DECLARACIONES EN ESPAÑA DE UNO DE LOS MAS FAMOSOS CANTANTES DE LA ISLA

Pablo Milanés, duro contra el trato de Cuba a los disidentes

Dijo además que los cubanos aún esperan los cambios que prometió Raúl Castro.

 
Por: madrid y s. compostela. ansa y efe

            Pablo Milanés

DAMAS DE BLANCO. EL GRUPO SE MOVILIZO ESTOS DIAS EN LA HABANA POR LA LIBERACION DE SUS FAMILIARES PRESOS.

 

El famoso cantautor cubano Pablo Milanés criticó, en declaraciones publicadas ayer en España, el modo en que trata el gobierno de su país a "los contestatarios"; fue duro en reclamar que "los cambios" prometidos por el presidente Raúl Castro "no se han cumplido", y sostuvo que no tiene miedo a represalias en su país por el tenor de sus críticas, que en realidad vienen desde hace mucho tiempo.

Milanés está de gira artística en el país europeo y ayer el diario La Voz de Galicia publicó una entrevista en la cual dijo que, "sin personalizar mi crítica" en Guillermo Fariñas (un disidente preso y en huelga de hambre en Cuba) "en general he criticado una actitud del gobierno hacia los contestatarios con la que no estoy de acuerdo".

Sobre su desilusión con los cambios prometidos cuando Raúl sucedió a Fidel Castro en la presidencia, señaló: "Los cambios, entre muchos otros, son esencialmente los que ha venido planteando Raúl Castro y que no se han cumplido. El pueblo espera y se pregunta en medio de una parálisis agónica cuándo llegarán".

Las críticas del autor de canciones famosas como "Años", "La vida no vale nada", entre muchas otras, vienen especialmente desde 2003, cuando -como recordó en el reportaje- se negó a firmar "una carta que justificaba el encarcelamiento de 75 intelectuales y tres fusilados por el intento de secuestro de una lancha".

En una gira anterior por España había dicho no confiar "ya en ningún dirigente cubano que tenga más de 75 años (Raúl Castro tiene 78 y Fidel, 83 -N. de la R.) pues todos, en mi criterio, pasaron sus momentos de gloria, que fueron muchos, pero que ya están listos para ser retirados. Hay que pasar el testigo a las nuevas generaciones para que hagan otro socialismo, este socialismo ya se estancó".

Ahora señaló que no suscribe ningún manifesto crítico al gobierno de Cuba porque "suscribo mi propio manifiesto. Con mis palabras digo más y no tengo que firmar nada hecho por otros".

Así se definió: "No soy un defensor de los derechos humanos solamente, ni de la libertad de expresión, ni del derecho a huelga, ni del restablecimientos de sindicatos -representados por los obreros y no por el Estado-, ni de la instalación del pequeño comercio, ni la libre salida del cubano de su país, etc. sino que soy un luchador por la perfección del socialismo que hemos proclamado durante 50 años".

El disidente Fariñas había dicho días atrás que temía por la seguridad de Milanés y su familia. El cantautor rechazó esos temores. "Nunca -dijo- he sentido una represalia contra mi persona y mucho menos contra mi familia, por lo que estoy seguro de volver a Cuba teniendo la misma disposición de criticar lo mal hecho y celebrar lo bien hecho". Y agregó : "Realmente se han dado casos en Cuba de que personas anónimas tengan mi actitud y no salgan bien paradas ante las autoridades, medias, intermedias y hasta superiores, quién sabe. Esto lo he denunciado en diversas entrevistas y es una de las razones por las que lucho".
 
Debate entre intelectuales
Artistas, políticos y periodistas locales (Argentina) se unieron a otros internacionales como el chileno Patricio Aylwin "en apoyo a los opositores al régimen castrista". Firmaron entre otros Graciela F. Meijide, Ricardo Gil Lavedra, Beatriz Sarlo, Santiago Kovadloff y Daniel Muchnik. Por su parte, otros intelectuales como Ana Esther Ceceña, Danny Glover y Atilio Borón cuestionaron en una carta, sobre todo al Parlamento Europeo, su foco "tergiversado" y pidieron equidad en el reclamo por la liberación de los "presos políticos de todo el mundo".

GENERACIÓN Y  (Yoani Sánchez, Cuba)

http://www.desdecuba.com/generaciony/

Caminar al borde y decir justo hasta el límite es práctica obligada para ciertos artistas críticos que aún radican en Cuba. De vez en cuando nos regalan una frase salpimentada de inconformidad que sale publicada en los periódicos extranjeros, aunque los nacionales no se hagan eco de ella. Con un pie fuera y el otro dentro de la Isla, debe ser difícil pasar de expresarse en voz alta a hacerlo en un murmullo. Las largas estadías en el extranjero se han convertido así en un catalizador de opiniones para algunos representantes de nuestra cultura. Evidentemente, la interacción con otras realidades-con sus logros y sus problemas-hace que las consignas triunfalistas suenen muy lejanas y la intolerancia del patio se torne insufrible.

La última entrevista de Pablo Milanés tiene, por un lado, la mesura que le evita quemar las naves del retorno y por otro la osadía de quien está muy preocupado con lo que ocurre en su país. Hay un riesgo enorme, sin dudas, en clasificar como “reaccionario de sus propias ideas” a quienes nos gobiernan y han censurado a tantos escritores, músicos y actores por decir muchísimo menos. El autor de Yolanda transita así por el filo de una hoja, sobre la que otros han terminado despedazados. Lo protege en ese empeño de sinceridad su renombre internacional y la simpatía que le profesa gente de todas partes y de múltiples generaciones. A un desconocido trovador de barrio se la harían pagar muy cara, pero a Pablo lo necesitan.

