gusta el empedrao
ni me doy con lo moderno.
Descanso cuando ando enfermo
y después que me he sanao.
La quiero porque la quiero
y por eso la perdono.
No hay nada peor que un encono
para vivir amargao.
Aquí introduce un tema político, una declaración terminante "soy hombre
de Leandro Alem"
El tango y la milonga en muchos casos expresaron hechos y protagonistas
de la historia política argentina; sin embargo, con la desaparición
de gobiernos y de ciertos políticos actuantes de ese entonces, las composiciones
perdieron vigencia.
No así en Manzi, que siempre dio su testimonio, pero que sus letras
políticas perduran por expresar lo inminentemente popular, lo profundamente
arraigado en las masas, y que lo manifiesta en esa síntesis del proceso
del campo nacional: en el tránsito del yrigoyenismo al peronismo. Escribió
también dos milongas, una dedicada a Eva Perón y otra para Juan Domingo
Perón.
La evocación del pasado en El Pescante
¡Vamos!...
cargao con sombra y recuerdo
¡Vamos!...
atravesando el pasado......
¡Vamos!...
al son de tu tranco lerdo
¡Vamos!...
camino al tiempo olvidado.
Los métodos de análisis del discurso, hacen referencia al carácter no
unitario del mismo y a sus interferencias léxicas. El texto es considerado
como el producto de un trabajo sobre textos anteriores o contemporáneos.
Las relaciones intertextuales son variadas: parodia, polémica, comentario,
imitación.
El tango, es también un discurso y por lo tanto aparecen las relaciones
intertextuales, elementos tomados de otros textos, que cuando proceden
de autores famosos, pueden individualizarse sin ninguna dificultad.
Así Evaristo Carriego, en Has vuelto dice:
Has vuelto organillo........
El ciego te espera
Las más de las noches sentado
a la puerta
............................
pianito que cruza la calle cansado
moliendo el eterno familiar
motivo
................
Manzi en Viejo Ciego:
Con un lazarillo llegás por las noches
Trayendo las quejas del viejo violín.
y en medio del humo
parece un fantoche
tu rara silueta
de flaco rocín..
.................
Parecés un verso
del loco Carriego
parecés el alma del viejo violín.
.............
a ver, viejo ciego, tocá un tango lento
muy lento y muy triste que quiero llorar.
Es que tanto el verso de Evaristo Carriego como el de Manzi recuerda
esa figura del viejo ciego violinista, la de un ciego musicante.
Es aquí que debemos señalar que la poética de Homero Manzi se inserta
como un todo continuo con aquella primigenia de Rubén Darío, luego la
de Leopoldo Lugones, a renglón seguido la de Evaristo Carriego para
culminar, justamente en Homero Manzi.
Horacio Salas en su libro "Tango" afirma al referirse a Manzi, que tuvo
un "un lenguaje depurado, literario, pero al mismo tiempo popular. Con
innegable influencia lorquiana".
No cabe duda, en algunas de sus canciones se nota una relación intertextual
con Federico García Lorca. Las canciones de Manzi tienen características
propias de las mejores páginas antológicas, lo que le da una verdadera
calidad literaria.
Dice Federico García Lorca en Alba
Mi corazón oprimido
Siente junto a la alborada
El dolor de sus amores
Y el sueño de las distancias.
La luz de la aurora lleva
Semilleros de nostalgias
Y la tristeza sin ojos
De la médula del alma.
La gran tumba de la noche
Su negro velo levanta
Para ocultar con el día
La inmensa cumbre estrellada.
Manzi en De mi casa a tu casa, un aire de bailecito
La carta que me has devuelto
"mis dedos" no la escribió,
se la dicté al escribano
contándoles "mis dolor".
Me has privao de "tus ternura"
me has privao de "tus querer".
Al final me resultaste
como todas "las mujer".
Dicen que es necesario
cantar de noche para olvidar.
Dicen, pero no es cierto
porque los cantos recuerdan más.
………………………….
Desde mi casa a tu casa
una huella dibujé
los pastos la van borrando
desde que no me querés.
Pa' curarme de tus males
consulté con "los doctor"
ellos dicen que no tienen
remedio pa' "mis dolor".
El cubano Nicolás Guillén en CANTO NEGRO
¡Yambambó, yambambé!
Repica el congo solongo,
repica el negro bien negro;
congo solongo del Songo
baila yambó sobre un pie.
Mamatomba,
serembe cuserembá.
El negro canta y se ajuma,
el negro se ajuma y canta,
el negro canta y se va.
Acuememe serembó,
aé yambó, aé.
Tamba, tamba, tamba, tamba,
tamba del negro que tumba;
tumba del negro, caramba,
caramba, que el negro tumba:
¡yamba, yambó, yambambé!
Y Manzi en Calún Gangué
Calún Gangué
Yeye yumbá
yeye yumba
Calún gangué
yeye yumbá yumba
Calún gangué-é-é
Yeye yumbá calún, calún gangué.
El amor para que dure
tiene que ser como el locro
un poquitito de trigo
un poquitito de todo.
Del otro lado del río
los unitarios están pero
no les tengo miedo
ni un poquitito de miedo
porque el río es federal.
Yeye yumbá calún calún gangué-é
yeye yumbá calún calún gangué
yeye yumbá calún calún gangué.
La piel de color moreno
el pelo color carbón...
¡Y en lo oscurito del pecho
donde duermen los recuerdos
colorado el corazón!...
Calún Gangué
yeye yumbá
yeye yumba,
Calún gangué
yeye yumbá yumbá
Calún gangué-é-é
Yeye yumba yumba calún guangué-é-é
Yeye yumbá calún calún gangué.
Guillén y Manzi, intertextualmente realizan a través de sus poemas una
reivindicación del negro, del mulato, ya que sin duda es el sector sufriente,
maltratado, explotado, junto a los primigenios dueños de la tierra,
por los detentores de la civilización, entre comillas.
El lenguaje y sus recursos
Sabemos que el uso adecuado del lenguaje es importantísimo en la coherencia
global del texto, en su macroestructura para dar así una significación
exacta a las secuencias de las oraciones.
El cómo se dice permite conocer los recursos que utiliza el escritor
en sus obras.
En los tangos, Manzi en algunos casos, desde la realidad circundante,
en otros, a partir de sus propias emociones utiliza palabras cargadas
de doble significación. Es decir, denotación y connotación.
La realidad, el mundo circundante que narra, está estructurado entre
otros elementos por los acontecimientos, el tiempo, los personajes y
el medio. En otras palabras: descripción, narración, diálogos y retratos.
La narración es una sucesión de hechos que transcurren en un tiempo
y en Mañana Zarpa un Barco, la deja expresada de manera contundente:
Riberas que no cambian tocamos al anclar.
Cien puertos nos regalan la música del mar
Muchachas de ojos tristes nos vienen a esperar
y el gusto de las copas parece siempre igual.
Tan sólo aquí en tu puerto se alegra el corazón.
Riachuelo donde sangra la voz del corazón.
Bailemos hasta el eco del último compás,
Mañana zarpa un barco, tal vez no vuelva más.
La descripción es la presentación de rasgos distintivos de un objeto,
de un lugar, de una escena observada o de una persona. La descripción
identificada en la nostalgia de los afectos perdidos aparece en las
letras que evocan el barrio, una ciudad, una calle, o simplemente algún
rincón.
Justamente, en el tango Un Rincón dice:
Allí, tal vez, tal vez,
tu ayer encontraré.
Tu ayer cargado de silencio
volviendo por las calles del recuerdo.
La vida que se ha muerto y no se ha muerto.
Sombras, sueños.
Quemar, quemar el corazón
y luego recordar en un rincón.
En un rincón vivió el amor
la luz feliz, la luna llena.
Tus ojos grandes, tus manos buenas
y al fin la soledad del corazón.
En un rincón murió tu voz,
la luz más gris, más gris de amor.
Jorge Luis Borges hace una descripción literaria en La fundación mítica
de Buenos Aires
La manzana pareja que persiste en mi Barrio
Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga.
Un almacén rosado como revés de naipe
Brilló en la trastienda y conversaron un truco
El almacén rosado floreció en un compadre....
Y Manzi en el tango Buenos Aires colina chata, hace exactamente lo mismo:
Sobre una colina chata
Garay trazó cuatro vientos;
por un costado La Pampa,
al otro lado un Riachuelo
y el río contra la espalda
y contra el pecho el desierto
con su horizonte de paja
y su techumbre de cielo.
Garay trazó diez manzanas
sobre un cuadrado perfecto
y el sitio de las campanas
y el lugar de su gobierno
y las casas capitanas
y los tejados modestos
y el ámbito de la plaza
para los grandes recuerdos.
Garay trazó con su espada
la forma de un pueblo nuevo.
¿Cómo era la pampa aquella
sin gauchos y sin cencerros,
sin chinas, ranchos, ni güeyas,
sin boliches ni puesteros?
¿Cómo era entonces La Pampa
sin estancias ni potreros,
sin una sola guitarra,
sin el ladrido de un perro?...
¿Sin un mazo de baraja,
sin el grito de un resero,
sin un fogón y una casa,
sin un mate y sin un cuento?...
Sólo era una pampa pampa,
con un desierto desierto
y su horizonte de paja
y su techumbre de cielo.
Qué raro que se quedaran
los españoles aquellos,
atados a las distancias
clavados a los silencios.
Tal vez porque ya eran otros
distintos de los primeros.
Tal vez porque ya eran criollos
a fuerza de sufrimientos.
Porque llegaron del norte
inaugurando senderos
madurados por los soles
y las lluvias de febrero.
Tanto uno de los principales escritores de la literatura argentina,
como es Jorge Luis Borges y Homero Manzi han hecho verdaderas descripciones
literarias.
En la poesía las funciones del lenguaje son informativas, por las descripciones,
pero expresivas al manifestar sentimientos.
En el tango de Manzi, se manifiestan los elementos propios de una obra
literaria.
Es que la lírica expresa en su contenido el mundo interior del autor.
Suele traducir estados de ánimo, emociones, pasiones, modos de valorizar.
En muchos temas, Manzi hace predominar lo subjetivo, como en Ay de mí,
un triste campestre:
Sombra de pluma,
niebla flotando en el río.
¡Corazón ay de mí, ay de mí corazón!
Cerrazón del olvido.
Luz en mi noche,
poncho de amor en el frío.
¡Corazón ay de mí, ay de mí corazón!
¿Dónde está su camino?
Rueda entre nubes la luna,
adentro de la laguna.
También está presente el drama, que es una composición literaria dialogada
en que se representa una acción por los personajes elegidos por el poeta,
en un escenario determinado.
En el tango Hermana, Manzi uiliza la primera persona singular, y se
introduce en la obra como un personaje, le habla a su hermana, es una
suerte de diálogo, y la respuesta está implícita.
Te estaba zumbando un canto
adentro del corazón,
nunca debiste escucharlo,
que no era un canto de amor.
Siempre junto a la ventana,
siempre sobre el bastidor,
hermana de risa clara
distante como un adiós.
Te estaba llamando un canto
y ese canto te llevó.
Hermana, tu tristeza está en la mesa familiar,
mesa que ha enlutado tu destino,
y tu sonrisa de muchacha sin camino
en el hielo sin consuelo del hogar.
Hermana, por ausente, por perdida, por lejana,
eres más presente, más querida, más hermana...
Eres mucho, mucho más.
Tal vez te quisimos poco.
Tal vez te tratamos mal.
Nunca nos dijiste nada,
jamás te vimos llorar.
No abriremos tu ventana,
dormirá tu bastidor.
Jamás diremos tu nombre,
tu nombre también murió.
Te estaba llamando un canto
y ese canto te llevó.
En cuanto al lenguaje, Manzi usa casi en forma casi exclusiva expresiones
de nivel culto, coloquial y familiar y utiliza muy poco el lunfardo
o palabras consideradas vulgares.
Ciertos recursos poéticos sugieren el modo de sentir, de valorar, de
imaginar del autor, y se traduce en la emoción, la fantasía y los deseos
que trasuntan sus versos.
