¿Déjà vu o âkâsic vu – precognición espiritual?

 26-06-2014   He leído con suma atención un artículo científico del destacado neurólogo argentino Dr. Facundo Manes, Rector de la Universidad Favaloro,  -publicado en el diario Clarin - en el cual teoriza acerca de las probables causales neurofisiológicas (por alteración de procesos sensitivos normales o por fallas patológicas producto de enfermedades, o sea que pueden darse tanto en un cerebro sano como en uno enfermo) con las cuales la ciencia actual intenta explicar en forma básicamente biológica el fenómeno conocido como “déjà vu” o “ya visto”, o sea la engañosa sensación de estar viendo algo y sentir que ya lo habíamos visto y vivenciado anteriormente.

Como profesional de la Psicología Médica (UBA-UCA), especializado en Logoterapia –única corriente de psicología reconocida oficialmente por la Iglesia Católica-, y con estudios de Filosofía occidental y oriental, Religiones Comparadas, y antiquísimas concepciones místicas y esotéricas (Yoga, Kabbalah, Teosofía, Masonería, Templarios, Rosacruces, etc) estoy convencido que desde estos otros campos de investigación humanista-espiritual se puede también realizar muy valiosos aportes para intentar esclarecer y comprender tan fascinante y enigmático suceso, así como la telepatía, clarividencia, precognición, que también se hallan en la mira actual de la investigación parapsicológica, sin dejar de reconocer que son tantos los enigmas del funcionamiento cerebral al respecto, que su investigación es motivo de gran interés y preocupación de importantes gobiernos, tal el caso de EEUU.  Barack Obama anunció en abril de 2013 el comienzo de un plan de investigación denominado BRAIN (Brain Research through Advancing Innovative Neurotechnologies) Initiative -which aims to help researchers find new ways to treat, cure, and even prevent brain disorders; such as Alzheimer’s disease, epilepsy, and traumatic brain injury-.  La iniciativa, para la que se destinarán 100 millones de dólares, busca crear un detalladísimo mapa del cerebro que ayude a los investigadores a descubrir nuevos tratamientos para tratar o prevenir las enfermedades cerebrales actualmente incurables como el Alzheimer, el Parkinson o la epilepsia, así como para hacer frente a traumatismos craneoencefálicos y patologías psiquiátricas.  Es BRAIN un ambicioso proyecto que pretende revolucionar la comprensión del funcionamiento del cerebro humano. "El proyecto sobre el cerebro dará a los científicos las herramientas necesarias para obtener una imagen del cerebro en acción y permitirá al menos comprender cómo pensamos, aprendemos o memorizamos", declaró Obama en la Casa Blanca, señalando que el cerebro "es aún un enorme misterio que queda por dilucidar".

De ahí la fundamental importancia que tiene profundizar con criterio amplio toda investigación en neurociencias, abarcando inclusive el campo humanista-espiritual, ya que primordialmente, todos estos conocimientos y aportes provenientes del mismo son de carácter trascendente, pues conciben al ser humano como siendo en esencia espíritu, encarnado o vehiculizado en los cuerpos físico, emocional, mental y egoico, siguiendo un sendero de evolución hacia el encuentro de su propio ser y de Dios, mediante la paulatina exteriorización de los poderes del alma y del propio espíritu; postulados estos que a continuación detallo brevemente, siempre con el fin que se comprenda mejor la explicación posterior sobre el “déjà vu”.

