Pertenece a toda la Humanidad
LA
GRAN INVOCACIÓN
Desde el punto de Luz en la Mente de Dios,
Que afluya Luz a las mentes de los hombres;
Que la Luz descienda a la Tierra.
Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,
Que afluya Amor a los corazones de los hombres;
Que Cristo retorne a la Tierra.
Desde el Centro donde la Voluntad de Dios es conocida,
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los
hombres,
El Propósito que los Maestros conocen y sirven.
Desde el centro que llamamos la raza de los hombres,
Que se realice el Plan de Amor y de Luz
y selle la puerta donde se halla el mal.
Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la
Tierra.
Esta invocación no es propiedad de ningún
individuo o grupo en especial. Pertenece a toda la humanidad. Empleándola o
estimulando a otros para que la reciten, no se favorece a ningún grupo ni
organización determinada.
La belleza y la fuerza de esta Invocación reside en su sencillez y en que
expresa ciertas verdades esenciales que todos los hombres aceptan innata y
normalmente: la verdad de la existencia de una Inteligencia básica a la que
vagamente damos el nombre de Dios; la verdad de que detrás de las apariencias
externas el Amor es el poder motivador del Universo; la verdad de que vino a la
tierra una gran Individualidad llamada el Cristo por los cristianos, que
encarnó ese amor para que pudiéramos comprenderlo; la verdad de que el Amor y
la inteligencia son consecuencia de la Voluntad de Dios, y finalmente de que el
Plan Divino sólo puede desarrollarse a través de la humanidad misma.
Alice A. Bailey
Nota: El llamado que se hace en la segunda
estrofa de La Gran Invocación a Aquel Que Viene puede hacerse utilizando alguno
de los nombres con los que Se lo conoce desde hace más de dos mil años, en Su
carácter de Instructor del Mundo. A modo de ejemplo citamos los nombres según
las culturas:
Budista: El Bhodhishatva
Cristiana: El Cristo
Hinduista: Krishna
Islámica: El Imán Majdi
Israelita: El Mesías
Persa: Muntazar
Tibetana: Maitreya
También puede nombrárseLo como "Aquel que viene"
The Great Invocation
From the point of Light within the Mind of God
Let light stream forth into the minds of men.
Let Light descend on Earth.
From the point of Love within the Heart of God
Let love stream forth into the hearts of men.
May Christ return to Earth.
From the centre where the Will of God is known
Let purpose guide the little wills of men –
The purpose which the Masters know and serve.
From the centre which we call the race of men
Let the Plan of Love and Light work out
And may it seal the door where evil dwells.
Let Light and Love and Power restore the Plan on Earth
“La radiación y el magnetismo, la invocación y la evocación,
son cuatro aspectos de un todo dual y el Servidor debe desarrollarlos.” (1)
“En Geometría del Advenimiento tomamos como punto de contacto e inspiración la acción mundial de este Ashram –Maestro Kutumi- que realiza la dirección global de todo el proceso de exteriorización. En el trabajo que hacemos investigamos con detenimiento y empleamos, las construcciones basadas en el número 5, el número de Cristo, del Fuego, de la Jerarquía, del Quinto Reino –el Reino de Dios- y de Acuario. Centramos la atención especialmente en la Invocación y Evocación como aspecto práctico del trabajo, método de acercamiento entre la humanidad y la Jerarquía.”
La humanidad invoca y la divinidad evoca. Entre ambos polos surge una corriente de energía que vincula y une.
Todo servidor, al vivir
una vida invocativa reconociéndose a si mismo como miembro de la
humanidad, comienza su servicio orientando su atención hacia aquellas áreas incontaminadas
del espacio, plenas de Luz, Amor y Voluntad divinas. De este modo inicia
un proceso de relaciones que constituye la base oculta de su trabajo en la
esfera de servicio elegida.
La Invocación y la Evocación es un Arte que hemos de aprender a
practicarlo lentamente, penetrando atentamente el misterio del espacio, de la
geometría y de la energía. Debe ser necesariamente lento porque la
respuesta evocada es energía de potencia y características muy distintas a las
que usualmente manejamos mediante nuestros pensamientos, deseos o acciones.
Es necesaria una adaptación de nuestros vehículos a la cualidad, calidad
y potencia de las energías invocadas.
Ello requiere tiempo. Esto lo
tienen en cuenta toda escuela espiritual o fuente seria de enseñanza, cuando
sugiere meditar determinada cantidad de tiempo en períodos establecidos del
día, y realizarlo conjuntamente con una vida pura, fundada en valores
universales y motivadas por el servicio al bien común.
Ninguna persona debería meditar ni invocar si no ha desarrollado en gran medida, los cinco mandamientos y las cinco reglas señaladas por D. K. (2)
Cada pensamiento, deseo o acción evoca respuesta del espacio. Así es la naturaleza y nada puede cambiar esa realidad. Es una Ley. Este conocimiento aplicado concientemente y con intención espiritual, trae inspiración, pureza, amor y voluntad al bien cuando orientamos la atención en la dirección correcta.
La intención espiritual es el punto de partida; su presión en la conciencia desarrolla la atención por grados cada vez más amplios y sostenidos. Así, átomos de energía búdica se introducen en la vida del servidor, desarrollando en sus vehículos las zonas neutras donde el trabajador se ubicará, determinando el punto desde donde invocará y hacia donde lo hará.
A medida que su vida se
hace invocativa, sus vehículos emitirán ondas concéntricas de magnetismo
amoroso y radiante, creando en sí mismo el instrumento de servicio más poderoso
que utiliza todo servidor:
el aura.
