MIAMI.– Lynda respira en
cuotas. En ese cuerpo de apenas centímetros una bocanada de aire debe de
sentirse como un huracán devastando la Florida. Hay nerviosismo en la sala
de cuidados intensivos y, sin embargo, algo placentero está por ocurrir:
introduciéndose por los agujeros de la incubadora, dos manos adultas
despiertan la traslúcida piel de la beba, masajeando su cuerpo inmóvil.
Diez minutos después, la mujercita más pequeña del mundo estira lentamente
sus piernas. Algo se calma en su corta respiración. Y una enfermera anuncia
que ha ganado la apuesta: "Se lo dije: la mirada de Lynda es
azul".
.
Abre tus ojos: la ciencia
está echando mano cada vez más firme de la forma más simple y poderosa de
comunicación que haya conocido la especie: la del contacto. Conoce, además,
buena parte de los mecanismos que desencadenan en el cerebro las señales
positivas que en la piel se sienten como enviadas desde el interior del
corazón. Los estudios se cuentan de a cientos, y sus protagonistas son unas
diminutas sustancias con poder de gigante: la serotonina, la dopamina (dos
neurotransmisores relacionados con el bienestar), el cortisol (hormona
vinculada con el estrés), y ciertas células blancas que defienden el
organismo de agentes deletéreos.
.
Después de la sesión de
masajes, Lynda duerme plácidamente. Estamos cerca del Touch Research
Institute (TRI), un sitio donde lo que menos abunda son los tubos de
ensayo. El instituto forma parte del Departamento de Pediatría de la
Universidad de Miami, y cuenta con un puñado de expertos que, en los
últimos años, ha realizado valiosos aportes acerca del modo en que el
contacto físico a través de las caricias y los masajes reduce las hormonas
del estrés, combate el dolor y mejora los mecanismos inmunológicos. Muchos
de sus trabajos ocupan hoy un espacio en los archivos de los Institutos
Nacionales de Salud (NIH), donde el Centro Nacional de Medicina Alternativa
y Complementaria (Nccam), con sede en Washington, se encarga de registrar y
controlar todo lo relacionado con el empleo de medicina "no
tradicional".
.
El TRI tiene más de 50
investigaciones en curso sobre el empleo del masaje.
.
–Estamos trabajando con
bebes hospitalizados por nacimiento prematuro. Los masajes con presión
moderada ayudan a que aumenten de peso y reciban el alta más rápido –dice a
la Revista la doctora María Hernández-Reif, profesora asociada del área de
Investigaciones, que ha pasado años en contacto con bebes más pequeños que
la palma de su mano–. Los masajes terapéuticos reducen los niveles de
cortisol, una hormona relacionada con el estrés que, si se mantiene
elevada, puede causar daños inmunológicos. También descubrimos el modo en
que activan centros cerebrales relacionados con la relajación.
.
En diferentes centros del
mundo, los masajes han logrado mejorar las condiciones físicas y
emocionales de niños con asma, diabetes y artritis. En los adultos, algo
similar ocurre en pacientes con Parkinson, Alzheimer, depresión y sida.
.
–No estamos diciendo que los
masajes curan –aclara Hernández-Reif–. Los pacientes deben informar a su
médico si emplean esta medicina no tradicional. Lo que hacemos es verificar
hasta qué punto la medicina no tradicional puede ayudar.
.
Los cuerpos hablan. Y
confirman que, efectivamente, ayuda. A fines de los años 90, los
científicos del TRI observaron que los niños autistas que recibían masajes
terapéuticos presentaban comportamientos menos estereotipados, se
concentraban más en la escuela y sufrían menos alteraciones del sueño. En
chicos con depresión, déficit de atención y problemas de conducta, los
masajes habían reducido la ansiedad y la agresividad. En los bebes
prematuros, como Lynda, la terapia del contacto realizada por profesionales
y padres en las unidades de cuidados especiales demostró ser capaz no sólo
de acelerar el aumento de peso, sino también de reducir el riesgo de muerte
súbita y mejorar los niveles de alerta del neonato.
.
Ahuyentando la soledad
.
