El hombre en busca de sentido

(un psicólogo en el campo de concentración)

(Breve Comentario introductorio del Lic. Nuñez sobre Viktor Frankl)

Víctor Emil Frankl nació en Viena, Austria, el 26 de Marzo de 1905.  Estudió Medicina en la misma Universidad de Viena que Freud, a quien conoció personalmente e intercambió estudios clínicos, pero de quien se distanció paulatinamente para fundar finalmente la 3ra. Escuela vienesa de psicología (Freud, Adler, Frankl), la Logoterapia. La misma está basada en su experiencia clínica, estudios y sobre todo en lo vivido en persona en el campo de concentración de Theresienstadt, y luego Auschwitz donde sobrevivió milagrosamente. Esta experiencia a que se vió sometido durante la segunda guerra mundial luego de su detención en Viena, lo marcó para siempre y encontró un sentido a su vida. A través de la prolífica y fecunda obra de Víctor Frankl, médico, psicólogo, filósofo, el hombre moderno puede reconocerse a si mismo como una integridad bio-psico-socio-espiritual, puede llegar a superar el vacío existencial que lo aqueja, resistir a la condición neurótica que le lleva a las adicciones, el suicidio, la violencia, la alienación existencial, y encontrar un sentido trascendente a su propia existencia, una esperanza por la cual vivir y luchar en este mundo posmoderno con carencia de valores humanos y sujeto a la globalización del capitalismo salvaje.//

Esto ha creado una obsesión enfermiza: huir de los límites sanos, de los verdaderos valores y tareas de la vida, de la responsabilidad personal y social. Pero no fue gratuitamente, sino a costa de una gran angustia, desesperación y abrumadora sensación de vacío que llevó al auge e incremento de la tríada neurótica de nuestro tiempo posmoderno: la violencia-agresión, la depresión-suicidio, y  las adicciones (drogas, alcohol, sexo promiscuo, dinero fácil, juegos de azar, videojuegos, etc).

El hombre está encerrado en si mismo, cada uno conectado en su casa al gran chupete televisivo o la computadora; cada uno inventando sus propios códigos de conducta y valores, sin asumir responsabilidad personal en la construcción del bien común.//

Se nos propone una adolescentización banal de la sociedad. Estamos sometidos a un permanente bombardeo de pautas y consignas inspiradas para colmo en aquellos aspectos parciales de la adolescencia más conflictivos y negativos: la irresponsabilidad, la fugacidad y superficialidad del compromiso, la indiscriminación, el consumismo irrefrenable y compulsivo.//

La juventud es propuesta como único paradigma a imitar, se evade asumir la responsabilidad de la adultez, todo está sustentado en el aquí y ahora adolescente. Sólo importa el presente, no hay proyecto (del latín “pro-yectum”, lanzado hacia) de futuro, todo es efímero, importa más la cáscara, lo externo, la apariencia, que el contenido.

Esta irracionalidad posmoderna  tipo mercachifle también se refleja  en las normas personales que arbitrariamente cada uno establece: hay una ética pragmática que presenta al hombre cerrado en si mismo, dictándose sus propios valores. Cualquier mención de algún absoluto externo y distinto es ignorado y vivido como una represión de su libertad.

En este campo psicológico, los postulados de la logoterapia de Víctor Frankl  constituirán un importantísimo aporte, al concebir al hombre como un ser integrado bio-psico-socio-espiritual, con una libertad responsable y orientado a la trascendencia, realizando los valores de creación (obras), vivenciales (amor, belleza) y de actitud (conducta ante el sufrir, la muerte), siempre en la búsqueda del sentido de la vida. La educación estará entonces dirigida  a formar la conciencia de responsabilidad, a fomentar el surgimiento de la intuición en la conciencia individual como instrumento que permita descubrir la jerarquía de valores trascendentes, mediante los cuales se pueda tomar las decisiones existenciales más adecuadas.

Primera Parte:

Introducción:

 En este libro se cuentan las experiencias personales que ha vivido un psicólogo, el mismo nos cuenta la historia de un campo de concentración (ya que él ha sido unos de los pocos supervivientes y ha llegado a ver que una vez dentro del campo de concentración se realizaba una selección: los enfermos, agotados e incapaces de trabajar, los llevaban directamente a la cámara de gas y los capaces de trabajar los dejaban para realizar trabajos muy duros.

Primera fase: Internamiento en el campo

Todos los prisioneros del campo fueron transportados al primer campo en tren. Cuando los prisioneros se encontraban en el tren sentían una cierta esperanza de que pudieran volver a sus casas. Al llegar al campo dividieron  a los hombres y mujeres, y luego a los que iban a llevar a la cámara de gas y a los que iban  dejar con vida; después de esta selección, les lavaron y les quitaron todo lo que poseían. Tenían que dormir en literas, no se lavaban con mucha frecuencia, ni se cambiaban de ropa en meses. Para ellos era una situación  muy angustiosa.