Así surgen imágenes, comparaciones, metáforas, apóstrofes, personificaciones,
es decir, recursos semánticos que se relacionan con la significación
o sea la connotación.
El mejor ejemplo es el tango Malena.
Malena tiene un lenguaje lleno de comparaciones, personificaciones y
metáforas funcionales o sea expresar una idea con el signo de otra con
la cual tiene cierta analogía.
Malena canta el tango como ninguna (comparación o símil que es la relación
de semejanza entre dos objetos)
En cada verso pone su corazón (metáfora)
...........................
A yuyo del suburbio su voz perfuma (sinestesia o cruce de sensaciones)
.............................
Malena tiene pena de bandoneón (metáfora funcional)
....................................
Tu canción tiene el frío del último encuentro (vivificación o atribuir
cualidades propias de los seres animados)
...........................
Tu canción se hace amarga (vivificación) en la sal del recuerdo (metáfora)
............................
al rumor de tus tangos, Malena (imagen auditiva o recuerdo de una sensación)
..............................
Tus ojos son oscuros (imagen visual o recuerdo de una sensación) como
el olvido (símil)
............................
tus manos, dos palomas (elipsis) que sienten frío (sinestesia)
tus venas tienen sangre de bandoneón (metáfora funcional
Tus tangos son criaturas abandonadas (personificación o dar características
propias de las personas)
................................
cuando todas las puertas están cerradas (imagen visual)
y ladran los fantasmas de la canción (sinestesia)
Malena canta el tango (imagen auditiva) como ninguna (comparación)
Malena tiene pena de bandoneón (epifonema o la reflexión final).
El apóstrofe es una figura que consiste en cortar el discurso para,
con vehemencia, dirigirse en segunda persona a seres abstractos o cosas
o a sí mismo.
En el poema Tango aparece además, de esta figura, la enumeración, elemento
común en las canciones de Manzi, que consiste en una serie de ideas
referidas a un mismo asunto o enunciado de las partes de un todo.
¡Tango!
Piel oscura, voz de sangre
¡Tango!..
yuyo amargo de arrabal
¡Tango!...
chata, pingo, luna grande
.......................
guapo
recostado en el buzón...
Trampa
Luz de aceite en el garito...
¡Todo!
Todo vive en tu emoción.
Y también aparece la enumeración:
Percal y horario, ropa y costura
Pena de Agosto, tardes sin sol.
Luto de otoño, pan de amargura,
Flores, recuerdos, mármol, dolor.
Gorrión cansado, jaula y miseria
Alas que vuelan, carta de adiós.
Luces del centro, trajes de seda,
Fama y prontuario, plata y amor.
En esta última estrofa, en forma enumerativa, sin utilizar verbos, "con
una sintaxis nominal, describe el destino de la piba de arrabal, la
que cansada de la miseria, de su agobiante trabajo, de su soledad, ante
una muerte cercana, deja atrás a la virtud, simbolizada en los tangos
por el percal, se aleja de su medio, para transformarse en una milonguera
o milonguita,atraída por las luces del centro, por la vida fácil del
cabaret..."
Los temas de Manzi, 103 en total, como toda obra literaria, tienen todos
los distintos niveles de lengua.: expresión, información y apelación.
La fama, el reconocimiento de Homero Manzi fue más allá de las fronteras
del país, fue un hacedor de la cultura popular, fue un militante social
y político y poeta verdadero impulsor de una estética para el cancionero,
que trajo como resultado su instalación definitiva.
Inspirado en formas poéticas muy nobles, de alta prosapia y antiguas,
como es el caso de la elegía, han servido para desarrollar mejores sentimientos
en los seres humanos.
Poeta popular, que comprendió cabalmente el espíritu del Pueblo al que
pertenecía.
Manzi entendió que para acercarse poéticamente al pueblo no hacía falta
hacerlo con chabacanería como escuchamos asiduamente. Y si no de muestra
basta un botón: "Marta, sos la número uno, cuando pueda te vacuno" reza
la letra de una cumbia villera muy difundida, entre tantas otras procacidades.
Si se compara complacientes y comercializados temas, con esta otra realizada
por artistas, nos damos cuenta de la decadencia cultural a la que fuimos
condenados por culpa de la colonización pedagógica.
Pero Manzi y tantos otros músicos y poetas respetables y de tanta prosapia
necesitan, hoy más que nunca, de un auditorio que los reivindique y
los aclame.
Y no sólo efímeramente, sino que los siga eternizando. Persisten con
su son por generaciones y quedan en la memoria.
Y no hay contradicción. Existe un pasado que merece ser evocado y un
futuro que tiene que ser construido para no volver a caer.
Quizás algunos nos señalen como elegíacos; pero lo elegíaco tiene que
ver con las derrotas. Muchas veces fuimos derrotados. Pero mientras
llevemos adelante el sueño de la utopía la elegía nos sirve para evocar
lo bueno que pudo haber habido en el pasado y servir de apoyatura para
comprender el presente y construir un mundo mejor.
Para terminar, quiero compartir con ustedes las palabras de Horacio
Salas refiriéndose a Homero Manzi: "Su mérito consiste en haber señalado
el camino, mediante obras perdurables que hace tiempo, para horror de
puristas, se codean con los mejores textos de la poesía argentina".
Manzi sigue manteniendo viva la canción. Manzi desde el pasado nos convida
a repensar el futuro.
Osvaldo Vergara Bertiche
Texto de la Conferencia desarrollada en la Asociación de Jubilados y
Pensionados de la Caja de Seguridad Social para Profesionales del Arte
de Curar de la Provincia de santa Fe, Zona Sur, el Viernes 15 de Junio
de 2007.
A
cien años del nacimiento de Homero Manzi, su obra sigue viva, hablando
en tiempo presente
Ese gran poeta que nunca publicó un libro de poesías. Nacido el 1º de
noviembre de 1907 en el poco tanguero pueblo de Añatuya –un empalme
ferroviario con algunas casas, en Santiago del Estero–, Homero Nicolás
Manzione fue no sólo un pilar esencial del tango, sino también un hombre
de radio y de cine, además de periodista y militante político.
"Manzi encarna, más que ningún otro, la presencia de la poesía en la
letra del tango" (Julio Nudler).
Por Karina Micheletto
Hay tangos que son emblemas del género, a tal punto que sus nombres
se han vuelto metonimias. Decir "Malena" es decir tango, decir "Sur"
es decir tango, y el sentido se fija en la Argentina y en el mundo.
Las letras de estos tangos son muy populares, se tararean de memoria,
y sin embargo no son nada fáciles en el sentido jinglero al que nos
acostumbró la industria de la música: expresan una hondura poética sin
atajos. Homero Manzi fue el hombre que las escribió, en tiempos de esplendor
del género, y en compañía de otros creadores irrepetibles como Aníbal
Troilo. Hoy este hombre cumpliría cien años y, más allá de los intentos
oficiales por encontrar alguna forma de homenaje, una cosa es segura:
su obra seguirá viva, hablando en tiempo presente, aunque pasen los
años y los centenarios.
Homero Nicolás Manzione nació el 1º de noviembre de 1907 en el poco
tanguero pueblo de Añatuya –por entonces, apenas un empalme ferroviario
con algunas casas y estancias– en Santiago del Estero. Llegó a Buenos
Aires a los siete años, junto a sus siete hermanos y su madre, que buscaba
una mejor educación para sus hijos. El lugar que lo recibió fue aquel
que más tarde transformaría en tango: Pompeya, un barrio humilde y alejado
del centro urbano de la época, con una fuerte impronta todavía ligada
a la escena rural.
Con los años, Manzi vería transformarse aceleradamente –urbanizarse–
aquel escenario que pronto se fijó como añoranza en su poesía. En tangos
como "Sur" o "Barrio de tango", el poeta captura aquel paisaje de la
niñez, que sabe irreversiblemente perdido, y por el que ya comienza
a sentir nostalgia. Como reseña Acho Manzi, el hijo del poeta: "San
Juan y Boedo, Pompeya, y todo lo que se veía desde el dormitorio del
Colegio Luppi (adonde Manzi estuvo pupilo al llegar a Buenos Aires):
‘el paredón’, ‘la esquina del herrero’, ‘Centenera y Tabaré’, el ‘Almacén
de la Laguna’ en Corrales, junto al ‘farol balanceando en la barrera’,
y desde allí, ‘recostado en la vidriera’, ‘Juana la rubia’, ‘el alfalfar’
contiguo, la curva de la vía donde los maquinistas ensayaban sin querer
el ‘silbido del adiós que siembra el tren’, todo, todo, todo su Sur,
en el barrio de tango que tanto amó".
Y así como hoy los vecinos sensibles de Villa Crespo ven avanzar Palermo
Queens en sus veredas y suspiran la certeza de que no habrá vuelta atrás
–si se permite la comparación, inexacta en sus enormes diferencias contextuales–
Manzi y sus contemporáneos vieron avanzar la modernidad de la época
sobre barrios como Pompeya o Boedo, vivieron sus mutaciones. Y luego
Manzi hizo poesía –tango– de su nostalgia de los barrios que han cambiado,
y también de lo inexorable de la vida, y en general de las cuestiones
importantes de la vida, que son aquellas con las que hoy se siguen identificando
todos los que escuchan sus tangos.
El poeta del tango
Hay en la poesía de Manzi un elemento profundamente musical, que funciona
como un encastre perfecto, indivisible. Como señaló el periodista Julio
Nudler en un artículo publicado en el portal Todotango: "Manzi encarna,
más que ningún otro, la presencia de la poesía en la letra del tango.
Fue un poeta que no publicó ningún libro de poesías". Su dupla con Troilo
significó uno de los hitos del tango. Es uno de los binomios históricos
del género, de esos que se citan rapidito al estilo Troilo-y-Grela,
Gardel-y-Le Pera, y sin embargo no colaboraron juntos en más de seis
ocasiones. Cuando Manzi murió de cáncer, a los 43 años, Troilo le dedicó
su tango instrumental "Responso".
En su brillante análisis, Nudler destaca dos características centrales
de la obra de Manzi: el primero, el aporte que hizo a la modernización
y la jerarquización de la milonga. Para llevar a cabo esta reinvención
de la milonga tuvo un compañero fundamental, el pianista Sebastián Piana,
con quien escribió grandes clásicos como "Milonga sentimental", "Milonga
del 900" y "Milonga triste". Salas recuerda en su biografía que el mismo
Piana declaró que su mayor aporte a la música argentina fue "haber renovado
la milonga, haber creado una milonga suburbana, de la ciudad, diferente
a la campera". A partir del éxito de sus colaboraciones con Piana (entre
las que también figuran tangos como "El pescante", valses como "Paisaje"
o "Esquinas porteñas") Manzi se convirtió en un autor reconocido.
El otro aspecto de la obra de Manzi analizado por Nudler es "su mimetización
con la fiebre romántica que contrajo el tango en los años ’40". Aquí
aparecen tangos imperecederos como "Fruta amarga", "Torrente", "Después",
"Ninguna" o "Fuimos", esos que Nelly Omar (ver aparte) asegura que fueron
escritos para ella. Y si hubo desencuentros en aquel gran amor prohibido,
que perduró hasta la prematura muerte del poeta, a los 43 años, basta
revisar los versos de "Fuimos", escrito con el bandoneonista José Dames
("Fui como una lluvia de cenizas y fatiga / en las horas resignadas
de tu vida...") para acercarse al desgarramiento de aquella relación.
El hombre de los mil oficios
Manzi no sólo fue un poeta del tango, fue un apasionado militante gremial,
dirigió Sadaic, ejerció también el periodismo, dictó clases como docente
de Castellano e Historia, estudió Derecho, escribió una cantidad de
guiones para la radio y el cine, y hasta codirigió un par de películas.
Todas estas actividades no parecieron interferir su intensa producción
como poeta, más bien la complementaban. Al igual que otra gran pasión,
por si faltaran aficiones: el hipódromo de Palermo.