La oleada de entusiasmo por
estas ancestrales muestras de afecto como forma terapéutica arrastra
antiquísimos precedentes. En la tumba del sacerdote egipcio Ankmahor, que
vivió 2200 años antes de Cristo, la imagen de un hombre sentado recibiendo
masajes en los pies indica que estas prácticas tenían relevancia en el
campo de la salud. Para Hipócrates, el padre de la medicina, el "arte
médico del frotamiento" debía constituir una herramienta terapéutica
efectiva. Aunque, a decir verdad, fue sólo a fines del siglo XX cuando los
científicos recopilaron una base empírica sólida respecto del arte de tocar
y ser tocado.
.
Lejos de los laboratorios, a
mediados de los 80, un libro de divulgación, Abrázame (Javier Vergara
Editor), se convertiría en best seller. Su autora, Kathleen Keating, que
había dirigido el departamento de Educación y Relaciones Comunitarias de un
hospital de California, enunciaba que "el contacto físico no es sólo
algo agradable; es algo necesario". Para ella, la "base
lógica" del abrazo tenía profundos fundamentos: "El abrazo
ahuyenta la soledad, aquieta los miedos, ayuda a dominar el apetito, alivia
tensiones, ofrece una saludable alternativa a la promiscuidad, hace más
felices los días felices, hace soportables los días insoportables, imparte
sentimientos de arraigo y continúa ejerciendo efectos benéficos aun después
de la separación".
.
Por esos años, en la
Universidad de Wisconsin un equipo de biólogos separó, como parte de un
experimento, a una serie de bebes monos de sus madres. Los dividió en dos
grupos: una parte de ellos podía ver y oír a sus progenitoras, aunque una
pared de vidrio les impedía tocarlas. El resto del grupo podía mantener
contacto físico con sus madres a través de un tabique. Al finalizar el
experimento, las diferencias fueron abrumadoras: los monos del primer grupo
se volvieron agresivos, difíciles en la convivencia, solitarios. Los
segundos crecieron más íntegros, mássociables, menos deprimidos.
.
La escritora e investigadora
Diane Ackerman afirma en su libro Historia natural de los sentidos (Emecé)
que "se necesita todo un ejército de receptores para crear esa
delicadeza sinfónica que llamamos caricia". Y que, en definitiva,
"todos los animales responden al tacto (ver recuadro), a las caricias
(...). En ausencia de contacto, las personas de cualquier edad pueden
enfermarse y sentirse mutiladas". Al nacer, "las células táctiles
de los labios nos hacen posible mamar. Entre otras cosas, el tacto nos
enseña la diferencia entre yo y otro (…)".
.
Para poder vivir
.
No es que el poder del
afecto se reduzca al aprovechamiento de la piel, el órgano más extenso del
cuerpo. En Buenos Aires, la doctora Fany Breitman, miembro de la Comisión
de Pediatría General Ambulatoria de la Sociedad Argentina de Pediatría
(SAP), aclara las cosas.
.
–Sin afecto, un afecto
positivo, en el sentido de interesarse por el otro como persona, como
individuo, es sustancia. Un chico necesita del afecto para poder vivir, y
si bien el tacto es parte de su expresión más básica el vínculo afectivo
abarca otros factores, como la mirada, los gestos, las palabras.
.
Breitman ha tenido
experiencias en hospitales locales, con niños que vivían aislados.
.
–Hemos atendido chicos que
habían sido abandonados y criados por diferentes personas, sin establecer
un vínculo fuerte con ellas. Esos chicos no crecían, no se desarrollaban
mentalmente, quedaban como congelados. En esos casos se habla de síndrome
de deprivación emocional.
.
Aunque el masaje no es lo
suyo, Breitman reconoce que "es un tema que está apareciendo mucho en
escena. El Shantala, ese antiguo libro hindú, explica los masajes que las
madres hacen a sus hijos. Las mamás que no son hindúes tienen otras maneras
de tocar a sus hijos, que son válidas, como hacerles cosquillas o
acariciarles la cabeza".
.
Si bien no existe una
técnica universal, la doctora Hernández-Reif sugiere considerar que la
aventura de tocar conlleva diferentes mensajes.
.
–Si un padre toca a un hijo,
debe ser cuidadoso en el mensaje que le está dando (que sea de cariño,
respeto, contención). Una manera de ejercer un buen contacto es a través
del masaje. Puede practicarse un ritual: diez minutos de masajes antes de
dormir. De ese modo los chicos se relajan. Saben que después de los mimos
hay que descansar.
