Papa Francisco

 

El Papa Francisco criticó la "dictadura económica" y pidió una reforma ética

"El dinero tiene que servir, no gobernar", enfatizó el Santo Padre que remarcó la que crisis económica trajo temor y desesperación a la gente

CIUDAD DEL VATICANO.-

 El Papa Francisco hizo hoy un fuerte pedido de reforma al mundo financiero, al condenar a una desalmada "dictadura de la economía" y decir que la crisis económica había empeorado la vida de millones de personas en los países ricos y pobres.

"El dinero tiene que servir, no gobernar", dijo Francisco a embajadores en el primer discurso importante sobre finanzas desde su elección en marzo, en el cual también instó a los estados a tomar un mayor control de sus economías y proteger a los más débiles.

"La crisis económica ha creado temor y desesperación, disminuyó el goce de la vida e incrementó la violencia y la pobreza, mientras más personas tienen problemas para subsistir y lo hacen en condiciones indignas", señaló el pontífice esta mañana en un vibrante discurso ante cuatro embajadores que presentaron sus cartas credenciales -de Kirguistán, Antigua y Barbuda, el Gran Ducado de Luxemburgo y Botswana- y ante los que, por primera vez desde que fue elegido el 13 de marzo, habló de las causas y consecuencias de la crisis financiera.

"Hay una necesidad de reforma financiera, junto con líneas éticas que produzcan una reforma económica para beneficiar a todos. Hemos creado nuevos ídolos. La antigua veneración del becerro de oro ha tomado una nueva y desalmada forma en el culto al dinero y la dictadura de la economía, que no tiene rostro y carece de una verdadera meta humana", completó Francisco.

La metáfora hace referencia al pasaje del Éxodo en la Biblia, cuando los judíos veneraban a un becerro de oro mientras Moisés estaba en la cima del Monte Sinaí recibiendo los Diez Mandamientos de mano de Dios.

Si bien el predecesor de Francisco -Benedicto XVI- también exigía cambios en los sistemas económicos, solía hacerlo en un lenguaje intelectual complejo. El actual Papa, en cambio, parecía estar expresando puntos de vista muy personales, forjados en su experiencia con los pobres en Latinoamérica.

Francisco, que ha dicho que quiere que los 1.200 miembros de la Iglesia Católica defiendan a los pobres y sean más austeros en sus propias vidas, pidió un mayor control estatal sobre las economías. "Mientras que el ingreso de una minoría está creciendo exponencialmente, el de la mayoría se está desplomando", dijo.

"Este desequilibrio es resultado de las ideologías que sostienen la absoluta autonomía de los mercados y la especulación financiera y, por lo tanto, niegan el derecho de control a los estados, que son los encargados de bregar por el bien común", explicó Francisco.

TIRANÍA DEL MERCADO

Al referirse a los mercados financieros, el Sumo Pontífice expresó: "Se ha establecido una nueva, invisible y, en ocasiones, virtual tiranía, una que unilateralmente e irremediablemente impone sus propias leyes y reglas".

En muchos casos, el valor de las personas es juzgado por su capacidad para consumir, agregó.

Los comentarios del Papa se suman a las crecientes expresiones de preocupación sobre un malestar económico global que ha dejado a millones de personas sin trabajo o con empleos inseguros de corto plazo.

Francisco, el ex cardenal argentino Jorge Bergoglio, dijo que su pontificado estará del lado de los pobres en las cuestiones sociales y económicas.

"El Papa ama a todos, ricos y pobres por igual, pero el Papa tiene el deber, en nombre de Cristo, de recordar a los ricos que ayuden a los pobres, que los respeten", indicó.

Francisco, que visitará una favela durante su viaje a Brasil en julio, instó "a aquellos en el poder a estar realmente al servicio del bien común de sus pueblos" y a los líderes financieros "a tener en cuenta la ética y la solidaridad".

Agencias Reuters y DPA.

16/05/13 - 10:42

El papa Francisco, duro contra "el culto al dinero"

Lo comparó con la adoración del becerro de oro de la antigüedad. Y advirtió sobre la corrupción y la evasión fiscal, que esconden "un rechazo de la ética".

El Papa Francisco lanzó un rotundo "no" a los "cristianos de salón, educados pero sin fervor apostólico", durante la misa en la casa de Santa Marta.