La irradiación y el magnetismo son dos propiedades
inherentes a la energía pura, portadores de una geometría arquetípica que
transforma los ambientes sociales dotándolos de dinamismo, buena voluntad y
belleza.
El Arte de la Invocación y Evocación está redimiendo al
mundo. Crea la potencia dinámica que produce la Exteriorización de
la Jerarquía y la Venida del Instructor. Es un conocimiento del que todos
podemos participar y utilizar, para cooperar con el Plan de Dios en el
mejoramiento de las condiciones sociales en las que vive la humanidad.
Saludos.
(1) “El Discipulado en la Nueva Era” Tomo II, de A. A. Bailey. Pág. 363
(2)
“La Luz del Alma”,
de A. A. Bailey.
Yama,
los Mandamientos: inofensividad, no hurtar, veracidad, continencia y no ser
avaro. Niyama: purificación interna y externa, gozo, ardiente aspiración,
lectura espiritual y devoción a Ishvara –el UNO.
“Todos los ritos, ceremonias y
liturgias de carácter religioso, realizadas con espíritu de buena voluntad, son
actividades mágicas fundamentadas en el principio espiritual hacia el bien compartido,
siendo unas de las fuerzas bienhechoras del planeta. Pero, para que una
ceremonia, una liturgia o un determinado rito cumplan sus fines invocativos
previstos, han de sujetarse a determinadas reglas mágicas:
d.
Los oficiantes han de crear un clima de serena expectación, mental o
emocional, según los casos, en las personas que forman parte del cuerpo
místico de la liturgia.
e.
Han de saber invocar conscientemente a las fuerzas sacramentales, dévicas
o angélicas, mediante la fuerza mágica del ritual y poder prepararse
convenientemente para transmitir los dones de aquellas fuerzas celestiales.
f.
Han de saber también los métodos mediante los cuales las fuerzas dévicas
invocadas, serán debidamente canalizadas y proyectadas en el alma de los
asistentes al culto y convertir cada uno de ellos en transmisores conscientes
de aquellas fuerzas.
La serena expectación, exigida como regla natural en toda actividad
realmente mágica, viene como resultado de la atención profunda y sostenida de
los componentes del cuerpo místico de la liturgia hacia el acto mágico que se
está celebrando, y de haber obtenido un cierto conocimiento intelectual de las
sagradas leyes del contacto dévico. Estas son unas condiciones raras
veces complementadas en las ceremonias religiosas o litúrgicas, las cuales se
mueven generalmente en los niveles meramente devocionales y pocas personas se
preguntan acerca de la labor que tienen asignada como componentes del cuerpo
místico de la liturgia. Corrientemente suelen ser simples espectadores del acto
místico o religioso que está desarrollándose ante sí, y nada aportan realmente
que sea de verdadero interés y utilidad en el desarrollo de la ceremonia
litúrgica o mágica.
Desde tal ángulo de vista, resultará muy interesante e ilustrativo para
el investigador esotérico dotado de clarividencia mental, percibir las
potentes irrupciones de energía dévica invocadas en las ceremonias espirituales
realizadas en los Ashrams de la Jerarquía planetaria, en las que el sacerdote
oficiante es un Adepto de la Gran Fraternidad y el cuerpo místico de la liturgia
está formado por los discípulos e iniciados que integran el Ashram.
Por ello fueron siempre los Ashrams, o
grupos selectivos de discípulos
espirituales, los que promovieron la entrada de las energías celestes en
nuestro planeta e impidieron en virtud del noble ejercicio y expansión de las
mismas, que las fuerzas del Mal se introdujesen profundamente en los éteres que
constituyen el Espacio donde se mueve nuestro planeta Tierra. Sea cual
sea el Rayo de energía mediante el cual se expresa un Ashram de la Gran
Fraternidad, la obra de invocación mágica mediante el ejercicio de la liturgia,
suele ser muy parecida, aunque predominarán siempre en el mismo las fórmulas
típicas de
invocación propias del Rayo.
Cada Rayo (energía)
tiene sus propias fórmulas mágicas y
cada una de tales fórmulas va especialmente dirigida a determinado grupo de
ángeles o fuerzas celestes. Pero el resultado final de las distintas fórmulas
invocativas será siempre el mismo, atraer hacia la Tierra las tres energías
espirituales que gobiernan los mundos y los Universos: el Poder, el Amor y la
Inteligencia.
Así, los requisitos generales que presiden las
invocaciones mágicas son idénticos en todos los Ashrams, aunque difieran las
fórmulas invocativas que rigen potencialmente para cada tipo de Rayo. Hay
sin embargo una gran semejanza -hablando en términos ritualísticos- entre los
Rayos primero y séptimo, segundo y sexto y tercero y quinto. Las técnicas
del cuarto Rayo operan sobre el conjunto de la humanidad y vienen a ser como un
armonioso compendio, hábilmente entrelazado, de las técnicas invocativas o
mágicas de los demás Rayos. No en vano el cuarto Rayo y el cuarto reino
vienen potentemente vinculados con una jerarquía angélica que realiza su
evolución en el cuarto plano, o plano búdico del sistema, el cual por esta
razón ha sido denominado ocultamente «el Centro del universo» en los tratados
esotéricos más profundos.
No debemos olvidar al respecto que los Rayos son Entidades celestiales y
que todos los grupos o Ashrams especializados de la Jerarquía, trabajan para el
mismo Señor y que su destino kármico -si podemos utilizar semejante expresión-
es cumplimentar las intenciones del Señor del Mundo, el Mago supremo de
nuestro planeta. Los medios técnicos pueden aparecer como relativamente
distintos, pero los fines previstos son absolutamente los mismos.”
“Magia Organizada Planetaria” de Vicente Beltrán Anglada.
Extracto del Capítulo VIII