.
En los dadores, el masaje
también desencadena cambios fisiológicos mensurables: dar masajes a un ser
querido activa los centros de relajación.
.
Cruzando el océano, en el
University College London (UCL), un equipo científico confirma la teoría:
el amor maternal activa zonas del cerebro que posibilitan la supresión de
la actividad neuronal relacionada con el juicio crítico y las emociones
negativas. El doctor Andreas Bartels, del Departamento de Neurociencias,
halló que estos mecanismos son prácticamente un calco de aquellos que se
ponen en juego en el amor romántico. Las conclusiones despiertan curiosidad
y alivio: de algún modo, dice un informe de UCL, ayudan a explicar por qué
el amor es ciego. Lo es, dicen los científicos, tanto en los animales como
en los humanos. Los mecanismos descriptos dan protagonismo a la oxitocina.
.
–Es una neurohormona que en
los animales ha demostrado ser suficiente y necesaria para inducir dos
vínculos: madre-hijo y hombre-mujer –afirma Bartels–. Nuestra investigación
nos lleva a concluir que el cariño humano emplea un mecanismo que supera
las distancias, desactivando el uso de emociones negativas, al tiempo que
impulsa a los individuos a involucrar las regiones cerebrales que inducen a
los sentimientos de euforia. Un modo de explicar por qué el amor vigoriza.
.
Del otro lado de la balanza
hay, sin embargo, un mundo resistente al lirismo de Keating: "El
abrazo –sostiene la autora– evita la guerra". Los médicos que
trabajaron para la Organización Mundial de la Salud en diversos conflictos
bélicos indicaron que el estrés que sufrían las madres les impedía estar en
contacto con sus hijos a la hora de amamantarlos. La paradoja duele: la
leche materna contiene hormonas capaces de relajar tanto a la madre como al
bebe.
.
–Una forma de contacto que
ayuda en situaciones límite es la llamada "piel-a-piel"
(skin-to-skin, o kangaroo care). La madre o el padre pueden colocar al bebe
directamente sobre su pecho y taparlo con una sabana liviana –propone
Hernández-Reif–. Es una alternativa especialmente útil cuando faltan cunas
adecuadas o incubadoras.
.
En la suya, Lynda duerme a
pierna –piernita– bien suelta. No es noche de huracanes en la Florida: la
tormenta está en la TV, donde un ministro lee, relajado, una listado de
soldados muertos en Irak. Pero en la sala de cuidados intensivos aseguran
que habrá siempre un par de manos introduciéndose en una incubadora. Que
sueñan, al menos de a ratos, con un ejército de abrazantes capaces de
derribar murallas.
.
Por Valeria Shapira, con la
colaboracion de M.Cecilia Escribano
.
Para saber más
www.nih.gov
www.miami.edu/touch
www.sap.org.ar
www.fleni.org.ar
.
Hormonas
.
· Altos niveles de
cortisol (una hormona que se libera en situaciones de estrés) pueden ser
indicadores -no son únicos- de parto prematuro. Un reciente trabajo del
Touch Reserch Institute, de la Universidad de Miami, demostró que el masaje
podía reducir los niveles de esa hormona en las frutas madres.
.
· La serotonina (actúa
como neurotransmisor) y la dopamina son sustancias vinculadas con el humor
y el buen ánimo. Como el masaje terapéutico hace crecer sus niveles en
sangre, se toma en cuenta como ayuda complementaria en le tratamiento de la
depresión.
.
Abrazo de oso
.
Por
Leonardo Gonzáles Galli
.
