(Mensaje
al cuerpo diplomático: Año 2005)
Para el Papa, el mundo tiene cuatro
desafíos
La
vida, el pan, la paz y la libertad
ROMA.- En este mundo cada vez más
complejo y violento, son cuatro los grandes desafíos que tiene que enfrentar la
humanidad: el "desafío de
la vida", un don que debe ser protegido mejor; el "desafío del pan",
es decir, del hambre en el mundo; el "desafío de la paz", y el "desafío de la libertad", en especial, de
la libertad de religión.
En su tradicional mensaje anual al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa
Sede, Juan Pablo II destacó ayer las prioridades del Vaticano para el año 2005.
En la bellísima Sala Regia del Palacio Apostólico Vaticano, a raíz de su frágil
estado de salud, el Pontífice leyó en francés sólo el principio y el final del
discurso, pero se lo vio en relativo buen estado.
De hecho, como destacó el embajador argentino ante la Santa Sede, Carlos
Custer, al final saludó no sólo a los 174 representantes acreditados, junto con
sus esposas, sino también a los demás funcionarios de las legaciones
diplomáticas. "Fue un gesto muy lindo", dijo Custer a LA NACION.
Al mencionar el desafío de la
vida, el primero de todos, según el Vaticano, el Santo Padre reiteró el rechazo
al aborto y señaló que la Iglesia Católica considera que "el
embrión humano es un sujeto idéntico al niño que va a nacer", por lo que
"nada que viole su integridad y dignidad es admisible". "Una
investigación científica que reduzca el embrión a objeto de laboratorio no es
digna del hombre", dijo.
Al volver a hacer un llamado a la defensa de la familia, que, destacó, en algunos países está siendo
amenazada por leyes "dictadas por una visión restrictiva y
antinatural".
Aludió así a las leyes que
permiten el matrimonio entre homosexuales o que equiparan las parejas casadas
con las que conviven. "Que
prevalezca una concepción justa, alta y pura del amor humano, que encuentra en
la familia su expresión verdaderamente fundamental y ejemplar", pidió.
Ante el desafío del hambre,
algo cada vez más dramático porque por esta causa mueren millones de niños cada
año, Juan Pablo II llamó a
"una vasta movilización moral de la opinión pública", y sobre todo de
los responsables políticos de los países más prósperos. Y evocó el "principio del destino
universal de los bienes de la tierra".
En cuanto al desafío de la
paz, "el sueño de todas las generaciones", el Papa mencionó
distintas guerras y conflictos que sacuden el mundo, así como el "fenómeno
cruel e inhumano del terrorismo, flagelo que ha alcanzado una dimensión
planetaria desconocida por las generaciones anteriores". Y dijo que "a la prepotencia se
debe oponer la razón; al enfrentamiento de la fuerza, el enfrentamiento del
diálogo; a las armas apuntadas, la mano tendida; al mal, el bien".
Y al subrayar el desafío de la
libertad, "una gran bien, porque sin ella el hombre no puede realizarse de
manera consecuente con su naturaleza", pidió especialmente por la libertad
de religión. Algo que "sigue siendo en numerosos Estados un derecho
no reconocido de manera suficiente o de modo adecuado", dijo, sin
mencionar países como Arabia Saudita o China.
Por Elisabetta Piqué
Corresponsal en Roma