ESCUELA SALESIANA INCLUYENTE

EN CLAVE EVANGELIZADORA

 

 

  

SUMARIO

 

Introducción

 

I – MARCO SITUACIONAL

 

  1. Análisis de la coyuntura socio-política- económica
  2. Coyuntura educativa: comprendiendo mejor
  3. Leyendo y releyendo los datos en la óptica de la exclusión

 

 

II – MARCO DOCTRINAL

 

  1. Relectura bíblico-teológica
  2. La lectura socio-política-económica
  3. Relectura de la Pedagogía Salesiana desde la óptica de la inclusión

 

 

III – MARCO OPERATIVO

 

  1. Educación renovada y desarrollo humano
  2. Educación profético-evangelizadora
  3. Acción salesiana y atención al marginado
  4. Educación profesional y educación popular

 

 

Referencias bibliográficas

Indice analítico (del M. O.)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN

 

En el Encuentro de Familia Salesiana Post- CIEC, en Chacaclayo (Lima, Perú) realizado del 16 al 17 de enero de 1999, por sugerencia del grupo brasilero, se propuso el tema para que fuese discutido en el próximo encuentro.

 

En agosto de 2000, en Cochabamba (Bolivia), se le solicitó al grupo de Brasil que preparase un texto básico para que fuera estudiado en mayo de 2001, en Cumbayá, con referencia a dicho tema. El presente trabajo es fruto de este breve recorrido, pero trata de retratar, aunque sea parcialmente, la visión que la Familia Salesiana de Brasil tiene sobre la cuestión de la Escuela Salesiana incluyente en calve evangelizadora.

 

Luego de consultar a varios especialistas, se prefirió adoptar el cuestionamiento propuesto por Danilo Gandin, asesor metodológico de AEC/BR, propuesto de la manera siguiente:

 

“En nuestra sociedad nacional y latinoamericana como la tenemos hoy, con los problemas actuales, los desafíos y conflictos (A), cuál debe ser la propuesta social, política y de Reino de Dios que motive el esfuerzo educativo salesiano (B), y cuáles las características, los principios, los ideales, las prioridades (C 1) y las principales propuestas de acción y de vivencia de la escuela salesiana en América Latina, hoy?”(C2).

 

Se vió que el item (A), del cuestionamiento anterior, corresponde de alguna manera a lo que se acostumbra llamar el Marco Situacional. Los items (B) y )C 1) se identifican con el Marco Doctrinal, y el item (C 2) con el Marco Operativo.  Los tres Marcos comprenden lo que entre nosotros se llama el Marco Referencial, cuyas partes presentamos a continuación.

 

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Para proyectar una educación que responda a los anhelos de los tiempos actuales es necesario construir un Marco Situacional en el que se describa, tanto la coyuntura mundial como la de los países del continente americano, y los desafíos que traza para una acción educativa que se diga liberadora. La búsqueda de contacto con la realidad emprendida por el grupo brasilero enfoca tres grandes escenarios:

 

  1. Análisis de la coyuntura socio-política-económica.
  2. Coyuntura educativa
  3. Lectura de los datos en la óptica de la exclusión.

 

En el primer bloque se busca profundizar el fenómeno de la globalización y los cambios subsecuentes en el campo laboral y financiero. Se enfatizan los nuevos modelos de organización y sus exigencias en el campo educativo.

 

El nuevo modelo de producción propone la revisión de los antiguos dogmas del capitalismo, de tal modo que hasta el FMI comenzó a hablar de exclusión y de solidaridad. Luego, en contacto con el análisis de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y El Caribe) se demostró su convicción de que la educación se encargará del equilibrio entre ricos y pobres y disminuirá los peligros de la misma globalización. Lo cierto es que lo índices presentados en la evaluación de la CEPAL son alarmantes en cuanto a los niveles de pobreza y de indigencia. Aparece claramente también en las relatorías la no correspondencia entre el crecimiento económico y la evolución de la pobreza.

 

En un segundo escenario, se busca una mejor comprensión de la situación de la educación en los países americanos. Se parte del análisis del documento de la Conferencia de Jomtien, en Tailandia (marzo de 1990), que tuvo por tema: “Educación para todos”. Los datos presentados son duros y la propuesta es que, de hecho, haya una Educación básica para todos.  Se comenta también cómo quedó reducida la carta de intenciones de dicha conferencia y lo que, en concreto, lograron realizar los países desarrollados y los en vía de desarrollo, apremiados por el hecho de que a partir de la conferencia las políticas educativas comenzaron a formar parte de las agendas nacionales e internacionales y pasaron a ser controladas por los organismos internacionales financiadores. Se comenta, por último, cómo , en Brasil, se respondió a los desafíos de “Educación para todos” y cuáles fueron los resultados obtenidos.

 

En el tercer escenario, hay una tentativa de relectura de los datos desde la óptica de la exclusión. Se empieza comprobando que nuestro planeta es un lugar de exclusión, ya que está habitado por una gran mayoría de excluidos. Los datos presentados se vuelven aterradores cuando vemos que los excluidos de los excluidos son las mujeres y los niños.

Se analiza también la estrategia usada para mantener la exclusión: la invisibilidad. Finalmente, se comenta cómo el fenómeno se da en la educación formal en la cual se presentan dos tipos de exclusión: la de los excluídos de la escuela (sin acceso y sin oportunidad de usufructuar de este bien); y el modelo más reciente, los excluidos en la escuela (son alumnos frecuentes, están al lado de tantos otros, pero no se adaptan y no crecen dentro del sistema vigente). Se termina el análisis de este escenario, discutiendo la posibilidad de un modelo escolar incluyente en la perspectiva de la solidaridad.

 

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Después del Marco Situacional (VER), se esboza un dibujo del Marco Doctrinal (JUZGAR), distribuido en tres soportes:

 

I.                    Relectura bíblico-teológica del tema

II.                 Lectura socio-política-económica

III.               Relectura de la Pedagogía Salesiana bajo la óptica de la inclusión.

 

I.- La relectura bíblico-teológica avala la escuela salesiana a la luz de la Buena Nueva de Jesucristo. Los educadores salesianos, por ser seguidores de Jesucristo, tienen que obrar en coherencia con los criterios evangélicos, de tal modo que hagan el Reino de Dios “ya presente y ligado a su acción educativa y a su misión” (Domínguez y Sáez, 1987, 1145).

 

Desde este aspecto se desarrollaron los siguientes aspectos:

  1. Vertientes que interpelan la Buena Nueva del Reino:

i.                     La soberanía de Dios Padre / Madre

ii.                   El carácter universal de la Gracia de Salvación, del Don del Reino.

iii.                  La gratuidad del Reino de Dios. Amor-ágape y la opción por los pobres.

 

  1. Las señales del Reino de Dios:

i.                     Gestos de liberación: milagros (promoción y libertad de la vida)

ii.                   Repartición – justicia, solidaridad y misericordia

iii.                  Fiesta, alegría y abundancia

iv.                 Inclusión de los pequeños, de los pobres y desposeídos, de los pecadores, en forma preferencial.

 

  1. El compromiso ético-social de los seguidores de Jesús: una sociedad de hijos/as y hermanos/as:

i.                     El nivel de vida concreto, el nivel económico, el de producción y circulación de bienes

ii.                   Un segundo nivel es el político, el del ejercicio de la autoridad

iii.                  El tercer nivel es el que corresponde al comportamiento ético-social

 

  1. Conclusión

 

La lógica del Reino es, necesariamente, el nexo articulador de los tres niveles de organización de la nueva sociedad, de la nueva comunidad inspirada en la práctica y en el mensaje de Jesús. Se trata de una práctica, de una organización social comunitaria, opuesta a las líneas de la fuerza, de la desigualdad, de la dominación y dela exclusión.

 

 

II. Lectura socio-económica-política:

 

  1. Algunas características de la Modernidad
  2. El concepto de exclusión y su contexto
  3. La óptica cristiana de la exclusión / inclusión

 

III .Relectura pedagógica Salesiana desde la óptica de la inclusión:

 

  1. Educación como tarea social de emancipación
  2. Cómo educar?

 

La cuestión pedagógica incluye en el mismo aprender el aprender vida, y aprender mundo con miras a la construcción de un mundo en el que todos quepan. Crear una conciencia planetaria que implica desarrollar el sentido de justicia y de responsabilidad para con los pobres y los grupos sociales, las personas y los individuos ignorados y silenciados, excluidos y los sobrantes.

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En relación con el Marco Operativo (ACTUAR) se constata que en la documentación salesiana de los Proyectos Educativos de las Inspectorías y Comunidades Educativas, de las Relatorías de los diferentes Encuentros que se han tenido después de Cumbayá (1994), y en la bibliografía a la mano, hay pistas muy interesantes para tratar con mayor amplitud en relación con la cuestión Escuela Salesiana incluyente, en clave evangelizadora.

 

Los contenidos del Marco Operativo se distribuyen en cuatro grandes temas, cuya actualidad salta a la vista.

 

  1. Educación renovada y desarrollo humano integral
  2. Educación profético-evangelizadora, pedida por la Iglesia local
  3. La acción salesiana y su atención a los excluidos
  4. Educación profesional y educación popular, exigidas por las urgencias regionales.

 

Para una más fácil comprensión de su especificidad, las acciones sugeridas en el Marco Operativo están distribuidas de modo que se puedan ver a partir de una o más de las cuatro perspectivas: Posicionamiento Pedagógico, Diagnóstico, Políticas y Estrategias de Acción.

 

El posicionamiento pedagógico indica un punto de vista más teórico; el diagnóstico apunta a las necesidades, urgencias, oportunidades y realizaciones ya consagradas; las políticas deben considerarse como “principios de acción propuestos para dar una dirección propia a todo lo que se hace dentro de la institución”;  mientras que las estrategias “completan el sentido de las políticas (...) son modos concretos de realizar (...) el principio expresado en la política”  (Gandin, 1993, 42:43).

 

Es importante observar, además, que, según Gandin (ib. 44), “tanto las políticas como las estrategias se acercan mucho a los objetivos (las políticas, a los generales; las estrategias, a los específicos)”.

 

A fin de facilitar la utilización del material  “extraído”  para este último marco se elaboró un Indice Analítico. Las Referencias Bibliográficas que tiene el texto, se refieren a todo el Marco Referencial.

 

El equipo brasilero agradece cualquier contribución que enriquezca el presente trabajo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Índice analítico do marco operativo

 

 

 


Abertura das escolas à realidade Pol 60;

Ação conjunta Dg 20; EA 48; Pol 92; EA 109; 113; 124; (falta de articulação) Dg 84;

Articulação da Juventude Salesiana (AJS) EA 47; 113;

Ambiente (- de reciprocidade e de criatividade) Pol 32; (compromisso com o – de pobreza) Pol 25; 90; 98; (- educativo de apoio) EA 107;

América Latina (contexto de - ) Dg 84; Pol 88;

Amor educativo (encarnado, amorevolezza, acolhida, acompanhamento pessoal) Pol 94; 102; 103; 

Animação social PP 05;

Assessoria (- e consultorias) Dg 20; EA 48; (- de pastoral) EA 67;

Assistência (v. Presença educativa)

Associacionismo Pol 31; EA 47;

Atualização (v. Qualificação)

Avaliação (diagnóstica, inclusiva, qualitativa; global) Pol 43; EA 48;

Bem-comum (ética do - ) PP 56; Pol 90; PP 137;

Campanhas sociais EA 50

Capacitação (- básica) PP 10; 131; 132; (- básica e técnica) Dg 141; EA 147; 150; (v. educação profissional)

Caridade pastoral (v. amor educativo)

CARISMA (releitura do - salesiano) Dg 81; 87; Pol 88; 97; EA 114; 126;

Carta de Comunhão da FS EA 124;

Centros de Estudos da Juventude EA 110;

Centros de Elaboração e Irradiação de Cultura (- de inclusão) Pol 98; EA 110; 119;

CEPs (dinamização das - ; Conselhos das - ) EA 112;

Cidadania Pol 39;  (formar para a - ) Pol 32; 42; EA 122;

CISBASIL, CIB EA 120

Classes populares Pol 144;