La expresión del afecto
mediante el contacto físico es una forma de comunicación extendida entre
los animales que viven en grupos sociales duraderos. Abrazos, cosquillas,
caricias o empujones forman parte del repertorio de señales amistosas que
utilizan para estrechar sus vínculos sociales. En muchos casos, estas
señales son utilizadas inicialmente por las crías para pedir protección o
comida a su madre y luego son empleadas por los adultos como gestos de
afecto para evitar las disputas con otros miembros del grupo. Los
chimpancés nos ofrecen notables ejemplos: cuando uno de ellos se encuentra
con un congénere conocido, lo abraza y lo besa en la boca. El abrazo
tranquiliza a ambos, por lo que, además de servir como "saludo",
es un medio para distender situaciones conflictivas. Diversas formas de
contacto afectuoso son indispensables para el mantenimiento de la paz en el
grupo y para el adecuado desarrollo de los jóvenes en todas las especies
sociales. De particular importancia es el contacto madre-hijo. Los perros
buscan insistentemente el contacto físico amistoso con sus dueños. Son
descendientes de los lobos, carnívoros altamente sociables, con un rico sistema
de comunicación. Los "besos" que nos dan derivan de la señal con
la cual las crías de los lobos estimulan a los adultos, lamiéndoles los
labios para que éstos regurgiten parte de la comida que contienen en su
estómago. En los adultos, estos "besos" se convierten en un gesto
que permite a los individuos subordinados apaciguar los impulsos agresivos
de los dominantes. La comparación de las formas de contacto físico animal
con las nuestras puede dar lugar a interpretaciones erróneas. El famoso
"abrazo de oso", por ejemplo, no es una forma de afecto. Es
cierto que los osos se "abrazan" con frecuencia, pero se trata
del modo en que los machos se disputan el derecho de aparearse con una
hembra o de ocupar un territorio. Los individuos jóvenes también se
"abrazan" durante sus juegos infantiles, que no son otra cosa que
el entrenamiento que los preparará para las graves peleas que deberán
enfrentar en la adultez.
.
El autor es licenciado en
Ciencias Biológicas (UBA) y profesor de Enseñanza Media y Superior en Biología
(UBA).
.
Al final de la vida
.
Así como en el nacimiento y
a lo largo de la vida el contacto es fundamental para el crecimiento,
también lo es cuando la muerte se aproxima. Roger Cole, oncólogo y director
de Cuidados Paliativos del Hospital de Illawara, en Australia, es un
reconocido especialista en este tema. En 1984, durante su entrenamiento en
oncología, sus destinos profesional y espiritual se conectaron, y Cole se
encontró tratando de entender el sufrimiento de sus pacientes y el de sus
familiares. "Estaba empezando a entender que la empatía de escuchar y
entender emociones es de gran ayuda. Empecé a comunicarme y educarme en mi
rol como médico, asegurándome de que mis pacientes tuviesen la información
que requirieran de la manera más clara y completa posible acerca de su
situación. Esto les dio una comprensión de lo que tenían que hacer, en
lugar de perderse en el temor", comenta Cole. Según explica en su
libro Misión de amor, "los profesionales que trabajan en cuidados
paliativos marcan la diferencia al saber cómo aliviar el sufrimiento,
satisfaciendo la necesidad de recibir información y comunicación y
brindando apoyo emocional, social y espiritual".
.
Este tipo de cuidados es
parte de la medicina tradicional, aunque con un enfoque holístico:
involucra todos los aspectos del sufrimiento humano e integra a la familia
con el paciente terminal. "El gran impacto se produce en el proceso
del amor, que no sólo tiene que ver con la medicina tradicional: se tienen
en cuenta las creencias de la gente, y no sólo las religiosas."
.
Cole asegura que él acompaña
a sus pacientes no solamente como médico, sino también como amigo, como
alguien que los apoya y que les da herramientas para que encuentren paz en
su mente. "Cuando sienten que pueden comunicarme sus sentimientos, me
dicen que lo que están viviendo es terrible, que no tienen fuerzas
–relata–. Entonces les digo que ya falta poco, que se acerca el final y, de
esa manera, se sienten más cómodos, porque alguien les habla en su idioma.
Cuando tengo aceptación, dejo de lado la importancia inherente a los roles
que desempeño", comenta.
.
El Programa de Valores en el
Campo de la Salud, creado en Oxford, Inglaterra, por la Janki Foundation
cuenta con un grupo de médicos que trabaja para el acercamiento entre
ciencia y espiritualidad. Está dirigido a todos los profesionales que
trabajan en la salud y, en Buenos Aires, el Instituto Neurológico Fleni
comenzará a implementarlo este año.
.
El doctor Christian Plebst,
de esta institución, asegura que "el ser conscientes y estar guiados
por valores como la paz, el amor, la compasión y la cooperación hacen que
la práctica cotidiana se vuelva una fuente innegable de energía para
servir, porque así los profesionales pueden conectarse con los aspectos más
humanos de la atención de la salud".
