La indignación, en primera persona, un año después

El aniversario del 15M convocó a miles en la Puerta del Sol, en Madrid; testimonios de un enojo que acumula intensidad al ritmo de los recortes

Por Lucrecia Bullrich  | LA NACION

El Movimiento 15M abarrota la céntrica Puerta del Sol de Madrid en el primer aniversario del movimiento reivindicativo. Foto: EFE / Alberto Marín

MADRID.- Un año después, la Puerta del Sol volvió a ser meca de reclamo ciudadano. Y ya no de adolescentes desencantados con la clase política e indignados con el sistema, sino también de jóvenes desocupados, adultos y jubilados afectados por los recortes que, con cuentagotas pero sin pausa está aplicando el gobierno de Mariano Rajoy.

En la Plaza de Cibeles, uno de los cuatro puntos de la ciudad desde los que partieron las columnas y en el recorrido hasta Sol, LA NACION recogió el testimonio de varios protagonistas. Casi doce horas después, la manifestación terminó con la intervención de la policía y el desalojo violento de los jóvenes que intentaron acampar en el solar.

 
Pablo. Foto: LA NACION / Soledad Maradona
Cuando el voto no alcanza. "Tengo trabajo, que hoy es casi un lujo", dice Pablo. Es ingeniero informático y tiene 29 años. No integra el 15M, pero está convencido de que en el movimiento está la clave del cambio. "La situación en España es insostenible. Creo que a muchos individualistas como yo el 15M nos ha aportado colectivismo, la idea de que hay que salir a la calle porque la democracia es esto, es la calle. Con un voto de vez en cuando no hacemos nada. Estamos peor que Argentina en la época del corralito. El camino es el que están siguiendo ahora mismo, el de no politizarse, no caer en la trampa de conformar un partido. Estar en la calle es la forma de ir rompiendo el sistema. Que nos vean las caras por lo menos, aunque no se consiga nada hay que seguir".

 
Julio. Foto: LA NACION / Soledad Maradona
Nuevo indignado. Julio Villar tiene 62 años. Camina abrazado a la pancarta que lo identifica como afectado por las participaciones preferentes (emisiones de deuda sin un plazo definido) de Bankia, entidad cuya nacionalización fue anunciada por la administración de Rajoy esta semana. "El banco me las vendió diciéndome que eran por un tiempo limitado y resulta que son para toda la vida. Confié y me han engañado. Es la primera vez que estoy en una marcha de estas características. Hemos decidido unirnos para aprovechar la convocatoria del 15M, para tener más visibilidad. Cuanto más nos vean, mejor. Además, estoy muy indignado. El 15M era muy necesario. Es una reivindicación del pueblo frente a los gobernantes. Porque antes era el PSOE, ahora es el PP. Lo que hay que conseguir es que la democracia sea de verdad".

 
Iñaki. Foto: LA NACION / Soledad Maradona
Del deslumbramiento al desengaño. Iñaki Sanz es argentino, tiene 30 años y vive en España desde 2000. Es chef y está en la Puerta del Sol en busca de aquello que, hace un año, lo sedujo del 15M, pero que con el paso de los meses devino en decepción. "Me sumé al 15M en el cuarto día de acampada, me pareció una alternativa política al sistema, un espacio de rechazo a los bancos y a los políticos Me emocionaba la idea de tirar todos para el mismo lado, el compañerismo, la solidaridad. Pero después de las elecciones [del 20 de noviembre de 2011, que ganó Mariano Rajoy], en las que la consigna del movimiento fue no ir a votar empecé a darme cuenta de que la gente se quejaba por quejarse, sin plantear alternativas. Se desperdició una oportunidad de rechazar a los partidos tradicionales y terminó ganando el PP. Además, empezó a desnaturalizarse el espíritu: bajo el paraguas del 15M se mezclaron reclamos que iban desde la diversidad biológica hasta el rechazo a la televisión basura. Quedó demostrado que el 15M es un movimiento adolescente. Tuve una decepción brutal".