Competências (- pessoal, social, produtiva, cognitiva e profissional) Pol 37; 39;  PP 138;

Competências pessoais (habilidades, atitudes, valores) Pol 37; 39;

COMUNICAÇÃO (- formal x informal) Pol 60; (-social, - total) Pol 32; 59; 60;  EA 68; (- interinspetorial) EA 50; 121; 126; (cultura da -) EA 51; 109; (- com a família) EA 51; (Meios de – social: MCS) pp 13; Pol 31; 59; Dg 83; Pol 98; (cursos de - ) EA 109; (- educativa) EA 110, 119; 

COMUNIDADE  (- educativa/CEP) EA 112; (-s indígenas) Pol 96;

(- multicultural, v. Pluriculturalismo)

Conflitos Pol 32; EA 51; (visão empresarial x educacional) Dg 85; (- trabalhistas) Dg 85;

Consciência crítica (formação da - e senso) Pol 21; 33; 39; 99;

Consultorias (V. Assessorias)

Contextos de risco Dg 14

Convivência (novas formas de - democrática) PP 11; Pol 21; 32; EA 51; Pol 60; PP 78; 96; 103; EA 125;

Co-responsabilidade Pol 21; 34; 37;

Criança (defesa da -) Pol 24; (V. ECA)

Criatividade (ambiente de - ) PP 11; Pol 43; PP 129

CULTURA (assimilação e transformação da -) Pol 69; (- da comunicação) EA 51; (- da inclusão) Pol 98; 100; (- da mudança) PP 53; (-da solidariedade) Pol 39; 99; EA 115; (- da vida) Pol 35; 99; (- do outro) Pol 38; (- cristã) PP 73; (-do trabalho) PP 136; 137;  (-s emergentes) Pol 144;  (- indígena) Pol 96; (nova -) PP 01; Dg 15; (pluriculturalismo) EA 49; (- urbana) Pol 21;

Currículos Pol 40; 43; 101; EA 125; PP 137;

Cursos (de férias; encontros, congressos...) EA 109;

Democracia (- a partir do Evangelho) Pol 32; (- x autoritarismo, pater/maternalismo, secularismo/angelismo) EA 48; 49;

Desenvolvimento humano PP 04; 13; Pol 40; 42; 43. EA 51; 63; PP 135;

Desigualdade (situações de -) Pol 39; 40; EA 49; PP 52;

Deviação (condutas desviadas) Dg 14; (sintomas iniciais de - ) Pol 106; EA 107;

Diálogo EA 50; 51; (- com a sociedade) EA 63; (- c/ a cultura e o mundo do trabalho) Pol 143;

Diferente (aceitação do -) Pol 25; 40; 41; (v. Cultura do Outro)

Dívida externa EA 64;

Documentos institucionais EA 123;

ECA (Estatuto da Criança e do Adolescente, Lei Br) EA 122;

Economia (- formal x informal) PP 133;

Ecossistemas Pol 35 (ecologia social) Pol 27;

EDUCAÇÃO (- atenta às circunstâncias) Pol 25 (- básica: v. Capacitação básica); (- centrada nas pessoas) Pol 25; 44; (- como mediação) Pol 29 (- de qualidade) Pol 10; 11; 12; 30; 40; 43; EA 64; Pol 89; EA 127;  (- excludente) Dg 82; (faltam linhas comuns de -) Dg 84; (- profética, libertadora, transformadora, includente) PP 05; 52; 53; 56; Pol 61; PP 74; Pol 95; 100; (- personalizada, como acolhida) PP 05; Pol 39; 44; 55;  (não- formal, popular) EA 50; Dg 83; Pol 92; EA 113; PP 134; Dg 140; Pol 144; EA 148; 150;  (- indígena) Pol 96; EA 125; (- profissional, no, pelo e para o trabalho) PP 134; 135; 137; EA 148; (- sócio-política) Pol 33; 90; 99;

Educadores sociais EA 149; 151;

Educandos (- co-produtores x consumidores) Pol 22; PP 55; 71; (v. protagonismo)

Eficácia & Eficiência Pol 34; 144;

Empobrecimento Dg 19;

Empresa comunitária Pol 26;

Ensino Social da Igreja EA 65;

Envolvimento Pol 32; Dg 80; Pol 90;

ERE (Ensino Religioso Escolar) EA 67;

ESCOLA (- atenta às circunstâncias) Pol 25;  (novo modelo de -) Pol 101; (- de qualidade para todos) PP 10; 11; 12; Pol 30; (v. Educação de Qualidade)  (- aberta ao ambiente, inclusiva) Pol 25; 28; EA 49; 50; PP 57; (- noturnas e profissionais) Dg 140; (- e currículo profissional c/ visão prospectiva) Pol 145; (- em rede, encontros de -) Dg 84; EA 109; (agência de assimilação e transformação da cultura) PP 69; (permanente) EA 107; (- evangelizadora) Pol 32; PP 69; (- popular) EA 113; 117; (filantropia, financiamento da -;) EA 127;

Espiritualdiade salesiana (- juvenil; crenças e valores) (da misericórdia) Pol 94;

Esporte e Lazer EA 68; 113;

Estatuto da Criança e do Adolescente (Lei Br nº 8069/90)

Estética da sensibilidade PP 137;

Estudo (- das culturas) Pol 21; (- das novas tecnologias) Pol 60; (- da realidade histórica) Pol 93;

Ética (- da identidade) PP 127;  (- do bem-comum)

Evangelho (fidelidade ao -) PP 75; (evangelizar) PP 02; Pol 32; EA 48; 50; Dg 58; Pol 59; 62; EA 65; 66; 67; PP 69; 74; 75; 77; Pol 90; 94; 98; 100;

Ex-alunos EA 48;

Exclusão (- no cotidiano escolar) Dg 58; (conceito de -) PP 71; Pol 91; 92;

Família (- ausente) Dg 18; (clima de -) EA 48; (canais de comunicação com a -) EA 51;

Fidelidade (- a JC; à missão, a D. Bosco, à História, aos sinais dos tempos) PP 69; 75; Pol 88; (v. - ao Evangelho)

Formação (básica) (cf. Capacitação básica)

Formação (- crítica) PP 13; Dg 17; Pol 31; 33; 39; 59; 60; 93; EA 110; (- integral, gradual e contínua) PP 02; 13; 76; 131; Pol 33; 40; (- conjunta) EA 48;

Família Salesiana (FS) Dg 84; Pol 92; 97; EA 109; 110; 113; 114; 116; 119; 121; 124;

Gestão (- democrática, partilhada) Pol 30; 34; (- escolar) Pol 105; 144; EA 109;

Globalização (- da solidariedade x exclusão) Pol 28; 45; 

GRUPO COOPERATIVO (- e espírito cooperativo) PP 09; Pol 21; 30; 34;  EA 47; Pol 100; PP 128; EA 146; (- vocacional) EA 49;

Home Page (- sobre a juventude) EA 126;

Inclusão (ótica da -) EA 118;

Inculturação  PP 56; Pol 98;

Inserção (dinâmicas de -) Pol 91; (- no mundo juvenil) EA 49;

Integração (- de organismos da FS) EA 120; (- fé e mundo do trabalho) Pol 143;

Interação ( ou parceria com ONGs etc.) Pol 22; (V. Parceriais)

Intercâmbio (- de informações) EA 50; 121; 126; 

INTERNET EA 50; 51;

Itinerários (- de formação EA 67; 110;

JOVEM (- críticos) Dg 17; Pol 39; (situação do - pós-moderno) Dg 15; Pol 21; 60; (- em situação de risco) Dg 29; Pol 98; (ondas juvenis) EA 49; (- pobres e carisma salesiano; - de ambiente popular) Pol 144; (v. AJS); (liderança dos -) EA 113; (v. profissionalização/ educação profissional dos -);

Justiça (- fruto de educação libertadora) Pol 32; 38; EA 49; 50; 51;

Laborabilidade PP 138; Pol 142;

Lei de Diretrizes e Bases da Educação (LDB/BR)

Liberdade (- como exercício de cidadania) PP 04;

Limites (- e valores) Dg 15;

Linguagens (novas l. juvenis) Pol 59; 60; 102;

Marginalização (esforço contra a -) PP 70; (aproximação do marginalizado) PP 76;

Marketing Institucional EA 51; 127;

Material didático-pedagógico (produção de -) EA 110;

Mentalidades (transformação das -) Dg 19; (- de projeto) Pol 34; EA 48; PP 75; EA 108; 113;

Metodologias Pol 43; 101;

Mídia PP 13; Dg 15; Pol 31

Minorias étnicas (opção pelas -) Pol 96;

Mobilização (- dos atores sociais) PP 06;

Modelo salesiano (- e novas antropologias e MCS) Dg 83

Morte (estilos que geram -) Dg 14;

Movimentos sociais (v. Participação em Conselhos)

MUDANÇA (- de paradigmas, mentalidade, critérios e visões) PP 01; 09; Dg 15; 19; Pol 21; PP 55; EA 113; (cultura da -; disposição para mudar) Pol 21; EA 48; PP 53; Pol 62; 88; 97;  (-s de época, - planejadas, de forma processual, com mentalidade de projeto) Pol 89; (- de currículos)  Pol 101;

Mulher (papel da -) EA 66;

Necessidades (carências x oportunidades) PP 54;

Opção afetiva e efetiva (- pelos jovens pobres; - pelas minorias) Pol 96;

Parcerias (alianças...) Pol 27; EA 50; 110; 113; 117; 149;

PARTICIPAÇÃO (- em Conselhos) PP 07; EA 50; 63;  (educação para a -; - e protagonismo) PP 04; 09; Pol 60; 95; (- comunitária) PP 07; 08; Pol 21; 30; 31; 32; 34; 40; EA 48; 51; PP 55; EA 63; Dg 86; Pol 95; PP 132 (v. Planejamento participativo)

Pesquisa (necessidade de -) Pol 95; EA 119; (socializar a -) EA 46; 51; (- sobre o Sistema Preventivo) Pol 88; (Centro de - ) EA 110; 119;

Pessoa humana (valor da -) Pol 34; 35; 43; PP 54; (prioridade da -) PP 02; Pol 44; 90; EA 146; (autonomia da -) PP 04; PP 71;

Planejamento (- participativo) Dg 20; 24; 26; Pol 32; EA 48; PP 71; EA 108; (- e grupo cooperativo) PP 09; 

Pluriculturalismo (multiculturalidade, interculturalidade) EA 49; PP 56;

Pobreza (novas - ) EA 114; (educação x -) PP 05; Dg 140; (opção pelos pobres) PP 56. Pol 96; 105; PP 134; (desenvolvimento dos pobres) EA 63; (Sistema Preventivo e -) PP 77; (envolvimento dos jovens em ambientes de -) Pol 90;

População negra Pol 96;

Pós-modernidade (“conhecer os tempos”) Pol 21;

PRESENÇA (- educativa, - de qualidade, assistência, acolhida, acompanhamento) Pol 38; 40; PP 78;  Dg 80; Pol 89; 103; 104; EA 110; 114; 115; (distanciamento dos jovens) Dg 80; 86;

Presença (- em órgãos públicos) (v. Interação e Participação em Conselhos)

Preventividade e Sistema Preventivo (v. carisma salesiano)

Produtividade (educação para a -) PP 138;

Profetismo (educador-profeta) PP 56; 69;

Profissionalismo EA 48; 109;

Profissionalização PP 128; 137; (v. Educação Profissional)

Projeto Educativo Pastoral Salesiano (PEPS) (- comum à FS) EA 116;

PROJETO POLÍTICO-PEDAGÓGICO PP 13; Pol 30; 31; 42; EA 48; PP 57; Pol 92; EA 115;

Projeto Social EA 115

Projetualidade Pol 34

Propostas pedagógicas (v. Projeto Educativo e Proj. político-pedagógico)

Protagonismo PP 08; Dg 16; Pol 31; EA 47; PP 54; 55; Pol 60;

QUALIFICAÇÃO (Atualização) Pol 21; 30; 40; EA 67; Pol 89; 97; EA 109; 118;

Reciprocidade (- e relações interpessoais) Pol 22; (dar e receber) Pol 32; 36;