La emigración ha marcado demasiado el nivel artístico de nuestros escenarios. No sólo se han ido en masas mis colegas de la universidad y mis contemporáneos del barrio, sino que la cultura cubana tiene un porciento de sus representantes –que algunos cuantifican y califican como mayoritario– fuera de nuestras fronteras. Perder –ahora– esta voz potente sería reconocer que quienes compusieron el fondo musical que acompañaba la construcción de la utopía han dejado de creer en ella. Por eso no van a publicar en la web de ninguna institución oficial una diatriba agresiva y amenazante contra la franqueza del entrevistado. Tampoco le dejarán saber en el consulado de Madrid que ya no es bien recibido en su propia patria, ni lo acusarán de estar hablando con palabras del “Amo del Norte”. Ninguna de esas estrategias estigmatizadoras será desplegada contra Pablo, pero en los conciliábulos ministeriales y en los cerrados círculos del poder no le perdonarán haberse comportado como un hombre libre.

REPORTAJE COMPLETO a Pablo Milanés:

DOCE MÁS UNA | Entrevista en EL MUNDO a Pablo Milanés

'Quiero un cambio en Cuba cuanto antes'

1- ¿Pero cómo se atreve a tararear nuestras canciones, doña Yolanda?
- (Se ríe) Muchas marcaron un hito en mi vida y creo que en la de mucha gente. Es increíble que el resultado del amor de una pareja en cualquier parte del mundo sea una canción mía. No entiendo ese poder insólito. Es algo maravilloso. Me han llegado a enseñar niñas que se llaman Yolanda por la canción. Para mí, no hay nada mejor que ver reflejada una pena en una pretensión de poesía y melodía. Es una forma de morir cortándose las venas en la bañera.

2- ¿Qué canta el canto del suelo?
- A la gente que ha dado su vida por la paz, la Justicia o el amor. Y canta a lo que da la tierra de cada uno. El pobre todavía anda desamparado por el mundo. Busca la justicia, vota a las izquierdas, a las derechas, y no sabe dónde ponerse. En definitiva, vota a los políticos y en los políticos ya no se puede creer. Y eso revuelve las tripas de los pobres.

3- ¿Por qué usted habla más que su pueblo?
- Un poquito más, sí. A los pueblos hay que darles oportunidad de que hablen. Yo tengo el privilegio de tener más información que mi pueblo.

4- ¿De qué callada manera hablan los cubanos?
- Los cubanos hablan a través del choteo. El choteo nos salva de la amargura.

5- ¿Qué huelga merece Castro si Fariñas muere de hambre?
- Hay que condenar desde el punto de vista humano. Esas cosas no se hacen. Las ideas se discuten y se combaten, no se encarcelan.

6- ¿Qué han hecho los revolucionarios con la Revolución?
- Quedarse en el tiempo. Y la Historia debe avanzar con ideas y hombres nuevos. Se han convertido en reaccionarios de sus propias ideas. Por eso he dicho que hace falta otra revolución, porque tenemos manchitas. El sol enorme que nació en el 59 se ha ido llenando de manchas en la medida en que se va poniendo viejo.

7- ¿En qué siglo le tocarán a Cuba las próximas elecciones?
- No soy pitoniso, no tengo alma de profeta, pero quisiera que fuera cuanto antes. Más que elecciones, que en Cuba hubiera cambio, porque tampoco creo en las elecciones. Ése es un juego democrático entre comillas que también es una farsa.

8- ¿Qué clase de libertad es Miami?
- Es una libertad que buscan con toda honestidad los cubanos. A veces, muchísimos no la encuentran, porque no hay nada como estar en la patria de uno reclamando, pidiendo y exigiendo lo de uno.

9- ¿Para qué canción le darían a usted esos países que con una mano invocan los derechos humanos para Cuba y con la otra mantienen en su suelo la pena de muerte?
- Y la tortura y las desapariciones... Es una canción que está por hacer. Pero el respeto a la soberanía de los países no me deja hacerla. Igual que quiero que respeten la soberanía de mi pueblo. Los cubanos tenemos derecho a reclamar nuestros derechos. Al final, seremos nosotros los que resolvamos nuestra situación.

10- A ver si es verdad. Bien, ahora que está de gira, dígame hacia dónde se mueve España...
- Bueno, le mostraré a los españoles un disco nuevo, Regalo, que es un regalo para mí y espero que lo sea para ellos (sonríe). Yo soy un visitante. De España puedo hablar de su población, que es maravillosa. Y no de España, sino del Estado español, que como usted sabe, contiene muchas naciones. Esa es mi forma de pensar sobre este gran país.

11- Como milanés, dígame de qué pasta está hecho Berlusconi.
- Je, je... Lamentablemente, el problema no es Berlusconi, es el pueblo italiano. Cada día tiene más adeptos. Es un gran error de las elecciones. 12- ¿Por qué no bastaba que ella muriera por usted?
- Porque, en realidad, el que estaba muriendo era yo.

(+1) ¿A qué isla llevaría usted a un hombre desierto?
- Si se lo digo se va a echar a reír. A Cuba. A una Cuba con los Castro, pero con arreglos.