.
María Cecilia Escribano
.
<< Comienzo
de la nota
MIAMI.– Lynda respira en cuotas. En ese cuerpo de
apenas centímetros una bocanada de aire debe de sentirse como un huracán
devastando la Florida. Hay nerviosismo en la sala de cuidados intensivos y,
sin embargo, algo placentero está por ocurrir: introduciéndose por los
agujeros de la incubadora, dos manos adultas despiertan la traslúcida piel
de la beba, masajeando su cuerpo inmóvil. Diez minutos después, la
mujercita más pequeña del mundo estira lentamente sus piernas. Algo se
calma en su corta respiración. Y una enfermera anuncia que ha ganado la
apuesta: "Se lo dije: la mirada de Lynda es azul".
.
Abre tus ojos: la ciencia está echando mano cada vez
más firme de la forma más simple y poderosa de comunicación que haya
conocido la especie: la del contacto. Conoce, además, buena parte de los
mecanismos que desencadenan en el cerebro las señales positivas que en la
piel se sienten como enviadas desde el interior del corazón. Los estudios
se cuentan de a cientos, y sus protagonistas son unas diminutas sustancias
con poder de gigante: la serotonina, la dopamina (dos neurotransmisores
relacionados con el bienestar), el cortisol (hormona vinculada con el
estrés), y ciertas células blancas que defienden el organismo de agentes
deletéreos.
.
Después de la sesión de masajes, Lynda duerme
plácidamente. Estamos cerca del Touch Research Institute (TRI), un sitio
donde lo que menos abunda son los tubos de ensayo. El instituto forma parte
del Departamento de Pediatría de la Universidad de Miami, y cuenta con un
puñado de expertos que, en los últimos años, ha realizado valiosos aportes
acerca del modo en que el contacto físico a través de las caricias y los
masajes reduce las hormonas del estrés, combate el dolor y mejora los
mecanismos inmunológicos. Muchos de sus trabajos ocupan hoy un espacio en
los archivos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), donde el Centro
Nacional de Medicina Alternativa y Complementaria (Nccam), con sede en
Washington, se encarga de registrar y controlar todo lo relacionado con el
empleo de medicina "no tradicional".
.
El TRI tiene más de 50 investigaciones en curso sobre
el empleo del masaje.
.
–Estamos trabajando con bebes hospitalizados por
nacimiento prematuro. Los masajes con presión moderada ayudan a que
aumenten de peso y reciban el alta más rápido –dice a la Revista la doctora
María Hernández-Reif, profesora asociada del área de Investigaciones, que
ha pasado años en contacto con bebes más pequeños que la palma de su mano–.
Los masajes terapéuticos reducen los niveles de cortisol, una hormona
relacionada con el estrés que, si se mantiene elevada, puede causar daños
inmunológicos. También descubrimos el modo en que activan centros
cerebrales relacionados con la relajación.
.
En diferentes centros del mundo, los masajes han
logrado mejorar las condiciones físicas y emocionales de niños con asma,
diabetes y artritis. En los adultos, algo similar ocurre en pacientes con
Parkinson, Alzheimer, depresión y sida.
.
–No estamos diciendo que los masajes curan –aclara
Hernández-Reif–. Los pacientes deben informar a su médico si emplean esta
medicina no tradicional. Lo que hacemos es verificar hasta qué punto la
medicina no tradicional puede ayudar.
.
Los cuerpos hablan. Y confirman que, efectivamente,
ayuda. A fines de los años 90, los científicos del TRI observaron que los
niños autistas que recibían masajes terapéuticos presentaban
comportamientos menos estereotipados, se concentraban más en la escuela y
sufrían menos alteraciones del sueño. En chicos con depresión, déficit de
atención y problemas de conducta, los masajes habían reducido la ansiedad y
la agresividad. En los bebes prematuros, como Lynda, la terapia del
contacto realizada por profesionales y padres en las unidades de cuidados
especiales demostró ser capaz no sólo de acelerar el aumento de peso, sino
también de reducir el riesgo de muerte súbita y mejorar los niveles de
alerta del neonato.
.
Ahuyentando la soledad
.