En el cine, su obra más importante es sin dudas La guerra gaucha, escrita
en colaboración con su amigo Ulises Petit de Murat, pero también fue
el responsable de títulos como El último payador, con Hugo del Carril,
Su mejor alumno, de Lucas Demare, Escuela de campeones, Pobre mi madre
querida, Pampa bárbara, Huella, Malambo, Confesión, Con el dedo en el
gatillo, entre muchas otras. No sólo eso: en 1942 fundó Artistas Argentinos
Asociados (AAA) con Enrique Muiño, Elías Alippi, Lucas Demare, Francisco
Petrone, Angel Magaña y otros hombres de cine. Al morir tenía escritos
varios proyectos de nuevos guiones, como demuestran las recopilaciones
a cargo de su hijo Acho.
Como periodista trabajó en revistas como Micrófono y Radiolandia, que
también dirigió; colaboró en los diarios Crítica, El Sol y El Combate,
y en las revistas Línea y Ahora. Desde las páginas de la revista Antena
se dio el gusto de criticar al mismísimo Gardel: "Gardel es un gran
artista sin ningún control de sus condiciones ni de su destino. Vive
y triunfa con la complicidad de Dios, porque él ha hecho todo lo posible
para dificultarse el éxito. Su primera película, Luces de Buenos Aires,
es una cosa absurda". Más allá del escaso pronóstico en relación con
los éxitos o fracasos artísticos, lo que realmente le molestaba a Manzi
de Gardel (un admirado suyo, por supuesto) era su interés por la industria
extranjera del cine.
Militante político por vocación, el golpe de Estado del 6 de septiembre
de 1930 le trajo como consecuencia la destitución de sus cargos como
profesor y la expulsión de la Facultad de Derecho. Es que, con 23 años,
había liderado a punta de pistola la ocupación de esta facultad en repudio
al golpe militar que el 6 de septiembre derrocó a Hipólito Yrigoyen.
Más tarde, junto a jóvenes como Arturo Jauretche fundó la Fuerza de
Orientación Radical de la Joven Argentina (Forja), que diez años después
se disolvió para apoyar al naciente peronismo.
Hubo una última pasión en su vida, asumida por pertenencia geográfica:
Huracán. "La historia de los barrios porteños está escrita, sin duda
alguna, en los libros de actas de los clubes de barrio –escribió–. Huracán
es casi la historia misma del Parque de los Patricios. Alrededor de
su nombre pampero giran los recuerdos del barrio sur. Al globo rojo
sobre campo blanco –heráldica suburbana– están adheridas las cosas del
barrio, y los cafetines del barrio, y los baldíos del barrio, con melancólicas
suturas." Así escribía su evocación del club de sus amores, impregnada,
también, por la nostalgia que marca su obra.
El poeta en los libros
Entre la profusa biografía
tanguera que se detiene en el autor de "Sur", la más completa y documentada
sin dudas es la biografía que escribió Horacio Salas, Homero Manzi y
su tiempo, recientemente reeditada por Vergara. Salas no sólo recorre
la actividad musical, literaria, periodística, en cine y radio, o la
militancia política de Manzi, sino que describe el contexto histórico
indispensable para entender el rumbo que tomó la vida de este creador,
por fuera del anecdotario. Acho Manzi, hijo de Homero, se ha dedicado
a recopilar y estudiar la profusa obra de su padre. Entre sus publicaciones
se destacan dos de Corregidor: Sur, barrio de tango, donde además de
recopilar cronológicamente la obra de Manzi y ofrecer datos sobre los
guiones radiofónicos y de películas, agrega valiosas anotaciones contextuales
sobre el sentido de algunas referencias de las letras, o entrevistas
a amigos y compañeros de creación del poeta. En Homero Manzi. Poemas,
prosas y cuentos cortos, del que se acaba de publicar una segunda edición
corregida y aumentada, se incluyen textos inéditos como "El baile del
internado", una síntesis de un libro cinematográfico que iba a protagonizar
Hugo del Carril y que Manzi no llegó a concretar, ya enfermo de cáncer.
Los textos, divididos según su temática (los hay dedicados a su Añatuya
natal, a Buenos Aires, semblanzas de otros creadores como Carlos Gardel,
Alfonsina Storni o Andrés Chazarreta) también se acompañan de notas
del compilador que contextualizan la obra y brindan más datos sobre
Manzi.
¿ERA NELLY OMAR LA PROTAGONISTA DEL TANGO?
El famoso misterio de Malena
Los tangueros, se sabe, son entusiastas cultores del anecdotario, del
dato puntual muchas veces difícil de chequear, contradictorio o imposible
a la luz del cotejo histórico. Alrededor de la protagonista de "Malena",
una de las obras más célebres de Manzi, con música de Lucio Demare,
se tejieron mil y una historias, como corresponde a la tradición del
género. Que fue Azucena Maizani (la primera en grabar el tango), que
fue Mercedes Simone, que fue alguna corista del Maipo, que fue una cancionista
a la que Manzi escuchó en algún cabaret de México, o quizá Brasil...
Sin embargo, la versión que parece más fuerte apunta a Nelly Omar, con
quien Manzi mantuvo durante años una relación amorosa oculta. La misma
Nelly Omar comenzó a admitir hace poco lo que durante años fue un secreto
compartido por amigos: "Yo soy Malena". Según reconstruye Horacio Salas
en su biografía sobre Manzi, en realidad el poeta habría escuchado a
una cancionista llamada Malena, en un lugar geográfico que no queda
claro del todo, que le habría hecho acordar a Nelly Omar.
En su libro, Salas incluye una valiosa entrevista a la cantante, del
año 2000: "Conocí a Homero en el año 1938 –cuenta Nelly Omar–. Yo cantaba
en Radio Splendid y él escribía el libreto del programa y leía unas
glosas. La verdad es que me festejó desde el primer día. Yo era muy
tímida y ni me le acercaba, pero él continuó llamándome y buscándome
a lo largo de cinco años. Yo estaba casada con el doctor Antonio Molina,
pero nuestro matrimonio había sido un fracaso y nos llevábamos muy mal.
Finalmente, en 1943 decidí separarme. Mi hermana Gori durante mucho
tiempo me decía: ‘¿Por qué no te divorciás, si Homero es una buena persona
y se nota que te quiere en serio? Escuchalo’. Estuvimos juntos desde
entonces hasta su muerte, pero nunca convivimos, por más que planeamos
varias veces casarnos por México o por Montevideo (...) Ya habíamos
decidido comenzar nuestra vida en común, a pesar de que Homero sufría
por miedo a hacerle mal a su hijo, al que quería muchísimo, cuando después
de un viaje a la ciudad de Lincoln, donde permaneció algún tiempo, comenzó
a sentir las primeras molestias. Era el día de Navidad de 1946 cuando,
después de visitar al médico vino a casa, a las once de la noche, y
me dijo que tenía cáncer, pero que lo iba a pelear hasta último momento,
como en realidad lo hizo. Con la enfermedad ya no hubo tiempo de pensar
en nosotros, lo único importante para mí era que él mejorara".
"En los años que estuvimos juntos, debido a nuestra situación, tuvimos
muchos desencuentros, no voy a negarlo, y cada vez que estábamos separados
él me escribía tangos, que era su manera de comunicarse, de decirme
que me extrañaba. Me escribió muchos: ‘Fuimos’, ‘Solamente ella’, ‘Después’,
‘Torrente’, y otros que ahora no recuerdo. Pero todos sus amigos sabían
que era la destinataria de sus versos. Y tarde o temprano volvíamos
a reunirnos..."
Fuente: Página/12, 01/11/07
Algunos poemas no publicados en vida por Manzi
SUR
HOMERO MANZI y FORJA
Poema.
Soy un obrero de tristeza.
La esconderé detrás de todas las carcajadas
y cuando nadie me vea seré con ella.
Un muchacho se tiró desde una esperanza.
Nadie quiso reírse de su cadáver.
Tan sólo un poeta no le tuvo lástima.
El hombre estando solo es estoico.
Si no, se moriría de pena.
La soledad es la altura de uno mismo
y la desilusión es un vértigo.
Hay un mejor equilibrio: la muerte.
Y hay una mejor dulzura: el reposo.
Hay cosas que recordamos no haber dicho nunca
y palabras cada vez más nuevas.
Con eso se puede hacer tristeza
sobre la dulzura agonizante de un amor
o sobre el amor en equilibrio mudo.
Pero algún día por París o por Pekín o por Leningrado,
lamiendo la pared con la sombra,
no me acordaré de tu nombre.
Tan sólo un sonido,
o una copa, o una palabra,
o cualquier ruido vacío,
puede resucitarte en amor.
Entonces serás amarga.
Lo popular.
Alguna vez, alguien que sea dueño de fuerzas geniales, tendrá que realizar el
ensayo de la influencia de lo popular en el destino de nuestra América, para
recién entonces poder tener nosotros la noción admirativa de lo que somos.
Esta pobre América que tenía su cultura y que estaba realizando, tal vez en
dorado fracaso, su propia historia y a la que de pronto iluminados almirantes,
reyes ecuménicos, sabios cardenales, duros guerreros y empecinados
catequistas, ordenaron:
¡Cambia tu piel!
¡Viste esa ropa!
¡Ama a este Dios!
¡Danza esta música!
¡Vive esta historia!
Nuestra pobre América que comenzó a correr en una pista desconocida,
detrás de metas ajenas y cargando 15 siglos de desventaja, nuestra pobre
América que comenzó a tallar el cuerpo de Cristo cuando ya miles y miles de
manos afiebradas por el arte y por la fe, habían perfeccionado la tarea en experiencias
luminosas, nuestra pobre América que comenzó a rezar cuando ya
eran prehistoria los viejos testamentos, y cuando los evangelios habían escrito
su mensaje, cuando Homero había enhebrado su largo rosario de versos y
cuando el Dante había cumplido su divino viaje.
Nuestra pobre América que comenzó su nueva industria, cuando los toneles
de Europa estaban traspasados de olorosos y antiguos alcoholes, cuando los
telares estaban consagrados por las tramas sutiles y asombrosas, cuando la
orfebrería podría enorgullecer su pasado con nombres de excepción, cuando
verdaderos magos, seleccionando maderas con cavidades y barnices, sabían
armar instrumentos de maravillosa sonoridad, cuando la historia estaba llena
de guerreros, el alma llena de místicos, el pensamiento lleno de filósofos, la
belleza llena de artistas y la ciencia llena de sabios.
Nuestra pobre América, a la que parecía no corresponderle otro destino que
el de la imitación. Todo estaba bien hecho, todo estaba insuperablemente
terminado ¿para qué nuestra música? ¿para qué nuestros dioses? ¿para qué
nuestras telas? ¿para qué nuestra ciencia? ¿para qué nuestro vino?. Todo lo
que cruzaba el mar, era mejor, y cuando no teníamos salvación apareció lo
popular para salvarnos, creación de pueblo, tenacidad de pueblo.
Lo popular no comparó lo malo con lo bueno, hacía lo malo y cuando lo hacía
creaba el gusto necesario para no rechazar su propia factura y ciegamente,
inconscientemente, estoicamente, prestó su aceptación a lo que surgía de sí
mismo y su repudio heroico a lo que venía desde lejos.
Mientras tanto, lo antipopular, es decir, lo oculto, es decir lo perfecto, rechazando
todo lo propio y aceptando todo lo ajeno, trababa esa esperanza de ser
que es el destino triunfador de América.
Por eso yo, ante ese drama de ser hombre del mundo, de ser hombre de
América, de ser hombre Argentino, me he impuesto a la tarea de amar todo lo
que nace del pueblo, de amar todo lo que llega al pueblo, de amar todo lo que
escucha el pueblo.
Paisaje.
Te compré una tarde paisaje lejano,
el marco dorado y el tema otoñal.
Te colgué en el muro frente a su retrato,
frente a su retrato que ya no está más.