Rede (- de educação salesiana) Dg 84 EA 126; (- de segurança, de liberdade de participação) PP 04; (trabalho em -) Pol 92; 101; (-s sociais) Pol 26;

Regimento (- comum) Dg 86;

Relações interpessoais EA 112;

Retiros (- da FS) EA 109;

Risco (contexto de - ) Pol 26; 27; (- de marginalização) Dg 79; Pol 98; (- de ativismo ou de acomodação) Dg 86;

Semana Missionária EA 111;

Sensibilidade (novas –s ante a exclusão) Pol 21; 23; (acolhida) Pol 40; 41; (estética da - ) PP 137;

Significatividade Dg 20; PP 75; Pol 97; EA 117; 118;

SISTEMA PREVENTIVO PP 77; 78; 105; EA 108; 109; 116; 126 (v. Carisma salesiano)

Sintomas de insatisfação Pol 106;

Socialização (como adaptação) Pol 26;

Sociedade excludente Dg 19; Pol 28; Dg 82;

SOLIDARIEDADE  Pol 24; 36; 42; (educação para a -) Pol 26; 39; EA 48; 49; Pol 101; EA 111; (globalização da -) Pol 28; (cultura da -) EA 115;

Tecnologia PP 13; Dg 14; Pol 43; Pol 59

Temas transversais

Tempo Livre  EA 107;

Tensões (entre teoria e prática) Pol 42; 60; Dg 82;

TRABALHO (encaminhamento para o -) Pol 143;  (aprendizagem do -) EA 146; (humanização do -) PP 128; (valor do -) (visão prospectiva da educação profissional) Pol 145; (comunitário) EA 48; (- e produtividade) PP 130; 131;  (formal x informal) PP 133;

Tradição comunitária PP 08; Pol 22;

União pela Vida (UPV) EA 113;

Valor (da pessoa) (educar para os –s) PP 03; Valores (e limites da juventude) Dg 15; Pol 44; EA 46;

VIDA (amor à -) Pol 36;  (centralidade da -; prioridade da -) PP 01; Pol 35; (estilos de -) (dignidade da – e utopia da -)

Visão empresarial (x prioridade educativo-pastoral)

Voluntariado (e tempo livre) EA 107; Dg 139;

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

I

 

MARCO SITUACIONAL

 


1.  Análisis de la coyuntura socio-política-económica

 

La Década de los 90 y la Globalización

 

Los años 90 se iniciaron en medio de profundas modificaciones en el panorama internacional. De hecho, como se sabe, la caída del socialismo real, las tentativas de “instalación de un nuevo orden internacional[1] con el rompimiento del acuerdo Breton Woods[2], en la década de los 70, y el desarrollo vertiginoso de la tecnología, sobre la égida del capital transnacional, señalan, actualmente, un telón de fondo bastante polémico –nefasto o promisorio– dependiendo de la perspectiva desde la cual se analice.

 

Para un grupo de analistas de tendencia optimista, el fin de la Guerra Fría  en el Primer Mundo, el privilegio de la producción de bienes y servicios y el sofisticado nivel tecnológico de dicha producción exige, cada vez más, una nueva organización laboral. Hoy el modelo Fordista da lugar al modelo del Toyotismo, desarrollado por el ingeniero Taiichi Ohno que nos lanza al mundo de la “calidad total” y del “Just in time” y a otros modelos como “Kanban”, etc... La gran preocupación de estos modelos es aumentar la participación de los trabajadores en la producción, hacer la división del trabajo más flexible y otorgar más contenidos a las tareas.

 

En este modelo, la alta productividad se alcanza por una organización flexible, en la que lo que cuenta no es una estructura rígida dirigida a la gran producción de un mismo tipo de pieza sino a la capacidad de adaptarse al cambio rápido, sin interrupciones significativas, y posibilitando una producción de muchos tipos de productos. Esta variedad es necesaria para atender a un nuevo consumidor, más exigente y siempre en  sintonía con las últimas novedades.

 

 Por otro lado, cerrada la disputa entre los dos bloques geopolíticos, se intensificaría la competencia industrial y comercial en todo el mundo. La calidad de los productos y de los servicios, unida a los precios competitivos, sería el único instrumento del que dispondría cada país para una inserción positiva en el nuevo orden.

 

La educación se considera como la palabra clave para la formación de trabajadores responsables , eficientes, bien informados y autónomos, constituyéndose en la palanca indispensable para el crecimiento económico de las regiones subdesarrolladas.

 

La enorme flexibilidad y la competencia de dicha fuerza de trabajo bien educada garantizarían la calidad competitiva en el sector industrial y, crecientemente, en el área de servicios. Mejor dicho, el aumento de escolaridad haría del desempleo una situación tolerable, pues los individuos estarían preparados para el autoempleo, para el reciclaje y para iniciativas creativas que posibilitarían su supervivencia en épocas de crisis. Sería el fin del “homo economicus” de los siglos XIX y XX y la llegada del “homo culturalis” del siglo XXI, perfectamente integrado a su tiempo por la versatilidad y la capacidad de seleccionar y asimilar la avalancha de nuevas informaciones a las que estaría diariamente expuesto.

 

La formación para la ciudadanía, en el nuevo escenario, no estaría más expresada en “términos vagos” marcados ideológicamente, tales como “desarrollar el espíritu crítico” o “promover la autodeterminación de los pobres” o “incentivar la solidaridad internacional”. Por el contrario, la actuación de los ciudadanos deberá tener una orientación pragmática y técnica, pues las demandas sociales que, en el correr del siglo XX pasarán por una politización  creciente, estarán, a partir de ahora, dirigidas principalmente hacia el nivel local y directamente asociadas “para el mejoramiento de la calidad de vida de la ciudad, del barrio o aún de una institución” (Mello, 1993).

 

 

El Banco Mundial y el  FMI

 

El Banco Mundial y su “hermano gemelo”  el FMI nacieron en la Conferencia de Bretton Woods en 1944 y, como organismos especializados de la ONU (art. 63 de la Carta de la ONU), en 1947. Miran la cooperación económica en sus versiones monetaria y financiera. Técnicamente, organizaciones mundiales y carácter intergubernamental para la obtención de finalidades concretas de carácter económico. En la concepción consagrada en Bretton Woods tendrían funciones complementarias.

 

El en FMI cabría: a) Fomentar la cooperación monetaria internacional  b) Facilitar la expansión y el crecimiento equilibrado del comercio internacional  c) Fomentar la estabilidad cambiaria y ayudar a establecer un sistema multilateral de pagos para las transacciones corrientes entre los países miembros.

 

El Banco Mundial tendría, entre otros, que:  a) Contribuir para la reconstrucción y el desarrollo de los territorios de sus Estados miembros y estimular el desarrollo de los medios y las fuentes de producción en los países de escaso desarrollo;  b) Fomentar inversiones privadas de capital en el extranjero y completarlas;  c) Promover un crecimiento equilibrado, a largo plazo, aumentando la productividad, elevando el nivel de vida y mejorando las condiciones de trabajo en su territorio. Estos objetivos del Manco Mundial se alcanzarían, vía empréstitos directos de los países miembros para las empresas públicas y privadas, participación en los empréstitos en su aval, envío de especialistas para el estudio de la situación económica y financiera de los Estados, y ayuda técnica en estas materias y en la formación del personal calificado para gerenciarlas.

 

La acción del Banco Mundial también ha sido vista, en general, como muy negativa por haber financiado un tipo de desarrollo económico desigual y perverso socialmente, que amplió la pobreza mundial, concentró la renta, profundizó la exclusión y destruyó el medio ambiente. Del mismo modo, las tentativas de corrección adoptadas en 1976 y puestas en práctica en 1978 habrían conseguido evitar un auténtico desorden monetario. Esta es la resultante en cuanto que otros organismos multilaterales  del ámbito de la ONU (FAO, OMS, UNESCO) reformularon sus prioridades, el ideario liberal de origen del FMI y del BM  se habría modificado muy poco a lo largo de este siglo.

 

Al lado del FMI desde 1944, el Banco Mundial ejerció y ejerce enorme influencia sobre las políticas públicas de los países en desarrollo, entre ellos el Brasil. Se sabe que la influencia en el nivel global se debe mucho menos al volumen de sus empréstitos, ínfimos porcentajes del PIB de los países desarrollados, y mucho más al abarcamiento y al carácter estratégico de su actuación en el proceso de ajuste neoliberal de los países pobres, a partir de la crisis de Estado de Bien-Estar y luego el llamado Consenso de Washington.

 

 

 

 

El Banco Mundial y el FMI – y el desafío de Exclusión[3].

 

El tema de la solidaridad y de la inclusión social no es más una exclusividad de los intelectuales o de los organismos o militantes sociales, sino que también ya hace parte del discurso oficial del Banco Mundial y del FMI. Al fines de septiembre de 1999, periódicos de todo el mundo anunciaron atónitos que el director general del FMI, en la asamblea general de la institución, llamaba a los países miembros  y a su dirección a abrirse y a responder a los “clamores de los pobres”. Al día siguiente, interrogado sobre sus afirmaciones, Camdessus resaltó que esta preocupación no significaba abandonar los programas de ajustes económicos de los países en desarrollo o pobres.

 

Lo que ocurre es que la solidaridad social aquí está reducida a la cuestión de eficacia económica. El FMI continúa acreditando que la solidaridad solo es posible a través de los mecanismos de libre mercado e identifica la solidaridad con la eficiencia en y del mercado.

 

El Banco Mundial, que comenzó a tratar sobre este tema de modo más explícito antes que el FMI, viene utilizando términos como “Justicia social” y el término “inclusión”. Trabajando en sintonía con el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) va más lejos y ya dice que la desigualdad latinoamericana se convirtió en una desigualdad destructiva. Esta no lleva al crecimiento económico porque genera exclusión. Lo que estamos viendo es que la exclusión debe mirarse a partir de la disminución de la desigualdad social y la integración social de los excluidos pasó a ser considerada una exigencia para el crecimiento económico sustentable y para el desarrollo del propio sistema.

 

Lo que antes se consideraba una mera exigencia ética, comienza ser visto como una exigencia sistémica, es decir, necesaria para una reproducción y desarrollo del propio sistema.

 

El Tercer Mundo en cuestión.

 

En esta perspectiva, el Tercer Mundo, después de un ajuste estructural riguroso y después del aumento del grado de escolaridad de sus poblaciones, encontrará su vocación internacional, descubriendo nichos de productividad que posibilitarán su afirmación en el escenario competitivo1 mundial.

 

Es posible distinguir, en este abordaje, al menos dos vertientes:  1. La que absolutiza el mercado como agente de regulación social, atribuyendo al Estado una acción compensatoria solo en los casos de extrema desigualdad;  2. La que aunque también propone una reestructuración del Estado, le reserva un papel más central y amplio como elemento compensatorio de las diferencias sociales.