La oleada de entusiasmo por estas ancestrales muestras
de afecto como forma terapéutica arrastra antiquísimos precedentes. En la
tumba del sacerdote egipcio Ankmahor, que vivió 2200 años antes de Cristo,
la imagen de un hombre sentado recibiendo masajes en los pies indica que
estas prácticas tenían relevancia en el campo de la salud. Para Hipócrates,
el padre de la medicina, el "arte médico del frotamiento" debía
constituir una herramienta terapéutica efectiva. Aunque, a decir verdad,
fue sólo a fines del siglo XX cuando los científicos recopilaron una base
empírica sólida respecto del arte de tocar y ser tocado.
.
Lejos de los laboratorios, a mediados de los 80, un
libro de divulgación, Abrázame (Javier Vergara Editor), se convertiría en
best seller. Su autora, Kathleen Keating, que había dirigido el
departamento de Educación y Relaciones Comunitarias de un hospital de
California, enunciaba que "el contacto físico no es sólo algo
agradable; es algo necesario". Para ella, la "base lógica"
del abrazo tenía profundos fundamentos: "El abrazo ahuyenta la
soledad, aquieta los miedos, ayuda a dominar el apetito, alivia tensiones,
ofrece una saludable alternativa a la promiscuidad, hace más felices los
días felices, hace soportables los días insoportables, imparte sentimientos
de arraigo y continúa ejerciendo efectos benéficos aun después de la
separación".
.
Por esos años, en la Universidad de Wisconsin un
equipo de biólogos separó, como parte de un experimento, a una serie de
bebes monos de sus madres. Los dividió en dos grupos: una parte de ellos
podía ver y oír a sus progenitoras, aunque una pared de vidrio les impedía
tocarlas. El resto del grupo podía mantener contacto físico con sus madres
a través de un tabique. Al finalizar el experimento, las diferencias fueron
abrumadoras: los monos del primer grupo se volvieron agresivos, difíciles
en la convivencia, solitarios. Los segundos crecieron más íntegros,
mássociables, menos deprimidos.
.
La escritora e investigadora Diane Ackerman afirma en
su libro Historia natural de los sentidos (Emecé) que "se necesita
todo un ejército de receptores para crear esa delicadeza sinfónica que
llamamos caricia". Y que, en definitiva, "todos los animales
responden al tacto (ver recuadro), a las caricias (...). En ausencia de
contacto, las personas de cualquier edad pueden enfermarse y sentirse
mutiladas". Al nacer, "las células táctiles de los labios nos
hacen posible mamar. Entre otras cosas, el tacto nos enseña la diferencia
entre yo y otro (…)".
.
Para poder vivir
.
No es que el poder del afecto se reduzca al aprovechamiento
de la piel, el órgano más extenso del cuerpo. En Buenos Aires, la doctora
Fany Breitman, miembro de la Comisión de Pediatría General Ambulatoria de
la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), aclara las cosas.
.
–Sin afecto, un afecto positivo, en el sentido de
interesarse por el otro como persona, como individuo, es sustancia. Un
chico necesita del afecto para poder vivir, y si bien el tacto es parte de
su expresión más básica el vínculo afectivo abarca otros factores, como la
mirada, los gestos, las palabras.
.
Breitman ha tenido experiencias en hospitales locales,
con niños que vivían aislados.
.
–Hemos atendido chicos que habían sido abandonados y
criados por diferentes personas, sin establecer un vínculo fuerte con
ellas. Esos chicos no crecían, no se desarrollaban mentalmente, quedaban
como congelados. En esos casos se habla de síndrome de deprivación
emocional.
.
Aunque el masaje no es lo suyo, Breitman reconoce que
"es un tema que está apareciendo mucho en escena. El Shantala, ese
antiguo libro hindú, explica los masajes que las madres hacen a sus hijos.
Las mamás que no son hindúes tienen otras maneras de tocar a sus hijos, que
son válidas, como hacerles cosquillas o acariciarles la cabeza".
.
Si bien no existe una técnica universal, la doctora
Hernández-Reif sugiere considerar que la aventura de tocar conlleva
diferentes mensajes.
.
–Si un padre toca a un hijo, debe ser cuidadoso en el
mensaje que le está dando (que sea de cariño, respeto, contención). Una
manera de ejercer un buen contacto es a través del masaje. Puede
practicarse un ritual: diez minutos de masajes antes de dormir. De ese modo
los chicos se relajan. Saben que después de los mimos hay que descansar.