Por ejemplo, para el Psicoanálisis (de base atea) el ser humano está  confrontado con el peso de sus pulsiones, con su inconsciente y no con los valores; considera que la dimensión humana (Yo-Ello-Superyo) es básicamente una dinámica psíquica impulsiva y desconoce una dinámica de la dimensión existencial-espiritual. Contrasta esto con las conceptualizaciones de otras corrientes psicológicas (de índole teísta) como por ejemplo la Logoterapia o tercera escuela vienesa de psicología creada por el eminente neurólogo, psicólogo y filósofo Viktor Frankl; el Análisis Existencial de Ludwig Biswanger, la Psicología Comprensiva de Dilthey y Karl Jaspers, para las cuales el ser humano es una integridad bio-psico-socio-espiritual, abierto a la trascendencia, en relación con el mundo triple del ambiente, de los otros y de si mismo.  Es esta incorporación de la dimensión del espíritu el dato clave a considerar, ya que abre las puertas a que el ser humano (si así lo siente y desea) pueda acceder con libertad y responsabilidad a lo que Frankl llama “la presencia ignorada de Dios”, a la fe y la esperanza en un destino trascendente espiritual, y por ende a la realización de valores, ya que el hombre es libre para dar una respuesta personal ante los condicionamientos, es responsable para responder ante cada circunstancia, y mediante la autotrascendencia (que es su condición fundamental) redimensiona permanentemente su realidad básicamente mediante la realización de valores, que pueden ser de tres tipos: a) Creativos, o lo que un ser humano le da al mundo en forma de trabajo, obra, creación, transformación; b) Vivenciales o de Experiencia, lo que un ser humano recibe gratuitamente del mundo en forma de vivencia estética, contemplación de la naturaleza, y el encuentro humano amoroso; c) de Actitud, la que se asume ante las situaciones límite (las tipificadas por su irreparabilidad, irreversibilidad y fatalidad), el sufrimiento, la culpa, la muerte.  Entonces, una persona que accede al universo de los valores y dedica su tiempo y ajusta su conducta a realizarlos, encuentra un significado, un sentido a su vida; ya no vive en vano, supera la triada neurótica de nuestro tiempo posmoderno (la violencia-agresion, la depresion-suicidio, y las adicciones, alcohol-drogas-dinero-poder) plenificando así su existencia individual y su participación comunitaria a través de su trabajo y obras, haciéndose útil y solidario para si mismo y la comunidad.  Este enfoque permite así recuperar la iniciativa, creatividad y responsabilidad individual, el hombre vuelve a ser artífice de su propio destino; ni caerá en el conformismo consumista de hacer lo que otros hacen ni en el totalitarismo masificante de hacer lo que otros exigen que haga.  Si la psicoterapia considera el fenómeno de creer no como una fe en Dios, sino de una manera más amplia, como fe en un sentido, entonces le es enteramente legítimo ocuparse de este fenómeno. Así, Albert Einstein decía que “preguntarse por el sentido (de la propia vida) significa ya tener religión”; en forma similar Paul Tillich afirmaba: “ser religioso significa preguntarse apasionadamente por el sentido de nuestra existencia”. La fe religiosa es en último término una fe y una confianza en este “ultrasentido” o último sentido. Este concepto de la religión es amplio y alejado de las iglesias que exigen creer a toda costa: el amor y la fe no pueden ser manipulados.   Parecería que más que a una religión universal, estaríamos marchando a una religiosidad personal, a partir de la cual cada uno encontrará su lenguaje propio, personal, el más afín a su íntima naturaleza, cuando se torne hacia Dios. Por supuesto, podrán existir rituales y símbolos comunes, pero como pasa con la diversidad de lenguas, que en todas y cada una el hombre puede acercarse a la verdad, así también cualquier religión puede servirle de vehículo para llegar al único Dios.

Como pequeña disgresión comento que el lector interesado puede acceder a estas enseñanzas y material de estudio e investigación en tal materia, en mi sitio web Faro de la Utopía ( http://farodelautopia.webcindario.com ) donde ofrezco incluso descargar gratis mi libro digital El Sentido de la Vida, que hace pocos meses un sacerdote amigo le entregara como obsequio al Papa Francisco en Roma, quien gentilmente me lo agradeció con una nota que puede ser también visualizada en el sitio web.

Como decía, para presentar entonces dichos aportes de estas corrientes espirituales con coherencia, primero comentaré mi propia experiencia personal, ya que también me han cabido las generales de la ley, y algunas pocas veces he experimentado el “déjà vu”, siendo mi perfil psicológico de gran sensibilidad e intuición, con además una notoria inquietud por la investigación espiritual desde niño, y una búsqueda mística que me llevaron incluso a vivenciar diversas experiencias de ese tenor muy enriquecedoras, de las cuales doy fe de su autenticidad pero que no es el caso comentar ahora.