Es tal vez por eso que recién me angustian
tu tono velado, tu sombra, tu gris,
tu cielo techado de nubes y bruma,
tu parque llorando con lluvia de abril.
¿Quién será, quien será
que en tu tela pintó
la quietud otoñal del pinar?
¿Y esa luz de olvido,
y el confín perdido,
y el camino herido de azul
y la soledad?
¿Quién será que una vez
te encontró como sos
y logró comprender tu color?
¿Qué alma, qué alma buena
vio la pena, pena
de la nube gris,
del camino azul,
del dolor de abril?
Soledad de nadie colgada del muro,
hoy sé que mi vida, lo mismo que vos,
sólo es un paisaje lejano y oscuro,
sin plata de ensueño, sin oro de amor.
Somos... Sí, lo mismo, con igual destino.
Garúa borrosa de un día de abril,
un nido vacío y un viejo camino
y un aire de ausencia muy triste y muy gris.
¿Qué es FORJA?
La revolución de Mayo trató de romper el sistema español de que sólo podíamos
comprar y vender en el puerto de Cádiz. Y con el correr de los años, los
argentinos parece que quisiéramos imponernos la obligación de comprar y
vender tan sólo en el puerto de Liverpool.
Y a ello hemos llegado porque ahora no somos dueños más que de nuestro
esfuerzo. Después, todo está en manos de ellos. El gran cerealista compra la
cosecha. El frigorífico que manufactura y exporta nuestra carne. El vagón que
traslada nuestros productos a través de la pampa. El barco que lleva en su
bodega nuestra producción a través de los mares. El Capital que la asegura
contra riesgos. Y después, la mano que la vende en el exterior. Y así se han
monopolizado la industria y la comercialización de los cereales, de la carne, de
las frutas, de los vinos, del algodón, de la madera, de todo lo que tenemos y
de lo que habremos de tener algún día.
Y a este monopolio en la producción y la comercialización de la producción
argentina, debemos agregar la paulatina monopolización de todo lo que puede
rendir un interés. Ya sean servicios públicos o distribución de los mismos
artículos de primera necesidad. Si esta colonización significara una forma de
acercamiento de los pueblos en compensación de necesidades económicas,
estaríamos en contra de ella por un principio de libertad, pero nos veríamos en
la necesidad de ser tolerantes en la lucha. Pero como ella trae aparejada, para
las masas, el hambre, la decadencia y la explotación, sentimos que debemos
ser inexorables en el planteo de la lucha.
El régimen tuvo en sus manos la formación económica del país. Pudo llevar
a la producción argentina hacia una trustificación manejada directamente
por el régimen. Por lo menos así ya el pueblo argentino, dentro de sí mismo,
se habría levantando el sistema de injusticia dentro de sus fronteras. Pero el
régimen que traicionó a las masas en ese sentido fue doblemente culpable,
porque los traicionó para entregar sus esfuerzos en manos extrañas, de tal
manera que no será difícil que la última etapa de nuestra liberación debamos
cumplirla baleando aeroplanos o jugándonos nuestra vida en medio del mar.
Y para consumar esta obra de entrega de nuestros resortes económicos al
interés extranjero colonizador, el Estado conservador y antiargentino no tuvo
más que cruzarse de brazos. Dejar que se librara la lucha entre la iniciativa
privada y los capitales extranjeros. Cuando triunfaban los capitales extranjeros,
como en materia de ferrocarriles, seguros, frigoríficos, tranvías, teléfonos,
etc, el Estado recién aparecía para rubricar con su anuencia la realidad
de la conquista. Pero cuando la iniciativa privada ponía en peligro la conquista
inglesa, como en el asunto de los transportes automotores, como en la huelga
reciente de los algodoneros, como en el caso actual de la invasión norteamericana
en materia de petróleo, entonces aparece la fuerza del gobierno para
nivelar las cosas en favor de los intereses ingleses.
Este es el drama de los colectiveros. Este es el drama de los dueños de
camiones de transporte rural. En el momento en que con la complicidad de la
suerte estaban por liquidar al ferrocarril y al tranvía, aparece el gobierno tratando
de defraudar lo que ese triunfo pudo significar para el país. Y mientras
tanto, desde lejos, el formidable tejedor, Inglaterra, amenaza con no comprar
carnes si no se le entrega el monopolio absoluto de todo el transporte.
Y por desgracia no encuentra al gobierno argentino, argentino en toda la
extensión de la palabra, que le diga desde lejos, con un corte de manga: los
transportes serán nuestros y en cuanto a nuestra carne, se la daremos a los
millones de argentinos que hace tiempo que no saben lo que es comerla. Y
probablemente seríamos dueños de nuestros transportes y los ingleses se
verían en la necesidad de seguir comiendo nuestra carne.
Pero este es el trabajo de las derechas de hoy, apoderadas del gobierno. Y
fieles herederas del régimen. El régimen que consolidó la colonización del
país. Nuestros conservadores de hoy la aprovechan y la intensifican. Para ello
tienen una táctica. Alejar al pueblo de la cosa social. Alejarlo en lo político
con sistemas antidemocráticos. En lo cultural con sistemas excluyentes. En lo
social con prácticas abusivas y en lo económico con las fuerzas del Estado.
[...]
Y la misma rebeldía argentina se presenta favorable a los planes de las
derechas. Porque hasta ahora no ha comprendido que la forma de curar el mal
es tomando al problema en forma integralmente intransigente y sin ceder a
la instigación de los que pretenden parcializar la lucha o encontrar puntos de
contacto entre la traición y la justicia argentina.
Tenemos, frente a las derechas, fuerzas políticas que buscan una restauración
de la verdadera democrática, pero que en los temas palpitantes de la
economía argentina no han dicho su pensamiento y a veces lo han dicho en
contra de los intereses del pueblo. Tenemos fuerzas gremiales que luchan
en su terreno buscando reivindicaciones aún con la complacencia de los que
traicionan al país. Y tenemos sectores económicos populares que buscan la
solución de sus temas desinteresándose del drama que aflige a sus hermanos
en otros terrenos.
El colectivero que lucha por salvar su colectivo de la vorágine entreguista,
pero que no siente dolor ante la rapiña que le hacen al hermano del campo
en su labor, no está en la lucha argentina y revolucionaria. El algodonero que
lucha en contra del pulpo acaparador y no está solidarizado con el colectivero,
no está en la lucha argentina. El aguirrezabala que pugna en el Congreso por
una libertad política y vota luego en favor de la coordinación del transporte, no
está en la lucha argentina. El estudiante que pelea en contra de los profesores
reaccionarios y no comprende ni siente la angustia de las masas argentinas,
no está en la lucha argentina. El partido que pide el gobierno para mañana
y no se define en contra de los capitales que colonizan al país, no está en la
lucha argentina. Están simplemente, todos, desviando el sentido revolucionario
de las masas argentinas.
El pájaro de la libertad económica del país es muy grande. Para que pueda
escapar de la jaula en la que lo han encerrado, necesita que se rompan todos
los barrotes de un golpe. Mientras se sigan destruyendo los barrotes uno a
uno, el tejedor, como Penélope, reconstruirá en la noche lo que le hayamos
roto en el día.
Por eso FORJA no quiere ser más que un planteo toal frente al drama de la
entrega argentina...
Milonga sentimental.
Milonga pa’ recordarte,
milonga sentimental.
Otros se quejan llorando,
yo canto por no llorar.
Tu amor se secó de golpe,
nunca dijiste por qué.
Yo me consuelo pensando
que fue traición de mujer.
Varón, pa’ quererte mucho,
varón, pa’ desearte el bien,
varón, pa’ olvidar agravios
porque ya te perdoné.
Tal vez no lo sepas nunca,
tal vez no lo puedas creer,
¡tal vez te provoque risa
verme tirao a tus pies!
Es fácil pegar un tajo
pa’ cobrar una traición,
o jugar en una daga
la suerte de una pasión.
Pero no es fácil cortarse
los tientos de un metejón,
cuando están bien amarrados
al palo del corazón.
Milonga que hizo tu ausencia.
Milonga de evocación.
Milonga para que nunca
la canten en tu balcón.
Pa’ que vuelvas con la noche
y te vayas con el sol.
Pa’ decirte que sí a veces
o pa’ gritarte que no.
Errores de Carlos Gardel.
Gardel es un gran artista, sin ningún control de sus condiciones, ni de su destino.
Vive y triunfa con la complicidad de Dios. De ese Dios que le dio simpatía,
magnífica voz, juventud eterna y suerte.
Porque él ha hecho todo lo posible para dificultar su éxito. Ha triunfado a
pesar de él. Su primer película “Luces de Buenos Aires” era una cosa absurda,
donde hacía de gaucho melancólico, sobre el fondo de una pareja “pampa”
francesa y en cuyo final con la complicidad de Padula, enlazaba a una artista
desde un palco balcón. Sin embargo bastó que cantara “Tomo y Obligo” para
que la película recorriera triunfante el mundo de habla española. Lo mismo
sucedió con “Melodía de Arrabal”, donde dos tangos salvaron los miles de
metros rodados en cafetines marselleses y callejones de difícil filiación
geográfica.
Ahora pasa lo mismo y esta reincidencia es la que me lleva a decir cuatro cositas
que capitulo como “Errores de Carlos Gardel”. El primer error de Gardel,
es su debilidad por Alfredo Le Pera. Me consta que aquel no se mueve si no
es dentro de la trama que éste le prepara y como ya está probado que este le
prepara bodrios, exentos de interés argumental y de valor nacionalista, Gardel
ya debía haber buscado otro pergreñador que le evite ridículos y le permita
mayor realce artístico.
Otro error de Gardel es ir a Francia o Nueva York a filmar películas, cuando
ni económicamente se beneficia con ello. En esas películas tiene que actuar
en ambientes arbitrarios y con la colaboración de artistas insignificantes que
reducen el marco de su acción. Con este espejismo Gardel está retrasando el
progreso de la cinematografía nacional, ya que los filmadores extranjeros al
contratarlo nos escamotean al astro de mayor arrastre de la lengua castellana.
Es que los yanquis saben que el centro cinematográfico del mundo español,
vendrá a pasar a nuestras manos fatalamente. Por eso se apuran a rodar
a Gardel para contrarrestar el éxito de “Riachuelo” y de las películas que
están en preparación. “Riachuelo” ha reportado a la Argentina Sono Film
una fortuna. Bueno, si en dicha película hubiera figurado Gardel el triunfo
no puede ni calcularse. Y el mismo pudo haber ganado una suma cuantiosa
insospechada. ¿Se lo imaginan ustedes a Gardel actuando entre figuras como
Libertad Lamarque, Luis Sandrini, Alicia Vignoli, Charlo y coros auténticamente
argentinos? ¿Lo ven ustedes moviéndose en el escenario natural del arrabal
porteño, lleno de sugestiva propiedad? ¿Lo suponen ustedes cantando tangos
realmente buenos, compuestos por nuestros mejores autores y con el fondo
de un acompañamiento verdaderamente típico?
Esa película que yo quiero que imaginen ustedes sería un inmediato afianzamiento
de la industria Argentina y le reportaría a Gardel mas de los 10.000
dólares que se le pagaron por “Cuesta Abajo”. A veces me pregunto si Gardel
no será un espíritu egoísta. Porque si no, ¿cómo no exige que el cuadro que
lo acompaña sea espigado entre esas grandes posibilidades que son nuestros
actores? ¿Por qué no trata de llevarse a nuestros mejores compositores
y músicos? ¿Por qué él se considera un gran autor y no se da cuenta de que
sus tangos se imponen tan solo por sus interpretaciones maravillosas? Es
que para Carlos Gardel, en mérito de sus triunfos, la crítica se vuelve muy
mesurada y no le dice las cosas por su nombre, aunque sea doloroso. Por eso
el se va afianzando cada vez más en sus errores y ya ha llegado a un punto en
que todo le parece permitido.
