LA FORMULO ALBERT EINSTEIN Y REVOLUCIONO EL ESTUDIO Y DESARROLLO DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGIA


La teoría de la relatividad, la más famosa de la física, cumple 100 años

Para celebrarlo, las Naciones Unidas declararon al 2005 el Año Internacional de la Física. La teoría permanece irrebatible. También se cumplen ochenta años de la visita de Einstein a Buenos Aires.

Quiero que en la Argentina, en cuya capital reconozco un gran centro de cultura, se conozcan los fundamentos de mi teoría tal como la entiendo, y no bajo el aspecto en que me la presentan admiradores entusiastas que, en el calor de la polémica, la desfiguran muchas veces."

Así se presentó Albert Einstein uno de los personajes del siglo, durante su estada en la Argentina. Este año, además de los ochenta años de aquella visita, se cumplen cien años de la formulación de las teorías más importantes de una de las mentes más creativas de la historia, que tan empeñado estaba en explicarlas en persona.

Sus postulados, por muchos mencionados pero por pocos conocidos, revolucionaron el desarrollo de la ciencia y de la tecnología y proporcionaron un nuevo método, hasta hoy irrebatible, de contemplación e interpretación del universo.

En 1905, un desconocido empleado de la oficina de patentes de Berna, Suiza, concibió, en charlas con un compañero, Michele Besso, una nueva forma de analizar la naturaleza de la luz y revolucionar así el estudio de la verdadera naturaleza del tiempo. Hasta entonces, las leyes de la física prescribían que la veloci dad de la luz variaba según el movimiento de quien la midiera. Así, un cuerpo en reposo registraría una velocidad diferente a la de la luz, de un cuerpo que, hipotéticamente, se moviera a la misma velocidad de ella, 300.000 kilómetros por segundo.

Al empleado, de aspecto desprolija y de sólo 26 años, no le encajaba mucho esta idea y, matemáticas mediante, se propuso rebatirla. El resultado fue nada menos que el de la famosa teoría de la relatividad especial. Estableció que la velocidad de la luz será siempre la misma, sin importar la velocidad de quien la mida. Lo que se detiene, en cambio, es el tiempo.

Como explicó a Clarín el secretario de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacio nal de La Plata, doctor Horacio Alberto Falomir, "el aporte es el de describir qué ocurre cuando las velocidades son altas. Su fundamento es que la velocidad de la luz es siempre la misma sin importar el movimiento del observador." Se llega así al principio de la relatividad especial, por el que las leyes que rigen a los fenómenos físicos no dependen de los sistemas de referencia que utilicen quienes las estudian.

Acorde con esta teoría, si alguien logra alcanzar la velocidad de la luz no podrá afirmar, como antes, que la luz se detiene; lo que se ha detenido es el tiempo pues avanza muchísimo más rápido que de costumbre. La velocidad de la luz sigue constante, pero el tiempo se detiene porque quien recorre la misma distancia demora mucho menos para llegar a su destino que si lo hiciera a una velocidad menor.

A partir de este postulado, Albert Einstein, el joven científico que trabajaba en la oficina de patentes, desarrolló la conocida ecuación e=mc2 (energía igual a masa por velocidad de la luz al cuadrado). Según el director del Departamento de Física de la Universidad de Buenos Aires, doctor Diego Mazzitelli, "Einstein dedujo que era posible la conversión de masa en energía. Así, se pudo entender todo lo relacionado con energía nuclear, que fue aplicada después, tanto para usos pacíficos como para usos bélicos."

El propio Einstein, no obstante, estaba al tanto de la dificultad del hombre común para entender la complejidad y significado de estos postulados. Alguna vez afirmó: "El público en general quizá sólo pueda entender los detalles de la investigación científica hasta cierto modesto nivel, pero puede gozar de un gran e importante beneficio: la seguridad de que el pensamiento humano es algo en lo que se puede confiar y de que las leyes naturales son universales".

Para publicar estas conclusiones, en 1905 Einstein envió a la revista alemana Annalen der Physic" un artículo que tituló "Sobre la electrodinámica de los cuerpos en movimiento". En 1919, la Royal Society británica se encargó de inmortalizar al desconocido científico anunciando la veracidad de los principios contenidos en el artículo, claves para el desarrollo de la energía nuclear. Esos principios permitirían formular en 1915, de la menos célebre teoría de la relatividad general, que incluye el análisis de fenómenos gravitatorios.

La contribución de la relatividad no es, sin embargo, la única que hizo Einstein a la humanidad en 1905, quizá el año más prolífico de su actividad científica. También tuvo tiempo de ocuparse, entre otras labores, de aclarar los fundamentos de la mecánica cuántica, sin los que no hubieran podido concebirse inventos como la tevé, la computadora, Internet y los rayos láser, entre otros. Como afirmó Mazzitelli: "Toda la electrónica tiene como base científica la mecánica cuántica, que no hubiera podido desarrollarse sin las contribuciones esenciales de Einstein en sus trabajos sobre el efecto fotoeléctrico".

UN GENIO DE VISITA. EINSTEIN Y SU CELEBRE CONFERENCIA EN EL COLEGIO NACIONAL BUENOS AIRES, EN 1925. AQUI SE HIZO ASIDUO VISITANTE DE LOS CAFES. (Foto: Archivo Clarín)


"Mi papá conoció a Einstein"


Durante su visita a la Argentina, en 1925, fueron muchos quienes tuvieron la oportunidad de estrechar la mano de una celebridad como Einstein o, al menos, de asistir a sus conferencias o encontrarlo en el Café Tortoni. Un uruguayo, que vivió buena parte de su vida en Argentina, llegó más allá y, a mediados de la década del 40, conoció en profundidad al famoso científico. El privilegio fue de Félix Cernuschi, ingeniero civil, físico y astrónomo, quien murió en 1999.

Su hijo, el ingeniero Bruno Cernuschi, actual decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, relató que su padre conoció a Einstein en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Princeton, Estados Unidos, de la forma más curiosa: "A ambos les gustaba salir a trotar por los jardines de Princeton y, una mañana, tropezaron accidentalmente y cayeron los dos al suelo".

De ese fortuito encuentro surgió una amistosa relación, en una época en la que Einstein se ocupaba de analizar la teoría de campo unificado y la unión de la fuerza gravitatoria con la electromagnética. Eran tiempos nada fáciles para el científico, cuyas teorías eran discutidas en Alemania sólo porque Einstein era judío.

El ingeniero Cernuschi recuerda que la profunda admiración que su padre sentía por Einstein se acentuó después de conocer a fondo su personalidad. "Mi padre decía que Einstein era un pacifista absoluto, creyente en el Dios de Spinosa y con un profundo sentido humanitario. Creía, además, que los rumores que dicen que Einstein golpeaba a sus mujeres eran completamente falsos, porque era una persona incapaz de hacer algo así." Según Cernuschi, Einstein sentía aversión por la violencia y una "profunda antipatía por toda forma de crueldad y odio".

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