.
En los dadores, el masaje también desencadena cambios
fisiológicos mensurables: dar masajes a un ser querido activa los centros
de relajación.
.
Cruzando el océano, en el University College London
(UCL), un equipo científico confirma la teoría: el amor maternal activa
zonas del cerebro que posibilitan la supresión de la actividad neuronal
relacionada con el juicio crítico y las emociones negativas. El doctor
Andreas Bartels, del Departamento de Neurociencias, halló que estos
mecanismos son prácticamente un calco de aquellos que se ponen en juego en
el amor romántico. Las conclusiones despiertan curiosidad y alivio: de
algún modo, dice un informe de UCL, ayudan a explicar por qué el amor es
ciego. Lo es, dicen los científicos, tanto en los animales como en los
humanos. Los mecanismos descriptos dan protagonismo a la oxitocina.
.
–Es una neurohormona que en los animales ha demostrado
ser suficiente y necesaria para inducir dos vínculos: madre-hijo y
hombre-mujer –afirma Bartels–. Nuestra investigación nos lleva a concluir
que el cariño humano emplea un mecanismo que supera las distancias,
desactivando el uso de emociones negativas, al tiempo que impulsa a los
individuos a involucrar las regiones cerebrales que inducen a los
sentimientos de euforia. Un modo de explicar por qué el amor vigoriza.
.
Del otro lado de la balanza hay, sin embargo, un mundo
resistente al lirismo de Keating: "El abrazo –sostiene la autora–
evita la guerra". Los médicos que trabajaron para la Organización
Mundial de la Salud en diversos conflictos bélicos indicaron que el estrés
que sufrían las madres les impedía estar en contacto con sus hijos a la
hora de amamantarlos. La paradoja duele: la leche materna contiene hormonas
capaces de relajar tanto a la madre como al bebe.
.
–Una forma de contacto que ayuda en situaciones límite
es la llamada "piel-a-piel" (skin-to-skin, o kangaroo care). La
madre o el padre pueden colocar al bebe directamente sobre su pecho y
taparlo con una sabana liviana –propone Hernández-Reif–. Es una alternativa
especialmente útil cuando faltan cunas adecuadas o incubadoras.
.
En la suya, Lynda duerme a pierna –piernita– bien
suelta. No es noche de huracanes en la Florida: la tormenta está en la TV,
donde un ministro lee, relajado, una listado de soldados muertos en Irak.
Pero en la sala de cuidados intensivos aseguran que habrá siempre un par de
manos introduciéndose en una incubadora. Que sueñan, al menos de a ratos,
con un ejército de abrazantes capaces de derribar murallas.
.
Por Valeria Shapira, con la colaboracion de M.Cecilia
Escribano
.
Para saber más
www.nih.gov
www.miami.edu/touch
www.sap.org.ar
www.fleni.org.ar
.
Hormonas
.
·
Altos niveles de cortisol (una hormona que se libera en situaciones
de estrés) pueden ser indicadores -no son únicos- de parto prematuro. Un
reciente trabajo del Touch Reserch Institute, de la Universidad de Miami,
demostró que el masaje podía reducir los niveles de esa hormona en las
frutas madres.
.
·
La serotonina (actúa como neurotransmisor) y la dopamina son
sustancias vinculadas con el humor y el buen ánimo. Como el masaje
terapéutico hace crecer sus niveles en sangre, se toma en cuenta como ayuda
complementaria en le tratamiento de la depresión.
.
Abrazo de oso
.
Por Leonardo Gonzáles Galli
.
