Hoy
Hoy, en medio de la noche del mundo
y en la esperanza de la Buena Nueva,
afirmo con audacia mi fe
en el porvenir de la humanidad.
Me niego a creer
que las circunstancias actuales
incapaciten al hombre
para hacer una tierra mejor.
Me niego a compartir la opinión
de quienes pretenden que el hombre
esté cautivo de la noche sin estrellas,
del racismo, de la opresión, de la guerra.
Me niego a creer que la aurora radiante
de la paz y de la fraternidad,
no podrá nunca llegar a ser realidad.
Me atrevo a creer que un día
todos los habitantes de la tierra
podrán hacer tres comidas al día
para mantener la vida de su cuerpo,
y podrán recibir la educación y la cultura
necesarias para la salud de su espíritu,
y la igualdad y la libertad
para la vida de su corazón.
Creo igualmente que un día
toda la humanidad reconocerá en Dios
a la fuente de su amor.
Creo que este amor salvador y pacífico
será un día la ley.
El lobo y el cordero podrán descansar juntos
y todos los hombres
podrán sentarse bajo su higuera,
en su viña,
y nadie tendrá motivos para tener miedos.
Martin Luther King