La forma en que acontecieron en mi experiencia personal y como los he yo registrado, me convencieron que existe una especie de fase superior del “déjà vu”, o al menos una explicación distinta en cuanto a su etiología (causa), que incluso denominaría âkâsic vu, neologismo que me parece el más apropiado para describir el suceso que como ejemplo relato ahora.

Hace unos meses tuve un sueño muy vívido, y me desperté con su recuerdo a flor de piel, tanto que entonces aproveché para volcarlo por escrito. En este sueño en particular algunos de sus detalles me llamaron mucho la atención:  por ejemplo, veía a un grupo de jugadores de mi equipo de futbol favorito que en una cancha que yo no conocía, se agrupaban como al término de un partido, entre los gritos de la multitud enfervorizada que colmaba el estadio, y se acercaban a la tribuna saltando unas vallas de metal y sacándose las camisetas empapadas, las arrojaban algunos de ellos a la hinchada, pero con tanta poca fuerza y mala puntería que caían en un foso lleno de agua que separaba y distanciaba bastante la tribuna del campo de juego, entonces la corriente de agua las arrastraba y llevaba sin que los hinchas pudieran agarrarlas; todos estos raros y medio disparatados detalles me hicieron pensar en ese momento que este debía ser evidentemente uno de esos sueños medio locos producto quizás de mi pasión por mi equipo favorito o una elaboración de restos diurnos de sucesos acaecidos, pero que evidentemente nada de lo soñado guardaba relación con algo que yo conociera en la realidad ni con nada con que pudiera asociarlo, incluso el estadio de mi equipo no tiene foso alguno.  Resulta que hace pocas semanas, ya habiéndome olvidado de todo esto por el tiempo transcurrido, concurrí a un estadio de futbol en la ciudad de La Plata, al que nunca había ido pues es nuevo, a presenciar un partido final de desempate entre mi equipo favorito y otro, donde había presencia de las dos hinchadas y un gran espectáculo en las tribunas repletas aunque el tiempo no acompañaba pues llovía a cántaros.  Fue todo muy emocionante, y aunque mi equipo perdió injustamente lo cual me causó tristeza, cual no sería mi sorpresa cuando al finalizar el partido, presencié lo que nunca hubiera imaginado: ante mis ojos se desarrolló la escena de mi sueño tan vívido, con los jugadores de mi equipo haciendo exactamente eso de arrojar las camisetas mojadas a la hinchada –como un gesto reparatorio por la derrota- sin conseguirlo pues caían al foso y las llevaba el agua (lo mismo que yo había recordado y anotado por escrito) -viendo incluso recién en ese momento el foso existente ya que al llegar sobre la hora debí permanecer incómodo y apretujado en la parte superior de la tribuna techada-, causándome en el momento de estar contemplando la escena esa sensación de “déjà vu” o “ya visto”, hasta que de a poco me fui dando cuenta y tomando conciencia de la relación que tenía con lo soñado hace meses, lo cual me conmovió realmente ante tal extraña vivencia real que confirmaba un sueño que había sido premonitorio.

Demás está decir que al tener el previo registro escrito de este sueño que luego sucediera al tiempo en la realidad, descarto entonces toda explicación basada en alguna causal biológica o en una especie de cortocircuito neurofisiológico (al menos como causas originantes), lo cual me hizo pensar en ahondar en la búsqueda de alguna otra explicación que al menos diera otra razón del por qué esto acaecía en algunas contadas ocasiones, sin que signifique que sea la única y/o verdadera, pero al menos me diera alguna esperanza de algún día poder develar el misterio de esta precognición.