Esto mismo tienden a demostrárselo sus colegas, los cantores. La mayoría de
ellos vive desesperadamente por imitarle el gusto, la voz, los gestos y hasta
el mismo repertorio. La mayoría de los cantores abdican de su personalidad,
aplastados, vencidos, por el prestigio del insuperable zorzal. Cantan lo que él
canta. Gustan de lo que él gusta. Sienten lo que él siente. Modulan como él
modula. En fin, se han convertido en una colonia que Gardel maneja desde
lejos con la eficacia de su arte. Si Carlitos fuera tan vanidoso como D’Anunzio,
por ejemplo, podría hablar de sus esclavos porteños sin decir una mentira. Un
caso que demuestra como están equivocados los cantores que así proceden,
es Ignacio Corsini. Ignacio, que tiene una gran admiración por Gardel y con
el que se haya unido por estrechos vínculos de amistad y compañerismo,
se defendió siempre de esa amenaza con clara inteligencia. Nunca trató de
parecérsele, ni se dejó impresionar por el triunfo de su fraternal rival. Y seguro
de sus condiciones tomo por otra huella. Por eso se salvó.
Discepolín.
Sobre el mármol helado, migas de medialuna
y una mujer absurda que come en un rincón.
Tu musa está sangrando y ella se desayuna,
el alba no perdona ni tiene corazón.
Al fin, ¿quién es culpable de la vida grotesca
y del alma manchada con sangre de carmín?
Mejor es que salgamos antes de que amanezca,
antes de que lloremos, ¡viejo Discepolín!...
Conozco de tu largo aburrimiento
y comprendo lo que cuesta ser feliz,
y al son de cada tango te presiento
con tu talento enorme y tu nariz;
con tu lágrima amarga y escondida,
con tu careta pálida de clown,
y con esa sonrisa entristecida
que florece en verso y en canción.
La gente se te arrima con su montón de penas
y tú las acaricias casi con un temblor.
Te duele como propia la cicatriz ajena:
aquél no tuvo suerte y ésta no tuvo amor.
La pista se ha poblado al ruido de la orquesta
se abrazan bajo el foco muñecos de aserrín...
¿No ves que están bailando? ¿No ves que están de fiesta?
Vamos, que todo duele, viejo Discepolín...
La destrucción de Santiago del Estero.
...Cuando llegó a Santiago del Estero la primera expedición libertadora, aquella
del General Ocampo, enviada por la mano férrea de Mariano Moreno, Dorrego,
entonces un imberbe oficial porteño, fue encargado de formar con la paisanada
santiagueña un escuadrón. La leva fue fácil y aquel pueblo de campesinos
pacíficos contribuyó a la libertad de la patria con la carne anónima y fuerte de
sus hijos, y contribuyó con tal eficacia, utilizando a esos hombres robustecidos
en el trabajo por una existencia de sobriedad y de labor, que fresca está sobre
la historia de la patria la fama de aquellos soldados, valiente en el combate,
fuertes ante la muerte, infatigables en las marchas, jinetes diestros en las
caballerías e inteligentes en el aprendizaje de la ciencia de la guerra; y frente
a ese magnífico recuerdo tengo que presentar ante ustedes la realidad de
estas horas.
En la incorporación de la última conscripción fue necesario hacer cuatro
llamados complementarios para poder integrar las plazas, pues en el primero
y obligatorio fue rechazado el noventa por ciento de los muchachos de viente
años de la provincia de Santiago del Estero que, después de cuarenta años de
progreso, tiene hijos que no sirven, no ya como sus abuelos, para la guerra,
sino que son inútiles para la misma parodia de la guerra.
El sistema de explotación del bosque santiagueño destruyó en cuarenta años
la mejor vida de su pueblo. Todo se transformó. Desde los gustos hasta la
moral. Desde la reciedumbre física hasta las costumbres.
Señalaré algunos fenómenos irrebatibles:
1) El paisano santiagueño, de espíritu sedentario, fue convertido en nómade,
por la costumbre de ir detrás del trabajo.
2) Fue arrancado de sus labores habituales (agricultura, ganadería e industria
menor) para ser enganchado al obraje con el cebo de un fuerte sueldo,
destruyéndose en su alma toda tentativa de progreso personal.
3) Fue alejado de sus centros naturales junto con la familia, privando con ello
a los hijos de la educación, pues en los obrajes, muchos de los cuales han
llegado a tener centenares de niños, nunca hubo preocupación de establecer
escuelas.
4) Se lo llevó a vivir en pésimas condiciones de higiene, en ranchos transitorios,
y a lugares donde la falta de buenas aguas obligaba a beber aguas
inconcebibles, cuando no aguas abombadas por el estacionamiento en los
tanques, y mantenerse con una alimentación antinatural, nefasta en especial
para los niños y las mujeres.
5) Se le estableció la ruda tarea del hacha, no por jornadas de horas normales,
sino por tarea o rendimiento, lo que combinado con las exigencias de
la proveeduría, los obligaba a la realización de labores superiores a las que
racionalmente puede aguantar cualquier hombre.
6) Se le estableció la obligación de consumir en la proveeduría del obraje,
especie de monopolio tiránico que los hacía comprar con un 200% de recargo.
Aún hoy he visto en Santiago cobrar un peso y veinte por un par de malas
alpargatas que no valen más de cuarenta centavos.
7) Se hacía el enganche de peones en los centros más poblados, teniendo
como socios frecuentes a los comisarios, y se compraban los brazos con el
adelante de cantidades casi fabulosas para esa gente y que eran absorbidas
en pocas horas por el prostíbulo y el despacho de pésimas bebidas,
establecimiento que nacieron sólo para vivir a costa de esos adelantos. Desde
entonces, nace en la peonada santiagueña el espíritu del juego y despilfarro.
La plata hay que gastarla adelantada, si total la pagan adelantada. Hay que
comprar con ella el alcoholismo, la venérea, la sífilis, que también son manifesticiones
del progreso. Un humorista con fondo de tragedia podría llegar a
estas conclusiones. Porque no es sino una humorada el hecho de que bajo el
amparo del progreso, Santiago del Estero haya logrado embrutecer la mente
de su pueblo, destruir los resortes morales de su espíritu, gastar la fortaleza
de su carne.
Hoy esa región tiene que desandar cuarenta años de civilización. Rehacer su
agricultura. Crear su ganadería. Volver al cauce de las zonas fértiles. Armar
la conciencia del trabjao en su hombre. Vencer los intereses creados de los
pueblos fabricados en zonas antinaturales. Y acostumbrar a la población del
campo a comer, a educarse y a luchar contra el raquitismo, la tuberculosis, el
tracoma, y la venéreas. Y a destruir la fama de haraganería que le hicieron lo
que se enriquecieron con su trabajo.
Una noche, en una de esas magníficas noche santiagueñas, con sus cielos
hondos y oscuros, tachonados de estrellas altas, presencié una fiesta típica
entre el paisanaje. Cuando el alcohol había despertado la angustia que se
acuna en el alma del actual pueblo santiagueño, un grupo de ellos, alrededor
de una guitarra, entonó una vidala. Una vidala cuya música triste se apretó en
mi corazón como una garra y cuya letra repetía estas desoladas palabras: “Pobre
de nosotros, qué vamos a hacer”. Esta es la canción de un pueblo olvidado
por la ciudad y aplastado por el progreso. De un hombre que no es dueño de
la tierra que pisa, corrido por el código del refrescado Vélez Sársfield cuya
estatua abollaremos algún día. De un hombre que no es dueño de su trabajo
a pesar de la letra de su Constitución. De un hombre que no es dueño de su
salud. Que no es dueño de sus hijos. Que no es dueño de su conciencia y que
ante la realidad implacable que nada le deja, no encuentra más alivio que cantar
en el dolor de una vidala ese grito apretado que debiera sonar en nuestro
oído como desolada protesta: “pobre de nosotros, qué vamos a hacer”...
¡Dale dale!
En las copas que enturbia la vida
consejos amargos tu labio bebió,
y en el teatro de todos los días
payaso de sombra tu mueca pintó.
Tras el turbio color de tus ojos
se crispan rencores de amor y fracaso,
y el destino que empuja tus pasos
te borra las sendas del bien y del mal.
¡Dale! ¡dale! ¡dale!
¡en tu afán sin ton ni son!
¡Que en el vaivén de los males
se engañará tu rencor!
Rencor de pruebas fatales
que aguantó tu corazón.
¡Dale! ¡dale! ¡dale!
¡en tu afán sin ton ni son!
Te descubro detrás de cien caras,
tu drama no es tuyo, ni es nuevo tu rol.
Sos la vieja macchietta lograda
con muchos fracasos de ensueños y amor.
Sos el viejo muñeco con alma
que cruza las horas sin sol y sin suerte
y que espera la paz de la muerte
buscando el alivio sin luz de un rincón.
Monedas de poeta.
Quise ahorcarme en la trenza de tu cigarro rubio
cuando desde tus labios cargados de secretos
recordé la cortada por donde iba mi infancia
destrozando la suela de mis zapatos nuevos.
Yo no soy el ideal de tu sabiduría,
mitad galán de cine y mitad pugilista;
soy un poeta moderno que ambula por las calles
evocando sus sueños disconformistas.
Sin embargo te quiero, porque sé que en tu vida
hace falta un muchacho que te cante pavadas,
y que ponga perfume de poeta en la nafta
de tu coche lujoso, de tu coche sin alma;
Un muchacho humilde, sentimental y bueno
que justifique el brillo vano de tus monedas,
comprándote con ellas montones de paisajes,
montones de paisajes y un anillo de piedra.
Que te lleve por todas las calles apartadas,
que te cante tragedias de novios y de celos,
y que al pasar contigo debajo de los árboles
aproveche la sombra para robarte un beso.
Un muchacho que un día, de tonto o de loco,
cuando menos lo pienses salga de tu existencia,
dejándote en un sobre, encima de la mesa,
unas cuantas mentiras... monedas de poeta.
El drama del Chaco algodonero.
...Hay un drama que no es el del colono, pero que por supuesto debe interesarnos
tanto o más que el de él. Y es el drama del jornalero. De ese peón
sin destino y sin nombre, y por supuesto sin fortuna, a quién apela el colono
cuando tiene que efectuar tareas para las que no dan abasto sus brazos, los
de su mujer y sus hijos. A él le corresponden las tareas duras y las menos
pagas. Claro que no arriesga más que su salud y la salud no está computada
como capital...
Ese peón tiene que limpiar por quince centavos, dentro del cómputo anterior,
un surco de cien metros. Armado de una corta azada que le encorva la espina
dorsal. Cuando ha limpiado veinte surcos, vale decir, dos kilómetros o veinte
cuadras en línea recta, ha ganado tres pesos. También tiene que hacer la
juntada y computándole cincuenta y cinco centavos los cien kilos.
Yo no estoy muy seguro sobre las cualidades sentimentales del colono, pero
aseguro que aunque las tuviera de sobra, no podría pagarle más de lo que le
paga dentro de las cotizaciones del algodón. Pero, evidentemente, tenga quién
tenga la culpa, es necesario contemplar la iniquidad de ese hombre o de esa
mujer o de ese niño, trabajando en forma bestial por una exigua paga.
Pero volvamos al nudo de la cuestión. Ahora bien, se dirá: ¿quién tiene la culpa
si las cotizaciones de algodón son inferiores? Que no se siembre más. Que se
dediquen los colonos a otra cosa. Que busquen oro, que tiene mejor precio.
O que consigan un puesto público. Ah, pero se desconoce una cosa muy
interesante y es el modus operandi de quienes se enriquecen con el algodón.
Porque allí está la paradoja. Hay quienes se enriquecen con el algodón. No
todo es tragedia en la evolución comercial del blando textil. Hay quienes
también se alegran con él. Por ejemplo Bunge & Born, Dreyfus y Anderson-
Clayton, ellos también froman parte de la cadena productora, pero tienen
suerte. Nunca pierden. Si desciende la cotización, ellos la hacen descender un
poco más en su pizarras puebleras. Si sube, también hay que confesarlo, las
suben un poquitito. Pero perder, compartir las contingencias de la producción,
eso nunca. Antes morir o matar, que es lo que hacen comúnmente.