 

  1. En la primera vertiente están incluidas, generalmente, las posiciones del Banco Mundial. Según diversos estudiosos (p.ej., Arretche, 1993), dicha institución financiera recomienda, para las políticas económicas y sociales de América Latina, una agenda estrictamente neoliberal, en la que la necesidad de inclusión  de las regiones periféricas en el nuevo orden internacional no está unida al delineamiento de una política específica de desarrollo de las industrias nacionales y de mercado interno. Por el contrario, la apertura de los países a las importaciones y la disminución significativa del Estado en el área económica y en la previsión social son consideradas los instrumentos principales para el crecimiento. De otro lado, enfatiza en la mejora de la educación básica, pues tal mejora incidiría de manera directa en la calidad de los productos latino-americanos, posibilitando la inserción de los mismos en los mercados internacionales altamente competitivos. Adicionalmente, el Banco Mundial reconoce la urgencia de políticas sociales que, de alguna forma, protejan los estratos más pobres de la población de los efectos recesivos del ajuste económico propuesto. Entre tanto, tales políticas deberían ser selectivas, dirigidas solo a los sectores más pauperizados e incluyendo la noción de “focalización”, noción ésta asociada a la idea de reducir gastos (Arretche,1993).
  2. La segunda vertiente está constituida,  principalmente, por las propuestas de la CEPAL, como consubstanciadas en las publicaciones “Transformación productiva con equidad” (CEPAL, 1990) y “Educación y conocimiento: eje de la transformación productiva con equidad” (CEPAL/UNESCO,1992). Estos documentos enfatizan la llegada de la competitividad auténtica que, al contrario de la competitividad espúrea, no estaría ya fundada en la búsqueda de remuneraciones ni solo en la abundancia de recursos naturales, sino en el aprendizaje y en la difusión del conocimiento. Los teóricos de la CEPAL, probablemente preocupados por mantener la tradición de su institución en la defensa de la equidad social pero, al mismo tiempo, aceptando como inevitable el nuevo orden neoliberal, parece que intentan construir “un rostro humano” para las relaciones sociales descritas en el modelo. Esta construcción, que no puede dejar de estar permeada por una determinada visión ideológica, tiene subyacente la suposición de que el salto del Tercer Mundo hacia la modernidad se facilitaría por las nuevas condiciones de desarrollo del capital: o sea, llegaría el “capitalismo ético”, aunque transformado, porque su opuesto – el capitalismo predatorio –al final  crearía amenazas a la propia sobrevivencia  del sistema. En otras palabras: con la falta del socialismo real, el retroceso de los preceptos religiosos y el debilitamiento de los sindicatos, el capitalismo no tendría actualmente, ningún temor para realizar la absolutización del lucro, lo que generaría, en una situación extrema, revueltas sociales generalizadas. Frente a este cuadro, la acción capitalista estaría ahora obligada a amenizar las desigualdades regionales y las disparidades entre los segmentos de una misma sociedad, a fin de evitar disturbios sociales que pondrían en riesgo su dominio global (Tedesco, 1992).

 

En el plano económico, las propuestas de la CEPAL insisten en la necesidad y posibilidad de una inserción positiva de América Latina en la competitividad internacional – principalmente a través de la prioridad que debe darse a la formación de la mano de obra. El acceso de todos los jóvenes a los códigos de la modernidad garantizaría la consecución de dos objetivos interrelacionados: la ciudadanía y la competitividad. También considera el desarrollo del mundo interno a través de la relación entre el aumento de productividad, el aumento de salarios y la mejor distribución de la renta. En el plano social, la CEPAL no recomienda políticas selectivas dirigidas a sectores extremadamente pauperizados, sino que afirma que las políticas sociales universalistas, históricamente vigentes en América Latina, pueden conectarse con políticas selectivas, dependiendo de cada caso y del conjunto global de las políticas y de su combinación (CEPAL, 1990).

 

En el balance general, las propuestas de la CEPAL difieren de las del Banco Mundial por no conferir al Estado un papel meramente residual y de reacción frente  a los efectos del mercado, sino un papel activo, con metas propias que digan respeto a una determinada concepción de ciudadanía. En este sentido, tales sugerencias pueden ser consideradas como una alternativa a las macro-políticas delineadas por la agencia financiera internacional (Arretche, 1993). Entre tanto, es necesario considerar que, en cuanto a las propuestas del órgano latinoamericano, tienen apenas el respaldo de su historia progresista, las sugerencias del Banco están protegidas por el gran poder de financiación de dicha agencia, constituyendo, por tanto, un factor de peso en la orientación de las políticas nacionales.

 

Por oro lado, hay algunas convergencias importantes entre las propuestas del Banco Mundial y las de la CEPAL. La descentralización de las políticas sociales es una de tales convergencias. Dicho de otro modo, la preocupación por obtener mayor eficiencia en el gasto social abraza las sugerencias de ambas instituciones en el sentido de mejor coordinación entre el sector público y las entidades privadas en la prestación de los servicios sociales. En este sentido, la CEPAL está de acuerdo en que los servicios sociales puedan ser prestados por el sector privado, también mediante el cobro de tarifas, siempre que sean coordinadas y eficientemente articuladas con la intervención pública (CEPAL,1990). Para la educación, estas concordancias entre las propuestas del Banco y las de la CEPAL tienen desdobles muy relevantes, como diremos más adelante. Las corrientes “optimistas” aquí resumidas, citan reiteradamente a los “Tigres Asiáticos” o a Chile, a Argentina y, más recientemente, a México, como ejemplos de la dirección que se debe tomar.

 

Para un grupo de estudiosos que, con libertad, llamaríamos de “pesimistas”, las mismas condiciones descritas arriba – o sea, el desfase del socialismo real, la exacerbación de la competencia internacional, la escalada vertiginosa del desarrollo tecnológico, la integración mundial a través de los medios de comunicación cada vez más rápidos y la hegemonía del capital transnacional – no harían un futuro más igualitario para la humanidad. Al contrario, tales factores acentuarían diferencias económicas y sociales, la construcción de “islas de excelencia” regionales, que servirían de vitrina para el modelo – y escamotearían el acentuado aumento de exclusión no solo en el Tercer Mundo, sino también en los países centrales. Para dichos analistas, el reiterado llamado a la educación no sería otra cosa que una “cortina de humo”, levantada para justificar la acumulación depredadora del capital. Esto es, las grandes masas no escolarizadas o mal escolarizadas en el Tercer Mundo explicarían el atraso de la región, los bajos salarios y la baja productividad.

 

Al colocar la educación como condición “sine que non” para el crecimiento económico, pero recetando al mismo tiempo una agenda económica recesiva para los países periféricos, se estaría olvidando el hecho de que la educación es crecimiento sin polos inseparables de un mismo proceso, no habiendo la posibilidad de mejorar el sistema educacional sin adoptar al mismo tiempo políticas económicas dirigidas hacia la expansión y hacia la mejor distribución de la renta. O sea, al seguir el modelo predominante, no habría la previsión de grandes inversiones en los sectores sociales de los países pauperizados, no pasando así de la retórica a la prioridad dada a la educación. Esta realidad no afectaría, ciertamente, el modelo modernizante propuesto, basado en la competencia externa, toda vez que el mismo no exigiría mano de obra ampliada, sino solo una reducida fuerza de trabajo bien formada.

 

Noam Chomsky, en un artículo corrosivo, resume muy bien la visión pesimista del nuevo orden internacional:

 

“Una consecuencia de la globalización de la economía es la ascensión de nuevas instituciones gobernantes para servir a los intereses del poder económico privado internacional. También es la difusión del modelo social tercermundista, con islas inmensamente privilegiadas en medio de un mar de miseria y de desesperación... Cada vez más la producción puede trasladarse a zonas de alta represión y bajos salarios y dirigirse a sectores privilegiados en la economía global. De este modo, grandes parcelas de la poblaciones  vuelven  superfluas para la producción y posiblemente para el mercado mismo, a diferencia de la época en que Henry Ford comprendió que no podría vender carros si sus trabajadores no estuvieran suficientemente bien pagos como para ellos mismos comprarse los carros. Algunos casos específicos ilustran este cuadro. La GM está planeando ubicar casi dos docenas de fábricas en los Estados Unidos y en el Canadá, pero igualmente se volvió la mayor empleadora privada en México. También abrió una ensambladora de US$690 millones en Alemania Oriental en donde los empleados se disponen a cumplir jornadas de trabajo más largas que las de sus colegas mimados de Alemania Occidental, recibiendo 40% de sus salarios y pocos beneficios extras, como explica alegremente el Financial Times”  (Chomsky, 1993, p.6-18).

 

Al contrario de los optimistas, que ven la despolitización de las demandas sociales y el ejercicio “técnico” de la ciudadanía como un avance en dirección hacia la modernidad (Mello, 1993), los “pesimistas” – aún aquellos que no se alinean en las posiciones tradicionales de la izquierda sino que solo adoptan puntos de vista liberales – consideran que tal despolitización es fatal para la democracia. Una vez terminados los grandes debates  sobre las opciones generales y habiéndose desvanecido la noción de interés común, la sociedad pasó a ser orientada por grupos silenciosos que defendían sus intereses muy particulares junto a las esferas de decisión. La actividad extremamente dispersa – y, al mismo tiempo, localmente muy concentrada – de tales lobbies, que representan millares de micro-intereses, significarían el fin del espacio público o el fin de la política y, por tanto, el fin de la democracia. Jean-Marie Guéhenno, describiendo la profunda crisis del Estado-Nación y de las democracias liberales, trazó un cuadro catastrófico del actual proceso de atomización de las demandas sociales:

 

“... El debate público iluminado por las luces de la razón, tan soñado por los filósofos del siglo XVIII, fue sustituido por una confrontación profesional de intereses.

La democracia liberal estaba calcada en dos postulados hoy contestados: la existencia de una esfera política, lugar del consenso social y de interés general; la existencia de actores dotados de una energía propia, ejercitando sus derechos, manifestando su “fuerza”, aún antes de que la sociedad los hiciera sujetos autónomos. Así en lugar de sujetos autónomos solo existen situaciones efímeras en función de las cuales se forman alianzas provisionales apoyadas en las competencias movilizadas para tal ocasión. En lugar de un espacio político, lugar de solidaridad colectiva, solo hay percepciones dominantes, tan efímeras como los intereses que las manipulan, a un mismo tiempo atomizado y homogeneizado. Una sociedad fragmentada al infinito, sin memoria y sin solidaridad, una sociedad que solo siente su unidad en la sucesión de imágenes de la misma enviadas semanalmente por los medios. Una sociedad sin ciudadanos y, por lo tanto, finalmente, una no-sociedad” (Guéhenno, 1994 p.41-42).

 

Otros estudiosos alertan sobre el hecho de que la defensa de la descentralización de las políticas sociales no tiene un único origen, presentando significados diferentes en diferentes discursos. A.L.D´Avila Viana  discute el principio de la descentralización según elaboraciones que él llama neoliberales y neomarxistas, destacando que, en el sector de la salud, las propuestas neoliberales de descentralización del Banco Mundial tienen como finalidad mayor el alivio del Estado en cuanto a los gastos en esa área (Viana, 1993).

 

Las críticas arriba expuestas, que tal vez sean más consistentes con respecto a las prescripciones del Banco Mundial, adquieren otros matices cuando se dirigen a las propuestas de la CEPAL-UNESCO. Las premisas en las que se apoyan las propuestas de la CEPAL son frágiles: colocar el éxito del desarrollo de América Latina primordialmente en la competencia externa significaría ignorar que nuestras conturbadas economías deberían enfrentar tanto las tecnologías de punta del Primer Mundo como la fuerza de trabajo mejor calificada y,- así mismo, más barata – de países como Singapur, China y Corea.

 

Para los teóricos, que firman las interpretaciones pesimistas aquí resumidas (permeadas, como cualquier otra interpretación, de elementos ideológicos) tampoco faltan ejemplos geográfica e históricamente situados que darían fuerza a sus tesis: el desempleo creciente, el aumento de los ghettos, del neonazismo y de poblaciones frustradas en el Primer Mundo; la desindustrialización, la persistencia de altos índices de desempleo, el desequilibrio de las balanzas de pago y el reclamo de los derechos de los trabajadores en países que intentaron el ajuste económico según la receta internacional; la persistencia de la pésima distribución de la renta en Chile, en donde el festejado éxito económico no ha sido suficiente para disminuir el abismo social: la indigencia de los derechos de los trabajadores en Corea del Sur en donde las reivindicaciones obreras fueron tratadas, ya en el 1994, como caso de policía y violentamente reprimidas; la reciente crisis cambiaria en México y las crecientes dificultades del Plan Cavallo en Argentina, etc.

 

Las posiciones descritas arriba han sido, evidentemente, simplificadas, habiéndose omitido los multivariados matices de cada tipo del análisis. Entonces, esta caracterización debe tomarse como elemento provocador de discusión, en el sentido de contribuir a formar un telón de fondo referencial en el que podamos situar el problema que aquí se intenta definir.

 

La pobreza en América Latina[4].

 

De acuerdo con la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) hubo una evolución en el cuadro social de América Latina y ello se debió gracias: a las reformas emprendidas en la mayoría de los países de la región, la recuperación del crecimiento económico y su posterior desaceleración, las transformaciones del mercado de trabajo...