En tal búsqueda investigativa, las únicas respuestas más próximas las encontré en la antigua sabiduría de las corrientes humanistas que antes mencionara, con una base preeminentemente oriental, de ahí el empleo del neologismo “âkâsic vu”, basado en el término sánscrito “âkâsic”, que reconoce sus raíces en ancestrales y milenarias enseñanzas hindúes que básicamente postulan que no es solo materia física lo que constituye el universo, sino que éste está compenetrado por una supersensible esencia espiritual denominada Âkâsa o Âkâsha, la que en una especie de anales o registros guarda recuerdos de todo lo sucedido y también muy misteriosamente, de todo lo que sucederá.  A modo de ejemplificación, transcribo las definiciones halladas en el Diccionario Esotérico (de Zaniah, Edit.Kier):  Âkâsa o Âkâsha (sánscrito) : La supersensible esencia espiritual que compenetra todo el universo. / Teo. Denominado Aether Superior, es la materia primordial o matriz (Matrix) de la cual nace todo lo que existe por separación o diferenciación. El Espíritu que obra en él, despliega de su seno todas las formas visibles. Es el Fuego Universal, quintaesencia de toda energía. En su propia esencia es invisible eternamente, salvo sus reflejados resplandores, llamados por los cabalistas la Luz Astral. El sonido es su primera correlación, su primordial manifestación, el Logos o Ideación Divina hecha Verbo y éste hecho “Carne”. Los siete Elementos (químicos) o aspectos incorpóreos del Âkâsa, constituyen la vestidura, el velo de la Deidad.

Anales Akâsicos: TeoArchivos en los planos superiores, llamados también “Memorias de la Naturaleza” o “Memoria del Logos”, donde están registrados en forma permanente las imágenes o recuerdos de todo cuanto ha sucedido o sucederá en el tiempo en el Mundo Físico; ya que según el ocultismo, todo pensamiento, palabra y obra, cualquiera sea su importancia, levanta vibraciones que impresionan la materia âkâsica. Los arquetipos de las formas, los modelos de cuanto ha sido creado, el pensamiento de la divinidad, existen en los niveles ârupa (sin forma) y pueden verse reflejados en el âkâsa o materia primordial de lo que todo proviene. Pero se dice que no es una copia inerte, sino un universo activo y animado de vida, algo semejante a una cinta cinematográfica, aunque inmensamente más real y precisa, en donde todo queda impreso. (C.W.Leadbeater, Los anales akâsicos)

Por si todo esto no fuera suficientemente desconcertante a nuestro pensamiento racional occidental, en otra joya de Oriente, encontramos otra definición también similar, de la cual transcribo aquí en homenaje a la brevedad solo algunos párrafos. 

En el famoso poema épico hindú Bhagavad Gita (Canto Celestial o Canto del Bienaventurado) situado históricamente unos 1400 años antes de Cristo, teniendo como excusa el desarrollo de una gran batalla, se expone el elevadisimo diálogo espiritual entre Krishna (como la encarnación de Dios) y su fiel discípulo Arjuna. 

Es el Bhagavad Gita un compendio de profundísimas enseñanzas espirituales de la filosofía hinduista y el Yoga, y alcanza en Oriente la estatura de la Biblia en Occidente.  En su parte VII, titulada Discernimiento Espiritual, dice Krishna:

/…/ Pero los sabios que Me conocen en esencia, como siendo el Todo en el Uno, vienen a Mí, a mi mundo de Realidad, donde no hay sombras, donde todo es real como luz que disipa las tinieblas.

Los faltos de discernimiento espiritual creen que Yo, el Inmanifestado, me manifiesto visiblemente a sus ojos.

Pero has de saber, Arjuna, que en mi esencia no soy visible a los ojos de los hombres.

Tras las formas por Mi emanadas, permanezco invisible para el ignorante. 

No he nacido y no moriré jamás, aunque el obcecado mundo lo ignore, porque toma la sombra por la substancia.

Yo conozco, Arjuna, los innumerables seres que han pasado ante mis ojos por el ancho campo del universo. También conozco a los que ahora están en el campo.

Y además (formidable misterio este para los hombres) oh príncipe!

conozco a todos los que en adelante hollarán el campo.

Pero de todos ellos -pasados, presentes y futuros-, nadie me conoce totalmente. 

Los tengo a todos en mi mente, pero sus mentes no pueden contenerme en esencia. 

Los hombres están ofuscados por la ilusión de los pares de opuestos, y en vez de la Unidad ven las antitéticas formas de atracción y repulsión. 