Es que ellos han hecho las cosas con habilidad. En primer término se han ocupado
de crear una mentalidad en las clases gobernantes y hasta no solamente
en nosotros, los neutrales, sino en las propias víctimas. La mentalidad que nos
lleva a sostener que hay una cosa intocable en los distintos eslabones de la
economía. El gran capital. Ese nunca debe perder. Más, siempre debe ganar.
Saliendo del asunto para entender la cuestión, voy a hacer un ejemplo. Todos
los días, en materia de ferrocarriles, nos encontramos con el que nos dice,
cuando hablamos de la explotación ferroviaria: no amigo, fíjese en los telegramas
de La Nación. Hay uno que dice que los accionistas del Ferrocarril Sud
recibieron nada más que el tres por ciento como dividendon de sus acciones.
Y ese alguien, a lo mejor, es un dirigente del país que toma como valedero
ese argumento. Y sin tomar en cuenta la mistificación financiera que sufrieron
los intereses hasta llegar a ese tres por ciento. Sin considerar que el capital
financiero del mundo entero está muy por abajo de los intereses comunes
en nuestro medio, se olvidan, al hacer valedero el argumento, que todos los
productores argentinos, que se sirven de ese ferrocarril, no solamente no
recibieron el tres por ciento de su labor, sino que perdieron plata, como vulgarmente
se dice. Y hasta el pueblo se traga ese argumento y con él atenúa la
iniquidad de la explotación. Por eso es necesario crear la mentalidad opuesta y
nacionalista, que frente a esa lamentación diga sencillamente: ¡que se vayan a
la puta que los parió esos accionistas!...
Otra faz interesante del arraigo de esas firmas en el Chaco es la forma en
que se efectuó la colonización. Todos recordamos como, hace más de veinte
años, se formalizó una intensa propaganda sobre la colonización en las tierras
del Chaco. El gobierno, por conducto de su ministerio de Agricultura, dividió
grande zonas fiscales en colonias de cincuenta y cien hectáreas y las puso
a disposición de quienes quisieran habitarlas. Claro que se preferían extranjeros.
Se les daban pasajes gratis, se les entregaban ciertos créditos para las
primeras labores y se los ayudaba en forma evidente. Pero siempre fueron
extranjeros. Y recalco esto, porque resalta una paradoja digna de análisis. Las
mismas oligarquías que hicieron una política despectiva para con el criollo
y arraigaron sin ton ni son a cualquier corriente inmigratoria, fomentándolas
onerosamente, son las que ahora, en cuanto esos extranjeros levantan el
gallo, los expulsan del país en nombre de la argentinidad. Nosotros, que no
somos tan extranjeristas como ellos, y que a pesas de nuestra ascendencia
tenemos un amor recalcitrante por el pobre criollo, y más por ese pobre del
norte, somos más respetuosos con ese extranjero al que no amamos con
una propaganda californiana. Y en cambio ellos, que abrieron los puertos a
las falsas corrientes inmigratorias, son ahora de una severidad sorprendente.
Por ejemplo, en el Chaco, los pobres extranjeros que se metieron a locos y se
dispusieron a defender su trabajo, ya están en plena Ley de Residencia.
Volvamos. Cuando se hizo este reparto pareció que lo guiaba un gran propósito.
El tiempo nos está haciendo abrir los ojos...
Los acopiadores necesitaban que el colono fuese dueño en derecho de la
tierra. ¿Para qué? Para una cosa muy sencilla. Para que el colono se enlazara
definitivamente a ése, su actual instrumento de tortura. Que invirtiera sus ganancias
de entonces en mejorarlo. En edificar. En alambrar. En desmontarlo íntegramente.
Y que acentuara el espejismo que lo llevó a ese medio. Y además
que tuviera ya adherido, una garantía real. Entonces ya podían conceder
dinero adelantado, en las horas malas que después llegaron, sobre la hipoteca
de la propiedad. La firma Anderson-Clayton no efectúa hoy préstamos si no es
sobre esa base. No le interesa ninguna otra garantía.
Uno de los gerentes de esa firma me hizo una linda declaración. Les advertía
yo que era un error para ellos ese género de préstamos, porque en una hora
de debacle, si tenían que realizar esas hipotecas, se verían con mucha tierra
invendible en las manos. Y me dijo: “No, nosotros no pensamos tomar las
tierras. Con esa operación tomamos al colono, que es lo que nos interesa.”
Es claro. Ese colono, atado a la deuda, sigue produciendo para Anderson y
Clayton. Ellos ya tienen la experiencia de Norteamérica, de donde vienen. Y
de Brasil, adonde fueron antes de llegar al Chaco. Y así le seguirá prestando,
cuando el colono no pueda más. Y éste seguirá luchando y descansará sus
fatigas sobre el título de propiedad que le firmó el presidente Alvear, que era
un presidente que firmaba todo. Y entonces, cada acopiador por su lado tendrá
su colonia de esclavos propietarios. Y hasta se habran atenuado los riesgos de
la competencia local entre las grandes firmas...
Pero todo el mal radica en nuestra poca conciencia argentina. Esa cultura del
algodón se hizo sin la vigilancia de los gobiernos. Una vez que éstos entregaron
la tierra y llamaron a los brazos, cosa que no podían hacer otros ni
convenía tampoco a ellos, por supuesto, lo demás se dejó librado a la buena
de Dios o a la mala del diablo, mejor diciendo. Y alrededor de las zonas de
producción se instalaron las desmotadoras. Llenas de franquicias. Con tierras
regaladas. Con inauguraciones emocionantes. Con olas de optimismo alocado.
Con champagne. Con discursos de los intendentes y de las sociedades
de fomento. Como si inaugurara una escuela o un busto de San Martín. Y a
los gobernantes no se les ocurrió instalar la desmotadora oficial, base de un
futuro control de la comercialización del producto. Ni a los partidos se les
ocurrió fomentar el cooperativismo. O auspiciar sociedades populares de
pequeño capital. Todos con crédito del Banco de la Nación. Con esos mismos
créditos con que las levantaron las grandes firmas, cuyo mejor capital figura
en los libros de débito de nuestro banco argentino.
Con posteridad a la preparación de este trabajo han aparecido sobre el mismo
tema unos artícuos de Ernesto Giúdica comentando en las páginas de Crítica
los pormenores de la cuestión. Su trabajo es meritorio y lo recomiendo a
quienes quieran conocer el problema chaqueño del algodón. Y, como siempre,
Giúdica se ha colocado en esta cuestión por arriba de sus compañeros de
causa ya que po lo menos ha tratado de adentrarse en la realidad argentina,
visitando en persona la desconocida zona del Chaco. Pero debo hacerle una
objeción junto con el elogio, y es la de que orientado por su ideología, ha dado
más importancia a las derivaciones internacionales de las luchas imperialitas
para lo cual ha historiado con mucho acierto el desenvolvimiento de Anderson
y Clayton, la firma americana, olvidándose de enfocar el problema argentino
en sí, con todas su derivaciones, señalando las garras que imprimen al colono
y que por vía indirecta fomentan un sistema de espoliación con respecto al
jornalero. Y orientado en el asunto de la lucha que hoy se realiza por los mentores
del movimiento, que es un movimiento de defensa exclusiva del colono
o pequeño propietario, ha dejado sin enfocar, por lo menos hasta ahora, el
problema social del jornalero que es tan o más afligente que ese otro, ya que
a más de formar el gran número de la población trabajadoras de los Chaco
nacional y santiagueño, está totalmente desamparada en sus dolencias. El
movimiento de reivindación del algodonero chaqueño no puede plantearse
como una defensa exclusiva del colono, ya que detrás de él se encuentra el
problema del jornalero. Y este movimiento es como todos los movimiento
reinvindicatorios. Es menester escarbarlo para descubrirle su fondo egoísta y y
completarlo.
Nuestra posición argentina no se conforma con sacar a flote las aspiraciones
del colono. Debe ir a completar con criterio social el sentido reivindicatorio
de la lucha para evitar la calamidad que aflige al más humilde hijo del norte
argentino. Nadie sabe, ni supone lo que allí pasa. Y pasa sordamente, porque
el pobre criollo se ha acostumbrado a no protestar ante la injusticia. Hace
unos meses, desde esta misma tribuna señalé las consecuencias de destrucción
física que había reportado al paisano del norte el sistema inicuo de
explotación maderera. La destrucción que ese sistema había acarreado a toda
la población y el estado calamitoso en que se encontraba en materia cultural,
moral y física. Estas mismas observaciones hay que formularlas al referirnos
a la explotación algodonera. Aseguro que es una cosa terrible todo el proceso
de esa industria agrícola. Y que la parte más pesada la sobrelleva el ente
anónimo del paisanaje.
[...]
La última resolución de los elementos dirigentes del movimiento de los
colonos en Resistencia fue dirigirse en procura de ampara al presidente de la
cámara de Diputados de la Nación, don Carlos Noel, para que el Congreso se
ocupara del problema. Este petitorio se hace más bien al representante radical
que al presidente de la Cámara. Idéntica gestión cumplieron ante el presidente
del Partido Radical, don Marcelo de Alvear. Mucho me temo que por este
camino se lleguen a extraviar los peticionantes. Y no ya porque se enfoque
el asunto en forma distinta a la que propugno, es decir, olvidando tanto al
jornalero como al interés permanente de esta cuestión, sino porque aún en la
lucha singular de colonos contra monopolistas, no sabemos bien lo que piensa
el Partido.
Por lo pronto, para esconder malas prevenciones, yo estoy en posesión de un
hecho. El abogado de Anderson y Clayton en Santiago del Estero es el secretario
del Comité de la Unión Cívica Radical, el doctor Pericás. Y el diputado que
representa al radicalismo de esa provincia, y que por conocer el tema debió
haber dicho estas palabras en la Cámara a que pertenece, no solamente no ha
traído de su cuenta la cuestión, sino que llamó a silencio cuando un diputado
por la Capital Federal, el socialistaDemetrio Buira, presentara un proyecto de
interpelación.
Ya es hora de que estos vivillos de nuestro Partido se dejen de agachadas. Ya
sé lo que contestan cuando se les plantean cuestiones aclaratorias: “estamos
trabajando para engañar a todos los factores reaccionarios, y después, de
arriba, tomaremos las medidas. Dejen que lleguemos. Después verán. Ahora,
para llegar, tenemos que hacer farsa. Silenciar nuestras intenciones. Anular al
Ejército, a la Iglesia, a los imperialismos. A los socialistas. A los comunistas. A
los demócratas.” ¡Pero! Ya nos palpitamos el final. Estos van a engañar a todos.
Y después habrá que seguir engañando para que no venga la guerra civil.
Y después, para mantenerse en el Gobierno. Y todos los engaños se harán a
expensas de la soberanía argentina y del hambre del pueblo.
Porque en política limpia y revolucionaria no hay que entrar por la táctica del
engaño. Se convierte en un sistema permanente. Hay que ser leal hasta con
las esperanzas.
En otra materia ya vemos los resultados que dan las tácticas del engaño. Ya
conocemos el procedimiento del Partido. Para elo, y alejándome del tema
central, estudiemos por ejemplo el asunto del Frente Popular. Ese frente que
existe y que no existe, y del cual sólo quedará el sistema de acomodarse
con otras fuerzas para cumplir designios de éxito material. Nosotros somos
antifrentistas, porque consecuentes con el pensamiento de Irigoyen, soñamos
al radicalismo no como un partido más, o como un sector de frente, sino como
un levantamiento total de la conciencia argentina, que es una e indivisible.
Pero aún admitiéndoles ese criterio francés del planteo político que hace
nuestro inesperado León Blum radical, lo acusamos de deslealtad para con
ese mismo frente.