La expresión del afecto mediante el contacto físico es
una forma de comunicación extendida entre los animales que viven en grupos
sociales duraderos. Abrazos, cosquillas, caricias o empujones forman parte
del repertorio de señales amistosas que utilizan para estrechar sus
vínculos sociales. En muchos casos, estas señales son utilizadas
inicialmente por las crías para pedir protección o comida a su madre y luego
son empleadas por los adultos como gestos de afecto para evitar las
disputas con otros miembros del grupo. Los chimpancés nos ofrecen notables
ejemplos: cuando uno de ellos se encuentra con un congénere conocido, lo
abraza y lo besa en la boca. El abrazo tranquiliza a ambos, por lo que,
además de servir como "saludo", es un medio para distender
situaciones conflictivas. Diversas formas de contacto afectuoso son
indispensables para el mantenimiento de la paz en el grupo y para el
adecuado desarrollo de los jóvenes en todas las especies sociales. De
particular importancia es el contacto madre-hijo. Los perros buscan
insistentemente el contacto físico amistoso con sus dueños. Son
descendientes de los lobos, carnívoros altamente sociables, con un rico sistema
de comunicación. Los "besos" que nos dan derivan de la señal con
la cual las crías de los lobos estimulan a los adultos, lamiéndoles los
labios para que éstos regurgiten parte de la comida que contienen en su
estómago. En los adultos, estos "besos" se convierten en un gesto
que permite a los individuos subordinados apaciguar los impulsos agresivos
de los dominantes. La comparación de las formas de contacto físico animal
con las nuestras puede dar lugar a interpretaciones erróneas. El famoso
"abrazo de oso", por ejemplo, no es una forma de afecto. Es
cierto que los osos se "abrazan" con frecuencia, pero se trata
del modo en que los machos se disputan el derecho de aparearse con una
hembra o de ocupar un territorio. Los individuos jóvenes también se
"abrazan" durante sus juegos infantiles, que no son otra cosa que
el entrenamiento que los preparará para las graves peleas que deberán
enfrentar en la adultez.
.
El autor es licenciado en Ciencias Biológicas (UBA) y
profesor de Enseñanza Media y Superior en Biología (UBA).
.
Al final de la vida
.
Así como en el nacimiento y a lo largo de la vida el
contacto es fundamental para el crecimiento, también lo es cuando la muerte
se aproxima. Roger Cole, oncólogo y director de Cuidados Paliativos del
Hospital de Illawara, en Australia, es un reconocido especialista en este
tema. En 1984, durante su entrenamiento en oncología, sus destinos
profesional y espiritual se conectaron, y Cole se encontró tratando de
entender el sufrimiento de sus pacientes y el de sus familiares.
"Estaba empezando a entender que la empatía de escuchar y entender
emociones es de gran ayuda. Empecé a comunicarme y educarme en mi rol como
médico, asegurándome de que mis pacientes tuviesen la información que
requirieran de la manera más clara y completa posible acerca de su
situación. Esto les dio una comprensión de lo que tenían que hacer, en
lugar de perderse en el temor", comenta Cole. Según explica en su
libro Misión de amor, "los profesionales que trabajan en cuidados
paliativos marcan la diferencia al saber cómo aliviar el sufrimiento,
satisfaciendo la necesidad de recibir información y comunicación y
brindando apoyo emocional, social y espiritual".
.
Este tipo de cuidados es parte de la medicina
tradicional, aunque con un enfoque holístico: involucra todos los aspectos
del sufrimiento humano e integra a la familia con el paciente terminal.
"El gran impacto se produce en el proceso del amor, que no sólo tiene
que ver con la medicina tradicional: se tienen en cuenta las creencias de
la gente, y no sólo las religiosas."
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Cole asegura que él acompaña a sus pacientes no
solamente como médico, sino también como amigo, como alguien que los apoya
y que les da herramientas para que encuentren paz en su mente. "Cuando
sienten que pueden comunicarme sus sentimientos, me dicen que lo que están
viviendo es terrible, que no tienen fuerzas –relata–. Entonces les digo que
ya falta poco, que se acerca el final y, de esa manera, se sienten más
cómodos, porque alguien les habla en su idioma. Cuando tengo aceptación,
dejo de lado la importancia inherente a los roles que desempeño",
comenta.
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El Programa de Valores en el Campo de la Salud, creado
en Oxford, Inglaterra, por la Janki Foundation cuenta con un grupo de
médicos que trabaja para el acercamiento entre ciencia y espiritualidad.
Está dirigido a todos los profesionales que trabajan en la salud y, en
Buenos Aires, el Instituto Neurológico Fleni comenzará a implementarlo este
año.
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El doctor Christian Plebst, de esta institución,
asegura que "el ser conscientes y estar guiados por valores como la
paz, el amor, la compasión y la cooperación hacen que la práctica cotidiana
se vuelva una fuente innegable de energía para servir, porque así los
profesionales pueden conectarse con los aspectos más humanos de la atención
de la salud".
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María Cecilia Escribano
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