 

  1. La pobreza entre 1990 y 1997 disminuyó en la gran mayoría de los países latinoamericanos: de 41% cayó a 36% recuperando el nivel existente en 1980 (35%). Esta reducción contuvo el crecimiento de la población pobre, que en la década de los 80, había pasado de 136 a 200 millones y en 1997 no superaba los 204 millones.
  2. La indigencia siguió una evolución semejante  y en 1980 estaba por un 15%, elevándose luego hasta cerca del 18%; en 1997 volvía a los mismos 15%. Así los 62 millones de indigentes que existían en 1980 llegaron a los 93 millones en 1990 y, en 1997, bajó a 90 millones.
  3. La pobreza urbana: es necesario notar también que la mayor parte de los 64 millones que engrosaron las filas de los pobres en la década de los 80 se localizaban en las ciudades, aumentando significativamente la proporción de los pobres urbanos, que pasó de 63 millones (46%) a los 122 millones en 1990. Ya la pobreza en las áreas rurales se redujo de 54% a 39%. Esta tendencia de urbanización  de la pobreza tuvo un papel significativo en el deterioro de la calidad de vida de las ciudades, comenzó a ser frenada a partir de 1990. Como efecto esta proporción se mantuvo casi inalterada en 1997.

 

Estos datos se deben mirar con prudencia pues, a pesar de que la evolución de la pobreza, durante la década de 1990, haya sido positiva  al recuperar sus niveles de los años 80, no logramos reducir el número de los pobres indigentes que existían en 1990 (200 y 90 millones respectivamente).

 

Previsión para la década de los 90, es que el nivel del crecimiento económico sea inferior al obtenido entre el 90 y el 97. Esto hace como que se proyecte para el cambio de milenio un incremento de la pobreza y de la indigencia en muchos países.

 

Sobre los resultados conseguidos en varios países latino-americanos, podemos considerar:

 

  1. En dónde bajaron más los niveles de pobreza:

a.- Chile: 13 puntos porcentuales en la pobreza y 06 en la indigencia.

b.- Brasil: 17 y 07

c.- Panamá: 09 y 06

 

  1. En otros, las reducciones fueron menores:

a.- Costa Rica: 04 y 03

b.- Perú: 04 y 00

c.- Colombia: 02 y 05

 

  1. En pocos países hubo aumento de la pobreza y la indigencia:

a.- Venezuela: 08 y 05

b.- México: 04 y 02

 

En cuanto al nivel de pobreza urbana tenemos grandes variaciones en América Latina. Algunos países presentan un bajo nivel (menos de 20%) como Uruguay, Argentina, Chile y Costa Rica. Otros  presentan un nivel medio (entre 20 y 39%) como Panamá, Brasil, Perú, República Dominicana, México, Colombia y El Salvador. Otros presentan un nivel más alto de pobreza urbana (40% hacia arriba) como Paraguay, Venezuela, Bolivia, Guatemala, Nicaragua y Honduras. 

 

Relación entre crecimiento económico y evolución de la pobreza

 

Si por un lado lo que ocurrió en la década de los 90 fue una relación directa entre la tasa de crecimiento del ingreso nacional bruto real por habitante y la tasa media anual de disminución de la pobreza, se advierte que hubo casos en esta relación (crecimiento económico y disminución de la pobreza) no tan notorios. Otros factores entraron y pesaron en la balanza y la misma tasa de crecimiento del producto tuvo efectos diferentes de acuerdo con sus efectos sobre el empleo y los salarios. Sucedió en América Latina, en los últimos años, una creciente heterogeneidad de producción y de varios tipos de ocupaciones. Pero es necesario pensar que los empleos generados son de producción y de ingresos bajos, lo cual dificulta más todavía  vencer la pobreza.

 

La inflación y su directa relación con la pobreza

 

Entre los factores que no están directamente ligados al crecimiento económico pero influyen sobre los niveles de pobreza, debemos considerar con especial atención la inflación y las transferencias del ingreso (el dinero transnacional). La influencia de la inflación en el tamaño de la pobreza se da más cuando esta inflación aumenta o disminuye drásticamente. Así, cuando se redujo la inflación exagerada (de cuatro dígitos) en Argentina, Brasil y Perú, hubo un efecto favorable en la reducción de la pobreza en estos países. Y cuando hubo incremento de la inflación en Venezuela, hubo un aumento sensible de pobreza. Sin duda la inflación muy baja no conduce automáticamente a la disminución de la pobreza (como en Argentina entre 1994 y 1997), ni la inflación moderada impide que la pobreza aumente (Uruguay entre 1990 y 1994).

 

Distribución de la renta

 

En el período entre 1990 y 1997, en América Latina, la distribución de la renta tuvo un desempeño deficiente. Entre los 12 países analizados, la distribución de la renta en las áreas urbanas mejoró en cuatro países (Bolivia, Honduras, México, Uruguay), en Chile se mantuvo estable y se deterioró en los demás (Argentina, Brasil, Costa Rica, Panamá, Paraguay y Venezuela). Mirando América Latina podemos percibir que los años 90 tuvieron crecimiento económico, pero esto no siempre garantizó una buena distribución de la renta per capita.

 

 

 

 

 

Evolución del empleo

 

Lo que podemos afirmar es que en América Latina, a pesar de la incorporación de la mujer al mercado del trabajo, la tasa media anual de crecimiento estuvo caído – de 2,55% (en 1985-1990) a 2,48% (entre 1990-1995).

 

Es interesante que aumentó el empleo pero no la productividad porque apenas una pequeña porción de los empleos generados solo corresponde a sectores modernos de economía, mientras que la gran mayoría se concentró en el sector privado de menor productividad y principalmente en el sector de los bienes y servicios. La proliferación de empleos de baja productividad – trabajadores por cuenta propia sin remuneración – estuvo acompañada por la falta de protección, contrataciones flexibles a plazo fijo, subempleos y otras modalidades que aumentan, en mucho, la inseguridad y las incertidumbres. Estos procesos ocurrieron a pesar de que, en los años 90, hubo un aumento de la fuerza de trabajo y de escolarización.

 

 

 

 

Los jóvenes y el mercado de trabajo.

 

La incorporación de los jóvenes en el mercado de trabajo merece un trato particular porque la población de 15 a 24 años de edad representa del 20% al 25% de toda la fuerza de trabajo de América Latina.  Y en contraste, esta franja es la más atendida por las características predominantes de la evolución del mercado. El insuficiente dinamismo económico observado en la mayoría de estos países y la escasa creación de puestos de trabajo de alta productividad dificultaron una adecuada inserción de los jóvenes en el mercado de trabajo, así ellos tuvieran en promedio un nivel de educación cada vez mayor.

 

Por esto y otros motivos, la tasa de desocupación de la población activa entre los 15 y los 24 años, representa más de la mitad del total del desempleo en las áreas urbanas de América Latina.

 

 

Gasto público y remuneración de los profesores

 

En los años 90 tuvimos un aumento sensible en gastos como educación y los gobiernos emprendieron reformas educativas en varios países. Como efecto, entre 1990 - 1991 y 1996 – 1997 el gasto en educación como porcentaje del BID aumentó de 2,8% a 3,7% en tanto que el gasto por habitante creció en un 40% (de 87 dólares a 122 dólares) en la media de 15 países. Gran parte de esta inversión se dirigió al aumento salarial de los profesores. El esfuerzo realizado por los gobiernos para mejorar el salario por hora de los profesores fue notable en Paraguay, Bolivia, Chile y Brasil, países en los que el nivel creció a un ritmo anual de 9,5%; 7,8%; 7,8%: y 4% entre 1989-1997, respectivamente.

A pesar de las conquistas salariales de los profesores en la presente década, persisten notables diferencias entre su remuneración por hora y otros asalariados con nivel de educación similar. Con excepción de Costa Rica, en todos los países analizados, los profesores de básica y enseñanza media tienen un salario muy inferior a los otros profesionales y técnicos asalariados.

 

Metas de la UNICEF en favor de la infancia para el año 2000

 

El examen de los avances logrados entre 1990 y 1997 con relación al acceso y al término de la educación primaria en los países latinoamericanos indica que, a pesar de las elevadas tasas de matrículas, todavía persisten, en el año 2000, lagunas grandes en las áreas rurales. En la zona urbana ya se ha alcanzado el nivel por el que el 80% de los niños completan los primeros cuatro años de escolarización y el 70% terminan el ciclo básico.

 

En cuanto al acceso a los servicios básicos en el año 2000, una significativa mayoría de los países consiguieron reducir en 25% o más la población sin acceso al agua potable en las áreas urbanas, mientras que solo la mitad de los países alcanzaron una reducción del 17% o más de la población sin acceso a la salud básica.

 

Según la UNICEF, los fenómenos que limitan las oportunidades de bienestar de los niños y adolescentes, son

 

  1. Trabajo infantil: tal vez solo la mitad de los países consiguió disminuir la proporción de los adolescentes que trabajan. Y en un tercio de los países se amplió este problema. En síntesis, podemos decir que solamente 1/3 de los países registraron una disminución sensible con relación al trabajo de los niños y adolescentes.
  2. Adolescentes que no estudian y ejecutan actividades domésticas: en la zona urbana son pocos los adolescentes que no estudian y no trabajan en el mercado del trabajo. Este fenómeno es mayor en la zona rural. En 1997 prácticamente el 50% de los países mostraron entre 15% y 25% de los jóvenes de las áreas urbanas en esta situación y creció el porcentaje hasta casi un 50% en las áreas rurales.
  3. Maternidad en la adolescencia: En la última década se mantuvo inalterada la elevada cifra de maternidad en la adolescencia en la mayoría de los países. En Brasil, cerca del 20% al 25% de las mujeres tuvieron sus primeros hijos antes de los 20 años. Este índice alcanzó el 30% en las zonas rurales mientras que permanece del 15% al 20% en las zonas urbanas.

 


2. Coyuntura educacional – comprendiendo mejor

 

 

Educación para todos: una propuesta y una respuesta – de Jomtien a Dakar

 

Educación para todos” fue el lema-tema de la Conferencia Mundial realizada en el marco de 1990 en Tailandia. Participaron en este evento gobiernos, agencias internacionales, organismos gubernamentales, asociaciones profesionales y personalidades destacadas en el campo educativo provenientes de todo el mundo. Estuvieron presentes 155 gobiernos y allí hicieron una declaración en la que se comprometían  a asegurar una educación básica de calidad para los niños, jóvenes y adultos.

 

La Conferencia de Jomtien no fue un fenómeno aislado sino que se sumó a otras iniciativas similares que le antecedieron: Bombay (India) 1952, El Cairo (Egipto) 1954, Lima (Perú) 1956. Pero en 1990 las estadísticas señalaban la existencia de más de 100 millones de niños sin acceso a la escuela y más de 900 millones de analfabetos en el mundo. Fue a partir de estas estadísticas como la Conferencia de marco de 1990 reconoció el fracaso de los llamados “compromisos internacionales” anteriores.

 

A partir del final de 1998 se inició una evaluación de la década sobre los 18 indicadores considerados relevantes para la evaluación. También se organizaron encuestas, estudios de casos y estudios temáticos en diversos países sobre la orientación de la UNESCO. Se concluyó que, con el final del siglo XX y el comienzo del XXI, el mundo se encontraba en un momento de cambio acelerado, grandes contradicciones y mucha incertidumbre, caracterizados como “momento de transición epocal”. El programa educativo está convulsionado, marcado por la insatisfacción y por una prolongada “crisis de educación”.

 

El proyecto educación para todos quiso dinamizar un proceso de expansión y reforma educativa iniciada en muchos países en desarrollo hacía muchas décadas. El recorrido hecho en este tiempo no fue homogéneo ni lineal: encontramos avances en algunos frentes, paradas en otros, y encontramos también retrocesos.

 

Para entender la urgencia de Educación para Todos (EpT) y el peso colocado sobre la educación básica es necesario comprender la situación de la educación básica en el mundo, en 1990:

 

  1. Más de 100 millones de niños, de estos 60 millones de niñas, sin acceso a la escuela primaria.
  2. Más de 960 millones de adultos, de los cuales dos tercios de mujeres, analfabetos. Y además un número siempre creciente de analfabetos funcionales (se dicen alfabetizados pero tienen un manejo insuficiente de la lengua para utilizarla efectivamente en la vida diaria).
  3. Más de una tercera parte de los adultos del mundo están al margen de informaciones y conocimientos elementales, necesarios para mejorar su vida y la de sus familias.
  4. Más de 100 millones de niños e incontable número de adultos no logran completar la escuela primaria; y un número indeterminado, seguramente alto, conseguirá  terminarla sin aprender los conocimientos básicos que la escuela está llamada a asegurar.