Porque después de animarse a romper la intransigencia del Partido presentando
nuestra bandera en mezcla ante las masas populares, después de
haber logrado la primer pitanza, la presidencia de la Cámara, colaborando con
los entregadores de ayer, cuando el alma conservadora de nuestros propios
dirigentes sintió la vergüenza de la acusación que le hacían las derechas
de haberse comunizado, están por renegar del frente. Y ese joven Frondizi,
especialista en tribunas confusas, cuando le plantearon el asunto del Frente
en el cómite de la Capital, se negó a responder y negó la existencia del Frente
en términos tangenciales. Y el Dr. Guido, en Bahía Blanca, acribilló con las
mismas balas oratorias al comunismo y al fascismo y presentó a la Unión
Cívica Radical dispuesta a luchar a la par de todos los centros, incluyendo en
él al actual gobierno, si sonaba una hora de definiciones extremistas. Y Carlos
J. Rodríguez presentó un proyecto velando por la intransigencia radical en un
cómite nacional que, con su apoyo, la quebrantó en mil oportunidades. Pero,
esto forma parte de la táctica del engaño. Del “esperen que lleguemos”. Y sin
ser muy perpicaz, ya le vamos viendo la punta a la táctica.
Voy a hacer una comparación: esas viejas celestinas de los suburbios, que
lograr prohijar a una muchacha linda, cuando ven alborear en ella los signos
de la mujer, siguen la misma táctica. Al principio la largan con el que
la muchacha prefiere. Con el galán joven y enamorado. Después, cumplida
la tarea principal, se la pasan al hombre feo que tiene la plata. Eso se está
haciendo con la virginidad de la intransigencia. Entregarla a los escarceos
sentimentales del galán del Frente Popular, y en este campo simbólico a lo
mejor hasta cumple con la tarea el doctor Alfredo Palacios. Después, cuando la
niña terrible está acostumbrada, irá al lecho frío del general Justo, que en este
caso es el que tiene la moneda.
Por eso decía que hay que reaccionar frente a la táctica del engaño. Si no, los
que la crean ingenuamente serán mañana los primeros engañados. Y a este
país ya le han hecho muchas veces este trabajo para que lo aceptemos sin
darnos cuenta.
Sur.
San Juan y Boedo antigua, y todo el cielo,
Pompeya y más allá la inundación.
Tu melena de novia en el recuerdo
y tu nombre florando en el adiós.
La esquina del herrero, barro y pampa,
tu casa, tu vereda y el zanjón,
y un perfume de yuyos y de alfalfa
que me llena de nuevo el corazón.
Sur,
paredón y después...
sur,
una luz de almacén.
Ya nunca me verás como me vieras,
recostado en la vidriera
y esperándote.
Ya nunca alumbraré con las estrellas
nuestra marcha sin querellas
por las noches de Pompeya.
Las calles y las lunas suburbanas,
y mi amor y tu ventana
todo ha muerto, ya lo sé.
San Juan y Boedo antiguo, cielo perdido,
Pompeya y al llegar al terraplén,
tus veinte años temblando de cariño
bajo el beso que entonces te robé.
Nostalgias de las cosas que han pasado,
arena que la vida se llevó
pesadumbre de barrios que han cambiado
y amargura del sueño que murió.
Música “folklórica”.
El folklore argentino es un tesoro desparramado por los campos, despreciado
por las clases cultas del litoral, pero acunado con amoroso acento por las
gentes humildes de la campaña.
Mientras Buenos Aires, abriendo cada día más su puerta a la entrada del alma
ajena, desoía las voces de la tierra, mientras la pericia de la ciencia oficial
creaba un gusto extranjero y arbitrario, mientras los puertos recogían las
voces confusas que llegaban de ultramar, pocos eran los espíritus que en lo
musical, pegaban el oído a la tierra con reconcentrada actitud de rastreadores.
La música de la ciudad estaba trazada sobre el pentagrama oscuro de las
pasiones humanas. En cambio, la música de nuestro campo estaba conformada
sobre la naturaleza. Con excepción de la vidala, canción cuya universalidad
habrá de consumarse un día, todas las expresiones musicales del
folklore norteño trasuntan las formas del paisaje y animan sus movimientos
en la fuerza de la naturaleza. La música del campo es objetiva, la de la ciudad
subjetiva.
En la ciudad, los bandoneones lloran a cuenta de la pena del hombre. En el
campo, las arpas y violines rústicos hablan con la voz del viento, trinan con los
pájaros y mueven sus ritmos con el rudo compás de las bestias en galope o
con la hamacada euritmia de los pastos castigados en el vaivén de los vientos.
El santiagueño ama en primera instancia a su tierra, tiene una patria chica
para ubicar su corazón. Conoce su cielo, abierto y celeste durante el día
cuando apenas lo transitan el sol y las majaditas de nubes blancas, oscuro
y profundo en la noche, cuando los tachonan los tucu-tucu inmóviles de las
estrellas.
Conoce sus ríos madres que traen el pan en las entrañas, conoce sus montes,
intrincados, misteriosos, aguerridos, conoce la tremenda ansiedad de sus sequías,
ejemplo bíblico que le afirma la sobriedad y conoce el terror de sus tormentas
calientes, cuando bravan los huracanes del sur y del norte cargando,
sobre los lomos enfurecidos, nubes negras que desparraman la bendición del
agua. Por eso la voz del folclore santiagueño tiene la sinceridad del testimonio
cultivado en largo trance de amor.
Buenos Aires vive sorda a la belleza que destila este polo mediterráneo en la
silenciosa colmena de su vida espiritual. La gran ciudad del Plata, enceguecida
de orgullo por las caricias de la gloria material, no sabe que lejos de ella,
hay argentinos que aparentan las majadas de la leyenda.
Las canciones de la tierra volverán a nutrirnos de savia auténtica y en la voz
de las vidalas reconoceremos el arrullo de la urpila, despenadora impenitente
de las tardes, cuando se abren en colores pálidos las flores del cardón y
reconoceremos en cada danza, en cada ritmo, un pedacito del paisaje agrestre
donde ponen adornos los algarrobos, donde adelantan cuchillos de espinas los
vinales, donde corren y revientan los ríos para secarse luego, donde cantan las
hachas mordiendo las carnes duras del quebracho, donde pastan las majadas,
donde se clavan las puntas del arado, donde galopan los caballitos criollos,
donde ladran perros inverosímiles, donde se sufre, se trabaja, se ama, se baila
y se canta.
Hombre.
¿Eres cientos de vidas, o una vida?
¿Una sola infinita y dolorida?
¿Eres dueño del mundo en que transitas
o el mundo es una gruta donde habitas?
¿Andas entre flores y el paisaje
sin poner el perfume y el celaje?
¿Creaste una deidad omnipotente
para que manejara tu presente
y tu pasado y lo que nunca ha sido,
lo muerto, lo vital, lo presentido?
Cruzas frente al espejo de tu espejo
y no eres el reflejo de un reflejo.
Manejas tardes y también mañanas
y ríos y amapolas y ventanas
y lágrimas y sombras y canciones
y juncos y fatigas y emociones
y guerra y paz y prados y ciudades
y juventud y ancianidad y edades
y libros y banderas y armonías
y das luna a la noche y sol al día.
Mides los mundos que tú hiciste, mundos
con teoremas exactos y profundos.
Trabajando en tu nada y en tu todo
pintas blanca la nieve y negro el lodo.
Prescribes lo moral y abres caminos
y ponderas valores y destinos.
Juzgas para esta vida y otra vida.
Ésta fugaz y la de allá dormida,
sobre un tiempo sin tiempo
—fuego o nube—
y dices que el mal rueda y el bien sube.
Corres como un gigante desolado
con fuerzas que tú mismo has convocado
y de pronto, cortando tu carrera,
te blasfemas, te lloras, te veneras,
te conviertes en cientos de millones
que maldicen o rezan oraciones
y te cambias el rostro en cada suerte
y vuelves a la vida y a la muerte
con una vanidad empecinada
hecha de polvo, de ceniza y nada
y aguardas rosa de la mano amiga
y de la mano sin amor ortiga.
Pero sabes que todo está en tu sueño:
ortiga y rosa, soledad y leño.
Eres trágico así y eres culpable.
Si eterno, te defines deleznable.
Si santo, buscas torpes tentaciones.
Si valiente, te ensucias con pasiones.
Eres trágico así y eres absurdo
cuando te vistes con el gesto burdo
y abismas en fracaso abominable
el bien, de cuya norma eres culpable
y cuando hieres con tus propias manos
tu propio corazón en tus hermanos
y descargas la furia de tus brazos
sobre el propio dolor de tus pedazos
y destruyes los sueños de ti mismo,
lanzando lo que es tuyo hacia el abismo.
¿Cómo puedes herir a la criatura
que es una imitación de tu figura?
¿Cómo puedes gozar del cataclismo
si está hecho todo en carne de ti mismo?
¿Si el cielo, la perdiz y la cabaña
salieron desde el fondo de tu entraña?
¿Si la bestia que pace y los pastores
tienen tu amor y tienen tus dolores?
Hombre que todo lo soñaste un día,
no puedes solazarte en la agonía.
Y no puedes mentir que son mil vidas
ajenas a tus manos atrevidas.
Eres uno, el primero, el que hizo todo.
Blanca la nieve blanca y negro el lodo.
El que duerme en las hondas sepulturas
y despierta después en las criaturas.
El creador de sí mismo, el propio dueño.
El responsable de su enorme sueño.
Deja tu vanidad empecinada
hecha de polvo, de ceniza y nada,
y vuelve a ser el ángel legendario
que hizo la cruz y que labró el rosario.
No puedes ver morir con sorda calma
las cosas que pariste con el alma.
Nada menos que tú, que eres poeta
y fuiste tu factor y tu profeta.
Nada menos que tú, que de tan noble
trajiste hasta tu casa el pez y el roble.
Y que hiciste infinita la medida
para encoger tu imagen y tu vida.
Y que al solo fervor de tu mirada
dibujaste los cosmos en la nada.
Y que al solo temor de hacerte malo
nombraste un juez y le entregaste el palo.
¡Cómo puedes fraguar maldad y muerte
si hiciste a Dios para no ser tan fuerte!
APÉNDICE:
DOCUMENTOS DE F.O.R.J.A.
Declaración de Principios (29/6/1935)
SOMOS UNA ARGENTINA COLONIAL: QUEREMOS SER UNA ARGENTINA LIBRE.
La Asamblea Constituyente de la Fuerza de Orientación Radical de la Joven
Argentina, considerando:
1°) Que el proceso histórico Argentino en particular y Latino Americano en
general, revelan la existencia de una lucha del pueblo en procura de su Soberanía
Popular, para la realización de los fines emancipadores de la Revolución
Americana, contra las oligarquías como agentes de los imperialismos en su
penetración económica, política y cultural, que se oponen al total cumplimiento
de los destinos de América.
2°) Que la Unión Cívica Radical ha sido desde su origen la fuerza continuadora
de esa lucha por el imperio de la Soberanía Popular y la realización de sus
fines emancipadores.
3°) Que el actual recrudecimiento de los obstáculos opuestos al ejercicio de la
voluntad popular, corresponde a una mayor agudización de la realidad colonial,
económica y cultural del país.
Declara:
1°) Que la tarea de la nueva emancipación sólo puede realizarse por la acción
de los pueblos.
2°) Que corresponde a la Unión Cívica Radical ser el instrumento de esa
tarea, consumando hasta su totalidad la obra truncada por la desaparición de
Hipólito Yrigoyen.
3°) Que para ello es necesario en el orden interno del Partido dotarlo de un
estatuto que estableciendo el voto directo del afiliado auténtico y cotizante,
asegure la soberanía del pueblo radical, y en el orden externo, precisar las
causas y los causantes del enfeudamiento argentino al privilegio de los monopolios
extranjeros , proponer las soluciones reivindicadoras y adoptar una
táctica y los métodos de lucha adecuados a la naturaleza de los obstáculos
que se oponen a la realización de los destinos nacionales.
4°) Que es imprescindible luchar dentro del Partido, para que éste recobre la
línea de principismo e intransigencia que lo caracterizó desde sus orígenes,
única forma de cumplir incorruptiblemente los ideales que le dieron vida y
determinan su perduración histórica al servicio de la Nación Argentina.