Pero algunos están ya libres de la ilusión de los pares de opuestos y saben que soy Todo en Uno.   /…/

Estas impactantes definiciones de la sabiduría oriental, en especial Yoga, Budismo e Hinduismo, por otra parte tan bien estudiadas y compendiadas por el jesuita Ismael Quiles, Doctor en Filosofía y en Teología, quien fuera Rector de la Universidad del Salvador y fundador de la Escuela de Estudios Orientales de la misma, dan realmente bastante que pensar en cuanto a que no solo pudiere producirse un déjà vu  causado por alguna alteración cerebral, sino también un  âkâsic vu producto de alguna conexión aún no suficientemente conocida con esa esencia suprema universal o Dios, que en algún instante puntual nos permite contactarlo y acceder a esa omnisciencia del pasado, presente y futuro (y si en este caso se diera alguna alteración cerebral neurofisiológica sería como un efecto concomitante, ya no como causa originante).  También es posible especular al respecto que tal contacto espiritual pudiera estar tal vez posibilitado o promovido por la práctica regular de la meditación y oración, pues ambas son una vía regia para acceder al descubrimiento del propio ser y del Ser Superior o Dios, y que ambas como prácticas fundamentales de las principales religiones y doctrinas espirituales adquieren el significado no solo de ruego o petición, sino también de invocación o encanto.  El Padre Nuestro cristiano, o el Mantra, oración rítmica de los brahmanes hinduistas, tienen exactamente ese sentido.  Es en síntesis, la elevación de los pensamientos y emociones, la vibración espiritual, hacia el Ser supremo, u otras entidades espirituales superiores en demanda de alivio o ayuda para sí mismo o para el prójimo.  Ocultamente considerada, la oración-meditación no es una súplica; es un proceso de “transmutación espiritual”, mediante el cual los pensamientos y deseos finitos se transforman en voliciones espirituales, ya sea para adquirir la voluntad de sentido de la existencia en el Análisis Existencial y Logoterapia, para expandir la conciencia crística interior en el Cristianismo, o para acceder en forma similar mediante la voluntad de la concentración al estado superior de Samadhi o conciencia cósmica en la Filosofía Yoga; todos estados espirituales elevados que posibilitarían conocer y participar de los atributos omniscientes de Dios aunque más no fuera por el breve lapso de este suceso que denomino “âkâsic vu

El Dr. Manes encontró acertadamente una significativa coincidencia con el “déjà vu” en la trama de sucesos que protagonizaba Neo, en la película Matrix.  También he observado que existe un similar correlato fílmico para el  “âkâsic vu” en la película futurista Minority Report, dirigida por Steven Spielberg en 2002 y protagonizada por Tom Cruise.  En la trama de la misma, desarrollada en USA en el año 2054, Cruise interpreta al Capitán de un Departamento de la Policía Especializado en Pre-Crimen, que detiene a los criminales antes de que lo cometan, basándose en precogniciones provistas por tres psíquicas llamadas “precogs” , que se hallan sumergidas en una especie de líquido amniótico, y conectadas a una pantalla especial donde proyectan su precognición con imágenes del crimen a ser cometido, las cuales son utilizadas por la Policía para intervenir antes que éste ocurra.

En lo personal, por mi creencia en una existencia superior o Dios, las enseñanzas religiosas  y espirituales que he mencionado (consideradas con amplitud de criterio y sin fanatismo), me parecen bastante significativas dentro de la filosofía de vida que predican, y también las encuentro en ese marco espiritual muy coherentes como para constituír un valioso aporte a la investigación científica tendiente a encontrar algún día alguna explicación válida al déjà vu o al âkâsic vu, máxime considerando que en la actualidad tanto la Encíclica Fides et Ratio (Fe y Razón) de Juan Pablo II , como la reciente Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (la Alegría del Evangelio) de Francisco, van encaminadas a reconciliar los presupuestos de la fe religiosa con los de la ciencia racional, postulando que ambas no son antagónicas sino en realidad complementarias.

Esta apertura mental abre nuevas puertas a las investigaciones que con criterio amplio se realicen en busca de explicaciones sobre los distintos y a veces aparentemente inexplicables fenómenos con que la vida nos confronta y sorprende, los cuales deberíamos observar con inocencia y sin prejuicios a fin de poder develarlos y comprenderlos, valorando para ello las sabias palabras de Shakespeare, que a través de Hamlet nos dice conmovedoramente: “Hay más cosas en el Cielo y en la Tierra, Horacio, que las que has podido soñar en tu filosofía”. 

 continuación, el artículo del Dr. Manes

¿Déjà vu o error en la Matrix de nuestro cerebro?

