Cuervos y Quemeros: somos rivales deportivos, no enemigos barriales.

 

 

Este 17 de septiembre del 2014, la tradicional rivalidad deportiva futbolera existente entre cuervos (hinchas de San Lorenzo de Almagro) y quemeros (hinchas de Huracán), se vió de nuevo alterada y conmovida gravemente, pero no por iniciativa alguna de ambas hinchadas sino por la manipulación externa que buscó sembrar violencia y discordia donde no hay motivo para que exista.  El organismo del gobierno nacional dedicado específicamente a organizar y planificar la realización de partidos de futbol de manera que no se cruzen ni junten hinchadas de equipos rivales, para prevenir posibles incidentes, no cumplió su cometido fundamental pues programó los partidos de Huracán y San Lorenzo de Almagro el mismo día a la misma hora, a disputar cercanamente a pocas cuadras de distancia.  Pero lo peor de todo, y que hace pensar seriamente en una intención de promover la violencia, es que al acompañar con patrulleros de la policía federal a los micros de la hinchada de San Lorenzo que volvían desde Avellaneda rumbo a su barrio de Boedo, en lugar de hacerlos circular por otro recorrido alternativo (que había varios), los guiaron justamente para pasar por pleno Parque Patricios, donde estaba saliendo de su cancha el público de Huracán, y donde tiene su sede social el mismo; pero lo peor aún es que unas pocas cuadras antes de llegar a dicha zona retiraron la custodia policial de patrulleros dejando así vía libre a los barras violentos que bajándose de varios micros hicieron destrozos en negocios y atacaron a balazos y piedrazos a gente que pacíficamente estaba circulando o comiendo en la conocida pizzería “el Huracán”, resultando incluso gravemente herido de un botellazo un niño de 7 años.  O sea que no hubo ningún enfrentamiento entre hinchadas como algún medio periodístico informó erróneamente, solo hubo agresión de barrabravas de San Lorenzo contra gente común que se hallaba en ese momento en Parque Patricios, de los cuales algunos eran hinchas de Huracán, otros no. 

Dado el clima social existente de reiterada inseguridad y violencia, muchas veces promovida y fomentada por estructuras que apelan al uso de los barrabravas como fuerza de choque, no puede pensarse ingenuamente que esto haya sido un simple error de planificación, más bien parece otro intento más de sembrar la discordia y violencia entre la misma gente, como modo de distraer la atención de otras violencias sociales que se sufren cotidianamente.  Esta actitud sigue un patrón definido ya puesto en práctica hace tiempo por el poder político de turno, donde se hizo un culto de la falta de diálogo, considerándose además como enemigo a quien no piense igual.  Parece que se buscara crear un enemigo ficticio al cual odiar, distraer con esto para que no se piense en las realidades de la corrupción política imperante con sus valores económicos que solo buscan enriquecerse de cualquier manera (muy alejados de la humildad de Francisco), la inseguridad, falta de educación, pobreza (situaciones todas denunciadas hace poco por la Conferencia Episcopal Argentina, y mucho antes por Jorge Bergoglio), etc; como que se quisiera aplicar el viejo adagio “dividir para reinar”, o la idea marxista de exacerbar y promover la “lucha de clases” (claro que muy contradictoriamente pues hablan como Lenin pero viven como Rockefeller), todo con el objetivo de seguir manteniendo un clientelismo político sin cambios de fondo reales.

Demás está decir lo dañino de esta intolerante actitud, y como afecta gravemente el tejido social, igual debemos tener esperanza pues somos mayoría los que creemos en otros valores humanos, como la concordia, misericordia, el perdón de los pecados, el amor al prójimo, y la justicia divina, que tarde o temprano llegará. 

Este intento de fomentar la violencia, pareciera también un tiro por elevación contra la política de valores humanos misericordiosos y las enseñanzas de Francisco (a quien siempre despreciaron y combatieron cuando era Jorge Bergoglio, el arzobispo de Buenos Aires) a quien comenzaron a adular y tratar de acercarse a partir de que fuera nombrado Papa.  No olvidemos que es conocido mundialmente el hecho que él es simpatizante confeso de San Lorenzo de Almagro (casi hasta el fanatismo), y ninguna gracia le hará esta situación violenta producida por sus hinchas (pone en duda la recepción de sus enseñanzas entre los simpatizantes futboleros más directamente relacionados con él), máxime cuando él ha tenido la gran actitud de concordia de fotografiarse en el Vaticano junto al Padre Pepe (confeso hincha de Huracán) sosteniendo ambos la camiseta de Huracán, la cual luego autografiara con la leyenda “Paz en el futbol, a los hermanos de Huracán con afecto”. 

 

Es que esta es y debiera ser una rivalidad deportiva sana, una competencia deportiva entre hermanos barriales linderos (Boedo-Almagro y Parque Patricios-Pompeya) con los infaltables condimentos casi folklóricos y pacíficos  que son la sal de la vida, pero nada más. 

Por eso es importante tener en claro toda la situación en su conjunto para que los intolerantes no ganen la partida y no quieran utilizarnos para sus fines violentos inyectando en las relaciones sociales su odio y la mezquindad de sus egoístas objetivos. 

Como hinchas del buen futbol, de Huracán y San Lorenzo, y de otras hinchadas también, no nos dejemos engañar por los episodios violentos provocados a propósito para sembrar la discordia entre hermanos, demos el ejemplo al resto de la sociedad en su conjunto, digamos no a la violencia, sí al diálogo, la concordia, el amor y la paz, y estaremos dando un firme paso hacia delante para mejorar como seres humanos individuales y como sociedad en su conjunto.  

 

 

Se pueden ver más fotos y leer información sobre la historia de los barrios del sur (Parque Patricios-Pompeya, Almagro-Boedo) y el club Huracán y el club San Lorenzo de Almagro en el sitio web   Faro de la Utopía    http://farodelautopia.webcindario.com