Segunda Fase: La vida en el campo

Los prisioneros empezaban a sentir una cierta añoranza por su familia y por su hogar. Los castigos se repetían con frecuencia asi que al final los prisioneros  no sentían piedad u horror.  Los sentimientos y las emociones empiezan a desaparecer.                                                                                Los prisioneros deseaban que se acabara el día, ya que por la noche venían los sueños que por  malos que fuesen, serían mejores que la realidad  que tenían que sufrir. En el campo no les daban casi comida y se notaba claramente la  desnutrición que tenían.  Los pensamientos de los prisioneros eran básicamente la esperanza de libertad. Los temas de conversación entre prisioneros se basaban en política y creencias religiosas.  Víctor Frankl trataba siempre de animarles, al mismo tiempo a escondidas escribía sus notas que luego le servirían para publicar este libro.                                                                                                                          En el campo de concentración todos los prisioneros se conformaban con  muy poco, ya que tenían que estar satisfechos de estar aún con vida. No podían disfrutar ni de la soledad, ya que siempre estaban vigilados por los guardias.                                                                                                          Muchos de los prisioneros pensaban en planear la fuga ya que añoraban la libertad. El hambre y la falta de sueño empezaban a ser un problema.                                                                                                           La preocupación que mas importaba a los prisioneros era si sobrevivirían al campo de concentración. La influencia más deprimente era  el tiempo que iba a durar el encarcelamiento. En un campo de concentración, el prisionero que pierda la Fe, está condenado. El sentido de la vida en un campo de concentración era luchar contra la muerte o contra el sentimiento de querer que llegue la muerte. La psicología de los guardias del campamento era: En 1º lugar: existían guardias sádicos, en 2º lugar: guardias muy severos y en 3º lugar: los sentimientos de los guardias que habían sido testigos de las brutales palizas del campo.

Tercera fase: Después de la liberación

Desde el punto de vista de cualquier psicólogo lo que les sucedía a los prisioneros era una especie de despersonalización, lo que pasaba es que se acordaban de todas aquellas horribles experiencias y aunque podrían haber sentido la alegría de ser liberados ya no sentían esos sentimientos y los tendrían que volver a aprender.

Segunda parte:

Conceptos básicos de la logoterapia

Opinión

Lo que más me ha gustado de este libro es que deberíamos pararnos a pensar el daño que nos estamos haciendo a nuestras propias vidas con todas estas guerras, armas que fabricamos, el estilo de vida que llevamos , la educación que impartimos a nuestra sociedad es  lo que hace crear una sociedad cada vez menos piadosa y solidaria.  El autor nos lleva desde el sentimiento de tragedia más deprimente hasta la visión más esperanzadora, nos contagia su gusto de estar vivo después de todo y la agradable certeza de que indudablemente hay un motivo por el que estamos vivos y de que vale la pena rescatarlo y hacerlo valer.

Comentario:

Durante la II Guerra Mundial miles de judíos, por el simple hecho de serlo, fueron encerrados, explotados y asesinados en medio de indecibles padecimientos. Además del hecho, de por sí trágico, de perderlo todo, intentaban  ignorar si su familia estaba viva o no, de saber que cada día podía ser el último de sus vidas, el tener que sobrevivir con medio tazón de sopa o granos de fríjol, el no poseer más que lo trozos de ropa que llevaban puestos y acaso unos zapatos viejos que pudieran servirles un poco tiempo para trabajar sin destrozarse los pies.
En esas condiciones es fácil suponer que sólo una mínima parte de ellos, si acaso, llegaban a estar  sanos, ya que lo único que se tiene,  los recuerdos y lo vivido le dan un valor único a nuestras vidas.  Un número, algo que aparentemente no merece, ni parece  nada, ni el privilegio de saberse único y merecedor de respeto eso es lo que  eran.
Internado en un campo de concentración junto con su familia, luego basado en todo lo que ahí vivió logró perfilar su teoría centrada en la búsqueda de un sentido para la vida del hombre.
En este libro nos cuenta las etapas psicológicas por las que comúnmente pasaba un interno en un campo de concentración, la vida diaria e inevitablemente nos cuenta también de sus depresiones, de su ansiedad, de su salud quebrantada, de su hambre, de las innumerables agresiones físicas y psicológicas por parte de los guardias del campo y una larga lista de situaciones igualmente indignantes.
Un interno en un campo de concentración cree parecer que esta perdido y absolutamente solo.

Este libro se centra en varios hallazgos cruciales del doctor Frankl que ponen de manifiesto nuestro deseo inconsciente de descubrir un sentido definitivo a la vida, tanto si deriva de una fuente espiritual como si proviene de otro tipo de inspiración o influencia. Se trata de un tema de especial relevancia, sobre todo teniendo en cuenta que la sensación de que nuestra vida carece de un significado auténtico ha penetrado considerablemente en los cimientos de la sociedad contemporánea. lo cierto es que la cultura actual parece definitivamente sumida en la vulnerabilidad y la desesperación.
A partir de ahí, el doctor Frankl demuestra de una forma brillante que el ser humano aún puede encontrar un cierto sentido a su vida cotidiana. Habla de una fuerza central motivadora y presenta evidencias específicas de que la vida puede hablarnos de su propio sentido en cualquier momento o situación. El hombre en busca del sentido último afirma también, no obstante, que esta búsqueda de significado puede conducir igualmente a resultados indeseados, como los celos enfermizos, la fobia racista o la obsesión por la ética y la moral. Y, en este sentido, el doctor Frankl cree que sólo la tolerancia y la persistencia podrán ayudarnos a conseguir una vida plena.

 

Frases más significativas:

 

Una vida cuyo último y único sentido consistiera en superarla o sucumbir, una vida  por tanto cuyo sentido dependiera, en la última instancia, de la casualidad, no merecería la pena en absoluto la pena de ser vivida

 

Es esta libertad espiritual, que no se nos puede arrebatar, lo que hace  que la vida tenga sentido y propósito.