 
Ana. Foto: LA NACION / Soledad Maradona
Tiempo de maduración. Ana no duda. "Hombre, por todo lo que está pasando", contesta enseguida ente la pregunta por su presencia en la Puerta del Sol . Es empleada doméstica, tiene 52 años y, vehemente, enumera: "La reforma laboral, el paro, la crisis bancaria, los recortes". Convencida, reivindica la evolución del 15M. "Surgió a través de un movimiento espontáneo, coordinar todo llevará tiempo. Críticas va a haber siempre. Pero hay que darle tiempo a que madure. Todos pertenecemos a esto y es importante que se vea, porque a todos nos toca".

Indignado con los indignados. Ander tiene 28 años. Integra el universo de 5,6 millones de desocupados que viven en España. Sigue el paso de una de las columnas de la marcha sentado en el pasto frente a la Plaza Cibeles. "Me parece bien que exista el movimiento, pero estoy en contra de las bases. Cualquier movimiento en el que hasta la decisión más pequeña toma 55 asambleas y no hay una cabeza acaba por no funcionar. Estoy de acuerdo con cualquier movimiento pacifista, pero la historia muestra que, salvo Gandhi, no han logrado nada. Si quieres algo, hay que tirar piedras. La presión del 15M no ha durado más que un mes el año pasado y luego desapareció. Ahora no va a resurgir con la misma fuerza porque no hay una directiva, no hay una cúpula que los represente. Si lo que quieren es cambiar deben ir al Parlamento. ¿Cómo te atreves a decir que los políticos no te representan si no te integras al sistema para derrumbarlo por dentro?"

 
Alonso. Foto: LA NACION / Soledad Maradona
¿Y ahora qué? Alonso sigue el paso de la marcha trepado al paredón de la boca del subte en la estación Banco de España. Tiene 29 años y cursa una maestría en gestión cultural. Es de Extremadura y, participa de una movilización del 15M por primera vez. De fondo, suena, tímida, una bazucada. "Vengo a ver en que se traduce la evolución de este último año. Se generó un movimiento interesante, con propuestas y muchas buenas intenciones, aunque no sé si tanta propuesta. Creo que la manera de cambiar las cosas es desde la construcción de nuevas cosas, más que desde la oposición pura y dura. Vengo a ver si me encuentro con propuestas. El 15M genera polarización. Por un lado tenemos esto [señala la marcha] y por otro a los partidos tradicionales y eso es un buen primer paso. Algo tiene que pasar. Si la gente en la calle está diciendo algo y el gobierno está haciendo todo lo opuesto, pues algo tiene que cambiar".

Ya no más. Lola se reconoce a sí misma como "de la última generación". Es que tiene 61 años y se jubiló hace un año, cuando los recortes no estaban siquiera en la plataforma de campaña de Rajoy. " He estado en varias marchas, sobre todo a partir de la reforma laboral. Lo que está pasando en España es un abuso de los políticos y los banqueros, una situación extrema. Se han puesto las cartas boca arriba y nos hemos dado cuenta del engaño. El 15M se ha trasladado a los barrios con talleres y otras actividades y eso es muy positivo. Aunque no se note, la gente no ha estado quieta. Me enoja y entristece saber que mi generación es la última que va a gozar de una serie de beneficios que nos ha llevado tanto tiempo conseguir No es justo que se recorte en sanidad y educación y se dedique tanto dinero a la banca, a financiar cosas que nosotros no hemos estropeado".

 
Clara. Foto: Soledad Maradona
Sin horizonte. A Clara le falta un año para recibirse de politóloga. Combina el estudio con trabajo como ayudante de cátedra, por el que cobra 4 euros la hora. Hace un año decidió sumarse al campamento de Puerta del Sol animada por los mensajes que el 15M, que todavía no era tal, difundía a través de las redes sociales. "Estuve en la en la acampada desde el primer día. Y hoy no podía faltar. La situación es cada vez más precaria, sobre todo para los jóvenes y es necesario protestar de alguna manera. Para nosotros no hay trabajo. Sé que la tengo difícil. He enviado decenas de curriculum, pero la mayoría ni siquiera contesta. Comprendo las críticas al 15M, pero respeto su evolución. Intentar aunar ideologías y, al mismo tiempo procurar no convertirse en un partido político, cuando ese es el medio de actuación, quedarse al margen de eso es muy difícil. Creo que el movimiento tiene grandes dificultades, pero ya el hecho de reunirse tiene mucho valor"..