 

En otras palabras, a pesar del gran crecimiento de la matrícula escolar en todas las regiones del mundo, en la mayor parte de los países, en las tres últimas décadas, el desafío de la educación básica sigue en pie. La Conferencia tuvo el mérito de pedir “Educación para todos”, o sea, “Educación Básica para Todos”, entendiéndose con esto una educación capaz de satisfacer las necesidades básicas de aprendizaje para los niños, adolescentes y adultos.

 

Una educación que, para ser básica, deberá encaminarse hacia siete frentes:

  1. Supervivencia
  2. Desarrollo pleno de las propias necesidades
  3. Alcanzar condiciones de vida y trabajo dignos
  4. Participación plena en el desarrollo
  5. Mejoría de la calidad de vida
  6. Toma de decisiones informadas
  7. Posibilidad de continuar aprendiendo

 

Esta educación básica no equivaldría a la educación primaria y no se resuelve solo con el aparato escolar, sino que entran en juego otras instancias tales como: la familia, la comunidad  y los medios de comunicación.

 

Las estrategias acordadas en la Conferencia son:

  1. Satisfacer las necesidades básicas de aprendizaje de todos: niños, jóvenes y adultos
  2. Dar prioridad a las niñas y a las mujeres
  3. Atención especial a los grupos desamparados – corrigiendo las desigualdades
  4. Valorar el ambiente para el aprendizaje – condiciones básicas incluyendo la nutrición
  5. Fortalecimiento de los pactos y acciones – convenios
  6. Ampliar el alcance y los medios de la educación básica – que va más allá de un período de la vida o de una institución – y es permanente a lo largo de toda la vida.

 

Las metas y exigencias acordadas en la Conferencia de Jomtien fueron:

 

    1. Metas:

-         Expansión de la asistencia y de las actividades de desarrollo de la primera infancia.

-         Acceso universal a la educación primaria y al término de la misma.

-         Mejoramiento de los resultados de aprendizaje.

-         Reducción de las tasas de analfabetismo de adultos a la mitad de la cifra desde el 1900 hasta el 2000.

-         Ampliación de los servicios de la educación básica.

 

    1. Exigencias:

-         Generar un contexto de políticas de apoyo en el campo económico, social y cultural.

-         Movilizar grupos financieros, públicos, privados y voluntarios.

-         Fortalecer la solidaridad internacional – a través de relaciones económicas justas y equitativas para corregir las disparidades económicas entre las naciones.

 

Conferencia Mundial sobre la Educación en Dakar, Senegal – 2000

 

La gran contribución del Foro Mundial  de Dakar está en ofrecer, de forma sintética y envolvente la visión más completa conseguida hasta hoy de la realidad de la educación básica en el mundo. La Conferencia de Dakar realizó el balance educativo más amplio realizado en la historia. Este foro fue preparado por 180 países con reuniones regionales realizadas hasta el final de 1999 e inicios del 2000, lo que generó una amplia y detallada relatoría sobre la situación real de la educación básica en el mundo. De esta forma, el foro mundial de Dakar definió marcos operativos que fueran a satisfacer las necesidades de aprendizaje necesarias hasta el 2015.

 

Constataciones y contradicciones que se evidenciaron en Dakar:

 

  1. El número de niños en las escuelas creció significativamente pasando de 599 millones en 1990 (Jomtien) a 681 millones en 1998.
  2. Desde 1990, cerca de 10 millones o más de niños fueron a la escuela todos los años, duplicando la media lograda en la década 1980-90.
  3. El este de Asia, la región del Pacífico, América Latina y el Caribe están ahora más abiertos al cumplimiento de la meta de que todos tengan “educación primaria”.
  4. El número de niños sin escuela disminuyó de 127 millones en 1990 a 113 millones en 1998. En América Latina y el Caribe bajó este número de 11.4 millones en 1990 a 4.8 millones en 1998. Países como Bangladesh, Brasil y Egipto están destinando el 6% de su “Producto Nacional” para la educación.

 

 A pesar de estos datos positivos quedó claro que todavía tenemos, como serio, el problema de Género. El “vacío de género” sigue siendo un obstáculo para la “Educación para todos”, ya que un 60% de los niños que no tienen acceso a la escuela en el mundo, son niñas. Esto confirma que dos terceras partes de los analfabetos del mundo son mujeres. Este será el gran desafío de los gobiernos para enfrentarlo hasta el 2015.

 

La Conferencia de Dakar diagnosticó también que aún habiendo un crecimiento de los sistemas de educación en el mundo, todavía falta ser resuelto el problema de que la “calidad no está unida automáticamente a la cantidad”. Y en el discurso de calidad X cantidad está el drama de la deserción escolar.

 

Reevaluando los diez años de la Conferencia de Jomtien

 

Lamentablemente las lecturas de EpT tendieron a traducirse en políticas y programas mucho más dirigidos hacia la tradición, la conservación y el mejoramiento, que hacia la transformación. Esto se dio después cuando llegó el momento de la práctica y de la ejecución: la EpT se fue inclinando hacia la vida fácil y a soluciones minimistas, donde la cantidad tomó el lugar de la calidad.

 

En otras palabras: la “visión ampliada” de educación básica, que es en verdad una visón ampliada y renovada de la educación en general... no llegó a realizarse. Se quedó así: empobrecida y atrofiada.

 

Propuesta:                                                                      Respuesta:

 

. Educación para todos                              . Educación para los niños más pobres

. Educación básica                         . Educación escolar primaria

. Universalizar la educación básica . Universalizar el ingreso a la ed. Primaria

. Necesidades básicas de aprendizaje        . Necesidades mínimas de aprendizaje

. Ampliar la visión de educ. básica . Ampliar tiempo de escolaridad obligatoria

. Ed.. básica como base del aprendizaje     . Educación Básica como fin en sí misma

. Mejorar condiciones de aprendizaje        . Mejorar al interior de las instit. Escolares

. Todos los países                                     . Países en desarrollo

 

Como podemos ver, después de una década, hubo un gran distanciamiento entre los compromisos y la realización de los idearios de la Conferencia “Educación para Todos”. Quedó claro que, para llevar a cabo la EpT, es necesario instaurar procesos complejos y consistentes de transformación educativa, cultural, política, económica y social. Procesos que requieren no solo una firme voluntad política y recursos financieros, sino también imaginación, visón amplia, una política de alianzas, estrategias adecuadas a los tiempos que van mucho más allá de una década.

 

Los principales aspectos del “Marco Operativo” de Dakar.

 

  1. Prevaleció una visión más amplia de educación para todos, que va más allá del “recinto primario”, incluyendo la educación no-formal.
  2. Se detectó de modo explícito que la EpT adolecía, crónicamente, de falta de financiación. Se constató también que los países que tuvieron voluntad política y contaron con un auténtico plan de EpT lograron buenos resultados.
  3. Fue muy grande el papel significativo del Instituto de Estadísticas de la UNESCO para la información completa y organizada de la realidad educativa. La Conferencia apoyó enérgicamente el papel de la UNESCO en las actividades que siguieron al Foro.
  4. Para el 2015 todos los niños y niñas deberán tener acceso y terminar la escuela primaria gratuita y de calidad.
  5. Aumentar, para el 2015, en un 50% el número de alfabetizados, principalmente las mujeres.
  6. Suprimir las desigualdades de género en los ámbitos primario y secundario para el 2005 y conseguir para el 2015 la igualdad entre los géneros en relación con la educación.

 

Escenario Educativo en el Brasil.

 

Constatamos que en América Latina y particularmente en el Brasil, el Estado tuvo siempre un papel de interventor fuerte en la propia constitución de la nacionalidad, en la acumulación de capital, en la conformación de la sociedad, lo que fue utilizado por las élites y las clases sociales dominantes y por los tecno-burócratas al servicio de la producción y de la reproducción social. El mercado aparece aquí como el protagonista principal, lo económico se sobrepone a lo político y lo sobrepasa llegando a ser visto como la instancia orientadora de la sociedad.

 

Los tiempos que estamos viviendo están fuertemente marcados por transformaciones profundas en las esferas de la economía, de las instituciones sociales, culturales y políticas. Estos tiempos están también marcados por la dinámica de la polarización y por la exclusión social que se da a escala planetaria llegando, de manera diferenciada, a las regiones y países. Hoy está razonablemente claro que esta nueva etapa del desarrollo capitalista produjo no solo el agravamiento de sus ya conocidas contradicciones sociales, sino el nacimiento de otras, no siempre esperadas, y, con certeza, indeseadas.

 

En el proceso de mundialización de la economía, el conocimiento es frecuentemente presentado como la principal variable en la explicación de las nuevas formas de organización social y económica: es visto como condicionante generador de nuevas desigualdades y diferencias. Por eso, cada vez más, la política educativa pasa a ser considerada, en el marco de las políticas sociales, como una política de carácter instrumental y subordinada a la lógica económica, una política para seguir con la capacidad inclusiva del capitalismo industrial.

 

Hace cerca de una década, se inició un movimiento internacional de reforma de la educación que, juntamente, daría condiciones a los sistemas educativos de cada país para enfrentar los desafíos del nuevo orden económico mundial. En el caso de América Latina, se indicaba también la necesidad de conciliar los desafíos de la modernidad sin aumento de exclusión, como reacción a los problemas estructurales que presenta el desarrollo capitalista.

 

Las reformas que se están realizando en los diferentes países se iniciaron en el marco de los compromisos asumidos por sus gobiernos y por los organismos internacionales en la Conferencia Mundial sobre la Educación para Todos, realizada en Jomtien, Tailandia, en 1990.  A partir de este encuentro, podemos afirmar que la educación volvió a ser parte de las agendas nacionales e internacionales como tema central de las reformas políticas y económicas. Las políticas educativas acabaron siendo, de hecho, fuertemente orientadas, tanto en la definición de sus prioridades como de sus estrategias, por las orientaciones de los organismos internacionales financiadores, principalmente el Banco Mundial.

 

Después de una década de operacionalización de la reforma educativa, en Brasil y en otros países latinoamericanos las evaluaciones son bastante negativas. Entre otros indicadores, se citan usualmente los bajos niveles de aprendizaje de los alumnos y la fuerte segmentación entre las escuelas del sistema, la poca valoración y profundización de los profesores, la falta de consenso en las acciones implementadas, la desatención respecto a la educación infantil y de jóvenes y adultos;  el paso de una visión (ampliada) de educación básica a una más estrecha, la de educación escolar fundamental[5]. Las “conquistas” de la reforma educativa de los años 90 vieron reducidas las posibilidades de colocar a los niños en la escuela (con todo, sin garantizar que permanecieran en ella). Los últimos resultados del costo-alumno realizados por IPEA, en comparación con los encontrados en otros países con nivel de desarrollo equivalente (UNESCO/OECD, 2000)mostraron que el Brasil gasta mucho menos en la enseñanza fundamental y media y que los Estados  presentan grandes diferencias entre sí en este indicador.

 

La movilización hacia la universalización de la enseñanza fundamental, lejos de pretender resolver una historia dividida de los países de la región, y en especial el Brasil, fue impuesta por políticas de financiación que amarran el presupuesto para la educación – en sus diferentes formas – principalmente la matrícula escolar – sin asegurar otras condiciones.

 

 

La Reforma Educativa en la década de los 90

 

Para hablarnos de educación en la década que estamos para terminar, naturalmente necesitamos remitirnos al proceso constituyente que generó la Constitución de 1988, llamada de “ciudad”, por los derechos sociales que se preservaron o se introdujeron en ella.

