Martes 26 de octubre de 2004
Una obra sin precedente en el Vaticano
La Iglesia presentó su visión de los temas sociales en
un manual
Son
521 páginas dirigidas a "católicos, cristianos y personas de buena
voluntad"
§
Condena el aborto, la guerra
preventiva, el terrorismo y los casamientos entre homosexuales
§
Dice que la globalización "no es buena ni mala en sí misma"
ROMA.-
El Vaticano presentó ayer en sociedad el "Compendio de la doctrina social
de la Iglesia", un documento sin precedente en la historia de la Santa
Sede, que aspira a ser un instrumento, o manual, para que todos
-"católicos, cristianos y personas de buena voluntad"- tengan a su
disposición "indicaciones de Verdad para mejor promover el bien social de
las personas y de las sociedades".
Disponible por el momento sólo en italiano e inglés -en unos meses más, también
en español-, este volumen, de 521 páginas, fue elaborado por el Pontificio
Consejo de Justicia y Paz, durante los últimos cinco años.
Como explicó ayer en una conferencia de prensa el cardenal Renato Martino,
titular de ese dicasterio, la elaboración del manual no fue una empresa simple.
Y si bien admitió que no revela nada nuevo en cuanto al contenido, este
documento, en forma conjunta y sistemática, así como sintética, presenta las
enseñanzas sociales de la Iglesia Católica de las últimas décadas en cuanto a
los temas sociales más importantes.
También denominado "catecismo social", el texto condena el
terrorismo, el concepto de guerra preventiva, la pena de muerte (considerada
inútil, pero aceptable moralmente), el aborto ("un crimen horrendo"),
el matrimonio entre homosexuales y la clonación, entre otras cosas, y destaca
que es lícita la "objeción de conciencia" de las personas cuando
ciertas acciones son contrarias al Evangelio.
La estructura de la obra
Luego de la Introducción, sigue el flamante Compendio (que puede comprarse en
italiano por 15 euros), que tiene tres partes. La primera, formada por cuatro
capítulos, habla sobre las bases fundamentales de la doctrina social; el diseño
del amor de Dios por el hombre y la sociedad, la misión de la Iglesia y la
naturaleza de la doctrina social, la persona humana y sus derechos, los
principios y los valores de la doctrina social.
La segunda, compuesta por siete capítulos, aborda los contenidos y los temas
"clásicos" de la doctrina social, es decir, la familia, el trabajo humano, la vida económica, la comunidad
política, la comunidad internacional, el ambiente y la paz.
La tercera parte, formada por un solo capítulo, contiene una serie de
indicaciones para la utilización de la doctrina social en la praxis pastoral de
la Iglesia y en la vida de los cristianos, en especial, los fieles laicos.
Como destacó en la rueda de prensa el cardenal Martino, el documento, que
apunta a ser un "instrumento para el discernimiento moral y pastoral de
los complejos eventos que caracterizan nuestros tiempos", es también
propuesto como un medio para "alimentar el diálogo ecuménico e interreligioso
de los católicos con todos aquellos que desean sinceramente el bien del
hombre".
Pretende, por otra parte, hacerse cargo de algunos "desafíos
decisivos". Uno cultural, en el sentido de que "la verdad del Evangelio debe encontrarse con los saberes elaborados por
el hombre, porque la fe no es extraña a la religión". Otro que tiene
que ver con "la indiferencia ética
y religiosa" que se vive en la actualidad y, el tercero, con una
dimensión propiamente pastoral.
El compendio aborda cuestiones tan actuales como el terrorismo, que es algo que hay que condenar de modo absoluto,
porque manifiesta "un desprecio total de la vida humana y porque ninguna
motivación puede justificarlo". Y, aunque indica que es lícito
defenderse de este flagelo, dice que "la
lucha contra los terroristas debe conducirse en el respeto de los derechos del
hombre y de los principios de un Estado de Derecho". No pocos
relacionaron esta parte con el escándalo de las torturas cometidas por soldados
norteamericanos en la prisión iraquí de Abu Ghraib.
El texto habla
también de la globalización, que "a priori no es ni mala ni buena en sí
misma, sino que depende del uso que el hombre le dé". Y afirma, como
muchas veces lo ha hecho el papa Juan Pablo II, "que es necesaria una
globalización de las defensas de los derechos mínimos esenciales y de la
equidad".
El nuevo volumen dedica un capítulo al papel de la comunidad política.
"La autoridad debe estar guiada por la ley moral. Toda su dignidad deriva
por ser ejercitada dentro del contexto del orden moral, que tiene a Dios como
fuente primera y último fin", señala.
Subraya, además, que ciertos valores morales, como la defensa de la vida, no
pueden modificarse sólo para encajar con "la opinión de la mayoría" y
que deben ser reconocidos como elementos de "ley natural escritos en el
corazón humano." Dice: "Nadie
puede escapar a la responsabilidad moral de las acciones realizadas y será
juzgado por Dios de acuerdo con esta responsabilidad".
El Vaticano reitera, por otra parte, su firme negativa al reconocimiento
jurídico de la unión entre homosexuales. Subraya, no obstante, que "la
persona homosexual debe ser plenamente respetada en su dignidad". Para
el Vaticano, "las legislaciones favorables
a las uniones entre homosexuales son contrarias a las buenas razones. Dados los
valores en juego, el Estado no puede legalizar esas uniones sin faltar al deber
de promover y proteger el matrimonio, institución esencial al bien común".
Por Elisabetta Piqué
Corresponsal en Italia
Sobre la mujer y el trabajo, el derecho de huelga, la
reforma agraria y la obediencia
debida
Algunos
fragmentos del "catecismo social" que se presentó ayer en la Santa
Sede
Los
siguientes son algunos párrafos del "Compendio de la doctrina social de la
Iglesia", que se presentó ayer en el Vaticano:
§
Sobre las mujeres y el derecho al
trabajo (pág. 295). "La urgencia de un efectivo reconocimiento de los
derechos de las mujeres en el trabajo se advierte especialmente en el aspecto
de la retribución, de los seguros y de la protección social."
§ Sobre el mundo agrícola y el derecho al trabajo (pág. 300). "En algunos países es indispensable una redistribución de la tierra, en el ámbito de eficaces políticas de reforma agraria, con el fin de superar el impedimento que el latifundio improductivo, condenado por la doctrina social de la Iglesia, representa a un auténtico desarrollo económico. La reforma agraria se torna, al margen de una necesidad política, una obligación moral."
§ Sobre el derecho de huelga (pág. 304). "La doctrina social reconoce la legitimidad de la huelga cuando aparece como un instrumento inevitable, o cuanto menos necesario, en vista de una ventaja proporcionada, después de que se han revelado ineficaces todas las demás modalidades de superación de los conflictos. Debe ser siempre un método pacífico de reivindicación de lucha para los propios derechos."
§ Sobre la guerra preventiva (pág. 501). "Una acción bélica preventiva, lanzada sin prueba evidente de que una agresión esté por desencadenarse, no puede no despertar graves interrogantes morales y jurídicos."
§ Sobre la obediencia de los soldados a sus superiores (pág. 503). "Cada miembro de las fuerzas armadas está moralmente obligado a oponerse a las órdenes que incitan a cumplir crímenes contra el derecho de gentes y sus principios universales. Los militares son responsables de los actos que cumplen en violación de los derechos de las personas y de los pueblos o de las normas de derecho internacional humanitario. Tales actos no se pueden justificar con el motivo de la obediencia a órdenes superiores."