El pontífice argentino invitó a pedir al Espíritu Santo "la gracia de dar fastidio a las cosas que están demasiado tranquilas en la Iglesia, la gracia de seguir hacia adelante hacia las periferias existenciales".

VATICANO. CORRESPONSAL - 19/05/13

Ante 200 mil fieles de los movimientos católicos que lo aclamaban, el Papa argentino dijo que los líderes globales, en la crisis actual, “se preocupan por los bancos y no por las familias que se mueren de hambre”.

“La política se ocupa de finanzas y de bancos, no de los que tienen hambre.

No interesa si la gente no tiene nada ”, agregó Francisco frente a la más grande multitud reunida en el Vaticano en sus dos meses de pontificado.

La vigilia de la Pentecostés fue celebrada con gente llegada de todo el mundo, incluso muchos argentinos que hicieron flamear cientos de banderas celestes y blancas, en un encuentro que reunió a los principales movimientos de laicos católicos. Estaban los Focolares, Comunión y Liberación, Camino Neocatecumenal, la Comunidad de San Egidio, los Legionarios de Cristo y Emmanuel.

El encuentro de Pentecostés fue organizado por el dicasterio vaticano de la Nueva Evangelización, creado en 2010 por Benedicto XVI. El Papa habló a la multitud y prefirió improvisar saliéndose del texto previamente preparado. “Si caen las inversiones, los bancos, todos dicen que es una tragedia. Si las familias están mal, no tienen para comer, no importa …¡Esta es nuestra crisis!”, dijo el Papa.

“La Iglesia pobre para los pobres está en contra de esta mentalidad”, agregó haciendo explotar el entusiasmo de los miles de jóvenes que agitaban pañuelos y gritaban: “¡Francesco, Francesco!”, “¡Francisco, Francisco”!

La vigilia se realizó durante la tarde y concluyó al anochecer en un día amenazado por la lluvia pero que se transformó en una oportuna jornada de sol. Hoy Francisco celebrará la misa de Pentecostés ante los participantes del encuentro y, como ayer, la cita es en la explanada de San Pedro.

El Papa argentino apareció desde una de las puertas sobre la plaza parado a bordo de un jeep y recorrió los senderos abiertos entre la multitud. Con un carisma que crece y atrae como un imán a los fieles, Jorge Bergoglio saludó desde el “papamóvil” blanco y abierto, lo hizo detener para estar cerca de los discapacitados, besó los bebés y chicos que le acercaban sus custodios que caminan y trotan a su lado. Además dialogó continuamente con los fieles que le gritaban, le tiraban besos y lo saludaban con las manos en un clima de abierto entusiasmo. Como la gente era tanta, las vallas abrieron también el camino del Papa por la vía della Conciliazione, ya en territorio italiano (una ancha línea blanca en el suelo separa el Vaticano de la soberanía de Italia en el borde de la plaza de San Pedro), donde había otros miles de fieles.

El Papa avanzó lentamente varios cientos de metros, a la altura en que se encuentra, en un tercer piso, la residencia del embajador argentino Juan Pablo Cafiero.

El “papamóvil” volvió a doblar y siguió la fiesta del encuentro directo de Francisco con los fieles. La “vuelta olímpica” de Jorge Bergoglio, como la llaman, finalizó en la explanada y comenzó la ceremonia de la vigilia de Pentecostés, cuyo momento culminante fueron el discurso del pontífice y sus respuestas a cuatro o cinco preguntas que le hicieron los representantes de los movimientos católicos.

Francisco destacó que contra la mentalidad del mundo financiero que se muestra egoísta “debe ir la Iglesia”. Lo debe hacer “con su testimonio, porque sirven los testimonios y no los maestros”. A los movimientos que componen el vasto mosaico del mundo laico católico, les pidió: “Salgan, salgan, vayan a la periferia de la existencia”.

El discurso y las improvisaciones duraron 38 minutos, su más larga intervención en su papado. Cuando se sale hacia la gente “puede ocurrir algún incidente, pero prefiero una Iglesia accidentada antes que una Iglesia enferma, cerrada como una habitación a la que en un año entero no entra el aire”, comentó.

Condenó “una Iglesia encastrada en su inseguridad y en sus estructuras caducas, que hacen prisionero al mismo Cristo”. Y llamó a encontrarse “con los que no piensan como nosotros, los que no tienen nuestra fe”, sin que ello signifique “negociar nuestra pertenencia”, sino enaltecer la conciencia de que “todos tienen algo en común: son la imagen de Dios”.