 

En el campo educativo la década del 80 fue extremamente rica en términos de realizaciones educativas y de discusión política por la democratización de la sociedad brasilera. Al comienzo de esta década en que tenemos reorganizados de los movimientos sociales, se constituyeron en entidades e instituciones, de las cuales destacamos:

 

-         Asociación Nacional de Docentes de Enseñanza Superior (Andes)

-         Central Única de Trabajadores (CUT)

-         Partido de los Trabajadores (PT)

-         Asociación Nacional de Educadores (Ande)

-         Confederación Nacional de los Trabajadores en la Educación (CNTE)

 

En razón de esto, la década de los 90 se inició con dos movimientos aparentemente contradictorios y fuertes: por un lado, el deseo de implementación de los derechos sociales recién conquistados y la defensa de un nuevo proyecto político-económico para el Brasil; por otro lado, la asunción de Fernando Collor de Mello, en la Presidencia de la República, con un discurso demagógico de defensor de los “descamisados” contra los “marajás” y un proyecto de carácter neo-liberal, traduciendo el “sentimiento nacional” de urgencia de reformas de Estado para poner al país en la era de la modernidad.

 

Desde el punto de vista de la educación, el presidente electo y su grupo – poco significativos nacionalmente – no tenían un proyecto consistente de intervención social. El concepto de educación como expresión de ciudadanía, muy citado en los discursos, no consiguió ser prioridad en el correr del gobierno ni tampoco cuando la conmemoración del Año de la Alfabetización, en 1990. Sin propuestas concretas entrábamos a la “era” de los espectáculos (subir y descender la rampa del Palacio de la Alborada con intelectuales y artistas).

 

Están en plena marcha las discusiones sobre la LDB que mantuvo el tono de defensa del derecho a la educación para todos y la promesa de una gestión educativa que abarcase y considerase las propuestas de las entidades educativas, las científicas y las de la sociedad civil en busca de un gran pacto nacional que hiciese viable la superación de las condiciones de funcionamiento de nuestra lamentable educación – se trataba de PL “Jorge Hage”, diputado federal conocido por el empeño en consultar los diferentes sectores públicos y privados.

 

Surge entonces otro proyecto presentado por el Profesor Darcy Ribeiro apoyado por el ministro de educación José Goldemberg y este proyecto, sin ninguna discusión de los sectores educativos, sindicales y populares, llegó con fuerza alterando sustantivamente la “lógica “de la organización de la educación nacional.

 

En 1995, asume Fernando Enrique Cardoso y tenemos, en el campo educativo, el congelamiento de las reuniones, grupos de trabajo y discusiones nacionales y se adopta  un “nuevo estilo” de gobierno “competente”, que legisla a través de medidas provisionales, irrespetando al poder legislativo.

 

En el primer quinquenio de este gobierno apoyado en el tema slogan de ciudadanía, la educación es tratada según tres directrices:

 

  1. Democratización del acceso y de la permanencia de los alumnos – niños, jóvenes y adultos – en la escuela, una vez que ella traduzca de forma objetiva la efectividad del derecho social a la educación.
  2. Calidad de enseñanza que, sin duda es una variable de la permanencia, pues si la enseñanza no es considerada como de calidad por el alumno, éste no se queda en la escuela.
  3. Gestión democrática de la educación, lo que sería el termómetro escogido para indicar la buena escuela y la escuela para todos.

 

En el comienzo del segundo quinquenio (1995-1999) la evaluación del gobierno federal que orientará sus acciones, afirma:  1. El Brasil no tiene más problema de atención a la demanda.  2. Los recursos invertidos en educación son suficientes.

 

Información que no concuerda con las estadísticas sobre la realidad nacional, que continúan indicando que:

  1. El Brasil tiene una cantidad muy grande de analfabetos (18 a 20 millones de brasileros, o cerca del 15%, considerados los mayores de 15 años).
  2. Se constata la existencia de 14 millones de niños, de cero a 6 años, que no reciben ninguna atención educativa.
  3. Se constata también que cerca de un millón de niños y jóvenes, con necesidades especiales, esperan atención del sistema educativo.
  4. Ocho millones de jóvenes entre 15 y 19 años, que deberían estar frecuentando la enseñanza media, y cerca de 4 millones de jóvenes entre los 18 y los 25 años, con plena condición de ingresar en una universidad pública, aún están aguardando una beca en alguna institución de enseñanza superior.

A pesar del alto crecimiento del sector privado, mantuvo prácticamente congeladas las becas del sector público.

 

Observación: si consideramos que la población brasilera es del orden de los 160 millones, los datos anotados totalizan prácticamente el 30% sin ninguna atención escolar (cerca de 37% millones)[6].

 


3 - Leyendo y releyendo lo datos en la óptica de la exclusión.

 

 

Un intento por comprender mejor el término “exclusión social”

 

Comenzamos afirmando que el término exclusión pide un complemento – excluido de qué? La inmensa masa de los excluidos no está fuera del planeta, ni de los respectivos países donde viven. Estas personas tampoco están excluidas del alcance de los medios de comunicación de masas, que socializa la cultura dominante y los patrones de deseo de consumo. Las personas pobres también tienen deseos de consumo, en gran parte determinadas por los medios de comunicación, así ellos no tengan condiciones para satisfacer tales deseos a través de las compras en el mercado. Esta imposibilidad o esta gran dificultad para satisfacer los deseos  de consumo y sus necesidades básicas para una vida digna, está unida a su exclusión o a una inserción extremamente desfavorable en el mercado de trabajo.

 

Estar excluido del mercado consumidor va mucho más allá de la no satisfacción de sus necesidades básicas (materiales y simbólicas). Significa la imposibilidad de construir la propia identidad en la convivencia con otros grupos. Lo que la persona consume, define la pertenencia al grupo. Estar excluido del mercado significa tener un bajo nivel de autoestima y estar fuera de las relaciones sociales significativas y reconocidas por la sociedad.

 

Así, siendo los pobres, están dentro del mismo territorio, de la misma sociedad y del alcance de los medios de comunicación que socializa la cultura y los deseos de cultura. Pero al estar excluidos del mercado de trabajo o de los puestos de trabajo razonablemente remunerados, están excluidos del mercado de consumo y de las relaciones sociales significativas y reconocidas por la sociedad, es decir, por quienes son reconocidos como pertenecientes a “buena” parte de la sociedad. (Assmann y Sung, 2000).

 

La exclusión es un hecho y la mayoría de la población está excluida en el mundo. Es difícil imaginar: más de 1,3 billones de personas viven con una renta igual o menor a un dólar por día. Entre ellas, la mayoría está conformada por mujeres y niños. Las mujeres constituyen un 70% de los que viven en la pobreza absoluta (feminización de la pobreza). La exclusión no para ahí y, en la sociedad del saber, cerca de 1 billón son analfabetos (Sandrini,1990).

 

En el Brasil vivimos una realidad social de exclusión que es el origen de todos los males. Como vimos en las estadísticas presentadas en el 3er. punto, en América Latina y principalmente en el Brasil se pinta un cuadro de las más inicua distribución de la renta del planeta.

 

Miguel Reale en el espacio abierto de “Folha de S. Paulo” del 11 de noviembre de 2000, enfatiza los desafíos que se deben enfrentar en la búsqueda de soluciones en el campo social y que deben ser  encabezadas por la reforma tributaria y la reforma agraria. Enfatiza también que no será en la línea del neoliberalismo como se podrá alcanzar un resultado benéfico, ya que sus partidarios lo esperan todo del libre juego del mercado. El camino que se abre, según Miguel Reale, es el del social-liberalismo o del liberalismo social, en el cual la libertad y la igualdad se integran armoniosa y prácticamente, por encima de los conflictos ideológicos que caracterizaron el siglo que se terminó. (Reale, Folha de S.Paulo, nov.2000).

 

Pablo Gentili, analizando el problema de la exclusión social, denuncia el rostro más deplorable de la misma, la invisibilidad. Es la invisibilidad la marca más visible de la exclusión en este final de milenio. La exclusión está allí, - impúdica y cruel y brutal; se manifiesta en cada esquina, en cada barrio, en cada calle. Sin embargo, esta exclusión se volvió invisible y parece haber perdido el poder de producir espanto, de producir indignación en buena parte de la sociedad. (Gentili, 1999).

 

La exclusión se vuelve normal, se hace natural y desaparece como problema, para convertirse en un dato de hecho. Este es el poder de la cotidianidad, o sea, el volverse invisible a los ojos. Lo que es cotidiano se normaliza y el poder de la normalidad es diluirse, desaparecer como problema para convertirse en un hecho contra el cual poco o nada podemos o debemos hacer.

 

Los números anteriores de este marco situacional intentaron trazar unas estadísticas de la pobreza en el mundo, da la situación escolar en América Latina, y otros datos de la realidad. Nos vemos sorprendidos cuando el periódico anota un desempleo con niveles de 20% en el gran S. Paulo, pero no nos sensibilizamos con la manifestación concreta de este fenómeno en las filas interminables de desocupados en busca de trabajo. Humberto Eco dijo una frase – que ya se hizo célebre – en la que afirma que el poder de las estadísticas es demostrar que, si un individuo en una ciudad se comió dos pollos, dos individuos se comerán un pollo cada uno. La estadística acaba por hacer que los datos de la realidad se vuelvan índices. Los índices son más importantes que las personas de carne y hueso.

 

Pablo Gentili insiste: “En nuestras sociedades dualizadas, los excluidos deben acostumbrarse a la exclusión y los no-excluidos también. La exclusión se diluye  en el silencio de los que sufren y también en el silencio de los que la temen” (Gentili, 1999, 16).

 

Podríamos comenzar a hacer la lista de los excluidos y entonces acabaríamos por percibir que los excluidos son la sociedad toda, menos algunos pocos. Y como está tan generalizada la exclusión, el propio concepto se volvió débil. Según el sociólogo francés Robert Castel, podemos identificar 3 formas de excluir:

 

  1. Realizar una política de exterminio de determinada población o grupo social (excluir = exterminar).
  2. Excluir a través de políticas de aislamiento o de desfase – hacemos esto con instituciones que sirven para formar grupos de apartados. Son instituciones de exclusión de individuos con necesidades especiales.
  3. Existe una tercera forma de exclusión más sofisticada que se instaló en la segunda mitad del siglo XX: según Castel es la “exclusión incluyente”. Determinados individuos que no son exterminados, que no están puestos en ghetos sino que son aceptados para participar – aunque de manera subordinada y sumisa – de la vida cotidiana de las grandes ciudades. Los desempleados y principalmente los no-empleables. Ejemplo: una mujer, negra, con más de 50 años puede ser considerada en S. Paulo como no empleable.

 

Hoy la exclusión está enmascarada con esta seudo-inclusión que hace circular en la sociedad diferentes clases de excluidos, creando así un sinnúmero de ciudadanos de segunda categoría. Y así apaciguamos nuestra conciencia porque somos un país democrático “en el que todos tienen voz”, aunque “muchísimos de ellos” no tengan la “misma voz” de pequeña minoría. Más todavía, así ellos estén con nosotros, conviven con nosotros sin incomodarnos.

 

Algunos datos sobre la exclusión de la educación.

 

  1. Exclusión de la escuela: la población que no frecuenta la escuela. Estadísticas de los últimos 5 años. Podemos concluir que, de la población que no frecuentaba la escuela, casi 3.2 millones de personas de 7 a 14 años, otros 3,4 millones entre 15 y 17 años, y 2,1 millones de 5 y 6 años de edad. Concluimos que hubo una disminución considerable de exclusión de la escuela en el segundo quinquenio de la década de los 90.
  2. Exclusión en la escuela: o sea, todos aquellos niños y adolescentes que acusaron fuerte desfase en los estudios con relación al patrón esperado, es decir, que presentaron dos o más años de atraso en los estudios con relación a la edad, generalmente como consecuencia de sucesivas reprobaciones. Como patrón se consideraba: 7 años (1ª. Serie), 8 años (2ª serie)... 14 años  (8ª serie de la enseñanza básica), 17 años (3ª serie de la enseñanza media). Los alumnos fuertemente desfasados son considerados como excluidos en la escuela.