Por Facundo Manes. Presidente de Fundación Ineco para la investigación en neurociencias y rector de la universidad Favaloro.

http://www.clarin.com/sociedad/Deja-vu-error-Matrix-cerebro_0_1160884418.html

Una escena de la película Matrix muestra a su protagonista Neo subiendo una escalera mientras observa pasar un gato negro. Inmediatamente vuelve a ver al mismo gato negro haciendo un movimiento idéntico al anterior, como un eco misterioso. ¿Se trata de un déjà vu? Esta expresión, que en francés significa "ya visto", es un fenómeno que trasciende la ficción y el campo de estudios de la ciencia. Es la sensación extraña de que algo que estamos percibiendo ya ha sucedido, aunque estemos seguros de que esto no es posible.

Un ejemplo de esto sería si, al realizar un deseado viaje por primera vez a París y, cuando subimos a la Torre Eiffel, tenemos la impresión de que ya estuvimos ahí, de que eso ya lo vivimos. El fenómeno del déjà vu ha sido estudiando por científicos durante mucho tiempo, aunque todavía no se sabe con exactitud la razón por la que sucede. Lo que sí se sabe es que nos ocurre a casi todos y que muchas veces la gente que lo experimenta puede también vivir otros fenómenos como el 'jamais vu' (del francés, jamás visto). A su vez, se sabe que quienes experimentan déjà vu, suelen hacerlo con mayor frecuencia durante la juventud. Luego, dichas experiencias declinan con los años. Se cree también que el déjà vu suele suceder cuando estamos cansados o estresados.

Por mucho tiempo se pensó que el déjà vu era una señal de que algo no estaba funcionando bien en el cerebro. Hoy se postula que puede darse como un episodio aislado en un cerebro sano o que puede ser indicador o síntoma de enfermedades como el síndrome de Charles Bonnet, como aura antes de una convulsión en personas con epilepsia de lóbulo temporal o en enfermedades como la depresión o la esquizofrenia.

Como puede verse, la presentación clínica del déjà vu es muy diversa. Se han propuesto distintas teorías para dar explicación a este fenómeno en cerebros sanos. Entre ellas existe la teoría de que el déjà vu es parte de un proceso de memoria, específicamente aquella involucrada en el reconocimiento de información experimentada previamente. Esta teoría propone que se activa un proceso de reconocimiento basado en la familiaridad, que se pone en marcha, por ejemplo, cuando vemos a una persona en la calle que creemos conocer pero no podemos darnos cuenta de dónde.

Otra teoría propone que el déjà vu se produce cuando una señal sensitiva es transmitida por varios caminos distintos y estos no convergen en las áreas de la corteza cerebral en exactamente el mismo momento. De esta forma, el cerebro "se confunde" y procesa esta experiencia como si fuesen dos situaciones distintas y por esta razón creemos que esto ya lo hemos experimentado. Por último, existe la teoría, quizás la más controversial de todas, de que el fenómeno es producto de una micro convulsión del lóbulo temporal, que no llega a causar una crisis importante.

En un trabajo científico publicado recientemente en la prestigiosa revista Cortex, un grupo de científicos de República Checa y del Reino Unido parecen haber encontrado la conexión entre el fenómeno del déjà vu y ciertas estructuras del cerebro humano. Descubrieron que los parahipocampos, ubicados en el lóbulo temporal cerca de los hipocampos –estructuras involucradas, entre otras funciones, en el aprendizaje y recuerdo de información-, son de menor tamaño en aquellas personas que experimentan déjà vu, en comparación con personas que no tienen estas experiencias. Este grupo de investigadores plantean que el déjà vu podría llegar a ser una falla del cerebro que causa una sobre-estimulación de los parahipocampos. Como vemos, entonces, lo que Neo experimenta en el film con esa visión repetida del gato no es tan cuento de la ciencia ficción ni tampoco una disfuncionalidad excepcional de la Matrix, sino otro enigma cotidiano de nuestro cerebro.

@ManesF     www.facundomanes.com