Dentro de estos conceptos y tales fines, la Fuerza de Orientación Radical de
la Joven Argentina, FORJA, abre sus puertas a todos los radicales y particularmente
a los jóvenes que aspiran a intervenir en la construcción de la Argentina
grande y soñada por Hipólito Yrigoyen.
¡Por el Radicalismo a la soberanía popular!
¡Por la soberanía popular a la soberanía nacional!
¡Por la soberanía nacional a la emancipación del pueblo argentino!
---
Réplica al monumento de Canning (Diciembre 1937)
Jorge Canning escribía en 1824 : “La América Española es libre, y si nosotros
los ingleses manejamos nuestros negocios con habilidad, ella será inglesa”.
Bajo su inspiración e instrucciones, la diplomacia inglesa nos segregó la Banda
Oriental del Uruguay y el Alto Perú. Los financieros ingleses Baring Brothers
nos endeudaron sin arriesgar capitales. Los comercios ingleses se apoderaron
del manejo de la moneda, de la tierra y del comercio exterior.
Cien años después, la obra de dominación ha quedado completada y perfeccionada:
INGLESES son los medios de comunicación y transporte, INGLESAS
las empresas monopolizadoras del comercio exterior, INGLESAS en su mayor
parte las empresas de servicios públicos, INGLESAS las más grandes estancias
de la República, INGLESAS las mejores tierras de la Patagonia, INGLESAS
todas las grandes tiendas, INGLESAS todas las empresas que rinden dinero y
están protegidas por el gobierno argentino, INGLESAS son las voluntades que
manejan la moneda y el crédito desde el Banco Central, INGLESAS son las
directivas a que obedece nuestra política exterior e interior, INGLESAS ‘son’ las
Islas Malvinas y las Orcadas.
Los designios de Canning se han cumplido. Los negocios ingleses se han
conducido y se conducen con ‘habilidad’.
¡POR ESO CANNING TIENE UNA ESTATUA EN BUENOS AIRES!
CIUDADANO: Reflexione que tal esclavización de un pueblo -típica de toda
política imperialista, cualquiera sea su bandera- operada arteramente durante
un siglo por Gran Bretaña, sólo ha sido posible por la permanente y traidora
entrega del país, realizada por nuestra oligarquía.
En consecuencia, nuestra lucha de argentinos debe ser doble: contra el
enemigo extranjero que invade y contra el enemigo de dentro que entrega.
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Opinión Pública y Democracia (17/11/1941)
Proponemos un auténtico ideal democrático. El sometimiento de las fuerzas
de la finanza al interés colectivo. El Estado que queremos debe ser fuerte
para hacernos libres. No el Estado totalitario cuyo fin es ahogar al hombre
para realizarse, sino el Estado que ahoga la tiranía del dinero para realizar al
hombre, y así en el terreno de la formación de la opinión pública, la solución
democrática consistirá en sustituir la libertad de empresa periodística o radiotelefónica,
que es la libertad de los grupos plutocráticos para hacer su prensa
o su radio e impedir toda otra, por la libertad de prensa sólo lograble cuando
ella no tenga que depender de los intereses capitalistas.
Entre la libertad condicionada al interés de los privilegiados y la tiranía totalitaria
que se ofrece como contrafigura , está la libertad como única solución. Y
entre la dictadura de los plutócratas y la dictadura de los cabos y sargentos,
está como única solución democrática la soberanía del pueblo que necesita,
sí, libre manifestación de su voluntad, pero también libre formación de su
conciencia.
Solución ésta que requiere una Argentina liberada ya que, como dije antes, la
finanza es extranjera. El problema que en los países plutocráticos es un problema
puramente interno, entre nosotros está vinculado a la existencia de una
soberanía nacional auténtica. Necesitamos liberar a la Nación para liberarnos
dentro de ella.
---
Posición ante la revolución de junio (4/6/1943)
En presencia de los acontecimientos a que asiste el país, FORJA (Fuerza de
Orientación Radical de la Joven Argentina) considera imperioso puntualizar
ante el pueblo y ante las nuevas autoridades que rigen los destinos
nacionales, la naturaleza de su posición, traducida en las siguientes demandas:
1°) El derrocamiento del “régimen” constituye la primera etapa de toda
política de reconstrucción de la nacionalidad y de expresión auténtica de la
soberanía.
2°) La implantación de un sistema moral que rija el desenvolvimiento institucional
del país y fije la conducta de sus hombres y dirigentes, es principio esencial
en que debe asentarse toda posibilidad de creación nacional basada en
el genio propio de nuestro pueblo y sus anhelos de emancipación económica y
de justicia social.
3°) La imposición progresiva y armónica de un programa de emancipación
económica, política y cultural de un país, es demanda sustancial del pueblo
para la afirmación de su personalidad histórica y para la emancipación igualitaria
de la Nación Argentina en el libre juego de las relaciones internacionales.
En virtud de tales demandas, FORJA declara que contempla con sereidad no
exenta de esperanza la constitución de las nuevas autoridades nacionales,
en cuanto las mismas surgen de un movimiento que derroca al “régimen” y
han adquirido compromiso de reparar la disolución moral en que se debatía
nuestra política y de crear un sistema basado en normas éticas y en claros
principios de responsabilidad y soberanía.
FORJA considera esenciales a la reparación cardinal del país el cumplimiento
del doble compromiso así traducido y ratifica su demanda total de emancipación
nacional y de soberanía popular a cuyos dictados espera, no serán
indiferentes las personas que constituyen el gobierno revolucionario.
---
El 17 de Octubre (17/10/1945)
La Junta Nacional de FORJA, en presencia de la agitación oligárquica
promovida por las fuerzas de la reacción en connivencia con las izquierdas extranjerizantes
y de la inquietud reinante entre los trabajadores, ante el riesgo
de una restauración de los sistemas de opresión económica y de dominación
imperialista establecidos desde el 6 de septiembre de 1930 por la misma
confabulación de intereses e ideologías, declara:
1°) Que en el debate planteado en el seno de la opinión está perfectamente
deslindado el campo entre la oligarquía y el pueblo, cualquiera sean las banderas
momentáneas que se agiten y que en consecuencia y en cumplimiento
de su deber argentino y radical, expresa su decidido apoyo a las masas
trabajadoras que organizan la defensa de sus conquistas sociales.
2°) Que como se expresa en la declaración de principios de FORJA, sancionada
en el acto de su fundación el 29 de junio de 1935, en la lucha del pueblo
contra la oligarquía como agente de las dominaciones extranjeras,
corresponde a la Unión Cívica Radical asumir la dirección de la lucha.
3°) Que el Comité Nacional de facto que se atribuye la representación de la
UCR se ha pasado al campo de la oligarquía al desoir la opinión y las orientaciones
de las figuras representativas de radicalismo yrigoyenista.
4°) Que frente a la vacancia de la conducción partidaria, es deber de esos
hombres representativos asumirla para que ésta sea expresión clara del pensamiento
revolucionario de Yrigoyen en el que encuentran solución integral las
inquietudes actuales del pueblo argentino, sintetizadas en: Patria, Pan y Poder
al Pueblo.
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La disolución de FORJA (15/11/1945)
La Asamblea General de FORJA, considerando :
1°) La resolución de la misma, de fecha 17 de octubre de 1945, en solidaridad
con el movimiento popular de esa jornada y las siguientes.
2°) La identidad de la gran mayoría de sus miembros con el pensamiento y la
acción popular en marcha y su incorporación al mismo.
Declara:
1°) Que el pensamiento y las finalidades perseguidas al crearse FORJA están
cumplidas al definirse un movimiento popular en condiciones políticas y
sociales que son la expresión colectiva de una voluntad nacional de realización
cuya carencia de sostén político motivó la formación de FORJA ante su
abandono por el radicalismo.
Y resuelve:
La disolución de FORJA dejando en libertad de acción a sus afiliados.
Homero Manzi. Sur. Argentina. 1929-1951.
"Amar todo lo que nace del pueblo." Poemas, ensayos y canciones con
los pies en el barro y el corazón en las personas que pueblan con sus
historias estas tierras.
folletinesdelaterceraposicion.blogspot.com
facebook.com/folletinestercermundo
folletinestercermundo@gmail.com
El autor de estos textos es la sociedad en la que fueron concebidos.
Su comprensión se torna imposible sin un conocimiento cabal de las
circustancias políticas, culturales y económicas que los rodea(ba)n en el
momento de su publicación.
Enrique Santos Discépolo | |
---|---|
Enrique Santos Discépolo |
|
Datos generales | |
Nombre real | Enrique Santos Discépolo Deluchi |
Nacimiento | 27 de marzo de 1901 |
Origen | , Buenos Aires Argentina |
Muerte |
23 de diciembre de 1951(50 años) Buenos Aires, Argentina |
Ocupación | compositor, letrista,dramaturgo, cineasta |
Información artística | |
Otros nombres | Discepolín |
Género(s) | Tango |
Enrique Santos Discépolo Deluchi, conocido como Discepolín, fue compositor,músico, dramaturgo y cineasta argentino (27 de marzo de 1901 - 23 de diciembre de1951). Su hermano, Armando Discépolo, fue un destacado director teatral y dramaturgo.
Nació en el Barrio porteño de Balvanera el 27 de marzo de 1901 y falleció el 23 de diciembre de 1951 de un síncope al corazón.
Tras fallecer sus padres, su hermano Armando, varios años mayor, se convirtió en su maestro, lo guió por el camino de la cultura y le descubrió la vocación por el teatro. Con él dio sus primeros pasos como actor en 1917. En 1918 escribió sus primeras obras de teatro: El señor cura, El hombre solo y Día feriado. En 1920 actuó en la obra Mateo, escrita por su hermano. Prosiguió escribiendo para el género teatral y al mismo tiempo, en 1925, compuso la música del tango “Bizcochito” y la letra y la música de “Que vachaché”.
En 1927 compuso el tango “Esta noche me emborracho”, popularizado por Azucena Maizani. Más tarde, entre 1928 y 1929, escribió “Chorra”, “Malevaje”, “Soy un arlequín” y “Yira-yira”, entre otros. Mientras tanto, continuaba actuando con éxito en los teatros de Montevideo y Buenos Aires.
Entre 1931 y 1934 escribió varias obras musicales, entre ellas, Wunderbar y Tres esperanzas. En 1935 viajó a Europa y a su regreso se vinculó al mundo del cine como actor, guionista y director. Simultáneamente escribió y compuso sus tangos más notables “Cambalache” (1935), “Desencanto” (1937), “Alma de bandoneón” (1935), “Uno” (con música de Mariano Mores, 1943) y “Canción desesperada” (1944).
En 1947, después de una gira por México y Cuba, compuso “Cafetín de Buenos Aires” (1948). Durante los siguientes años continuó produciendo películas, obras teatrales y tangos, algunos de los cuales fueron estrenados después de su muerte.
Finalmente, el 13 de abril 1951, estrena y protagoniza su última película como actor, dirigida por Manuel Romero, llamada "El hincha". En la que queda inmortalizada su frase célebre en la que describe lo que es un hincha de fútbol.
De ideología peronista, desde los estudios de la radio y con el sobrenombre de "mordisquito" combatió a los que consideraba carneros de la oligarquía o cipayo. Ello le provocó bastantes disgustos en la fase final de su vida.1
En 1917, debuta como actor, al lado de Roberto Casaux, un capo cómico de la época, y un año más tarde firmó junto a un amigo la pieza Los duendes, maltratada por la crítica. Luego levantó la puntería con El señor cura(adaptación de un cuento de Guy de Maupassant), Día Feriado, El hombre solo, Páselo cabo y, sobre todo, El organito, feroz pintura social bosquejada junto a su hermano, al promediar los años de 1920. Como actor, Discépolo evolucionó de comparsa a nombre de reparto, y se recordó con entusiasmo su trabajo en Mustafá, entre muchos otros estrenos.
Actor;
Director;
Guionista;