En 1996, por ejemplo, el Brasil presentaba:

    1. cerca de 171 mil niños de 8 años que aún frecuentaban la escuela (ya deberían estar en la 2ª serie).
    2. Cerca de 92 mil niños de 9 años que todavía estaban en la pre- escuela y otros 589 mil estaban retenidos en la 1ª serie cuando deberían estar en la 3ª. Serie.
    3. Dentro de los niños de 11 años que deberían estar cursando la 5ª serie del básico, teníamos 33 mil todavía en la pre-escuela, 280 mil en la 1ª serie, 398 mil en la 2ª serie, 539 mil en la 3ª serie... todos ellos en número superior a 1,2 millones de niños que acumulaban dos o más series de atraso.
    4. Los adolescentes van también por allí: de los 3,7 millones de 14 años, 743 mil todavía permanecen retenidos entre la 1ª y la 4ª serie del básico.

 

Esto significa que a pesar de todos los avances, podemos ver que los excluidos forman un contingente que asusta – llegando a 35% globalmente. Y mirando a los adolescentes de 14 años, tenemos cerca de 50%. Este es todavía el mayor problema de la escuela brasilera[7].

 

 

La educación cristiana en el escenario – Educar para la Solidaridad

 

La educación cristiana no es un departamento de empresa católica encargada de producir convicciones, transmitir competencias, y reproducir los sentimientos propios de un universo católico; sino que es llamada a sistematizar la experiencia cultural del cristianismo. Y no podemos olvidar  que la contribución cultural más original del cristianismo fue, principalmente, el  incorporar a la construcción de la identidad personal y a la sociedad, como proyecto colectivo (de la comunidad cristiana), la opción por los últimos y el descubrimiento del valor de la historia como potencial libertador (Roca, 1999).

Podemos decir que el cristianismo entra en la esfera educativa por su pasión hacia los “perdedores”. Escogió la esfera educativa porque allí es donde se forjan las primeras desventajas, se configuran los perdedores y se humaniza la condición humana. La educación es necesaria para que los pobres puedan salir de su pobreza, vencer su precariedad y reducir su vulnerabilidad.

 

En el último siglo la historia de la santidad se asoció con las grandes creaciones educativas al interior de la cuestión social[8]  Qué hacer con los niños pobres? Cómo encarar las consecuencias del pauperismo? Cómo reducir los estragos de la modernización incipiente? El siglo XIX se cerró con una herida sangrienta, por la que afloraban sus conflictos: la cuestión obrera, por la que supuran sus contradicciones y la pus de esta herida se llama “exclusión”.

 

El viejo Rousseau tenía razón – “las ciencias y las artes no harán el mundo mejor” – Este fenómeno es todaavía más inhumano que el de la opresión. El mundo del trabajo fue el más implicado volviéndose cada vez menor, cada vez más complejo y está haciéndose cada vez más exigente. Esto ha sido causado por el ingreso de tres nuevas tecnologías post-industriales: la informática (computadores), la telemática (computadores asociados a las tele comunicaciones), y la robótica. Todo esto hizo, como ya lo vimos, que el mundo del trabajo se hiciese pequeño, complejo y, por lo mismo, selectivo[9] Esta selectividad trajo el gran dolor de la era post-industrial que es la exclusión. Surgió, por tanto, la figura de los “excluidos sociales”, que son personas, grupos sociales y países echados fuera del sistema y cuya preocupación básica es afirmarse como vivientes.

 

El sistema educativo, como institución moderna, se vinculó desde sus orígenes con las exigencias de los procesos de los trabajadores y pretendió ser funcional para tal proyecto. Bajo el lema de la modernización, el sistema educativo realiza su última reforma para adecuarse a la máquina productiva. Los “factores de inclusión” determinan proyectos educativos para el “saber hacer” y las habilidades profesionales acabaron por sustituir la sabiduría de la vida.

 

Estamos abriendo el nuevo milenio en un momento histórico en el  que más brutalmente se expresa el economicismo de la educación. Y esto se da en un proceso más agudo aún que el reduccionismo, en el que pasa a ser concebido como una instancia de socialización, de formación y capacitación dirigida hacia la supervivencia en un mercado en el cual se anuncia el fin del trabajo productivo por la acción de la revolución tecnológica.

 

Cuál será el papel de la escuela en este escenario? Será el de dar “todas las competencias y conocimientos”  para que sobreviva en un mercado cada vez más competitivo? Será la función social de la escuela el permitir la supervivencia  de los mejores en un mercado altamente competitivo? Y qué sería este inserirse competitivamente en el mercado de trabajo?

 

El gran desafío del siglo XXI es recuperar la función social de la escuela en la formación de la conciencia de los individuos, recuperar la función política de las instituciones educativas, recuperar la función social de la escuela como instancia de integración en la vida social, en la vida económica, en la vida cultural, en la vida espiritual sin ningún tipo de discriminación sexual, racial, regional. Tenemos que ver que hay una educación que produce nuevas exclusiones, en la medida en que las desigualdades existentes se amplían; y hay una educación profundamente liberadora en la medida en que construye opciones de una sociedad más justa.

 

La escuela realizará esta empresa introduciendo una moralidad solidaria, tolerante, una moralidad que procura, que busca, desesperadamente la construcción de igualdad radical entre los hombres y las mujeres, una igualdad fundada en criterios de solidaridad, justicia, libertad, respeto.

 

Es fundamental que toda la actividad pedagógica sea una actividad de formación moral explícita o implícita. Este saber práctico que orienta la conducta de las personas: valores, principios, normas... y que ayuda a las personas a responder a la pregunta “cómo debo obrar”, debe atravezar transversalmente todas las actividades del salón de clase. Entonces, cuando una profesora entra en el aula de clase y comienza a organizar y a distribuir sus alumnos en el espacio escolar, ya está formando moralmente.

 

Es precioso el testimonio de Theodor Adorno sobre la función social de la escuela. Este, habiendo sido perseguido por el régimen nazista y habiéndosele preguntado sobre el asunto, respondió: La función social de la escuela es la de evitar que Auschwitz se repita y para esto tocará a la escuela hacer que Auschwitz se haga moralmente insoportable!

 

Acompañando las afirmaciones de García Roca, el cristianismo en la escuela se une a este empeño. El gran servicio que el cristianismo puede prestar en este momento es invertir en el sentido compasivo de la vida. Y para ello deberá dedicarse a crear escuelas especiales, con la finalidad de dar un trato específico a los excluidos (Roca, 1999).

 

Es urgente una “Teología de la Exclusión” y una “Educación para la Solidaridad”. Esto va a requerir una transformación radical de nuestra manera de ver la educación. Cuando el problema fue la “opresión” tuvimos el verbo “conscientizar”, usado y abusado; hoy, cuando el “problema” fue retirado de nuestra frente (excluido), necesitamos volver a nuestros discursos pedagógicos el verbo “sensibilizar”. El trabajo pedagógico necesario para el nuevo milenio deberá, entonces, volver  a la cultura del voluntariado[10]

 

Por fin, respondiendo al desafiante programa de términos una educación cristiana y una escuela católica que no excluyan, creo que necesitaremos especializarnos en el arte de educar para la convivencia. Como nos dice el educador colombiano José Bernardo Toro (1995) “la convivencia social, por no ser natural, requiere aprendizajes básicos que deben ser enseñados, aprendidos y desarrollados todos los días. Esta es una tarea de toda la vida de una persona y de una sociedad”. Y el mismo educador apunta siete reglas básicas para la convivencia social que deberán enmarcar el trabajo educativo de la escuela:

  1. Aprender a no agredir al semejante
  2. Aprender a comunicarse
  3. Aprender a interactuar
  4. Aprender a decidir en grupo
  5. Aprender a cuidarse
  6. Aprender a cuidar el lugar en que vivimos
  7. Aprender a valorar el saber social[11]

 

La escuela que prioriza en su discurso pedagógico la calidad de las relaciones estará, seguramente, combatiendo de frente a la exclusión. El sentido de inclusión deberá ser el gran tema transversal de la Educación y de la Escuela que se abre al siglo XXI.

 

El sentido de inclusión significa sobrepasar la propia individualidad, -como ya lo desarrollé arriba-, en pertenecer a grupos, asociaciones y conjuntos de personas que se unen para actuar en función de algo. El sentido de inclusión está profundamente relacionado con la ruptura de pensar, sentir y actuar aislado de la persona

 

Y lo que García Roca llama una educación proveedora de redes – en este contexto el punto crucial para la acción educativa consistirá en romper la línea divisoria que separa la institución escolar de la comunidad, en desmontar la polarización existente entre organización educativa y técnica, por un lado, y lo informal y espontáneo, por otro. Educar para los tiempos de la globalización económica exige crear redes de solidaridad internacional que activen a la sociedad mundial y sean soporte civil de la mundialización (Roca, 1999). 

  


[1] El nuevo orden está haciendo como que se piense en la problemática de gobernabilidad política en la actualidad. Los estudiosos en este campo afirman que, a partir de la década de los 70, comenzó una crisis de gobernabilidad con el rompimiento del acuerdo de Bretton Woods y con el establecimiento del agotamiento del período de oro del capitalismo. Según Hobsbawm (1995), el capitalismo tuvo sus operaciones incontrolables y los modelos de coordinación tradicionales no funcionaron más. A partir de esta constatación se creó, en 1992, la Comisión sobre el “Gobierno Global”, con el objetivo de examinar las posibilidades creadas al finalizar la Guerra Fría y de establecer un sistema más eficaz de seguridad y de gobierno mundiales.

[2] Con el rompimiento del “Acuerdo Bretton Woods”, en el que el dólar era la moneda patrón, tuvimos el traslado de la producción de dinero a la producción real de bienes y servicios, esto es, a la realización del trabajo, único generador de valor en el capitalismo. La desregulación del capitalismo-dinero es algo que afecta directamente las estructuras de los estados-naciones con sus bancos centrales y sistemas financieros.

[3] Hugo ASSMAN, Jung Mo SUNG, Competencia y sensibilidad solidaria. Educar para la esperanza. Petrópolis Editora Vozes, 2000)

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[4] Todas las informaciones de este subtítulo están tomadas del documento síntesis – Panorama social de América Latina – hecho por la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe – Naciones Unidas – 1998)

[5] KRAWCZYK Nora y otros (orgs) El escenario educativo Latinoamericano en el umbral del siglo XXI) Reformas en debate. Campinas, Autores Asociados, 2000 pg.03

[6] ARELARO Lisete Regina Gomes. “Resistencia y Sumisión. La reforma educativa en la década de 1990” en KRAWCZYK Nora y otros (Orgs). El escenario educativo latinoamericano al umbral del siglo XXI. Reformas en debate. Campinas: Autores Asociados, 2000, p.95-116

[7] FERRAROAliceu Ravanello, Diagnóstico  de la escolaridad en Brasil – trabajo presentado en la XXIIReunión anual de ANPEd, Caxambu, septiembre de 1999.

[8] Don Bosco no es un fenómeno aislado y el “Sistema Preventivo” del que habla y escribe, surge en un contexto  en el que se habían ya escrito y se practicaban  análogas orientaciones pedagógicas por otros educadores. Y asi, en un siglo riquísimo de sensibilidad educativa., Don Bosco surge al lado de una pléyade de educadores como:Pierre-Antoine Poullet,los Hermanos Cavanis, Luis Pavón,   Marcelino Champagnat, Ferranti Aporti, Antonio Rosmini, que forman el gran tejido pedagógico del siglo XIX

[9] Cada organización social creó sus propias márgenes como territorios malditos e inexplorados. La sociedad de otrora excluía a los leprosos por miedo al contagio; a los pobres, por el  miedo a una rebelión social; a los locos por el miedo a la diferencia. La exclusión de nuestros días significa no contar para nada ni ser considerado útil a la sociedad, ser descartado de la participación y, sobre todo, sentirse insignificante, quien porque perdió las aptitudes y cualidades suficientes, quienes porque sus motivaciones se debilitaron (Joaquín García ROCA, Educación Cristiana en el tercer milenio. Lo que es, como se hace, Sao Paulo. Edciones Loyola, 1999, pg.26)

[10] El voluntariado es, cada vez  más, una realidad. La sociedad está percibiendo que no puede inputar al Estado la satisfacción de todas sus necesidades y deseos de sociedad compleja. A través de ONGS (Organizaciones no Gubernamentales) se está procesando un cambio cultural en el que el ciudadano asume una participación más directa en las soluciones a los problemas que atañen a la sociedad.

[11] Antonio Carlos Gomes de COSTA. Educación y vida, pg.35